Vaya semana la que hemos pasado. Declaraciones y hechos que
han venido de cavernas oscuras del pensamiento humano. Lo más retrógrado está
circulando en todos los ambientes de cualquier sociedad, quizás dado por
efectos postpandemia que nos permita entender la poca empatía y la nula
comprensión de los demás, de la sociedad en la que uno vive. Cargados de un
clasismo y misoginia rampantes, algunas declaraciones rompieron puentes de
comunicación en una sociedad que se encuentra carente de líderes que asuman ese
rol conciliador; por el contrario, sus comentarios, burdos y chabacanos, han
golpeado a vastos sectores de la sociedad y esperemos que sean correctamente
sancionados como ya está sucediendo en las redes sociales; lastimosamente, esos
resortes políticos y sociales que hubieran saltado automáticamente para
corregir esas graves faltas no van a reaccionar, parece, con el fin de contener ese desborde de
trasgresiones como las que estamos viendo por diversos medios.
Dos ejemplos son mortificantes. Aparte de los muchos disparates dichos para justificar el menú del escándalo por parte de diversos congresistas de diversas bancadas, las declaraciones irrespetuosas del congresista Montoya han calado hondo en una nación en la que muchos ciudadanos tratan de terminar el día habiendo ingerido algo decente para sobrevivir. Lejos de haber censurado sus comentarios, diversas personas han justificado su accionar indicando que era correcto “cuadrar” a los periodistas por las incómodas preguntas que le estaban formulando. Así, a rajatabla. Lamentable posición y espero que tal situación haga comprender a muchos ciudadanos sobre el errado camino confrontacional que varios personajes han ido tomando en esta sociedad demasiado polarizada. La segunda son las declaraciones bastante misóginas del actual burgomaestre trujillano. Quizás sus comentarios los haya querido hacer con burla e ironía, pero estos fueron totalmente fuera de foco. Y en la evidencia, quien realizaba dicha grabación se echó a reír festejando la broma de mal gusto que lanzó. El mismo camarógrafo se volvió cómplice al festejar con su risa burlona el lamentable hecho. Personajes hambrientos de cámaras como los son muchas autoridades encuentran colusión con una ciudadanía educada televisivamente tras las numerosas décadas de Laura Bozzo, Esto es Guerra, Los Cómicos Ambulantes, entre otros personajes y “programas” que invadieron e invaden nuestras pantallas para embrutecer a una masa electoral que decide votar por el que más se contornea de manera ridícula, profiere groserías, “tiene calle”, adopta posturas matonescas o es un macho a quien nadie le “pisa el poncho”. Es un mal mundial. Ahí tenemos a Trump y Bolsonaro. Tenemos muchos congresistas que actúan así y se protegen entre sí, sino no se entendería que un tipejo violador haya tenido tan poca sanción. Ellos son producto de todos esos años de descalabro. Son, a fin de cuentas, nuestro reflejo.
3 comentarios:
Bien ducho !
Y bien dicho !
Comprensible totalmente tu enfado ante espectáculos de pésimo gusto.
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