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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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sábado, 16 de marzo de 2019

PORTUGAL: LISBOA, PRIMER DÍA. VIAJE CON ODISEO.






02 de enero, 2019. Luego de muchas dudas y temores por las amenazas de lluvias por la zona Norte, tomé el avión de AVIANCA para Lima, temprano para poder llegar al aeropuerto y comenzar mi periplo hacia Europa. Desde Lima me iba a Medellín, Colombia, en un vuelo de LATAM que salió un poco más de la 1 de la tarde. El vuelo fue tranquilo y tenía la intención de salir en Medellín para conocer algo de la ciudad. Vano intento. Llegamos a una hora poco apropiada para visitar un museo (4:30 pm) y no tenía idea de las distancias desde el aeropuerto a la ciudad. Lo más prudente fue quedarme en las instalaciones, las cuales no eran cómodas por estar en remodelación. Una cosa que me causó extrañeza era la carencia de enchufes para poder cargar tu celular, tan en boga en todos los aeropuertos. Me dediqué a leer un libro que llevaba, pero tenía intenciones de comprar algunas revistas de historia. Nada de nada. Había pocas tiendas y las pocas que había te ofrecían ropa y cosas de cuero. Pero no precisaba eso, quería unas buenas revistas de historia colombiana. Este tipo de revistas está repleto de datos y es una forma amena de conocer la historia de un país. Tampoco había venta de DVD o B-Ray de filmes colombianos. Extraño. Compré algo de música y dulce de guayaba, el cual pensaba traer a Trujillo a mi retorno. Pensaba. El vuelo nuestro de conexión era Iberia, el cual salió puntualmente, cerca de las 11 pm. El vuelo iba con muchos infantes y estas distancias se vuelven fatigosas para niños y bebés. Algunos llantos cansaban a todos los demás pasajeros, incluido yo. Vi varios filmes, pero viajar hacia Europa es casi perder un día y quería adaptar mi reloj biológico para no sufrir estragos del jet lag. Llegué a Barajas cerca de las 2.30 pm y comencé mis trámites de conexión para mi vuelo a Lisboa. 03 de enero. Madrid me recibió con frío, pero el aeropuerto es climatizado por lo que no tuve que usar ropa pesada, la que tenía en mi maleta. Hice todos mis trámites en TAP, línea aérea portuguesa. Pensé que iba a pagar por mi maleta, pero llevaba poco peso, por lo que pasó con normalidad. Hice todos los trámites necesarios, pasar por controles e irme a un restaurante a comer algo. Había comprado un boleto para no tener premuras. María, mi esposa, estaba informada que ya estaba en Madrid, así como Carmen Ortega, la amiga española en cuya casa iba a pasar mi última semana de ese mes europeo. Compré algunas revistas para leer y tuve un percance en un cajero automático: al marcar la clave al ver tantos posibles dígitos, marqué mi DNI peruano, pero no era esa la clave a colocar. Felizmente fue un incidente que se solucionó rápidamente al día siguiente en Lisboa. Usé mi tarjeta de crédito para hacer algunas compras. Es la comodidad de interconectividad. El vuelo estaba previsto que saliera de Barajas a las 7 pm hora local (Portugal tiene una hora menos) y llegar un poco más de las 7 pm de Lisboa. Locuras del horario. Iba a estar en el aire 12 minutos. Fantástico. Pero el vuelo no salió a su hora, nos demoramos un poco más de 40 minutos, felizmente estaba conectado con María para avisarle sobre este inconveniente. El vuelo salió con este retraso y al llegar a Lisboa, nos dirigimos a la terminal en un bus que estuvo detenido otros 15 minutos por una operación que estaban haciendo en la pista de aterrizaje. Como llegamos rodeados de niebla, no pude contemplar el paisaje, no tenía la menor idea de cómo era la geografía del lugar. Así llegamos a la terminal, recogí mi maleta y me encontré con Maria y Soraia, quienes estaban en el aeropuerto para recogerme. Nos fuimos a Benfica, a la casa departamento para instalarme por estas dos semanas en la que iba a pasear por el norte y el sur del bello Portugal. 
María iba a ser una estupenda guía y me iba a mostrar lo más bello de su país y explorar sus lados gastronómicos increíbles que aún tengo en la memoria.
El viernes 04 me levanté temprano (tenía el horario de cabeza), desayunamos y fuimos a hacer algunas compras y sacar dinero (ver el asunto de mi tarjeta), comprar un delicioso pan y unos pastelitos, ver la iglesia del barrio y una reconstrucción de un local amplio en el cual había un laboratorio y ahora es un centro artístico y biblioteca. Luego de arreglar algunas cosas nos fuimos a ver el principio de la ciudad: el museo citadino. Este se halla en Palacio Pimenta y es toda una odisea la visita, pues descubrí que según la leyenda fue Olísipus u Odiseo, quien fundó Lisboa en tiempos remotos, durante la Grecia arcaica cuando la leyenda de la Odisea. Fascinante. 






Aquí la leyenda y la historia se abren para entender cómo la tradición y la leyenda acompañan a la historia en su búsqueda de las raíces de una comunidad, de una ciudad, de un lenguaje, de una tradición. Una pena que no pudimos visitar la primera planta en la que se ubican las maquetas históricas que muestran la evolución de la ciudad desde los tiempos prehistóricos (lo veré también en el Convento de los Jerónimos), el terrible impacto que significó el terremoto de 1755, la reconstrucción del Marqués de Pombal, la ciudad nueva. Tuve, días después, la oportunidad de ver esa gran obra de ingeniería que son sus dos grandes puentes que unen a Lisboa con sus barrios separados por el río Tajo (Tejo en portugués). Aquí dejo un par de datos del museo (http://www.museudelisboa.pt/equipamentos/palacio-pimenta.html) y este es su página de Facebook. (https://www.facebook.com/museudelisboaEGEAC/) Luego de esta visita, nos fuimos a la Plaza del Comercio (Praça do Comércio), que es una construcción post terremoto, zona llamada anteriormente Terreiro do Paço (Terraza del Palacio), bella plaza que tiene un puerto hacia las aguas del río Tejo. La vista es extraordinaria y se observa las orillas y miradores que rodean a la ciudad. Increíble pensar que este lugar fue arrasado por el maremoto que llegó luego del terrible sismo de ese año. La plaza tiene el monumento ecuestre en homenaje al rey José I. Aún coronaba la plaza un inmenso árbol navideño. En esta plaza, hay un reciente museo moderno en la Torreão do Ponte (Torreón del Puente), el cual contiene una museografía de la ciudad y una buena simulación del terrible sismo que le cambió el rostro a la ciudad, al país, al mundo occidental y su fe en la razón. Terminada la visita nos fuimos a tomar un café y comer un buen pastelito para el frío en el Café Martinho de Arcada, que era frecuentado por Fernando Pessoa. (http://www.museudelisboa.pt/equipamentos/torreao-poente.html).





Cruzamos el Arco de Rua Augusta y atravesamos las calles hasta la Plaza de Pedro IV para llegar a la estación de metro con el fin de retornar a casa. Una buena visita para mi primer día en Lisboa. Aquí dejo un video sobre el terremoto de Lisboa y sus consecuencias. (https://www.youtube.com/watch?v=fKigEJj3iVI).




  

domingo, 31 de diciembre de 2017

MÁS TESOROS OCULTOS LAMBAYECANOS: MÓRROPE Y BRÜNING (MÁS JOYAS OCULTAS EN EL PERÚ)


El domingo 05 iba a ser un día corto de visitas. El día anterior habíamos devuelto la camioneta en el aeropuerto. Ena nos dijo que podíamos usar su amplia camioneta, pues ella iba a estar en sus clases universitarias. Ante tan grato ofrecimiento, nos arreglamos todos en ella, una vez que habíamos arreglado las cuentas en el hotel y haber preparado nuestras cosas. Ena y su esposo nos iban a dar el alcance a Lambayeque para almorzar. Así que llevamos  nuestros maletines con cámaras para ir a conocer un espacio que en julio se nos había negado: las iglesias de Mórrope.
En julio fuimos Orietta, María, Carmen y yo para conocer el lugar, pero llegamos tarde; ahora venía nuestra revancha. Enfilamos nuestro rumbo y raudos partimos para ir a conocer el lugar y luego ir a Lambayeque a ver dos museos: Tumbas Reales de Sipán y Brüning. Para suerte nuestra (depende como lo veamos también) era primer domingo de mes por lo que las visitas a ambos museos era gratis. Fuimos a Mórrope como primer objetivo. Ya es camino conocido por nosotros. Al llegar a la ciudad, fuimos directamente a la plaza de armas para ubicar nuestros objetivos. Había una ceremonia (mucha gente vestida para ello) y pregunté a un grupo de fotógrafos por la llave de la iglesia de indios que se halla al lado de la española. El conjunto arquitectónico es interesante, más la iglesia de indios sobre la cual he escrito en anteriores visitas. Pero este viaje nos permitió ver, lastimosamente, el daño causado por las recientes lluvias de febrero-marzo que causaron mucho daño a todo el Norte peruano. En la secretaría, un joven amable nos alcanzó la gran llave que se usa para abrir la puerta (le tomé una foto para que quede la evidencia) e ingresamos a ver el estado de esta interesante iglesia que fue popularizada por National Geographic en los 80, cuando se hizo el gran hallazgo de las tumbas de Sipán. Aquí les alcanzo los numerosos datos de una crónica anterior  de hace un año (https://elrincondeschultz.blogspot.pe/2015/12/cronicas-de-lambayeque-1.html). Lo que sí me parece impresionante es la rapidez con la que cambian el color de la iglesia virreinal. Antes tenía un rojo ocre simpático, ahora tiene un color casi celeste. El que estaba muy interesado por la técnica de construcción era Christian, pues como técnico le interesaba ver el tramado y la estructura empleada. Un gesto simpático fue el ver la lista de futuros esposos y sus respectivas fotos avisando a la comunidad su pronto matrimonio.









