Desde octubre de 1994 hasta
enero del 95, participé en el sistema educativo danés gracias a un proyecto
escolar en Bornholm y que contaba con una beca otorgada por la Dansk AFS para los
profesores visitantes de Perú y otros países africanos (sobre todo Ghana). Esta
beca me permitió trabajar en aulas con colegas y alumnos daneses para compartir
conocimiento sobre nuestra sociedad. Temas peruanos eran abordados por dichos alumnos
de diversos grados con la guía de sus profesores. La convivencia en esta
sociedad, una de las más felices del mundo, me enseñó a desarrollar altos
niveles de tolerancia y respeto por el otro, mejorar la empatía y tratar de ser
un mejor ser humano modulando mis reacciones ante tal o cual hecho. Recibí una fuerte
observación cuando una vez conté un chiste centrado en las características
físicas de una persona para hacer una caricatura de ella y automáticamente las
reacciones de las personas me mostraron que mi broma no era aceptable bajo
ningún motivo. El respeto por el otro es uno de los principales principios de
la educación que se imparte en sus aulas bajo de la filosofía del educador
Nicolás Grundtvig.
El ruido político generado con
marcado interés por diversos grupos políticos y personas de diversas tendencias
nos va distrayendo de estas graves situaciones que involucran a la sociedad
peruana en su conjunto a través de hechos y acciones que ponen en entredicho a
nuestra comunidad, la que se está convirtiendo a pasos agigantados en retrógrada,
insensible y egoísta; todo esto sintetizado, en cierta forma, por el mundo
político que nos representa. Comentarios de diversos congresistas, así como diversos
personajes de la cúpula gubernamental son ofensivos y denigran a los oponentes
de turno. Ante la escasez de argumentos se recurre a opiniones y percepciones lesivas
para describir a una persona o determinado grupo social, cultural o de
contienda política. Así se puede entender las posiciones machistas bastante
ofensivas de personajes como Guido Bellido o Vladimir Cerrón o las expresiones
grotescas de Patricia Chirinos sobre una ministra del actual gabinete. Pero
esas expresiones lacerantes tienen eco en varios grupos que ven con simpatía
las expresiones empleadas por estos personajes; peor aún, cuando las personas
humillan a otras por sus características culturales, raciales y de clase en un
país tan multirracial y pluricultural como el nuestro, o cuando por la crisis
sanitaria muchos peruanos pasan por una situación crítica generándose una dura
movilidad social como no se había visto en décadas. Peligroso escupir al cielo.
Hay muchos retos por delante para poder construir puentes urgentes, esos que
los puede crear la sociedad civil. Pero, si diversos personajes faranduleros u
otros de dudosa reputación marcan la agenda social de nuestro país, arduo
camino hay por delante.
PD. Si uno escribe sobre el nivel cultural de otro, un buen cuidado en la ortografía y redacción no vendría mal. Comencemos por casa.