Jueves 27 de julio. Vísperas de fiestas patrias en Perú. Había pasado dos días interesantes en Montevideo y ahora me toca continuar con mis caminatas, pero ahora en Buenos Aires. El día anterior hablaba con la gente del hotel sobre el Cementerio La Recoleta y las posibilidades del transporte. Lo mejor era ir en taxi para ganar tiempo y hacer el recorrido que tenía previsto ese día: La Recoleta, Museo Nacional de Bellas Artes y Museo de Artes Decorativas. Iba a ser un día de buena marcha. Tomar un taxi aquí es una acción ordenada, pues tienen taxímetro. No te pones a discutir como se suele hacer aquí en estrechas calles un monto; con tanta informalidad en el transporte público (que es privado) y el deterioro de unidades, nuestro sistema es una desgracia en la que colaboran muchos transportistas que les importa un comino la formalidad y los usuarios que toman cualquier unidad que puede implicar peligro para sus vidas (como son los ticos o mototaxis). La tierra de nadie. A pesar de estar Argentina en crisis, ese tipo de salvajismo no se ve; en Montevideo fue lo mismo. Se respetan paraderos, las cebras y las zonas rígidas; los autos esperan en los ingresos a óvalos, un largo etcétera. En verdad, nuestra sociedad se ve casi a nivel salvaje o primitiva. Luego de tomar un buen duchazo y un buen desayuno para el largo día por delante, ya esperaba el taxi en la puerta del hotel. Cargué mi mochila con las cámaras ya con las baterías bien cargadas. Nos íbamos de caminata. Llegué al Cementerio casi a las 9:30 am. El primer turno empezaba a las 10 am. También es la hora de apertura del local. Eso me dio un buen tiempo para visitar nuevamente la Basílica Nuestra Señora del Pilar. Ahora la visité con más calma. Ya cerca de las 10, me dirigí al Cementerio. Ya éramos alrededor de 20 personas a la espera. Nos hicieron ingresar; hubo algunos que prefirieron ir a su ritmo. Pero en un lugar como este en el que hay tanta historia y arquitectura, es bueno tener el apoyo de un guía. Visitar un cementerio puede verse como un acto medio macabro; sin embargo, un cementerio de ciudades grandes e, incluso, pequeñas, encierra la historia de una ciudad, la oficial y la paralela como lo íbamos a constatar en algunos mausoleos en los que los acontecimientos del sepelio raya con los chismes; así de divertida puede ser la historia de los muertos en algunos casos. Recuerdo una anécdota simpática en el cementerio de Huaylillas en la sierra liberteña que enterraban a los muertos en la parte superior en dirección a la ciudad para que los muertos puedan controlar a sus vecinos. Cuidaban que no vayan a hacer fechorías tras su muerte. He aquí la crónica de ese viaje en el 2015 (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/01/santuario-de-carhuac-joya-de-huaylillas.html). Recoleta está considerado como uno de los cementerios más bellos del mundo y lo es. Tiene muchas estatuas y mausoleos, verdaderas obras de arte funerario como lo puede ser el Père Lachaîse de París (https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/otros-establecimientos/cementerio-de-la-recoleta) (https://www.skyscanner.es/noticias/los-13-cementerios-mas-bonitos-del-mundo). Estuve en Père, también en Os Prazeres de Lisboa. Tanta historia.