Luego de concluida nuestra breve visita a Mórrope, nos dirigimos a Lambayeque. Primero nos fuimos al Museo Tumbas Reales, recién ahí nos percatamos que el ingreso era gratuito. Dejamos la camioneta en el estacionamiento y María decidió quedarse para seguir avanzando con su trabajo. La visita a este museo siempre es grata y es una de las joyas del turismo peruano. Estaba repleto y fuimos avanzando a nuestro ritmo, pues ya era una marea humana. Una vez concluida la visita, nos dio tiempo para ir a Brüning, la otra joya de la ciudad de Lambayeque: esta vez no estaba abierta la exposición de la Dama de Chornancap, pero la sección de tejidos siempre es un gusto volver a ella. La visita de julio fue una agradable sorpresa que siempre tendremos presente y que registré en la siguiente crónica: https://elrincondeschultz.blogspot.pe/2017/08/ciudad-de-lambayeque-joyita-para-el.html. Una vez concluida la visita, nos dirigimos a la Casa Descalzi que es un restaurante simpático en una bella casa como las que hay en Lambayeque y que urge rescatar para convertir a Lambayeque en un verdadero polo turístico. Ena nos dio el alcance y almorzamos como se debía. Delicioso. 






Pero faltaba algo más: un postre y un café. Eso lo íbamos a lograr en nuestro retorno a Chiclayo. En las rutas había visto una heladería,  tomamos el camino al hotel y nos topamos con el Mapache Frío. Bajamos todos ansiosos para comer un delicioso helado y un café express como se merece. Una combinación de una bola de chocolate belga y otra de cereza y arándanos fue perfecta, toda rociada con un café amargo como se debe. Nos dirigimos al hotel para recoger nuestras cosas. Orietta y Lorena regresaban con Ena y su hija en la camioneta; los demás, en bus. Fin de nuestra corta jornada lambayecana.




lunes, 23 de febrero de 2015

UNA VISITA A LA DAMA DE CAO Y A LA IGLESIA DOMINICA DE CHICAMA

El 29 de marzo del año pasado (2014), gracias a la iniciativa de Gilberth García, operador turístico, y en coordinación con la Fundación Wiese y el proyecto arqueológico el Brujo, dirigido por el arqueólogo Régulo Franco (http://www.fundacionwiese.com/patrimonio-cultural/el-brujo-huaca-cao/la-senora-de-cao.html), un grupo de personas ligadas al mundo de la educación trujillana hizo un viaje de todo el día a las instalaciones del conjunto monumental  (huaca, restos hispánicos) y el museo de sitio; además tuvimos la oportunidad de ver el trabajo en conjunto que se hace con la población de Magdalena de Cao para poder ofrecer servicios de calidad al turista nacional e internacional que llega al sitio arqueológico y que atraviesa esta pequeña ciudad. Anteriormente los visitantes iban al destino y retornaban sin percatarse de la historia y vida de esta población, la cual se ha trabajado por año con gente del grupo MINKA. En algunas visitas que hemos hecho sucesivamente al conjunto arqueológico CARAL, había visto los cambios notables que se hacen, pero que demandan diversas formas de inclusión social con los pobladores (un problema que se está abordando en Moche y las huacas de la zona) así como cambios de actitud de los pobladores que quieren solucionar sus vidas con la famosa costumbre paternalista que confunde a muchas entidades con la mal entendida Responsabilidad Social y las acciones de asistencialismo que se suelen ejecutar, equivocando limosna, dádivas o regalos con trabajo de RS. La población afectada debe experimentar un cambio que conduzca a cambiar ciertos hábitos en el desarrollo de sus actividades para mejorar la producción de objetos o mejora de servicios que pueden ofrecer a un público distinto al que solían tener. Así pues, nosotros, el grupo de casi 30 personas, íbamos a hacer los catalizadores de las diversas actividades que se han ido desarrollando en torno a este patrimonio arqueológico: arqueología, historia, sociedad, turismo, artesanía, gastronomía, hotelería; diversas ramas de la ciencia y del bienestar se han conjugado para ofrecer un producto y, como dicen ahora, una marca. Salimos en un bus en el cual nos acomodamos todos los asistentes, más personas ligadas al proyecto arqueológico. Nos acompañaba en este viaje, Iván La Riva, incansable viajero y narrador muy entretenido de nuestra historia regional. En el camino pudimos recibir una clase sobre la importancia del Cerro Campana, el cual se encuentra bastante amenazado por los intereses de Chavimochic. Justo por la fecha, el tema del Cerro había salido a la luz a raíz de una venta de terrenos en zonas que estaban en discusión su intangibilidad. Me parece que a la fecha este asunto no está del todo claro sobre el futuro de este lugar no solo de importancia ecológica, sino arqueológica e histórica. Lastimosamente, y como me lo comentaron algunas personas que están trabajando en esto, se han hallado algunas vetas de oro y eso puede significar su final como santuario.



Sigamos con nuestro viaje. Iván nos señaló los lugares que significaron la caída del imperio Chimú, ya que con esos sucesos, la ciudadela Chan Chan fue ocupada por la expansión inca.  La zona se llama Chiquitoy viejo o Chiqtoy. Las ruinas las recuerdo cuando íbamos a la playa en los 80 por esta ruta de entrada desde la Panamericana. Anteriormente, en una visita que hicimos con estudiantes de la universidad en la que laboro, habíamos tomado una ruta que bordeaba el mar desde Huanchaco. Esta vía es mucho más corta y atraviesa Santiago de Cao. Reduces los casi 60 kilómetros de distancia y la hora que te toma en llegar a este destino. Lastimosamente y por razones de preservación de los huachaques y totorales, no se ha asfaltado la misma. Pero sería una buena alternativa si la carretera se hiciera, en ese tramo, sobre el tablazo. Hay proyectos y proyectos. Así que tomamos la Panamericana, la cual están en proceso de ampliación. Espero que estos cambios atenúen el pesado tráfico que hay hacia el valle (también cargado de permanentes accidentes, varios fatales). La entrada, desde Chocope, hacia Magdalena ha mejorado considerablemente. Hay una mejora en la señalización de la que solía tener y ahora ya estás seguro de tu camino. Años pasados accedíamos al lugar por “acción divina”. Las veces que veníamos por el mar, al cruzar los cañaverales no tenías mucha certeza de tu destino. Pero ahora ya hay una mejor señalética y todo se halla, desde Chocope, asfaltado.
Nos dirigimos hacia nuestros objetivos iniciales: huaca y museo. Como el grupo era relativamente grande, teníamos que ir a cierto ritmo. Hubo una presentación inicial a cargo de Régulo y luego nos dirigimos hacia el conjunto arqueológico. Recibimos las primeras indicaciones en la plaza principal o ceremonial y luego visitamos algunos pasadizos que suelen permanecer cerrado a las visitas regulares. Se puede apreciar las técnicas de construcción y el carácter religioso del inmueble. Pudimos ver más de cerca el nivel que representa un desfile de los sacrificados, quienes desnudos son llevados al sacrificio; y en el segundo nivel, a los danzantes. Hay además todo un mural en alto relieve cromático muy parecido al de la Huaca de la Luna, cerca de Trujillo.




Hay algunas galerías que no han sido del todo abiertas y que son más fascinante de lo que solemos visitar. El cuidado de los muros es vital para evitar que la erosión del viento marítimo vaya deteriorando las paredes recientemente restauradas. Igual está pasando con el gran techo metálico cuya lona ya está muy deteriorada. El coste de la restauración es alto y se puede lograr si el monumento tiene una vida turística activa.  Ya se estaban empezando las restauraciones de las ruinas hispánicas que, en contraste con las precolombinas, se hallan más dañadas. Aquí hubo un pequeño poblado de origen español y una iglesia, también dominica, cuyas ruinas ahora están restaurando. La iglesia, como parte del proceso de extirpación de idolatrías, se construyó en una zona de adoración prehispánica. Desde la parte superior de la huaca, ves el valle, el mar y los otros complejos arqueológicos, algunos lamentablemente dañados como Huaca Rajada o Cortada (el nombre lo dice todo). Además puedes contemplar uno de los sitios más antiguos del Perú: Huaca Prieta. Todo apunta a que esta zona ha sufrido serios embates de los efectos de los Niños de los siglos pasados (y una seria advertencia si amenazase otro igual como del 25 o del 82-83, e incluso el del 97-98). Hay que reforzar y proteger lo hallado, sino acabaría como otra ruina más. El museo es pequeño, pero su contenido es notable, fuera del trabajo museístico hecho con una profusa y amena información, recursos tecnológicos bien empleados y los tesoros que son presentados en su colección. Hay toda una discusión entre paisajistas, arquitectos, restauradores e historiadores sobre el uso de materiales para su construcción, así como su locación. Sin embargo, el interior es bastante ventilado, aunque es recomendable no tener mucha gente en tu visita. Un contraste irónico. El plato de fondo es la dama de Cao, una sacerdotisa que murió muy joven por fiebres puerperales, posiblemente. Murió, según datos, hace 1800 años, casi siglo II o III de nuestra era y pertenece a la cultura moche. Fue una autoridad religiosa, casi divinizada, y con ella se rompió el mito de una sociedad teocrática gobernada solo por hombres. Lo interesante es ver sus brazos que aún muestran las pinturas que se hallaban en su piel. La sequedad del clima ha permitido que estas características se hayan preservado por siglos. La cámara  en la que descansan sus restos está climatizada. Además la luz es tenue para que no dañe las pigmentaciones que han sobrevivido a siglos.






Una vez concluida la visita al sitio arqueológico y el museo, hay una nueva propuesta que se quiere incluir como un producto más para visitar: turismo mágico. Para esto, se ha acondicionado espacios y un camino que conducen a un pozo de agua de excavación prehispánica. Aquí todo apunta que se realizaban ritos sobre en una zona identificada con la chamanería y la brujería. No en vano se llama huaca El brujo. Los ritos del agua son muy importantes para una sociedad que dependió mucho de ella y que padeció por ella. El Niño es un conjunto de fenómenos climáticos que afectan la distribución del agua; en algunas partes caen lluvias torrenciales incontrolables, en otras las sequías causan hambrunas. Se ha adecuado un descanso para aquellos que esperan su turno para el rito, acompañado de un sanador chamán.





Una vez culminada la extensa visita y con un hambre de lobos, nos dirigimos hacia Magdalena. Ahí nos distribuimos para almorzar. Hicimos un alto en su simpática plaza principal, la cual luce muy cuidada y restaurada en algunas de sus calles con empedrado. Hay muchas cosas pendientes por mejorar, incrementar la calidad de los servicios y estar listos para poder atender a grandes grupos e incrementar su oferta en el menú. Igual como suelen presentar las botellas para la chicha “mellicera” como la llaman. Por lo  menos estandarizar el tamaño. Por el tiempo, no pudimos quedarnos a ver la artesanía, la cual ha mejorado considerablemente.
Ya ajustado nuestro horario, salimos con retorno a Trujillo, pero a la altura y ante la sugerencia de varias personas, entramos a  ver la pequeña iglesia de Santo Domingo en el poblado de Chicama. Es una iglesia pequeña, que fue administrada por los dominicos (obvio) y, pese a ser reconocido como un monumento histórico en 1974, poco se ha hecho para impedir su acentuado deterioro. En 2010, cayó parte de su pared y no vemos techo en la actualidad.






El interior del convento está vacío. Imagino que igual ha de estar el claustro. Lo que sí sigue activo es el cementerio que se ubica a la izquierda de la entrada del convento. Chicama es un poblado que data del siglo XVI y fue fundado por Diego de Mora. Era una suerte de pascana para los viajeros. Esta iglesia era para adoctrinar en una zona tan poblada como lo era este valle, el de CHACMA. Interesante datos hallados en el ensayo de Susan Ramírez (http://www.ifeanet.org/publicaciones/boletines/24%282%29/245.pdf) para complementar la lectura; en el texto se habla de que este lugar ya estaba dominado por Diego de Mora desde antes de 1558 y creó el primer ingenio azucarero del Perú, el cual fue dirigido por su viuda, Ana de Pizarro.

Luego de la breve visita, regresamos a Trujillo, llegando a las 5 de la tarde. Intensa jornada.