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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 27 de agosto de 2023

EN LAS ENTRAÑAS MONTEVIDEANAS (VISITA A MONTEVIDEO)

 




26 de julio. Miércoles. Mi último día en esta fugaz visita a Uruguay. Mientras estaba en cama y leyendo distraídamente algunos de los textos y folletos de lugares por visitar, me puse a reflexionar sobre la razón de mi viaje: visita a la familia de Gustavo. Aunque había visto la casa del lugar por el Google Maps, no tenía la certeza de poder encontrarme con alguien de su familia. Luego estaba el hecho de tocar esa puerta desconocida y presentarme como un amigo filatelista que viene a conocer la familia de Gustavo 50 años después. Había hecho una travesía para ver un fantasma. No sabía qué iba a poder decirles, si es que el lugar seguía perteneciendo a su familia. Había llegado a una ciudad que había sido amenazada por una dramática sequía y con la posibilidad de que Montevideo se quedase sin agua: https://www.youtube.com/watch?v=2JUbxMO9PNQ. Como medida extrema, mezclaron agua dulce con salobre para no consumo humano, pero para otras acciones (https://www.youtube.com/watch?v=AEwkkE80BQs). La ciudad no presentaba ese estrés por las noticias que se difundían por los diversos medios. Tomé la decisión de no perturbar la calma y el recuerdo de Gustavo. Dejé que las cosas siguieran su curso. Me levanté para poder ir a conocer otros lugares. 




El día anterior había estado en el Mausoleo de Artigas, a quien olvidé mencionar en la crónica anterior. La visita fue después la que hice el Museo de Casa de Gobierno. El General Artigas es el héroe nacional por excelencia. ¿Quién fue José Gervasio Artigas? A este personaje ilustre lo conocí por unos libros de leyendas y hazañas que mi padre nos regaló, a mi hermana y a mí, siendo pequeños. Me impactaron nombres como Tacuarembó (https://rea.ceibal.edu.uy/elp/la-batalla-de-tacuarembo/los_hechos.html). Luego las estampillas uruguayas “hablaban” mucho de este héroe. Artigas es el héroe que encarna Uruguay, pues le creó a autonomía a la República Oriental que pudo haber sido una provincia oriental de Argentina. Artigas es Uruguay en cierta manera (https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/1409/Jose%20Gervasio%20Artigas). Aquí hay una explicación sobre el origen del Uruguay que se basa en la idea de Artigas. Aquí un video sobre el origen de Uruguay: https://www.youtube.com/watch?v=KR7rynM97nE. En este video se pueden oír las razones históricas coloniales que generaron las distancias entre Baires y Montevideo, ciudad que tuvo una fuerte relación con el imperio portugués y posteriormente con Brasil. Eran disputas desde el famoso Tratado de Tordesillas en el que los imperios portugués y español se dividieron Sudamérica con una línea imaginaria e imprecisa. Como el origen de los nombres de muchos sitios (Toponimia) se pierden en el tiempo y se alimentan de la imaginación, las más de las veces, aquí alcanzo dos versiones:  https://www.montevideo.com.uy/Tiempo-libre/-Como-surgio-el-nombre-Montevideo-Nuevo-libro-de-Eduardo-Cuitino-aporta-otra-teoria-uc707563; https://www.lr21.com.uy/editorial/210067-el-origen-del-nombre-montevideo. Al levantarme tomé un ligero desayuno para seguir mis andares. Pero iba a descubrir un problema que también vería más tarde en Bs As: los museos abren a mediodía. Aunque los museos nacionales son gratuitos, los horarios sí hacen complicado las visitas. Primero me dirigí al Palacio Salvo que tenía visitas establecidas y empezaban más temprano (eso en comparación con los otros). También fui a ver una suerte de museo numismático, que también estaba cerrado (no es el oficial). Cerrado.  Ante eso, decidí irme al Museo de Artes Decorativas. Como indicaban en la información en redes, este abría a las 10 am (¡¡¡). Era casi las 9 am y decidí hacer una caminata para ver los grandes y bellos edificios de la ciudad vieja. Comencé con la Plaza Zabala (https://montevideo.gub.uy/areas-tematicas/cultura-y-tiempo-libre/parques-plazas-y-zoologicos/plaza-zabala).




