Cuadro uno: viernes 09 de
agosto, el Gobierno Central decide suspender por 120 días la licencia de
construcción del proyecto minero Tía María en Arequipa. Cuadro dos: domingo 11
de agosto, en las elecciones primarias obligatorias, Mauricio Macri recibe una
derrota demoledora frente al otro candidato, Alberto Fernández. Cuadro tres: a
partir del 13 de agosto y una vez definidas las presidencias de las 24
comisiones del Congreso peruano, Fuerza Popular vuelve a colocar a Rosa Bartra
en la Comisión de Constitución en abierta confrontación con el sentimiento de
la Presidencia, del Poder Ejecutivo y de la opinión pública en general; o el
caso extremo de haber designado a la congresista Tamara Arimborgo a la delicada
Comisión de Educación. Estas situaciones, aunque parecieran aisladas, tienen
muchos puntos en común.
Tomemos el caso dos, el caso
argentino: un país polarizado por las políticas económicas del partido
Propuesta Republicana han recibido un fuerte batacazo por no haber atendido
pedidos y clamores de una población golpeada por las medidas implementadas
desde el 2015. Tras estos resultados, Mauricio Macri, pese a estar amarrado por
su pacto con el Fondo Monetario Internacional, ha dado algunas medidas más
pensadas en lo social que lo económico, incluso congelando los precios de la
gasolina. Un poco tarde. Ahora veamos el primer caso: el ambiente minero ha
sido tan mal manejado en los últimos años que han dejado herencias pasivas
difíciles de olvidar. Aún está fresco en el colectivo social de muchas regiones
que el boom minero trajo profundas modificaciones sociales y económicas, graves
accidentes ambientales y poca capacidad de negociación. El punto más crítico
fue la masacre de Bagua el 05 de junio del 2009: 33 muertes según datos
oficiales. Todos estos antecedentes deben de tenerse en cuenta para tomar
decisiones, mientras leo una encuesta tomada el viernes 16 en la que un 54 % de
encuestados son opuestos al proyecto. Los errores que se cometan ahora
permitirán que líderes populistas negativos y oportunistas puedan ascender al
poder, como ha pasado y pasa en varios gobiernos regionales peruanos. El de
Arequipa es uno de ellos y esta ocasión lo podría catapultar como mártir, lo que él desearía. Solo
la confrontación trae respuestas nada positivas y reactivas. Y esta situación
deviene en el tercer cuadro por su propio peso. Pareciera que el partido aún en
mayoría en el Congreso, Fuerza Popular, está abocado a convertirse en la
agrupación política más impopular de las últimas décadas. Un franco deterioro
de sus años en el poder legislativo. Enfrascados en liberar a su líder y motivados
por una cerrada oposición que raya con lo ridículo, han ido cometiendo una
serie de errores políticos que les han granjeado la antipatía de la opinión
pública. El caso más evidente fue el referéndum, cuyos proyectos de reforma
política están siendo postergados por ellos mismos.
Tres cuadros, tres lecturas.
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