Martes 26: día de despedidas. Maria y Soraia partían para Bruselas en el auto de Soraia con paradas previstas en Bilbao y París. Luego nos comentaron que pararon en París en casi un solo trote. Vaya. Tras la partida de ellas, Carmen y yo salimos a buscar nuevas aventuras en una Lisboa que tiene aún mucho por ofrecer. Decidimos ir nuevamente al Monasterio de los Jerónimos, pero dimos prioridad a un museo que ambos no conocíamos e íbamos a salir fascinados: Museo Nacional de las Carrozas (Museu dos Coches). Este museo es una iniciativa de la reina Doña Amelia D´Orleans y Bragança que tuvo la excelente idea de exponer la colección de carrozas que había en la casa real portuguesa. El museo tiene 119 años, tiene otro espacio más antiguo; pero ahora hay un nuevo edificio más adecuado en el que puede sostener tan interesante exposición: http://museudoscoches.gov.pt/pt/museu/, https://www.museudoscoches-ipmuseus.pt/, https://www.youtube.com/watch?v=ZCwrTrgIVw4.
La visita fue un verdadero descubrimiento. Cuando estuve en Lisboa en 2019, Maria
y yo tuvimos todas las intenciones de visitar este museo, pero había tanto por
ver que pasamos por alto este bello museo. En el mundo virreinal, existieron las
calesas, estas que eran usadas en la Lima de los siglos XVII y XVIII. Ricardo
Palma cuenta en una de sus tradiciones un pleito que hubo entre dos destacados
limeños del XVIII que tuvieron un encontrón con sus calesas en las tortuosas
calles limeñas de antaño. Su famosa tradición fue la fuente de inspiración para
el artista Teófilo Castillo, quien hizo una famosa pintura titulada como el
duelo de las calesas, pintura que se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología,
Antropología e Historia del Perú en Lima (https://museos.cultura.pe/actividades/al-museo-
desde-casa-el-pleito-de-las-calesas).
Teófilo Castillo fue un gran retratista de esa Lima de antaño y varias de sus
obras se ven en el MALI (https://lsiabala-almanzur.blogspot.com/2011/01/pintor-para-la-evocacion.html).
Siguiendo con las calesas, recuerdo
haber visto una calesa en el edificio de la Cancillería peruana en el Palacio
de Torre Tagle en el patio de entrada (https://elcomercio.pe/lima/patrimonio/restauracion-del-frontis-de-la-sede-principal-de-la-cancilleria-la-nueva-imagen-de-la-fachada-de-torre-tagle-periodo-virreinal-noticia/?ref=ecr#google_vignette),
pero ahora tiene una nueva ubicación, por lo que amerita una nueva visita (https://www.afsdp.org.pe/una-vista-al-palacio-de-torre-tagle-casa-de-la-diplomacia-peruana/).
Incluso en la novela Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique se habla
de una calesa que era usada por Julius para jugar con su hermana Cynthia y la
cual se nombra en el primer capítulo de esa deliciosa novela. El terrible tránsito
de Lima no es de ahora como informan algunos textos referentes. Es una herencia
virreinal: https://especiales.elcomercio.pe/?q=especiales%2Fel-trafico-en-lima-comenzo-con-las-carrozas-ecpm%2Findex.html,
https://institucional.us.es/revistas/arte/25/vol_I/art_26.pdf.
¿Cómo
habrá sido el Trujillo virreinal? ¿Habrá alguna calesa en nuestra ciudad? Volvamos
a nuestro excelente museo lisboeta. Después de la pausada visita en la que
vimos una interesante exposición de caricaturas de la realeza lusitana; de ahí
pasamos a comprar algunos libros (como la guía del museo) y otros objetos.
Compré un libro interesante: Século XVII, Lisboa setecentista vista por
estrangeiros de las autoras Piedade Braga, Teresa Rodrigues y Margarita Sá Nogueira,
libro de crónicas de viajeros alemanes, franceses e ingleses a la antigua
Lisboa, sobre todo después del terremoto de 1755 (Colecção Cidade de Lisboa, Livros
Horizonte: https://www.livroshorizonte.pt/categoria-produto/cidade-de-lisboa/).
Lastimosamente no pudimos visitar el edificio antiguo, pues estaba en restauración. Cruzamos
el Jardín de Alfonso de Alburquerque (https://elpensante.com/biografia-de-afonso-de-albuquerque/),
uno de los principales promotores del crecimiento del imperio portugués por el Océano
Índico. Todo está ligado al mar.
Decidimos ir al Monasterio de los Jerónimos. Ya había estado aquí en enero del 2019. Aquí mi crónica de esa visita: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2019/05/los-jeronimos-en-lisboa-la-historia-de.html. Sin embargo, en esta oportunidad no íbamos a poder visitar ni el museo arqueológico ni todo el monasterio en sí, lo que nos causó bastante frustración. La cola era primero para ingresar al claustro (la vez pasada había una exposición en homenaje a Magallanes / Magalhães) y en esta hicimos una visita bastante reducida. Luego fuimos a la iglesia en sí para ver los mausoleos de los Luis de Camões y Vasco da Gama, y la interesante sacristía. Además, está la tumba de Fernando de Pessoa: https://www.jeronimosmonasterytickets.com/es/tumbas/, https://www.youtube.com/watch?v=yVcGVhfLsKA. Terminada la visita, ya listos para almorzar, nos fuimos nuevamente al Restaurante Cervecería Portugalia. Ahora sí tuvimos que hacer una cola, pues había mucha gente en reserva. Luego de casi media hora logramos instalarnos para calmar el hambre (https://carta.menu/restaurants/lisboa/portugalia-cervejaria-belem); todo, por supuesto, rociado con vino verde. Acabado nuestro almuerzo, nos fuimos a nuestro último objetivo del día: El Museo de Arte Contemporáneo/ Museu do Arte Contemporânea.
El museo está en un gran complejo, Centro Cultural de
Belem, en el que hay otras instituciones públicas como privadas. En este museo
(https://www.ccb.pt/macccb/), encuentras
obras de Picasso, Braque, Duchamp, Dalí, muchos más. Además, hay exposiciones temporales
como la que vimos de la artista belga Berlinde de Bruyckere, “Atravesar un
puente en llamas”, con esculturas muy inquietantes por su temática y las formas
presentadas (https://www.youtube.com/watch?v=VgLNgJJXZ7I)
(https://www.galleriacontinua.com/artists/berlinde-de-bruyckere-21).
Y, por último, una exposición de grabados y diseños de muchos artistas. Éramos
los últimos en salir; visitando la última planta, se nos avisó que ya estaban
por cerrar. Fuimos a la tienda y compré un libro del fotógrafo brasileño João
Salgado y un interesante almanaque de fauna mundial, el Animalario Universal
del profesor Revillod, es un regalo genial (https://www.youtube.com/watch?v=VgLNgJJXZ7I).
Como habían cerrado casi todo, tuvimos que buscar una salida alternativa y eso
fue genial; nos encontramos con unos jóvenes mexicanos que también buscaban la
salida, pero estaban más en plano de diversión. Con Carmen anduvimos cierto trecho
hasta dar con un pasaje que nos ayudó a ubicarnos. Ya en la avenida, nos fuimos
a comprar más pasteles de nata, pues Carmen quería llevar a España. Mañana iba
a ser nuestro último día. Vimos un poco de televisión, una película inglesa (The Hundred-Foot journey) con
Helen Mirren y la historia de una familia hindú que se instalan en Francia a
dedicarse a crear restaurantes y la dura competencia por las estrellas de Guía
Michelin (https://guide.michelin.com/es/es/historia-de-la-guia-michelin).
Miércoles 27: penúltimo día en Lisboa. Tomamos desayuno y nos fuimos al Centro Comercial Colombo, pues me era urgente una buena casaca, con mayor protección. Nuestros objetivos: Museo Nacional de Arte Antiguo (¡espléndido!) y el Palacio de Ayuda. Tomamos el metro hasta Terreiro do Paço. El museo no se encontraba en este lugar, sino cerca de la Av. 24 de Julio. Amablemente, un conductor de bus nos dio las instrucciones pertinentes, dónde y qué línea de bus tomar para ir a nuestro objetivo. Nos pasamos del paradero en el que teníamos que descender, pero no fue problema. Además, con la nueva casaca, se podía aguantar el frío que estaba arreciando. Subimos una pequeña colina sobre la cual estaba la ciudad y ahí estaba el museo (no era la entrada principal). Preguntamos sobre el mismo y dejamos todas nuestras cosas, menos mis cámaras. Ya más ligeros, empezamos la caminata por este grandioso museo. Cuando subimos a la última planta, aún no nos dábamos cuenta de la magnitud del museo que íbamos a visitar.
¿Qué
ver en este Museo? ¿Los biombos japoneses o las lacas chinas de las salas
orientales, o los platos hindúes o la vajilla oriental? ¿Las bellas esculturas medievales
portuguesas o las pinturas de la escuela flamenca? ¿La pintura de Velásquez o
el tríptico de El Bosco sobre las tentaciones de San Antonio? ¿Ver los nacimientos
barrocos o los muebles de los diversos periodos de la historia lusitana? Una
visita a fondo requiere mínimo cuatro horas. Nosotros nos tomó más de dos horas
de disfrutar esta belleza (http://www.museudearteantiga.pt/collections/art-of-the-portuguese-discoveries)
(https://www.youtube.com/watch?v=twTvYCwtOIo).
En un nuevo viaje a Lisboa, debo regresar a visitarlo con mucho más tiempo. Antes de ver el
regalo que nos tenía el museo, una colección de pinturas barrocas españolas en
la exposición itinerante, nos fuimos a almorzar. Al momento de salir del museo
preguntamos cómo ir al Palacio de Ayuda; felizmente preguntaron por teléfono si
estaban atendiendo y les informaron que estaba cerrado. Esto cambió nuestros planes:
nos íbamos a un espacio cultural, económico y gastronómico, LX Factory. Llegamos
a la estación y preguntamos a un jovencito, quien nos ayudó mucho. Tomamos el
bus y al llegar nos indicó de bajar. Ya estábamos en el LX Factory (https://lxfactory.com/). Aquí hay una bella librería,
Ler Devagar (http://www.sietelisboas.com/ler-devagar/),
en la que compré dos cómics y un CD de jazz, de Egberto Gismonti, destacado músico
brasileño (https://www.youtube.com/watch?v=WLVcrN3ndrc).
Seguimos caminando viendo tiendas y restaurantes hasta llegar a una tienda de
conservas (COMUR) decorada de una forma atractiva: vendían conversas de pescado
como salmón ahumado, anchoas, entre otras especialidades. Las latas de conserva
en sí son pequeñas obras de arte y, quizás por eso, de ahí el precio (https://www.centerofportugal.com/es/articulo/comur).
El chico que vendía, brasileño él, era un vendedor nato. Una vez concluida
nuestras compras, nos embarcamos hacia nuestra casa. Había que terminar las
maletas, pues al día siguiente nos íbamos a España.
Fin de nuestra experiencia lusitana.
3 comentarios:
Merci cher ami. Tes chroniques de voyage sont tjrs delicieuses!
Increíble la cantidad y sobre todo la calidad de arte que albergan los museos europeos!
Muchas gracias por la interesante y amena crónica
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