Al leer la historia uruguaya, esta fue bastante turbulenta. Plazas como la de Artigas o la de Bruno Mauricio de Zabala nos lo recuerdan. España, Portugal, Brasil y Argentina estuvieron muy involucradas, así como los ingleses (¡cuándo no!). Tras esta tranquila plaza vi a lo lejos una torre muy puntiaguda: la iglesia de San Francisco del Puerto. En mi caminata vi algunas fachadas bastantes dañadas, pero los edificios son monumentales. Se ve una antigua bonanza. Felizmente hay un plan agresivo (y se ve) de rescate de estos edificios para mantener el centro monumental de la Ciudad Vieja (https://www.youtube.com/watch?v=_ss6ywfcXP8) (https://www.lr21.com.uy/comunidad/1297718-programa-de-revitalizacion-de-ciudad-vieja). Ah, si los trujillanos aprendiéramos; no sólo autoridades, sino su población; podríamos convertir nuestro Centro Histórico en un sitio atractivo; hubo un proyecto de intervención de la Cámara de Comercio previo a la pandemia. Espero que no esté en los sueños de los justos. Nuestra ciudad es terreno de nadie. Y ver Montevideo, o Cuenca en Ecuador es vergonzoso para nosotros teniendo un patrimonio más antiguo y diverso. En fin (https://www.youtube.com/watch?v=AMBPw80_b3M). 






Me dirigí hacia la iglesia anteriormente mencionada (https://municipiob.montevideo.gub.uy/node/192). Al frente de esta hay un simpático parque con instalaciones para niños y murales. Pero lo que sí impresiona es el edificio que se halla en diagonal a la iglesia: el Banco de la República. Es una construcción monumental que se pierde por la estrechez de las calles que lo rodean (https://www.brou.com.uy/documents/20182/29503/01-BROU_CC.pdf/e9181546-ae82-4453-9327-b85135ce6cdd). Salvo el pequeño parque al lateral derecho, esta magnífica construcción no tiene espacio para “respirar”.  La puerta principal está sobre la calle Cerrito la que sería mi ruta una vez terminada mi contemplación. Seguí por la calle Misiones, las cuales albergan en su entorno dos casas museos: Casa Antonio Montero/ Museo Romántico y la Casa Rivero/ Museo Histórico Nacional. Para la próxima visita. Me ganaba el tiempo. Pero en mi merodeo me encuentro con una oficina del Correo Uruguayo. De pronto, mi historia personal vino como un rayo: ingresé para ver estampillas, esas que quizás Gustavo me hubiera ofrecido ver. ¿Quién sabe? Ingresé con discreción, las mujeres de la atención estaban conversando entre ellas, pues ya casi nadie manda cartas, sobres o cajas por correo. En Trujillo ya la oficina parece clausurada. Ingresé y pregunté por sobres de primer día; mi pregunta las sacó un poco de su tranquilidad. Sobres del primer día de emisión. Como ya comenté, me inicié en la filatelia cuando tenía 11 años; así tuve amigos en diversas partes del mundo y me dedicaba a la cacería de estampillas por intercambio o por compra. Así conocía a Gustavo Ruibal. A través de esos pedacitos dentados conocías la historia, geografía física y humana de cada nación, su fauna y flora, sus lugares más destacados, sus prohombres. También, las estampillas eran una forma sutil de propaganda que molestaba a los vecinos de un país, como el caso de estampillas bolivianas que proclamaban al Chaco como territorio boliviano. Si uno se remite a estampillas ecuatorianas de los años anteriores al Tratado de Itamaraty (https://www.deperu.com/calendario/134/tratado-de-paz-de-itamaraty-entre-peru-y-ecuador), estas mostraban mapas o siluetas del territorio ecuatoriano con Tumbes, Jaén y Maynas. También, la guerra ideológica entre las dos Alemanias se dio en el campo filatélico de manera sugerente. Por las conmemoraciones del Centenario de la Guerra del Pacífico, hubo una extensa colección de sellos que luego fueron retiradas por errores de impresión y que elevaron su precio. Muchos comentaron que fue intencional, pues estas estampillas se vuelven valiosas y costosas para los coleccionistas, museos e historiadores. Compré varios sobres del primer día (https://es-academic.com/dic.nsf/eswiki/1434665). Cuando viajé por Europa central compré estos sobres y estampillas en colecciones completas en Budapest, Praga y Jerusalén. Volví a las andanzas filatélicas. Un sobre conmemora los 50 años del primer alunizaje y la estampilla es en 3D, por lo que viene con los lentes para verla mejor. Otro sobre es en homenaje a la China Zorrilla, soberbia actriz de teatro que tuve la suerte de ver en Lima (https://www.gub.uy/ministerio-educacion-cultura/politicas-y-gestion/concepcion-china-zorrilla) (tiene una suerte de estrella de la fama en la calle Sarandí y otra en Corrientes en la calles de los teatros en Baires); otros sobres eran sobre diversos personajes afro uruguayos,  su primera misión en la Antártida y uno que sí impactó en la sociedad de Montevideo: el cincuentenario de la Tragedia en los Andes chilenos (https://elpais.com/sociedad/2022-10-13/la-tragedia-de-los-andes-50-anos-despues-llevar-un-poco-de-nuestros-amigos-en-el-cuerpo-y-en-el-alma-fue-un-honor.html) (https://www.youtube.com/watch?v=nTGx9O5vtSo). No me atrevía a visitar el museo. Recuerdo en el libro Viven comentaba que fue un diario peruano que difundió la noticia sobre el hecho de que los sobrevivientes comieron la carne de sus amigos muertos. Por otro lado, estampillas en homenaje a Mafalda y el tango, tema de discusión entre argentinos y uruguayos. Una estampilla emitida en homenaje a Carlos Gardel que dice Centenario del Registro de Nacionalidad Uruguaya Carlos Gardel. Para sacar unas cuantas chispas. Pese a toda disputa, Gardel cada vez canta mejor (https://www.youtube.com/watch?v=I5JQ1m3mxKw). Luego de la visita a la Casa de Correos me indicaron un lugar donde podía comprar más estampillas y así lo hice. Como me sucedió en Coimbra, Portugal, tienes una gran diversidad de este mundo de pequeños trocitos de papel que aún encandilan a personas de todo el mundo. En esta oficina dependiente de la Administración Nacional de Correos sobre la calle Sarandí fui el único cliente por una media hora. Y la Sra. Karina Caraballo se tomó la molestia de enseñarme colecciones y sobres del primer día. Pero tenía urgencia de ir al Museo, era un poco más de las 10:30. Me dio los datos para poder sellos en el futuro por Internet; lo que mató al correo tradicional sirve para poder hacer compras de sellos en línea (https://www.stamps.uy.post/). Salí rápidamente hacia el museo y me doy con una ingrata sorpresa: los museos abren a mediodía. Era pues información falsa y confusa la que te ofrecen en internet muchas veces. Entonces decidí ir al Palacio Salvo, aprovechando una corta caminata por el malecón por la Rambla Francia. 






Estas aguas son parte del sistema fluvial del Río de la Plata por lo que, al igual de Baires, estamos frente a aguas dulces (https://www.ecured.cu/R%C3%ADo_de_la_Plata) (https://www.youtube.com/watch?v=aGUX1j2bsmY&t=7s). La marcha fue simpática, es una construcción rodeada de edificios y algunos monumentos y, por otro lado, el río. Como en el caso del Amazonas, el agua dulce ingresa buenos kilómetros mar adentro (https://www.youtube.com/watch?v=aGUX1j2bsmY&t=7s). La caminata la hice hasta más allá del Cubo del Sur hasta la Plaza España. De ahí subí por la calle España hasta la Plaza Artigas. Llegué al Palacio Salvo en el que iba a empezar otro tour. Iba con dos brasileños y la guía. Montevideo recibe grandes oleadas de brasileños y muchas personas hablan portugués. También lo iba a ver en el ferry. 






El Palacio Salvo es una joya arquitectónica (https://reporteasia.com/economia/turismo/2023/05/05/el-palacio-salvo-un-icono-de-la-arquitectura-y-la-historia-de-montevideo/). Comenzamos en la primera planta en que vimos detalles en las columnas que el arquitecto había presentado en su proyecto. Luego tomamos el ascensor que nos llevó hasta el mirador interior, pues el clima era un poco agresivo (los vientos). En el descenso fuimos apreciando la belleza de la construcción, la distribución de los ambientes, algunos infelizmente intervenidos. Vimos alegorías varias y vitrales que han sido rescatados. La visita nos mostró esos detalles bellos que amenazan ser destruidos por el hacinamiento y el deterioro por el tiempo. Por razones económicas, como sucede en todas partes, el edificio fue tugurizado al venderse por partes y se ven los resultados. Ahora hay un plan de rescate de este monumento icónico de la ciudad. Si desaparece, cae la identidad visual de esta ciudad por décadas (https://www.youtube.com/watch?v=s3vTuNDNHtE) (https://reporteasia.com/economia/turismo/2023/05/05/el-palacio-salvo-un-icono-de-la-arquitectura-y-la-historia-de-montevideo/). Y como edificio viejo y con historia, es un edificio con fantasma (https://www.youtube.com/watch?v=gcwkFP3UXvs). Al descender entramos a un espacio muy interesante que incluía la visita: el Museo del Tango. 




En este espacio se interpretó por primera el famoso tango La Cumparsita por su autor Gerardo Matos Rodríguez en 1917. El espacio reproduce exactamente dónde estaba el lugar donde se lo interpretó por primera vez (https://uruguaynatural.com/index.php/uruguay-es/tango/item/2103-visitar-el-museo-de-la-cumparsita-a-los-pies-del-mitico-palacio-salvo). El tango es para los argentinos y uruguayos, más o menos, como el pisco para los peruanos y chilenos. La Cumparsita (https://www.bbc.com/mundo/noticias-42102471) es un tango que siempre escuché de manera instrumental; pero hay versiones cantadas como la de Gardel que popularizó este tango en el mundo (https://www.youtube.com/watch?v=N91S51sNKdo). Una de las mejores interpretaciones fue de la Aníbal Troilo, eximio bandoneonista (https://www.youtube.com/watch?v=M6jZHcRbDWw). Me estaba quedando ya poco tiempo. Tenía que estar cerca de las 4 pm en el terminal de buses Tres Cruces para tomar el bus que me lleve a Colonia y de ahí a Baires. Me fui a almorzar nuevamente a Dueto. Temprano para hacer la visita al Museo de Artes Decorativas. Ya con el estómago lleno me fui a mi nuevo destino. 







Este museo fue una grata sorpresa: http://patrimonio3d.uy/artesdecorativas/#obras_pictoricas. Era el Palacio Taranco, familia rica que edificó esta bella casa y adquirió obras de artes como Sorolla (¡3 cuadros!), 3 de Zuloaga, un Ribera el españoleto, un Ghirlandaio, un Vicente López, entre otros (https://www.youtube.com/watch?v=xcxYLD6kcSE). Están haciendo diversas temáticas para darle un sentido holístico del patrimonio. Hablé con una señora muy amable sobre la casa, su patrimonio. Cada vez que veía una joya me acercaba a ella para comentarle lo que había descubierto. Comentaba que los descendientes de la familia que construyó la casa recordaban cómo usaban la vajilla que ahora preservan con recelo. Y en la parte inferior, en el sótano hay una interesante exposición grande de piezas de origen helénico. Como comentaba la señora encargada del lugar, es un patrimonio único en Sudamérica. Mucha amabilidad. La señora responsable de la parte superior me invitó al recorrido temático en base a los pianos (¡Hay 3!) y que incluía el Museo Romántico. A la larga me di cuenta de que había sido un error haber comprado el retorno tan temprano, pues quería ver un poco del mundo agrario uruguayo en el tramo Montevideo- Colonia. Craso error. Mejor hubiera retornado en el último ferry (a las 7:30 pm) directo desde Montevideo. Hubiera podido disfrutar esta visita y hubiera ido al Museo Romántico. En fin. Salí del Museo bastante satisfecho y vi una tienda, La Escondida, que ofrece artículos de cuero; lo que me atrajo fue una boina, bella. Como hacía un buen frío (había amanecido lloviendo un poco), decidí comprarlo. Le tuve mucho cariño y lo iba a usar permanentemente hasta extraviarlo en el desordenado aeropuerto de Lima. Me fui al hotel, ya había dejado todo listo; con mi nueva gorra salí con mi maleta y mi maletín de cámaras. Ahora mi maleta pesaba más. Había pedido un taxi, el cual tenía que abordar rápido pues la calle es bastante estrecha y hay muchos autos aparcados por lo que tienes que ser expeditivo, ni loco de hacer la tontería de ponerse a negociar o, peor aún, pagar al momento de bajar. Imposible. Me llevó al terminal de buses Tres Cruces (https://tramitesuruguay.com/terminal-3-cruces/?expand_article=1). Llegué un poco temprano al lugar. Comí una medialuna en espera para dejar la maleta y subir al bus. El viaje fue bastante incómodo, pese a que hay muy buenas carreteras. Llegamos a Colonia a su terminal casi una hora y media después (https://coloniauy.com/terminal-de-colonia-del-sacramento/). Comenzamos a hacer los trámites para sellar el pasaporte de salida de Uruguay e ingresar a Argentina. Había otro servicio más. Estaba lleno de gente. Subimos al ferry. El viaje es mucho más corto a Baires. Llegamos a Puerto Madero.






