Estamos ya a menos de un mes para que el nuevo Presidente
asuma el mando de la Nación peruana. El nuevo Gobierno ha de recibir los logros
del saliente y enmendar los varios errores generados y los que arrastramos de antaño.
Logros los hay, sobre todo en la rama educativa, en la que se
hizo una mayor inclusión de grupos sociales de limitados recursos que les
impedía acceder a una mejor opción en estudios superiores o, en muchos casos, a
ninguno. He participado en entrevistas a jóvenes a quienes las oportunidades de
poder realizar sus sueños académicos se han hecho realidad. Como proyecto hay
aún cosas y puntos pendientes, pero son para corregir y mejorar, no para descartarlo
o eliminarlo. Es también una opción de internacionalizar a nuestros jóvenes
que, de concretar todo el proceso, han de mejorar nuestra educación que se
halla aún rezagada; este sea quizá uno de los puntos que tendrá que abordarse y
afinar para que cuando esos jóvenes retornen puedan ejercer en campos laborales
adecuados y realicen labor académica en diversas universidades del país (no
solo Lima) y que puedan trabajar tanto en el mundo público como privado. Si se
ha “sembrado” en este gobierno esta interesante simiente, está en los posteriores
incorporar el proyecto, mejorarlo, complementarlo, hacerlo política de
estado.
Gobiernos anteriores han fracasado en el proceso de
repatriación de académicos e investigadores de diversas ramas por diversas
índoles: ineficiencia, corrupción y celos profesionales han sido las más de las
veces que han boicoteado estos proyectos que hubieran permitido a nuestro mundo
universitario mejorar con creces. Aparte del orgullo de ver a un académico
triunfar en otras latitudes, debería de ser una invitación a reflexionar a nuestra
sociedad que no ha sido capaz de darle los recursos y opciones para que
desarrolle su potencial en las ciencias exactas, puras o humanas. Reflexionemos
sobre algunos frecuentes escollos que han atentado contra la repatriación de
académicos: ineficiencia por la escasa o nula preparación para acogerlos a su
llegada y el proceso de adaptación. Hubo casos de peruanos que se habían ido
por más de tres décadas y venían con familia y casa. Tuvieron un frío
recibimiento, puesto que, más que una oportunidad de crecer, el recién llegado
se convertía en un grave riesgo para la zona de confort de los demás. La morbilidad
de la pereza está presente en todos los campos laborales. Pero, el más grave
sea, quizá, la corrupción, aquella que cala toda actividad humana y que
pareciera que se ha instalado definitivamente en nuestra sociedad, un mal
difícil de erradicar. Desde el hecho de que fondos destinados para sueldos o implementaciones de
laboratorios hayan sido dirigidos a otros intereses, hasta situaciones extremas
como robo de patentes o extorsiones han desalentado a muchos académicos.
Hay un gran desafío abierto para este Gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario