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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 25 de enero de 2015

CRÓNICAS LORETANAS: YURIMAGUAS Y LA REGIÓN OMAGUA

01 de enero 2015. Primer día de un año que lo quiero bueno. Como habíamos decidido ir a dormir temprano, nos levantamos con buenos bríos para ir a Yurimaguas, ir hacia la región Loreto. Tras hacer algunas gestiones en el terminal de colectivos, nos embarcamos hacia este puerto fluvial. El camino es también usado para ir a las cataratas de Ahuashiyacu, la cual visité en el 1993. Ahora la carretera está muy bien asfaltada, aunque nos tocó la mala suerte de un derrumbe; pero ahora, como está una empresa brasileña a su cargo, esta tiene que responsabilizarse de su mantenimiento. La ruta sufre algunos derrumbes en temporadas de lluvia, pero el bloquea no debe pasar de más de una hora. Ya habíamos pasado este lugar, cuando unos cuantos kilómetros más allá nos detuvimos en caravana para esperar el paso. Casi una hora después. Era un tramo de unos 50 metros que estaban afectados. Proseguimos nuestro camino hasta llegar a una zona bastante tenebrosa: el cerro Paredón. El chofer nos contaba todas las historias que hay en torno a este lugar que fue empleado, parece, como lugar de ejecuciones por parte de los terroristas, narcotraficantes e, incluso, las fuerzas de orden. Lo que sí es cierto es que se hallaron en las profundidades cuando se estaba edificando la carretera una serie de cadáveres que eran lanzados al precipicio (pero tenían heridas de bala, es decía). Se halló incluso motos de los dueños ultimados sabe dios por qué decisión. Ahora luce como una pared pelada rodeada de una frondosa vegetación. Seguimos nuestro camino y a medida que nos acercábamos a la región Loreto iniciábamos un marcado descenso. Es la región Omagua. Veíamos muchos aguajales en el camino, además plantas de palma aceitera, producción que surgió como una alternativa a los cultivos de coca, pero que también depreda mucho la tierra en la que se cultiva. La amenaza de nuestras selvas no solo está en la explotación ilegal de la madera o la producción clandestina masiva de cocaína (el uso de elementos químicos contaminan tierra y vegetación), sino en la presencia de ciertos cultivos intensivos que debilitan la riqueza  de la tierra y la vuelven solo para monocultivo. Hay muchas amenazas tras esos bellos paisajes que cruzamos en el camino a nuestro destino final. Ya llegando a la zona de Shanusi, la carretera es más plana, pero pronto se vuelve sinuosa (antes de llegar a Yurimaguas) para aprovechar la suerte de islotes que se han formado entre los aguajales.




Llegamos cerca  de las 11 de la mañana. Estuvo lloviendo temprano. Se sentía la humedad en el ambiente. César había contactado un amigo quien nos iba a guiar en algunos lugares. Lo primero que hicimos fue dirigirnos al corazón de la ciudad, a la plaza de armas. Hay una bonita iglesia que está en restauración, pero interesante es ver las casas de los alrededores, ya que, como Iquitos y Pucallpa, Yurimaguas es un importante puerto fluvial. Según me comentaban, este puerto va a ser repotenciado puesto que Brasil quiere sacar todos sus productos hacia el Pacífico a través de este puerto y Paita. He ahí el interés de mantener estas instalaciones portuarias como de carreteras para tener arterias por las que fluyan todas sus mercaderías. Es una buena oportunidad para hacer crecer esta ciudad que se ha estancado un poco en el pasado. La carretera ha revitalizado también el comercio y las comunicaciones con las otras ciudades de la selva norte peruana. La distancia entre Tarapoto y Yurimaguas no es más de 140 kilómetros. Pero también va a ser necesario activar la vida aérea. Pasé por esta ciudad en 1986 con mi hermana, cuando fuimos a Iquitos desde Trujillo. Además, AeroContinente, una línea que se vino abajo por vínculos del narcotráfico, unía varias ciudades del Norte peruano (sobre todo, Chiclayo) con varias de la selva. La línea aérea que ofrecía vuelos con aviones de fuselaje mediano ya no tiene este servicio. Si se va a querer activar este comercio se debe ir pensando en vuelos que unan Tarapoto, Yurimaguas, Rioja con Piura o Chiclayo.



