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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

martes, 20 de enero de 2015

CRÓNICAS SANMARTINESES I: SANTA CRUZ DE LOS MOTILONES DE LAMAS

Para terminar mi racha de viajes, y gracias a la iniciativa de César Alva, decidí hacer un viaje de fin de año a la ciudad de Tarapoto, la principal ciudad de la Región San Martín, gran emporio comercial, ganadero y agrícola. Estuve en esa ciudad por primera vez en 1993. En esa oportunidad nos fuimos varias personas a una ciudad pequeña, mal comunicada por vía terrestre y con carencia de muchos servicios. Pero, pese a todo, había comunicación aérea desde Trujillo (este es un grave problema para una ciudad que se jacta de ser la segunda o tercera y tiene una pobre comunicación aérea). La segunda vez fue en el 2010, mas estuve por unas horas, ya que nuestro lugar de acción era Moyobamba, la capital de esta Región. En esa oportunidad, visitamos las cataratas de Huacamaíyo. Pero 21 años después iba a ver un Tarapoto diferente, grande y muy ruidoso (las mototaxis son útiles, pero a la vez una pesadilla por la bulla que hacen).
El viaje hasta Tarapoto por Movil Tours es largo y tedioso. Puede durar hasta 20 horas, más por las frecuentes paradas que hace el bus que por los problemas que pueda haber en la carretera. Esta forma parte de la Interoceánica que parte desde Paita y llega a Yurimaguas. Prácticamente, este año he recorrido toda su extensión, salvo el tramo Chulucanas-Olmos.  La carretera está en perfecto estado y amerita recorrerla lentamente para poder apreciar todos los paisajes que uno puede disfrutar desde Olmos hasta Tarapoto; pero, siempre y cuando, lo hagas con tu vehículo. La carretera la tiene un consorcio brasileño y la mantiene permanentemente. Salimos el día 30 de diciembre, desde el Terminal de Buses, una simpática construcción que puede dar más en cuanto a servicios y mejores vías de salida. Salimos casi a la hora, pero en Chiclayo se hace una larga parada. En fin. Llegamos el 31 a Tarapoto casi a las 11 de la mañana. Ya habíamos hecho reserva de nuestras habitaciones en un céntrico hotel (el Nilas, a media cuadra de la plaza de armas), así que nos enrumbamos para dejar cosas, hacer compras de algunas cosas que había olvidado y luego ir a almorzar. Tarapoto ha mejorado considerablemente en sus servicios, hay un restaurante, La Choza Náutica, en la plaza de armas que te sirven comida tanto típica como internacional de manera generosa.


Una vez terminado nuestro almuerzo, nos fuimos al paradero de colectivos para Lamas. En las cercanías están todos las demás estaciones de colectivos para diferentes ciudades o poblados de la zona. Así logramos averiguar que sí había servicios para Yurimaguas, que era nuestro objetivo el primer día del 2015. Como estábamos un poco apurados, arreglamos con el conductor para comprar los otros sitios vacantes del colectivo. (5 soles por persona); la ventaja es que nos dejó en el mismo lugar que queríamos ir. Volver a Lamas luego de 21 años es bastante interesante. El pueblo que dejé en ese entonces tenía asfaltadas pocas calles y con veredas construidas. Este ahora tiene mejores servicios, tiendas en las que puedes hallar artesanía de la zona, así como servicios que te hacen más placentera la visita.
El objetivo de la visita fue el famoso castillo, construido por un italiano, Nicola Felice Aquiliano, dedicado al cultivo del tabaco y que construyó este castillo en el que fusiona conceptos medievales con los renacentistas. En realidad es una feliz combinación de elementos oriundos con la imaginería europea, sobre todo viniendo de un italiano, cuyo país es rico en historia y fue cuna del renacimiento europeo. Ha logrado con artistas y edificadores elevar este castillo de cinco plantas. Las paredes están profusamente pintadas por el pintor autodidacta Archentti Flores. En la sala de entrada, en el techo se ha pintado una gran cantidad de aves autóctonas con bastante profusión y cuidado en detalles. Es un trabajo primoroso y paciente. Desde este patio puedes tomar el camino que desees; puedes descender y hallas un espacio en el cual se ven pintadas figuras báquicas, copias romanas o griegas, con el Baco encabezando el conato de orgía. En el salón principal, hay una serie de réplicas de pinturas europeas famosas del Giorgione, por ejemplo. Pero lo que más me llamó la atención fue una pintura de Edmund Blair Leighton, llamada The Accolade (el Espaldarazo), que fue usada como portada del libro Cordeluna de Elia Barceló, el cual usamos como material de lectura en la Universidad hace un par de años. Ha hecho una copia excelente de las dos figuras principales (la mujer es Leonor de Aquitania), pero los personajes que se ven en el fondo, perdidos en la sombra en el original, en la copia de Lamas hay otras personas, quizá personas del lugar.


