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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 11 de agosto de 2019

LAS PLAYAS DE TUMBES





Mayo. Semana de vacaciones escolares. Isabel y su amigo Jean Pierre habían llegado de Francia y había que escapar de la ciudad. César Alva, nuestro común amigo, está residiendo en esa ciudad por motivos de trabajo y nos dio todos los datos para hospedarnos y alquilar un auto. Salimos el martes 07 vía ITTSA por la noche en un buen servicio de bus cama.
Miércoles 08 de mayo. Llegamos temprano a la ciudad, nos fuimos a nuestro hotel el cual nos iba a dar nuestras habitaciones a partir del mediodía. Así que solo nos cambiamos de ropa en el baño (en Tumbes casi siempre hace calor) para ir más ligeros y a esperar el auto, tras un buen desayuno. César llegó a la hora un poco preocupado, pues se encarga de todo el asunto de los migrantes venezolanos, quienes ingresan por esta zona, la cual se había declarado ya en emergencia por todo el caos generado. Tumbes es una ciudad caótica de por sí. He estado en ella un par de veces antes y los problemas urbanos son varios: desorden, caos vial, mototaxis y muchas calles sin asfaltar. Hay buenos intentos de mejorar infraestructura en calles y veredas; pero la cultura cívica deja mucho qué desear no solo en esta ciudad, sino en el país en general. Camino largo por recorrer para lograr un cambio sustancial que vi, por ejemplo, en Ecuador, país que visitaríamos dos días después.
Nos ordenamos los cinco para salir en el auto listo para irnos hacia el sur. Fuimos a dar una vuelta por la plaza y ahí vimos una empresa de turismo para comprar un paquete para ir a Amotape al día siguiente. Hicimos las coordinaciones necesarias y nos fuimos al hotel. Ya premunido de todo y con menor vestuario, enrumbamos hacia el sur. En la carretera (que no es autopista y que tiene algunas partes colapsadas) nos fuimos hacia Cancas y Punta Sal  (https://www.ytuqueplanes.com/destinos/tumbes/262_balneario-de-punta-sal). Tomamos la ruta por la cual habíamos llegado hacía un par de horas. Atravesamos Caleta Cruz, Caleta Grau, Zorritos, Bocapán, Acapulco, Punta Mero hasta llegar a nuestro objetivo. Como ya era hora de almorzar, preguntamos a los lugareños por algún buen lugar donde haya langosta o un buen cebiche. Nos dijeron ir a Hua Punta Sal (https://www.hua-puntasal.com/#!/) y es ahí adonde nos dirigimos. Obviamente que almuerzo fue opíparo. Hubo langosta, pero el cebiche estaba muy bueno y otras variedades. Morirse de hambre en esta zona sería casi una muestra de incapacidad por parte de uno; lo vimos luego cuando en los muelles veías a pescadores que se hacían a la mar por pesca artesanal, así como algunos niños pescando y sacando algunos pequeños peces; pero hay que tener mucho cuidado con la depredación y la sobreexplotación que es lo causó la casi desaparición de la anchoveta en los años 70. Y vimos otras escenas tristes en nuestra visita a Puerto Pizarro. Luego de almorzar, fuimos a hacer una buena caminata para disfrutar la arena, respirar un poco de aire yodado para nuestros pulmones y apreciar el bucólico paisaje. Ver el espacio es entender el porqué de muchas personas que deciden dejar la ciudad y se instalan por estos lares abriendo un hotel totalmente tranquilo. Hay varios peruanos, pero ves muchos extranjeros que han decidido hallar el paraíso en este lugar. También muchos ecuatorianos han visto este espacio como gran oportunidad de negocios, cosa que pocos peruanos hacen: algunos se han dado cuenta de que este lugar es ideal para atraer a muchos ecuatorianos, pues Tumbes ofrece para ellos mar, playa, buena comida y la oportunidad de comprar todo tipo de abarrotes o bienes; la economía dolarizada ecuatoriana hace que, para un ciudadano ecuatoriano, Tumbes sea muy barato, cómodo, atractivo por el sol y la arena y con buena oportunidad para comer bien; esto último sí que ha crecido en esa ciudad. Excelente.