El atractivo de la vida fluvial es el viaje por barco de un puerto a otro a través de un río, en este caso el Huallaga, que luego se une con el Marañón (el que cruza La Libertad por Pataz y Bolívar) para que posteriormente, en Nauta, se una con el Ucayali para formar el Amazonas. Son ríos navegables. En el 2009 crucé el río Marañón por una ruta para alcanzar desde Jaén hasta Bagua. Muchos amigos me contaban sobre este alucinante viaje que es ir en estos barcos (precio, 40 soles más el alquiler de una hamaca por otros 40 soles) desde Yurimaguas hasta Iquitos.
El viaje toma dos días, ya que vas a favor de la corriente (viceversa te toma tres) y viajas con las personas de la selva que tienen una visión muy peculiar  de las cosas y de la vida. Hay una complementariedad con la naturaleza y sabes que con ella no te puedes enfrentar. Los barcos salen cada día y los hay de diversos tamaños y precios en cuanto a privacidad (hay camarotes). Pero vives con tus compañeros de viaje dos días intensos con noches estrelladas, así como amaneceres y atardeceres esplendorosos. En Iquitos vi atardeceres de otro mundo. La visita al muelle es clásica y ves la actividad de un puerto, así como sus cosas malas. El río sufre de fuerte contaminación y hay que ir pensando en planes de contención al respecto, habida cuenta que pronto se construirán espigones para acoderar barcos de transporte comercial. Alquilamos un bote para recorrer un breve tramo del río, cuando a lo lejos vimos nubes cargadas que se dirigían hacia la ciudad. Culminada nuestra visita en bote, nos fuimos caminando hacia la plaza cuando cayó un buen chapuzón. Refrescó el ambiente que estaba cargado de calor y humedad; fuimos a guarecernos en una tienda y aprovechamos para tomar algo fresco y matar la sed. Después de un rato, fuimos a ver una casa que tiene algunos azulejos simpáticos. Pero la ciudad tiene algunas construcciones interesantes que ameritarían una buena limpieza de fachada, como por ejemplo el edificio del Gobierno Regional, del siglo pasado. Nos fuimos a la estación y nos dimos con la sorpresa que, a diferencia de la mañana, ahora teníamos mucho más pasajeros que pugnaban por regresar a Tarapoto. Felizmente llegó una nueva unidad y así nos embarcamos para llegar más o menos temprano a nuestro hotel y salir a cenar algo. En este auto, venía toda una familia francesa que iba a viajar a Iquitos en los barcos mencionados. Así partimos. En el camino tuvimos que llevar a un policía de franco.









De noche salimos a cenar para armar nuestro viaje a Juanjuí al día siguiente. Un buen comienzo del 2015.







martes, 20 de enero de 2015

CRÓNICAS SANMARTINESES I: SANTA CRUZ DE LOS MOTILONES DE LAMAS

Para terminar mi racha de viajes, y gracias a la iniciativa de César Alva, decidí hacer un viaje de fin de año a la ciudad de Tarapoto, la principal ciudad de la Región San Martín, gran emporio comercial, ganadero y agrícola. Estuve en esa ciudad por primera vez en 1993. En esa oportunidad nos fuimos varias personas a una ciudad pequeña, mal comunicada por vía terrestre y con carencia de muchos servicios. Pero, pese a todo, había comunicación aérea desde Trujillo (este es un grave problema para una ciudad que se jacta de ser la segunda o tercera y tiene una pobre comunicación aérea). La segunda vez fue en el 2010, mas estuve por unas horas, ya que nuestro lugar de acción era Moyobamba, la capital de esta Región. En esa oportunidad, visitamos las cataratas de Huacamaíyo. Pero 21 años después iba a ver un Tarapoto diferente, grande y muy ruidoso (las mototaxis son útiles, pero a la vez una pesadilla por la bulla que hacen).
El viaje hasta Tarapoto por Movil Tours es largo y tedioso. Puede durar hasta 20 horas, más por las frecuentes paradas que hace el bus que por los problemas que pueda haber en la carretera. Esta forma parte de la Interoceánica que parte desde Paita y llega a Yurimaguas. Prácticamente, este año he recorrido toda su extensión, salvo el tramo Chulucanas-Olmos.  La carretera está en perfecto estado y amerita recorrerla lentamente para poder apreciar todos los paisajes que uno puede disfrutar desde Olmos hasta Tarapoto; pero, siempre y cuando, lo hagas con tu vehículo. La carretera la tiene un consorcio brasileño y la mantiene permanentemente. Salimos el día 30 de diciembre, desde el Terminal de Buses, una simpática construcción que puede dar más en cuanto a servicios y mejores vías de salida. Salimos casi a la hora, pero en Chiclayo se hace una larga parada. En fin. Llegamos el 31 a Tarapoto casi a las 11 de la mañana. Ya habíamos hecho reserva de nuestras habitaciones en un céntrico hotel (el Nilas, a media cuadra de la plaza de armas), así que nos enrumbamos para dejar cosas, hacer compras de algunas cosas que había olvidado y luego ir a almorzar. Tarapoto ha mejorado considerablemente en sus servicios, hay un restaurante, La Choza Náutica, en la plaza de armas que te sirven comida tanto típica como internacional de manera generosa.