Estuve tan gratamente impresionado que me tomé una foto con la pintura. Otro detalle en esta sala es el uso que se le ha dado al techo, como la antigua tradición de techos tachonados: en cada casilla está dibujado el escudo de cada ciudad importante del país. Según conversaba con César, anteriormente se podía visitar todas las instalaciones, incluso la torre superior. Pero parece que se están haciendo mejoras. Se ha preocupado por mantener todos los detalles de un antiguo castillo medieval prerrenacentista: almenaras, torres, relojes solares. Lo bonito es que, a medida que vas ascendiendo, tienes mejores vistas de Lamas y el río Mayo. La verdura es impresionante y sería un lugar ideal para descansar y pasar tu vejez con buen clima y tranquilidad. Solo la tranquilidad es perturbada por algunas oleadas de turistas y los famosos mototaxis (¿si les colocan un silenciador les iría mal?). En el lugar también puedes tomar un buen café; Tarapoto es una excelente tierra para el cultivo del café, además del tabaco y el cacao. Pese a todo, el narcotráfico sigue siendo un fenómeno socioeconómico que afecta a la zona. Por lo que escuchaba, la agricultura del cacao se había visto afectada por un hongo que había llegado de Colombia.



Espero que los logros hechos con los cultivos alternativos no se vean desplazados para recaer en el cultivo de coca, más barato y más rentable, lastimosamente.

Antes de retornar a Tarapoto, dimos una vuelta por el simpático pueblo con tiendas limpias, simpáticas, con algunas personas sentadas con sus sillas en las veredas para amainar el calor sofocante. Nos fuimos a su simpática plaza de armas. Había varios turistas, reconocimos algunos de ellos que habían venido con nosotros en el bus desde Trujillo.  Mientras los guías hacían las respectivas explicaciones: origen chanca de Lamas, desplazados desde la sierra central hasta esta zona por Pachacútec y Wiracocha; se instalaron ahí en su huida y aprovecharon la estructura geológico para darle un sentido militar y de defensa frente a la amenaza inca. Por eso está ubicada en una zona en cierta forma difícil de ser ocupada. Es capital de la provincia que tiene el mismo nombre. En esta oportunidad, no vi a las personas, sobre todo mujeres, ir vestidas a su usanza; ahora solo vi un par de niñas en una fiesta que estaban preparando en el restaurante El Mirador, lugar que fuimos para tomar mejores tomas de la ciudad.  Entre las estatuas del monumento en la plaza de armas, unos graciosos habían colocado una botella de cerveza vacía en una mano del conquistador que está estrechando con la otra a un líder de la etnia chanca. Según la historia, las relaciones entre españoles y aborígenes no fueron nada tranquilas, e incluso tuvieron que construir un fuerte para aislarse de las tribus. Interesante historia.



Antes de irnos de Lamas fuimos por un barrio en el que preparaban la Yunza y además decorado todo el lugar con globos amarillos para un mejor año. Tomamos un colectivo e hicimos el mismo trato para retornar más rápido.

Los 10 kilómetros que separan Lamas de Tarapoto tienen bonitos paisajes. Pero la ciudad grande se acerca al pueblo. Por la noche fuimos a cenar al  Restaurante de Doña Zully para probar los pescados de la zona. Estaban esquivos. Luego nos fuimos al Suchiche y de ahí a los diversos bares que se hallan en esa calle, el Jirón Lamas. Así recibimos el año 2015, rodeados de gente y en tierras cálidas. Espero que sea un buen año.





sábado, 17 de enero de 2015

RELIGIOSIDAD CHICLAYANA

Sábado 26 y domingo 27 de diciembre. Viaje relámpago a Chiclayo. Me había propuesto conocer una pequeña iglesia que me había sido esquiva en cada visita: la simpática capilla La Verónica. Había leído que las zonas más antiguas desde el punto de vista histórico social acogen muchos recintos o espacios sacralizados. He ahí las huacas, construcciones que abundan en esta Región. Recuerdo en mi niñez cuando íbamos a visitar a unos parientes en Lambayeque ciudad desde Chiclayo, ciudad en la que pasábamos largos meses de vacaciones (dos meses). En el corto trayecto (en ese entonces, los años 60 me parecía interminable) recuerdo haber visto muchas huacas y grandes dunas cubiertas con vegetación, en algunos casos. Ahora con la autopista y la construcción, más la previa ampliación de la frontera agrícola, todo eso ha desaparecido y no creo que se haya hecho un inventario de todo ese patrimonio prehispánico (mejor, para así no sentir más pena por todo el daño que le hemos hecho y hacemos a nuestro pasado). Y generalmente, en el proceso de evangelización y cristianización, muchos religiosos ubicaban los nuevos edificios cristianos sobre los lugares religiosos, sean huacas o apachetas. La cantidad de capillas que hay en Lambayeque es inaudita. Y debo volver a lugares como Mórrope o la pequeña capilla que se halla cerca de Túcume. O santuarios como Motupe. Las iglesias como la de Lambayeque o Ferreñafe merecen una buena visita. Pero La Verónica sí bien valió “una misa”.