Después de haber reposado, disfrutado la arena y haber pagado la cuenta comenzamos el retorno a Tumbes. Nos quedaban varias cosas por visitar. Nuestra primera parada fue en Caleta Cancas. Simpática caleta que ya está muy pegada a Punta Sal, pronto serán una sola ciudad. Aquí vimos a un par de jovencitos pescando en el muelle, así como algunas lanchas que eran preparadas para salir de pesca temprano. En nuestra caminata la muelle, atravesamos un sendero desde el cual vimos una construcción; están haciendo un frigorífico para recibir la pesca artesanal que se recoge en la zona. Vimos que habían pescado un buen número de pargos que tenía en un balde.




Volvimos al auto para ir hacia Zorritos, nuestra siguiente meta. Pero vimos un lugar interesante: Hotel Punta Pico (http://www.puntapico.com/). Hicimos una parada para tomar una limonada y ver las instalaciones. Desde este hotel paradisíaco ves una pequeña ensenada y al frente otro hotel. Las playas de la zona se están llenado de hoteles y resorts, espero que esto no se convierta luego en un problema con los lugareños, pues estos lugares se tornan privados y se adueñan de la playa y limitan el uso de esta a los pescadores artesanales. Creo que sería bueno que se vaya viendo este detalle para que este paraíso no se convierta en un infierno social, sobre todo con los pescadores artesanales. Un proceso de educación para ambas partes no vendría mal.



Luego de corta pascana, nos fuimos hacia Zorrito. Estuve en este lugar en 2008. En realidad, estuvimos en un hotel cerca de playa Acapulco. Pero ahora todo el lugar ha cambiado. Se ha llenado de hoteles; por ejemplo, el Casa Andina es un buen hotel que da a la playa y está cerca a Zorritos. Pero hay muchos más; buscaba el hotel en el que estuve en ese entonces y no lo encontré; quizá haya desaparecido o haya cambiado su razón y se haya transformado en un hotel más grande. En ese entonces entendí por qué le llaman Zorritos a esta zona: por la noche salen los zorritos a cazar o a beber agua como vi a un par de ellos que se acercaron a la piscina a beber agua. Zorritos, como ciudad pequeña, también ha cambiado bastante. Ahora hay muchos negocios, restaurantes y hoteles; incluso hay uno abandonado, producto de malas artes que llamamos corrupción. En ese entonces nos recomendaron ir al restaurante El Brujo para comer las delicias de la zona como los famosos majariscos, una verdadera joya (http://mirutaperuana.blogspot.com/2016/10/majarisco-tumbesino.html). Pero esta vez solo nos dedicamos a caminar en su malecón. Zorritos tiene en su haber histórico de tener el segundo pozo petrolero excavado en el mundo, hacia mediados del siglos XIX (1863) (https://rpp.pe/lima/actualidad/un-paraiso-en-el-calido-norte-llamado-zorritos-noticia-425311). Aquí un video sobre este paraíso: https://www.youtube.com/watch?v=v789HAnC36A.
Luego de esta visita, subimos al auto para irnos a Caleta Cruz. Aquí sí nos fuimos hacia la historia, pese a que ya no quedan muchos vestigios prehispánicos (bueno, los fenómenos de El Niño son terribles aquí). Esta zona estuvo habitada por los tumpis, de cuyo nombre vendrá en el Tumbes. Por aquí entró Francisco Pizarro y dejó una primera huella de ello clavando una cruz que se halla en una pequeña colina. Por aquí comenzó nuestra historia moderna. Uno piensa que Tumbes no tiene historia y, de pronto, te das cuenta de que lo que es nuestro país, sociedad y los momentos difíciles que tuvimos, tenemos y tendremos empezaron aquí en 1532. Historia (https://diariocorreo.pe/peru/la-historica-y-verdadera-cruz-de-la-conquista-384998/). Aquí cerramos nuestra visita por las playas sureñas de Tumbes; además vimos una esplendorosa puesta de sol; lástima que la playa estaba un poco sucia (botellas de plástico, sobre todo).  



Llegamos a Tumbes promediando las 7 de la noche. Devolvimos el auto y quedamos para poder ir a Ecuador en dos días. Ya en nuestro hotel, Rizzo Plaza hotel, tomamos una buena ducha, nos fuimos a cenar al Capuccino.
Fin de nuestra primera jornada.