Una vez terminado nuestro almuerzo, nos fuimos al paradero de colectivos para Lamas. En las cercanías están todos las demás estaciones de colectivos para diferentes ciudades o poblados de la zona. Así logramos averiguar que sí había servicios para Yurimaguas, que era nuestro objetivo el primer día del 2015. Como estábamos un poco apurados, arreglamos con el conductor para comprar los otros sitios vacantes del colectivo. (5 soles por persona); la ventaja es que nos dejó en el mismo lugar que queríamos ir. Volver a Lamas luego de 21 años es bastante interesante. El pueblo que dejé en ese entonces tenía asfaltadas pocas calles y con veredas construidas. Este ahora tiene mejores servicios, tiendas en las que puedes hallar artesanía de la zona, así como servicios que te hacen más placentera la visita.
El objetivo de la visita fue el famoso castillo, construido por un italiano, Nicola Felice Aquiliano, dedicado al cultivo del tabaco y que construyó este castillo en el que fusiona conceptos medievales con los renacentistas. En realidad es una feliz combinación de elementos oriundos con la imaginería europea, sobre todo viniendo de un italiano, cuyo país es rico en historia y fue cuna del renacimiento europeo. Ha logrado con artistas y edificadores elevar este castillo de cinco plantas. Las paredes están profusamente pintadas por el pintor autodidacta Archentti Flores. En la sala de entrada, en el techo se ha pintado una gran cantidad de aves autóctonas con bastante profusión y cuidado en detalles. Es un trabajo primoroso y paciente. Desde este patio puedes tomar el camino que desees; puedes descender y hallas un espacio en el cual se ven pintadas figuras báquicas, copias romanas o griegas, con el Baco encabezando el conato de orgía. En el salón principal, hay una serie de réplicas de pinturas europeas famosas del Giorgione, por ejemplo. Pero lo que más me llamó la atención fue una pintura de Edmund Blair Leighton, llamada The Accolade (el Espaldarazo), que fue usada como portada del libro Cordeluna de Elia Barceló, el cual usamos como material de lectura en la Universidad hace un par de años. Ha hecho una copia excelente de las dos figuras principales (la mujer es Leonor de Aquitania), pero los personajes que se ven en el fondo, perdidos en la sombra en el original, en la copia de Lamas hay otras personas, quizá personas del lugar.


Estuve tan gratamente impresionado que me tomé una foto con la pintura. Otro detalle en esta sala es el uso que se le ha dado al techo, como la antigua tradición de techos tachonados: en cada casilla está dibujado el escudo de cada ciudad importante del país. Según conversaba con César, anteriormente se podía visitar todas las instalaciones, incluso la torre superior. Pero parece que se están haciendo mejoras. Se ha preocupado por mantener todos los detalles de un antiguo castillo medieval prerrenacentista: almenaras, torres, relojes solares. Lo bonito es que, a medida que vas ascendiendo, tienes mejores vistas de Lamas y el río Mayo. La verdura es impresionante y sería un lugar ideal para descansar y pasar tu vejez con buen clima y tranquilidad. Solo la tranquilidad es perturbada por algunas oleadas de turistas y los famosos mototaxis (¿si les colocan un silenciador les iría mal?). En el lugar también puedes tomar un buen café; Tarapoto es una excelente tierra para el cultivo del café, además del tabaco y el cacao. Pese a todo, el narcotráfico sigue siendo un fenómeno socioeconómico que afecta a la zona. Por lo que escuchaba, la agricultura del cacao se había visto afectada por un hongo que había llegado de Colombia.



Espero que los logros hechos con los cultivos alternativos no se vean desplazados para recaer en el cultivo de coca, más barato y más rentable, lastimosamente.

Antes de retornar a Tarapoto, dimos una vuelta por el simpático pueblo con tiendas limpias, simpáticas, con algunas personas sentadas con sus sillas en las veredas para amainar el calor sofocante. Nos fuimos a su simpática plaza de armas. Había varios turistas, reconocimos algunos de ellos que habían venido con nosotros en el bus desde Trujillo.  Mientras los guías hacían las respectivas explicaciones: origen chanca de Lamas, desplazados desde la sierra central hasta esta zona por Pachacútec y Wiracocha; se instalaron ahí en su huida y aprovecharon la estructura geológico para darle un sentido militar y de defensa frente a la amenaza inca. Por eso está ubicada en una zona en cierta forma difícil de ser ocupada. Es capital de la provincia que tiene el mismo nombre. En esta oportunidad, no vi a las personas, sobre todo mujeres, ir vestidas a su usanza; ahora solo vi un par de niñas en una fiesta que estaban preparando en el restaurante El Mirador, lugar que fuimos para tomar mejores tomas de la ciudad.  Entre las estatuas del monumento en la plaza de armas, unos graciosos habían colocado una botella de cerveza vacía en una mano del conquistador que está estrechando con la otra a un líder de la etnia chanca. Según la historia, las relaciones entre españoles y aborígenes no fueron nada tranquilas, e incluso tuvieron que construir un fuerte para aislarse de las tribus. Interesante historia.



Antes de irnos de Lamas fuimos por un barrio en el que preparaban la Yunza y además decorado todo el lugar con globos amarillos para un mejor año. Tomamos un colectivo e hicimos el mismo trato para retornar más rápido.

Los 10 kilómetros que separan Lamas de Tarapoto tienen bonitos paisajes. Pero la ciudad grande se acerca al pueblo. Por la noche fuimos a cenar al  Restaurante de Doña Zully para probar los pescados de la zona. Estaban esquivos. Luego nos fuimos al Suchiche y de ahí a los diversos bares que se hallan en esa calle, el Jirón Lamas. Así recibimos el año 2015, rodeados de gente y en tierras cálidas. Espero que sea un buen año.





sábado, 17 de enero de 2015

RELIGIOSIDAD CHICLAYANA

Sábado 26 y domingo 27 de diciembre. Viaje relámpago a Chiclayo. Me había propuesto conocer una pequeña iglesia que me había sido esquiva en cada visita: la simpática capilla La Verónica. Había leído que las zonas más antiguas desde el punto de vista histórico social acogen muchos recintos o espacios sacralizados. He ahí las huacas, construcciones que abundan en esta Región. Recuerdo en mi niñez cuando íbamos a visitar a unos parientes en Lambayeque ciudad desde Chiclayo, ciudad en la que pasábamos largos meses de vacaciones (dos meses). En el corto trayecto (en ese entonces, los años 60 me parecía interminable) recuerdo haber visto muchas huacas y grandes dunas cubiertas con vegetación, en algunos casos. Ahora con la autopista y la construcción, más la previa ampliación de la frontera agrícola, todo eso ha desaparecido y no creo que se haya hecho un inventario de todo ese patrimonio prehispánico (mejor, para así no sentir más pena por todo el daño que le hemos hecho y hacemos a nuestro pasado). Y generalmente, en el proceso de evangelización y cristianización, muchos religiosos ubicaban los nuevos edificios cristianos sobre los lugares religiosos, sean huacas o apachetas. La cantidad de capillas que hay en Lambayeque es inaudita. Y debo volver a lugares como Mórrope o la pequeña capilla que se halla cerca de Túcume. O santuarios como Motupe. Las iglesias como la de Lambayeque o Ferreñafe merecen una buena visita. Pero La Verónica sí bien valió “una misa”.