Descendimos del ferry para el control de pasaporte. Al salir tomé un taxi para el hotel. Al llegar, decidí descansar para empezar una jornada larga en Buenos Aires.

Fin de mi experiencia uruguaya. Tengo que volver, pues he dejado muchos pendientes y quizá me anime a buscar, ahora sí, a la familia de Gustavo. Ojalá.

sábado, 26 de agosto de 2023

MONTEVIDEO, UNA VISITA AL PASADO (CRÓNICA DE VIAJE)




25 de julio. Martes. Mientras en Trujillo organizaba mi viaje, surgió la idea de dar un salto a Montevideo. Un salto también al pasado. Una de las razones que me movió a hacer esta rápida visita era encontrarme con esos momentos de mi adolescencia, cuando en Arequipa escribía cartas a filatélicos interesados en intercambiar estampillas. Así conocí a Gustavo Ruibal, calle Dublín 1969. Hasta ahora recuerdo su dirección. Gustavo era un filatélico que tenía casi mi edad; me escribía con largos intervalos y sus cartas fueron siempre un intercambio de ideas sobre su país, su política, su vida cultural. Cuando nos mudamos a Trujillo, pasó lo de siempre: perdí sus cartas, pero nos seguimos carteando. En Trujillo mi padre había alquilado una casilla postal en la cual depositaban las cartas enviadas para la empresa de mi padre y para nosotros. Siempre iba por el Correo para darme una vuelta por las casillas. Cierta vez, me mandó un marcador de libro que su hermana había hecho y, lastimosamente, se me extravió; le pedí uno nuevo y gustosos, tanto él como su hermana, me enviaron uno nuevo que aún conservo. Pero un día llegó una carta con una letra parecida a la de Gustavo; abrí la carta y la comencé a leer con extrañeza. En las primeras líneas se presentó Graciela, la hermana de Gustavo; ella me informó la triste noticia de que Gustavo había fallecido por leucemia; quedé muy impactado, tanto así que no recuerdo si le escribí. Desde ese entonces, en 1975, tuve la idea de algún visitar Montevideo, la ciudad de Gustavo, y tratar de conocer a su familia. Hice, incluso, una visita por Google Maps a la calle y casa en la que vivía su familia. Pero, ¿habría cambiado de propietario tras 48 años? ¿sería la misma casa? ¿su hermana Graciela viviría? Muchas preguntas surgieron en mí cuando compraba el pasaje por Buquebus de ida y vuelta. Iba por prácticamente día y medio a Montevideo. Había pedido en el hotel que me llamasen temprano y ordenasen un taxi para ir con tranquilidad a Puerto Madero, donde se halla la terminal. Puerto Madero ha tenido una transformación notable, según leía, y se ha vuelto también en un espacio de arte y cultura (https://buenosaires.gob.ar/laciudad/barrios/puerto-madero). Hay tanto por conocer que obligan a tener que retornar (https://tn.com.ar/sociedad/2021/01/06/puerto-madero-27-lugares-imperdibles-para-visitar-al-aire-libre/). Pero, obviamente a las 6:30 de la mañana era bastante difícil ver algo para deleitar la vista. Pasé mi maleta para comenzar a embarcar: pasamos el control de pasaportes (ahora Argentina no pone sello en el pasaporte) para salir de Argentina y entrar a Uruguay. El viaje en el ferry de Buquebus fue tranquilo y muy cómodo, el nombre de este era Francisco (imagino por el papa argentino) (https://vadebarcos.net/2014/03/03/ferry-alta-velocidad-ropax-francisco-buquebus/). Me hacía mis viajes en ferry en Dinamarca, cuando estuve becado entre los años 1994 y 95, comunicación vital entre las numerosas islas de ese país. Yo vivía en una, Bornholm, que quedaba a 7 horas en ferry de Copenhague. En el viaje, quería ver hacia el exterior, pero se veía poco el estuario del río de La Plata, prácticamente un océano de agua dulce (https://www.fundacionaquae.org/wiki/rio-de-la-plata/). El calor del interior creaba un paño de humedad con el frío del exterior (unos 9 a 10 grados). Llegamos un poco más de 3 horas y media a Montevideo. Por no conocer las reglas del juego, no había cambiado moneda a pesos uruguayos, moneda más estable que el peso argentino. 

