Durante la semana que se fue, tuve oportunidad de ver dos
exposiciones de pintoras y un artista plástico que motivan este artículo. Además,
el próximo miércoles 08 de marzo se conmemora el Día de la Mujer. En la galería
del Gran Café, cinco pintoras (dos trujillanas, dos limeñas y una apurimeña)
muestran su trabajo a la colectividad, muestra que enseña el alma de estas
artistas de diferentes generaciones y realidades geográficas en la búsqueda de
su propio lenguaje y su propia historia. Y en la galería Huaqo hay una
exposición en la que el artista Yue Benites aborda temas tan presentes y
necesarios para la compresión e inclusión en una sociedad de silencios e
hipocresías. De pronto, vemos por televisión a una mujer aimara campesina que
portaba a su hijo en sus espaldas baleada por la policía en Lima, imágenes que
están circulando por el mundo a estas alturas. Racismo, clasismo y sexismo destilan
esas acciones como ya las han nombrado diversos informes de organismos
internacionales.
Alcanzar la equidad ha tenido, tiene y tendrá una apasionada y maltratada
realidad; tanto en el género, lo racial y lo sexual, la aplicación de este derecho
está bastante lejos de lograrse. La estratificación socioeconómica, además, es
un clasificador de desgracia para aquella mujer o niña que le cabe la mala
suerte de pertenecer al estrato más bajo de la escala social. Visión fatalista e
inmovilizadora, pero la realidad no hace sino corroborar lo anteriormente
dicho. Se han visto intentos de reivindicación de la mujer de diversos grupos
étnicos, culturales y económicos; pero los logros son desalentadores; incluso,
la lucha permanente y seria de varias mujeres y hombres que quieren el cambio
se han visto deslucida e, incluso, atacada en esta sociedad extremadamente
polarizada. Intentos mediáticos casi carnavalescos deslucen la lucha de hombres
y mujeres solitarios, o instituciones culturales, sociales y políticas que
tienen la intención de lograr la equidad. Dichas personas sufren una fuerte
estigmatización vista en diversos medios y la opinión de muchas personas. Evidencias saltan por todo lado.
El día de la Mujer cae en medio de estos conflictos. Pero, las efemérides que recuerdan las conquistas de derechos humanos básicos han merecido poco espacio en el calendario oficial de la vida social. Gilles Lipovetsky sentencia lo siguiente: “[..] cuando más se evoca y se pone en escena la memoria histórica, menos estructura ésta los elementos de la vida corriente. De ahí ese rasgo característico de la sociedad híper moderna: celebramos lo que ya no queremos tomar como ejemplo [..]”. La sentencia es contundente, habida cuenta de que estas celebraciones están plagadas de buenas voluntades e intenciones, las que se quieren reflejar en políticas públicas y buenas leyes, las cuales, como excelsas declaraciones, terminan reconfortando nuestras angustias de buenas personas y satisfaciendo nuestras responsabilidades de buenos ciudadanos. Como para dejar tranquilas nuestras consciencias. Así de sencillo y triste.
4 comentarios:
En lo que si estoy de acuerdo es en reconocer la gran valía e importancia que tiene la mujer en la sociedad, sea cual sea el rol que le competa. Pero, ese comentario que hace Cailloma sobre una indígena venida desde su Puno querido, traída posiblemente por los subversivos, a fin de buscar enfrentamientos, que nunca han debido darse, pues es UN GRAN MENTIRA DECIR que esaujer Aimara ha sido baleado porque eso nunca ha ocurrido ni menos tenga que ver el tema de racismo y otros adjetivos propios de la ralea caviar.
Difundir el arte, generar encuentros que nos inspiren a ser mejores, a elevarnos como seres humanos, muchos aplausos Gerardo!
Bien. Pero sospecho que dentro de una veintena de años, o quizá algo más, habrá el día del hombre. Porque también hay hombres maltratados y humillados..
Más que celebrar el día de la mujer o del hombre, no debe existir ningún tipo de maltrato para nadie.
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