Esta pequeña capilla queda en pleno centro de Chiclayo. Felizmente no ha sido demolida como le pasó al  bello convento franciscano, cuyos restos (arcos) aún se pueden contemplar en la plaza de armas (según comentan, hay un proyecto de restauración, pero espero no sea un Ripley o algo así). Sus orígenes se pierden en el tiempo. Buscando más información al respecto, todo indica que no existe un “acta” formal de su fundación. Y parece que era una capilla en terreno de indios dedicada al culto mortuorio. Este terreno fue cedido a un hombre rico, José Leonardo Chiclayo, apodado El calvo, quien edificó la capilla inicial y la restauró varias veces.
Todo indica que en el terreno cedido se halló un entierro (en realidad, en nuestro país, dónde no los hay). El edificio que se visita ahora data del siglo XIX. Hay un banner cerca de la entrada que da esa información (creo que lo deberían colocar exteriormente para que la gente se informe más); la decoración es bastante sencilla. Cuenta con un altar que presenta un retablo de yeso pintado en dorado y las hornacinas en las que se hallan los santos son totalmente polícromas. Además tiene altares laterales pequeños para destacar a una divinidad. Lo interesante es el techo, formado por vigas de algarrobo, tradicional forma de construcción de la zona. El edificio ha sido declarado monumento nacional. Y espero que respeten su condición como tal. Recientemente hemos tenido la liberalización de muchas zonas arqueológicas y arquitectónicas que han permitido a personas inescrupulosas intervenir o demoler diversos lugares (Lima tiene varios casos) para activar la economía. En realidad, Chiclayo debe trabajar sostenidamente en el concepto de turismo para mejorar su ciudad, hacerla más ordenada, arreglar el caótico tráfico que tiene. Ha habido buenos intentos de restauración y orden, pero se limita a un solo espacio y no interviene lo demás. Y se pierde en barullo, la estridencia.
Decidimos, César y yo, ir a ver la imponente basílica de San Antonio, iglesia más nueva del siglo XX, pero estaba cerrada. Sin embargo optamos por visitar el viejo hospital Las Mercedes. Es una construcción de casi 160 años y hace recordar al hospital Loayza en Lima y el Goyeneche en Arequipa por presentar la misma arquitectura, aunque ambas construcciones ya corresponden al siglo XX. He tratado de buscar la fecha de construcción para ubicar en la historia las personas involucradas. Se sabe que fue un proyecto de necesidad pública dado por una  ley en 1851 en la época de Rufino Echenique, antepasado de nuestro famoso escrito Alfredo Bryce. La capilla ha sido modificada y se le ha agregado un piso más el cual es usado como depósito.

De aquí nos dirigimos a la catedral, edificio construido bajo un diseño de uno de los arquitectos-ingenieros de moda en el boom de la construcción del siglo XIX: Gustavo Eiffel. La iglesia solo se concluyó en el siglo XX. No sé qué hubiera pasado si la antigua iglesia matriz se hubiera preservado.

Para cerrar este corto viaje, nos fuimos a ver uno de los lugares más interesantes del Perú, incluido en muchas guías viajeras del exterior: el mercado Modelo. Otros lo llaman el mercado de los brujos. Es un lugar fascinante. Insólitamente es ordenado y limpio, puedes recorrer las galerías y los puestos buscando pócimas de amor, amarres, cura del mal del ojo, etc. Todo un bagaje cultural alucinante y con las explicaciones más simpáticas para diversas curas. Es una visita obligada. Ya apurados porque nos íbamos a encontrar con una buena amiga para almorzar (Chiclayo tiene una de las mejores gastronomías del Perú), recogimos nuestras cosas del hotel para ir a un buen restaurante. Mórrope y Zaña me esperan.




martes, 13 de enero de 2015

SANTUARIO DE CARHUAC, JOYA DE HUAYLILLAS

Sábado 11 de octubre. El día de la sorpresa. Este era nuestro último día en este lugar y para tal ocasión, nos habían dejado el plato de fondo: el santuario de Carhuac. La noche anterior había llovido intensamente y temíamos que esa mañana íbamos a tener un nuevo aguacero. Hicimos una previa visita al colegio para ver que todo quedase en calma y organizado para la mañana deportiva y para el almuerzo. Habían conseguido muchas truchas para que podamos comer luego del paseo. De ahí comenzamos a subir al cerro Ventana para llegar al santuario. Por el camino de ascenso ves el paisaje que rodea a Huaylillas. Premunidos de un poco de agua, comenzamos a subir pausadamente, nos acompañaban dos profesores y el sacerdote, joven él de Piura, para mostrarnos este bello tesoro. Antecede a la llegada al convento, el cementerio del pueblo. En sus muros de protección y demarcación vemos algunas cruces. Según nuestro guía, corresponde a vecinos que se pelearon con varios de los habitantes del lugar y su idea es la observarlos diariamente para ver las fechorías que cometían y descubrir la verdadera persona que se oculta atrás de ese hombre o mujer ideal. Simpática anécdota. Lo interesante es que hay de más de cuatro tumbas que corresponde a cada cruz.
Vimos los alrededores de este santuario, creado por los jesuitas a mediados del siglo XVI (1650 aprox.) y manejados por ellos hasta su expulsión de las tierras españolas cuando la compañía fue disuelta en 1773;  luego pasó a manos de los franciscanos. Era una zona estratégica para la evangelización (ceja de montaña o selva alta). Los datos para este santuario son pocos, aunque un docente se ha preocupado en hacer una investigación detallada. Sería bueno ver la posibilidad de cumplir con su posible publicación y tener acceso a archivos. Antes de ingresar a la iglesia, fuimos al patio del claustro que nos da una idea de lo importante que fueron estas instalaciones para el proceso de evangelización de la selva norte peruano.