Necesitamos muchas horas para apreciar todo, por eso se hace necesario un guía y la señora que nos tocó cumplió con creces mis expectativas. En este lugar están enterrados personajes o expresidentes como Raúl Alfonsín, Bartolomé Mitre, Pedro Aramburú o Eva Perón, quien no fue presidente, pero tuvo y tiene gran relevancia para la vida de la Argentina, Adolfo Bioy Casares (muy discreto mausoleo) o Victoria Ocampo. Aquí la lista: https://historiaybiografias.com/cementerio_recoleta/. Una de las primeras visitas principales es a la discreta tumba de la esposa de San Martín, Remedios de Escalada de San Martín; no hay que olvidar que él está enterrado en la Catedral Metropolitana de Baires. Como todo cementerio, hay fantasmas e historias truculentas, las que forman parte de la narrativa de la visita al camposanto. He aquí algunas: https://origenes.online/que-visitar-y-que-ver-en-el-cementerio-de-la-recoleta/, https://www.infobae.com/sociedad/2016/11/19/fantasmas-mitos-y-leyendas-del-cementerio-de-la-recoleta/. Algunas historias se repiten en nuestro imaginario. Otro lugar de visita obligada y que para algunos es un peregrinaje es el mausoleo de la familia Duarte donde está el cadáver de Eva Duarte de Perón. Este mausoleo está siempre lleno de flores. Si uno ha leído la novela Santa Evita de Tomás Eloy Martínez uno puede dejar a la imaginación lo que uno puede hallar en este lugar (https://www.youtube.com/watch?v=wFX63CDOmUU) (https://www.youtube.com/watch?v=o-9tnMQh7x4). Como anécdota, antes de concluir con esta visita, mientras miraba el mausoleo de Pedro Aramburú, un par de hombres me dijeron a boca de jarro que Aramburú había sido injustamente asesinado y se retiraron. Cosas de espacios como estos.
Salí con ganas de ir a ver mi siguiente objetivo: Museo Nacional de Bellas Artes. Este no se encuentra lejos del Cementerio La Recoleta. Pasas delante del Centro Cultural Recoleta por la Av. Alvear hasta llegar a la Av. del Libertador sobre la cual queda el museo, frente a la Plaza Francia, la cual me hubiera gustado ver el monumento que fue obsequio de la comunidad francesa residente en Argentina por su centenario independentista (https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/otros-establecimientos/plaza-francia). Al igual que en nuestro país, las colonias extranjeras se organizaban para ofrecer a la nación que los acogió con un regalo arquitectónico o monumental para embellecer la ciudad (https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/grandes-monumentos-portenos-regalos-buenos-aires-recibio-celebrar-centenario_0_BJs8vCaFl.html). Aquí tenemos los regalos que nuestro país recibió por su centenario (http://blog.pucp.edu.pe/blog/juanluisorrego/2010/02/28/monumentos-en-lima-durante-las-celebraciones-del-centenario-de-la-independencia/) (https://wperezruiz.lamula.pe/2021/04/10/obsequios-por-el-centenario-de-la-independencia/wilfredoprezruiz/). Para el sesquicentenario peruano, se hicieron otros grandes monumentos en Lima, Paracas y Ayacucho (http://blog.pucp.edu.pe/blog/juanluisorrego/2008/06/11/la-independencia-del-peru-el-sesquicentenario-1971/). Creo que una de las más grandes obras desde el punto de vista intelectual fue la publicación de la Colección Documental de la Independencia del Perú con casi 100 tomos. Impresionante producción de la historia de este periodo. Para nuestro Bicentenario, mejor no comentar. Vi el monumento a lo lejos, pues mi objetivo ya estaba a la mano, era cuestión de atravesar la avenida. Ahora sí, el festín: https://www.bellasartes.gob.ar/.