Al descender, pedí información al respecto. Podía cambiar dinero en una tienda en la Rambla 25 de Agosto, frente al terminal. Estaba en Montevideo, una ciudad más pequeña que Bs. As. Era otra atmósfera y la gente caminaba con menos presión que en la urbe bonaerense. Puse el Google Maps y caí en la cuenta de que no estaba lejos de mi hotel: Hotel Palacio (https://hotelpalacio.com.uy/). Caminaba por las tranquilas calles del Mercado del Puerto, sitio al cual me hubiera gustado regresar para almorzar en alguno de sus restaurantes (https://montevideo.gub.uy/areas-tematicas/cultura-y-tiempo-libre/ferias-y-mercados/mercado-del-puerto). No se pueden hacer todas las cosas que uno desea. Quería dejar mi maleta y ver el Montevideo viejo. Y lo iba a hacer. Crucé diversas calles en las cuales también podías ver algunos buenos palacetes de las épocas de la migración. Al llegar a mi hotel, aún mi habitación estaba ocupada. Dejé mi maleta, pregunté en Recepción sobre la calle Dublín y el señor me respondió amablemente que él vivía en esa calle. En una ciudad de casi dos millones de personas y veo esta coincidencia. Me dio un mapa para poder ubicarme y salí para ir a ver la ciudad, su historia. Había atravesado plazas y calles por las cuales regresaría al día siguiente en mi corta estancia. Ahora quería ir al corazón de Montevideo y este estaba cerquísima. Bastaba salir y doblar por la calle peatonal Sarandí, caminar hacia la Puerta de la Ciudad y encontrarse con la Plaza de la Independencia. En el camino, me encontré con una librería: Librería Puro Verso (http://libreriapuroverso.com/lpv/inicio). 


Como Buenos Aires, esta librería tiene una cafetería en la segunda planta (o primer piso, cuidado con la nomenclatura que es diferente a la nuestra) y unos bellos vitrales. Viajar y comprar libros puede ser una pesadilla al final por el peso que uno tiene que cargar. Me limité a comprar un libro de historia uruguaya, de la dictadura de los 60 y 70, El Uruguay inventado de Aldo Marchesi (http://estuarioeditora.com/libros/el-uruguay-inventado/) (https://www.sarandi690.com.uy/2023/08/07/aldo-marchesi-el-uruguay-inventado/). Además, compré un CD de Soledad Bravo que rinde homenaje a uno de los músicos más populares uruguayos: Alfredo Zitarrosa (https://music.apple.com/es/album/homenaje-a-alfredo-zitarrosa/287920199). Ya estaba saliendo y, de pronto, recordé sobre filmes uruguayos de calidad como Whisky (https://www.youtube.com/watch?v=MnHhPESkGcc), pero ya no estaba disponible (https://www.guruguay.com/es/5-pel%C3%ADculas-uruguayas/). Pero había otras dos que adquirí: el filme de ficción La cáscara de Carlos Ameglio (https://www.youtube.com/watch?v=LU46ndI3s4I) (2007) y el documental D.F. (Destino Final) de Mateo Gutiérrez (https://www.youtube.com/watch?v=9LxjHLtcx6s) (2008). Uno de los objetivos de mis viajes es, también, buscar filmes que no veremos en circuitos comerciales u otros medios. Pero, ahora todo depende de plataformas virtuales, muchas de las cuales no tienen mucho que ofrecer, salvo lo más comercial. Ni modo. Salí de la librería, luego de haber tomado fotos muy simpáticas del lugar; al salir vi la imagen icónica de Montevideo: la Plaza de la Independencia con el monumento de José Gervasio Artigas y el gran edificio palacio Salvo.


 Al llegar a la plaza, me dirigí hacia el Palacio Estévez, que ahora es Museo de la Casa de Gobierno. Era el museo ideal, pues condensa la historia uruguaya (https://municipiob.montevideo.gub.uy/node/232): la historia política de Uruguay está entre sus muros y hay un buen trabajo museográfico. Hay ropa, documentos, monedas, estampillas, filmes, panoplias, armas del siglo XIX, además de una buena colección de estatuas y pinturas. El acceso es gratuito, pero no puedes tomar fotos. La casa es muy interesante y un tiempo fue el palacio de gobierno del Uruguay. Casi al terminar hay una recopilación de documentales de los momentos más interesantes del pueblo uruguayo: visitas importantes, el auge de Punta del Este, el primer mundial de fútbol (https://www.youtube.com/watch?v=wN21I_F7MN0), escenas del famoso Maracanazo (https://www.youtube.com/watch?v=8baztTZxkQo), el auge industrial, el hundimiento del acorazado de bolsillo Graf Spree (https://www.dw.com/es/acorazado-graf-spee-historia-de-un-reflote/a-5029910). Historia pura. 




Al salir del lugar, pregunté por otros museos a los encargados del lugar y muy amablemente me dieron una serie de sitios por visitar. Buenos consejos que me ayudarían a recorrer en el perímetro del casco antiguo. Seguí por la Av. Bs As para encontrarme con el Teatro Solís (https://montevideo.gub.uy/areas-tematicas/cultura-y-tiempo-libre/teatros-y-centros-culturales/teatro-solis); me hubiera gustado ingresar, pero la Sinfónica estaba en ensayo y no me había enterado, sino hasta la noche, que había un festival de documentales en una de sus salas (https://www.teatrosolis.org.uy/home). Retorné a la peatonal Sarandí y me enfilé hacia la Plaza de la Constitución en la que estaba la Catedral. 





La Plaza Matriz o de la Constitución es bastante sencilla y cuenta con una bonita pileta central. Es una plaza cargada de historia (https://www.ecured.cu/Plaza_Constituci%C3%B3n_en_Montevideo_(Uruguay)). La Catedral estaba abierta y aproveché para visitarla. Es también un monumento histórico que tuvo un siglo XIX muy movido y una dictadura a la cual llamaron “dictablanda” (https://catedralmontevideo.com.uy/web2/index.php/historia). Montevideo es una ciudad que tiene poco vestigio colonial, fue una suerte de muro de contención contra las pretensiones portuguesas desde el Brasil y también fue atacada por los ingleses (http://www.viajeauruguay.com/montevideo/historia-de-montevideo.php). Pero había que recargar las baterías: era hora de almorzar. Pensaba en ir a la zona del puerto y, como fui ya para instalarme en mi cuarto en el hotel, la señora me sugirió un restaurante muy cerca al hotel: el Dueto (https://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g294323-d1456673-Reviews-Dueto_Cocina_Urbana-Montevideo_Montevideo_Department.html). Sabía que iba a comer poco pescado en esta visita a Baires y Montevideo. El menú estuvo muy bueno y por primera vez comí lubina, un pez del Atlántico (https://www.abc.es/bienestar/alimentacion/abci-lubina-202103031355_noticia.html) (https://www.directoalpaladar.com/recetas-de-pescados-y-mariscos/temporada-lubina-cinco-recetas-imprescindibles-para-seguir-disfrutando-este-saludable-pescado-no-solo-navidad). Un buen almuerzo. Tan bueno que volvería al día siguiente. Como lo acompañé con vino blanco, pregunté por buenos vinos uruguayos. Los tips me servirían más tarde. Había dejado mi celular cargando en el hotel; viajar es todo un problema por los enchufes; había olvidado de traer un adaptador y en Baires me encontré que los enchufes eran con cuchillas oblicuas y en Montevideo, redondas. Uno de los apuros la primera noche no era sólo para cenar, sino para comprar un adaptador muy barato (1 dólar), lo llevé a Montevideo y no lo iba a usar. Gentilmente las personas del hotel me prestaron un adaptador para poder cargar mi celular y luego las baterías de mis cámaras. Just in case. Había recibido información de una galería museo de uno de los principales pintores uruguayos: Joaquín Torres García (https://mymodernmet.com/es/joaquin-torres-garcia/). 



