Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 8 de octubre de 2017

0 CREDIBILIDAD (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 08 DE OCTUBRE)

En un reciente viaje por la Amazonía peruana, me topé en la ciudad de Nauta con una notable exposición que inspira este artículo. Al llegar a esta pequeña ciudad portuaria, decidimos dar una vuelta por sus principales atractivos; en su plaza de armas vimos un mural muy interesante que refleja la desconfianza atávica de las numerosas etnias que pueblan la selva con la “civilización” y los hombres blancos (civiles, religiosos o militares) que la llevaban y llevan consigo. Para redondear la jornada, en su Municipalidad se clausuraba una interesante exposición sobre la vida y contexto histórico de Roger Casement, un irlandés que luchó contra la esclavitud moderna que se dio en el Congo belga y en la selva amazónica por el caucho. Este personaje fue testigo de cómo, a través de artilugios y mañas, fueron captando y deshaciendo comunidades íntegras de aborígenes, usados como esclavos y tratados como tal. En esta “empresa” de inicios de los XX, actuaron colonizadores, caucheros, autoridades civiles y militares, empresarios oriundos de la zona. Siglos anteriores, la evangelización de muchas de estas etnias fue un proceso doloroso que terminó con muertes numerosas en sendos bandos. Las instituciones del Estado, débiles y corruptas, lejos de apoyar a los aborígenes, se coludían con estas para facilitarles la masacre que hicieron en la selva peruana. Algunas familias pudientes actuales construyeron su fortuna con la sangre blanca del látex y la roja de los miles de indígenas, hombres, mujeres y niños, asesinados, mutilados, azotados, esclavizados. Ahora ya no es el caucho. Ahora es el petróleo y la coca. La selva no sigue creyendo en el Estado ni en los hombres que prometen progreso.

La credibilidad se construye no solo con buenas intenciones, sino con verdaderas acciones que permitan establecer puentes de confianza entre las partes interesadas. Y en eso estamos fallando de forma grosera. Solo basta ver los índices de percepción de corrupción en nuestra sociedad y es lamentable ver que los entes estatales encargados de la protección y justicia de nuestro país cargan sobre sí la fama de ser los más corruptos, encabezados por el Poder Judicial. Este organismo, en su conjunto, no hace sino corroborar con diversas acciones de sus miembros en validar dicha percepción: lo sucedido con Riera y el archivamiento del caso Joaquín Ramírez acrecientan nuestras dudas. Lo de Lava Jato, un poco desapercibido por el eufórico momento deportivo, es una verdadera prueba de fuego para los organismos y personas responsables de sancionar severamente estos hechos de corrupción. Lo lamentable es que instituciones foráneas le están dictando la agenda tanto al Congreso (con sus numerosas e inoperantes comisiones) así como al alicaído sistema judicial. Se habla ahora de 55 empresas asociadas a Odebrecht que deberán pagar reparación civil al Estado: ¿se hará efectiva y transparente la sanción?  ¿0 credibilidad?

No hay comentarios: