Año electoral. Corren las apuestas. Entre falos gigantes y retornos al vientre corrupto que gestó la carrera de un político, entre peleas de “comadres” y desbarajustes partidarios, el tramo central de la carrera electoral del 2022 ha empezado.
A partir de ahora en adelante
hasta el 02 de octubre, la ciudadanía peruana verá un carrusel de políticas con
promesas desopilantes, tápers y bolsas de azúcar o arroz subrepticias,
asfaltados y reparaciones de veredas y cráteres urbanos de última hora. Seremos
testigos de arrebatos alucinados de líderes amantes del cemento y prebendas, de
favorcitos y de arreglos amañados para favorecer a tal o cual empresa, amigo o
familiar. Y en entorno será la tercera ola de la pandemia (esperemos que no sea
el preludio de otras más como sucede en otras latitudes). Los peruanos
asistiremos a las presentaciones de miles de candidatos a gobiernos regionales,
municipios provinciales y distritales, y regidurías que asumirán sus puestos en
2023, los cuales serán elegidos entre 169 movimientos regionales hasta la fecha
habilitados, más los partidos nacionales que tienen en sí grandes fisuras,
tanto de izquierda como de derecha. No hay que olvidar que el desbande empezó
no bien varios congresistas tomaron sus credenciales como sucedió con tres
integrantes de Renovación Popular (uno de La Libertad) para terminar engrosando
las filas de Avanza País. El caso del APRA es bastante sui géneris y es una
muestra de cómo los intereses individualistas movilizan a personas por encima
de la lealtad a un partido. Un partido sobreviviente es Acción Popular (AP),
partido que se mueve en un cieno entre líderes que defienden el golpe de 2020 y
otros que lo defenestran. Los demás partidos son, por su accionar e intereses,
vientres de alquiler. Lo hemos visto en el caso de Perú Libre y el actual
presidente; o el caso de Hernando (de) Soto, quien ni siquiera recordaba el
nombre de su entidad política. Reclutan personajes cuestionables que hacen
aportes generosos o que tienen móviles que coinciden con los intereses de los
líderes de determinada congregación política: eso se puede ver claramente en
las distribuciones de las listas, muchas de las cuales causan la ira de los partidarios
de tal o cual partido. Su preocupación es el poder a como dé lugar.
Pero hay una presencia valiosa
y debe de ser sostenida en el tiempo: los movimientos ciudadanos sin bandera
política definida, pero con la intención de intervenir en las decisiones que se
tomen en cualquiera de las formas de poder: regional, municipal o distrital.
Estas movilizaciones ciudadanas son necesarias, obligatorias. Son una forma de
controlar, modular y evitar que la corrupción avance de manera rampante. La
ciudadanía puede hallar en estos, canales con los pueda acercar sus reclamos y
observaciones, habida cuenta que tenemos en ciernes grandes proyectos que nos
involucran a todos, sin excepción, como la erosión costera y el tratamiento de
las quebradas.
2 comentarios:
Un indicio más que refuerza la idea de tener CIRCOS electorales en cada CICLO electoral.
Dios nos coja «confesaos».
Un buen resumen y pronostico de lo que se viene para elecciones regionales y distritales. Solo nos queda seguir alertas para evitar que los politicos corruptos no sigan desbaratando nuestro pais.
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