Si ubicamos este lugar en el espacio colonial, correspondía a la Intendencia de Trujillo y, si trazamos una línea recta imaginaria de penetración hacia el oriente, Huaylillas se comunicaría con la actual Tocache en la Región San Martín. Algunas de las construcciones en el claustro son empleadas, como el que correspondía a la gran cocina que es en la actualidad un gran depósito.  Ingresamos a la iglesia por la puerta lateral para encontrarnos con una de las muestras más bellas y bastante conservada de arte barroco indígena. Su altar mayor está bastante conservado, cuenta con 10 hornacinas (dos sin imágenes), un sagrario de madera pintada y cuatro espacios de pinturas (los evangelistas), dos de ellas lamentablemente borradas. Las hornacinas han sido talladas en la piedra caliza, la cual ha sido pintada dándole una apariencia de mármol. Las imágenes corresponden a periodos diferentes. El tratamiento pictórico se asemeja al altar de la iglesia de Lucma, imaginería de ángeles, vegetación y frutas. Algunos altorrelieves han sido destacados con pintura dorada y se ubican en las hornacinas centrales. Es obvio que las imágenes actuales no les corresponden por las dimensiones de las mismas. La imagen de Dios creador de la parte superior está muy dañada y ya no tiene, por ejemplo, el rostro. Una buena restauración nos daría a conocer los procesos y todas las capas que han de encerrar tanto imágenes como las paredes.


Aunque recargada en detalles, el conjunto es esplendoroso, es un interesante ejemplo de los artistas que adecuaron las ideas evangelizadores a su propia realidad. Siendo un mundo agrario, este se ve en todas partes graficado y evocado. Hay otros dos altares en yeso laterales, no tan próximos al altar mayor. Estos son casi totalmente blancos, pero tienen varias partes polícromas; parece que anteriormente estaban profusamente pintados como el altar principal. Un estudio de la iconografía también nos permitiría ubicar todas las imágenes de manera temporal. No sé si algunas corresponden al periodo jesuita, esto es, el periodo inicial. Mención aparte merece el púlpito. Está hecha de madera polícroma tallada y presenta también a los evangelistas. Hay escenas de la Biblia en algunos de los marcos que hay enchapados. Urge una restauración antes que todo el monumento ingrese el periodo de escasa recuperación. Un detalle interesante es el viejo techo del templo: hay vigas para sostener el peso del techo de dos aguas: cada viga es un obsequio de algún vecino del lugar. Como la famosa contribución en adobes que se hacía en tiempos prehispánicos en el norte peruano.


Salimos para dar una caminata por la verdura que rodea a este bello distrito; así íbamos identificando frutos y plantas medicinales que hay de manera generosa en la zona. Un edén. A medida que avanzábamos, el cielo se iba oscureciendo, amenaza de lluvia. Pero esta esperó a que llegásemos a las puertas de Huaylillas para ver la caída de las primeras gotas. Un poco antes de llegar a las primeras casas del poblado, nuestro guía había comprado bastante pan, calentito, delicioso. Así nos dirigimos a almorzar trucha y luego prepararnos para la clausura del evento, puesto que algunas instituciones ya regresaban a sus lugares de destino. El evento fue muy simpático, lo bonito era ver la cara de alegría de estudiantes y profesores que veían el esfuerzo suyo recompensado por su trabajo conjunto. Incluso se premió al equipo que ganó en las olimpiadas que se habían realizado entre los estudiantes, mientras visitábamos el bello claustro por la mañana. Así cerrábamos nuestra visita a este lugar paradisíaco.

El domingo 12 de octubre, iniciamos nuestro poco accidentado retorno a Trujillo.