El ingreso es libre; en la guardianía me pedían llevar mi mochila hacia adelante; por eso, dejé la mochila con una de las cámaras y llevé la otra para tener el recuerdo de lo que iba a ver: un placer estético e histórico en este extraordinario museo. Ingresas a una segunda planta para encontrar un espacio de arte moderno y te encuentras con una exposición de Picasso. Luego una sala de arte moderno, esculturas, instalaciones y pinturas: Henry Moore, Calder, Picabia. Mientras tomaba algunas fotos ingresó un grupo de estudiantes de unos 17 años, un poco bulliciosos hasta que se acercó uno de ellos a indagar por la cámara preguntándome cómo se veía; le enseñé algunas tomas y, de pronto, ya tenía a 6 chicos más; les sugerí trabajar con sus celulares y las posibilidades para crear sus propias fotos con imaginación y técnica; dio resultado, pues comenzaron a ver las obras de otra manera, con otra emoción y ver cómo ellos también iban creando su obra. Estaban delante de maestros del arte que merecían un poco de tiempo para acercarse a ellos. Imaginaba que teniendo estos museos en tu ciudad puedes hacer maravillas en tus clases no sólo de arte, sino de historia, religión o cualquier ciencia humana. Trujillo tiene su Museo de Arte Moderno gracias a Gerardo Chávez, pero el desinterés y muchas veces el temor por el desconocimiento aleja a las personas. Gerardo ha amenazado con cerrar el museo y mudarlo a Lima. Otra grave pérdida más para una ciudad con visos de decadencia (https://gerardochavez.pe/proyectos/museo-de-arte-moderno/). Sigamos con la visita del museo. Los momentos de entusiasmo y sorpresa iban creciendo al encontrarme con obras de Giorgio De Chirico, Carrà, Fujita, Paul Klee hasta llegar a Lucas Cranach, Rubens, Tièpolo, Greco; llegar a las obras de Rodin, Pissaro, Courbet. Entre las obras me encontré con una obra de Camino Brent y una de Sabogal. En las salas de la primera planta hay secciones extensas de obras de los siglos XVI al XVIII, tallas religiosas y muebles, fuera de esculturas y pinturas.
Para cerrar la visita, hay una sala interesante de arte precolombino y colonial. Pero la parte más picante del recorrido la puso la exposición temporal de León Ferrari (https://www.bellasartes.gob.ar/exhibiciones/leon-ferrari-recurrencias/). La obra es un directo ataque a la dictadura militar y esa iglesia que los apoyó. Esa exposición te remueve mucho. Pregunté a una de las celadoras si esta exhibición había sido censurada o amenazada por grupos conservadores y me comentó que suele incomodar a mucha gente (lo hace), pero que no se puede censurarla. Imagino cómo reaccionarían contra el artista en nuestro país. Más datos del artista y su exposición que perturba a cualquiera (https://leonferrari.com.ar/bio/) (https://www.infobae.com/cultura/2023/05/17/leon-ferrari-un-infierno-encantador-en-el-bellas-artes/).
Tras concluir esta visita de casi dos horas, me fui a la librería para poder
comprar un catálogo de tan impresionante colección; no había. En vez de ello,
compré varias postales grandes con las mejores piezas del museo y un libro
genial de Alejandra Pizarnik: La condesa sangrienta. Tiene geniales ilustraciones
de Santiago Caruso. Hay un rescate sostenido de la Pizarnik ( https://www.cultura.gob.ar/13-poemas-para-recordar-a-alejandra-pizarnik_5701/)
(https://www.culturagenial.com/es/poemas-alejandra-pizarnik-la-ultima-escritora-maldita/).
Este libro perturbador refiere a uno de los personajes más sangrientos de la
historia, la condesa Báthory (https://www.mujeresenlahistoria.com/2012/08/la-condesa-sangrienta-elizabeth-bathory.html).
He aquí una crítica al libro: https://letralia.com/sala-de-ensayo/2018/01/21/la-condesa-sangrienta-de-alejandra-pizarnik/.
Una vez concluida mi compra, recogí mi mochila y fui a buscar algún restaurante; había uno en las instalaciones cercanas al museo: La Ferneteria (https://www.laferneteria.com/). Ya el hambre apretaba, era más allá de las 3 pm. Pedí un bife rociado con un buen vino para reponer las energías y seguir en mi caminata. Los platos son generosos; hice mal en pedir una ensalada, pues la carne venía con guarniciones generosas de verduras hervidas y legumbres. Un verdadero atracón, recuerdo que la mesera me preguntó si estaba bien y le respondí que estaba “abrumado”. Una de las imágenes que también me quedó en la retina el bello edificio de la Facultad de Derecho (https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/facultad-de-derecho-imagenes-de-un-edificio-monumental-y-polemico-nid2275000/). Una vez concluido mi almuerzo salí en dirección del Museo Nacional de Arte Decorativo, el cual se ubica también sobre la Av. Del Libertador. Hice una buena caminata, mientras iba por grandes parques, verdaderos pulmones para esta ciudad.