El museo no estaba nada lejos; estaba prácticamente al costado en la que había estado más temprano. El museo está muy buen distribuido y presenta una gran colección de este pintor que por primera vez conocía. Tres pisos de su obra y en el último piso es el espacio de exposiciones itinerantes: https://www.torresgarcia.org.uy/exposiciones.php. Me hubiera gustado comprar un libro o catálogo del museo o del autor, pero la vendedora estaba apurada y, disculpándose, me dijo que estaba por cerrar. Era 5 pm (aún estaba con dos horas de atraso). Además, como era invierno, la ciudad oscurecía rápidamente. Pero había otro museo cercano, el que acogía una gran colección de José Gurvich, pintor de origen lituano judío, cuya familia se afincó en Montevideo el siglo pasado. Tanto Uruguay y, sobre todo, Buenos Aires son ciudades que acogen grandes comunidades judías (https://cciu.org.uy/los-judios-en-la-ciudad-de-montevideo/). Incluso una de las mejores películas de comedia negra uruguayas, Whisky, está inspirada en la historia de dos hermanos judíos, uno de los cuales aparenta una vida de casado, solterón él (https://www.youtube.com/watch?v=rNbNqBVBsHA). Caminé por la peatonal Sarandí sólo tres cuadras. La obra de este pintor tiene gran difusión (https://www.ecured.cu/Jos%C3%A9_Gurvich). Gurvich fue alumno de Torres García y compartía taller con su maestro hasta buscar su propia opción. Había, también, una exposición itinerante de Lincoln Presno (https://www.museogurvich.org/museo/noticias-2018/858-lincoln-presno-las-decadas-abstractas-1970-1985). 




Esta estaba ubicada en la planta superior, por la cual empecé. Una hora de buen recorrido. Al salir compré un libro catálogo y por azar en mi caminar me encuentro con una bodega o tienda de alimentos muy bien surtida, El Naranjo, en la que entré para hacer las compras que debía llevar de Uruguay: vino y dulces. En el restaurante Dúo me recomendaron algunos y a los vendedores les pedí algunos consejos. Había venido con una maleta vacía de Baires e iba a regresar con buen peso. Compré dos vinos rojos, uno mezclado (blended) Tannat/Merlot y otro Cabernet Sauvignon Traversa; y uno blanco, Sauvignon (https://grupotraversa.com.uy/). El blended ya cayó en nuestros paladares durante la visita de Carmen y César tras la visita a Cajamarca. Los otros esperan los buenos momentos. También me traje el chimichurri tradicional y picante marca Mande Patrón (https://www.elpais.com.uy/negocios/mande-patron-el-aderezo-gourmet-que-conquista-mas-alla-de-la-parrilla). Ya han sido probados ambos con buenos resultados. Y, además, en países ganaderos por excelencia como Argentina y Uruguay, no podían faltar los dulces de leche. Por lo que pedí a la vendedora que se sugiera uno de calidad y me propuso uno: Narbona de casi un kilo. Ahora sí mi maleta estaba bien cargada: tres botellas, 1 envase de vidrio con dulce de leche de casi un kilo y dos frascos pequeños de chimichurri de 150 gr. Cada uno; más dos libros, un CD y dos DVD. Por la mañana, durante la espera en el ferry, como no había tomado desayuno, había comprado algunos sánguches y me quedó uno para la noche; esa fue mi cena. Decidí a hacer una buena caminata para ver Montevideo de noche, así que la emprendí por la Av. 18 de Julio. Pensé hacer una larga caminata, pero me encontré con un ambiente cultural interesante: la Sala Zitarrosa (https://salazitarrosa.montevideo.gub.uy/). En Montevideo había un festival de documentales en su décimo quinta versión (https://www.docmontevideo.com/).



 Pregunté si podía entrar y me comentaron que era sólo con invitación, cuando apareció una chica-ángel que me indicó que sí había entradas a la venta y que la presentación estaba por empezar. El documental: El retrato de mi padre de Juan Ignacio Fernández Hoppe, quien estuvo presente en la presentación hablando sobre la realización del mismo. Tras su presentación y la de su equipo de rodaje, se hizo la proyección en una sala a medio llenar. Salimos casi a las 11 de la noche y decidí retornar al hotel. Estaba postergando la visita a Gustavo Ruibal…