El museo está en el palacio Errázuriz (https://www.lanacion.com.ar/sociedad/palacio-errazuriz-belle-epoque-parisina-suelo-porteno-nid2165362/). El ingreso es también gratuito al ser un museo nacional. La colección que tienen es una muestra del poder económico de la Argentina de los inicios del siglo XX. Pinturas de Zuloaga, Sorolla, jarrones chinos, pinturas del siglo XVI de la Escuela Flamenca, muebles y accesorios de Art Nouveau. Hay dos exposiciones temporales: una de Lucrecia Moyano (https://museoartedecorativo.cultura.gob.ar/exhibicion/lucrecia-moyano/) y su trabajo con el vidrio; y en la planta inferior, textiles argentinos.
Es una buena visita que ayuda a complementar ese gusto burgués culto que también había visto en Montevideo (https://museoartedecorativo.cultura.gob.ar/info/museo/). Casi ya las 7 pm salgo del museo y pregunté a los chicos de guardianía cuán lejos estaba la librería El Ateneo. Podía tomar un bus, pero sugerí un taxi y estaba módico para una ciudad tan extensa como Baires. Salir de Recoleta para ir hasta la Av. Santa Fe tomó su buen tiempo debido a algunos embotellamientos. Llegué a tan famoso lugar. La librería está considerada como una de las más bellas del mundo y su visita es obligada: https://www.buenosairesfreewalks.com/spanish/que-ver/el-ateneo/el-ateneo-libreria/.
Allí hice lo que tenía que hacer: comprar libros y DVD. Hacía años, Clara Claros me prestó el libro Santa Evita de Tomás Eloy Martínez (https://enciclopedias.com/c-ficcion/santa-evita/); estuvo mucho tiempo descontinuado y ahora vuelve a la carga; además busqué un libro de fotografías comparadas de Baires y me alcanzaron uno bueno: Buenos Aires, pasado y presente de Martín Comamala. En las fotos vemos un Bs As de inicio del siglo XX y en la actualidad, qué se conserva y qué cayó con la picota de la demolición (https://www.alibrate.com/libro/buenos-aires-pasado-y-presente/5a0de778bac1cbf7023ebbf4). Luego me fui a la tercera planta a buscar DVD: decepción. Como en Alemania y Uruguay, ya casi no se venden DVD o Blu-ray. Había mucho material que no era interesante, pero hallé dos filmes que inmediatamente los tomé: La niña santa de Lucrecia Martel y El bonaerense de Pablo Trapero. Esta última la había visto en copia en la década pasada y es un buen film (https://www.youtube.com/watch?v=eqsYfStdxqI). La niña santa ya está en espera para ser vista (https://www.youtube.com/watch?v=lktnZiZnnoE). Ambos directores tienen buen currículo cinematográfico: Trapero con Mundo grúa y Leonera se ganó su espacio en el cine argentino, al igual que la Martel con sus geniales La mujer sin cabeza y, sobre todo, La ciénaga. Algo estaba llevando a Trujillo, algo. En la fila para la caja había un par de mujeres, madre e hija, estaban en la misma pensando que era la cola para el baño; les advertimos, una señora y yo, que no era así. Una vez que se fueron, ambos nos comenzamos a reír de la escena surrealista que habíamos vivido. Ya pagado todo, decidí ir al hotel caminando. Crucé plazas y calles con ayuda del Google Map; en el trayecto compré dos revistas de historia (había olvidado de pedir este tipo de revistas en la librería). Hasta llegar a la calle Corrientes, la de los teatros y restaurantes. Era la oportunidad de ver teatro en Baires. Llegué hasta el Multiteatro COMAFI donde compré una entrada para el día siguiente: iba a ver Toc Toc. De Corrientes a mi hotel eran unas cuantas calles. Llegué a las 9 de la noche. La caminata me había dejado exhausto.
Al día siguiente iría a San Telmo y el Colón. Otra larga jornada.
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