Esta pequeña capilla queda en pleno centro de Chiclayo. Felizmente no ha sido demolida como le pasó al  bello convento franciscano, cuyos restos (arcos) aún se pueden contemplar en la plaza de armas (según comentan, hay un proyecto de restauración, pero espero no sea un Ripley o algo así). Sus orígenes se pierden en el tiempo. Buscando más información al respecto, todo indica que no existe un “acta” formal de su fundación. Y parece que era una capilla en terreno de indios dedicada al culto mortuorio. Este terreno fue cedido a un hombre rico, José Leonardo Chiclayo, apodado El calvo, quien edificó la capilla inicial y la restauró varias veces.
Todo indica que en el terreno cedido se halló un entierro (en realidad, en nuestro país, dónde no los hay). El edificio que se visita ahora data del siglo XIX. Hay un banner cerca de la entrada que da esa información (creo que lo deberían colocar exteriormente para que la gente se informe más); la decoración es bastante sencilla. Cuenta con un altar que presenta un retablo de yeso pintado en dorado y las hornacinas en las que se hallan los santos son totalmente polícromas. Además tiene altares laterales pequeños para destacar a una divinidad. Lo interesante es el techo, formado por vigas de algarrobo, tradicional forma de construcción de la zona. El edificio ha sido declarado monumento nacional. Y espero que respeten su condición como tal. Recientemente hemos tenido la liberalización de muchas zonas arqueológicas y arquitectónicas que han permitido a personas inescrupulosas intervenir o demoler diversos lugares (Lima tiene varios casos) para activar la economía. En realidad, Chiclayo debe trabajar sostenidamente en el concepto de turismo para mejorar su ciudad, hacerla más ordenada, arreglar el caótico tráfico que tiene. Ha habido buenos intentos de restauración y orden, pero se limita a un solo espacio y no interviene lo demás. Y se pierde en barullo, la estridencia.
Decidimos, César y yo, ir a ver la imponente basílica de San Antonio, iglesia más nueva del siglo XX, pero estaba cerrada. Sin embargo optamos por visitar el viejo hospital Las Mercedes. Es una construcción de casi 160 años y hace recordar al hospital Loayza en Lima y el Goyeneche en Arequipa por presentar la misma arquitectura, aunque ambas construcciones ya corresponden al siglo XX. He tratado de buscar la fecha de construcción para ubicar en la historia las personas involucradas. Se sabe que fue un proyecto de necesidad pública dado por una  ley en 1851 en la época de Rufino Echenique, antepasado de nuestro famoso escrito Alfredo Bryce. La capilla ha sido modificada y se le ha agregado un piso más el cual es usado como depósito.

De aquí nos dirigimos a la catedral, edificio construido bajo un diseño de uno de los arquitectos-ingenieros de moda en el boom de la construcción del siglo XIX: Gustavo Eiffel. La iglesia solo se concluyó en el siglo XX. No sé qué hubiera pasado si la antigua iglesia matriz se hubiera preservado.

Para cerrar este corto viaje, nos fuimos a ver uno de los lugares más interesantes del Perú, incluido en muchas guías viajeras del exterior: el mercado Modelo. Otros lo llaman el mercado de los brujos. Es un lugar fascinante. Insólitamente es ordenado y limpio, puedes recorrer las galerías y los puestos buscando pócimas de amor, amarres, cura del mal del ojo, etc. Todo un bagaje cultural alucinante y con las explicaciones más simpáticas para diversas curas. Es una visita obligada. Ya apurados porque nos íbamos a encontrar con una buena amiga para almorzar (Chiclayo tiene una de las mejores gastronomías del Perú), recogimos nuestras cosas del hotel para ir a un buen restaurante. Mórrope y Zaña me esperan.




martes, 13 de enero de 2015

SANTUARIO DE CARHUAC, JOYA DE HUAYLILLAS

Sábado 11 de octubre. El día de la sorpresa. Este era nuestro último día en este lugar y para tal ocasión, nos habían dejado el plato de fondo: el santuario de Carhuac. La noche anterior había llovido intensamente y temíamos que esa mañana íbamos a tener un nuevo aguacero. Hicimos una previa visita al colegio para ver que todo quedase en calma y organizado para la mañana deportiva y para el almuerzo. Habían conseguido muchas truchas para que podamos comer luego del paseo. De ahí comenzamos a subir al cerro Ventana para llegar al santuario. Por el camino de ascenso ves el paisaje que rodea a Huaylillas. Premunidos de un poco de agua, comenzamos a subir pausadamente, nos acompañaban dos profesores y el sacerdote, joven él de Piura, para mostrarnos este bello tesoro. Antecede a la llegada al convento, el cementerio del pueblo. En sus muros de protección y demarcación vemos algunas cruces. Según nuestro guía, corresponde a vecinos que se pelearon con varios de los habitantes del lugar y su idea es la observarlos diariamente para ver las fechorías que cometían y descubrir la verdadera persona que se oculta atrás de ese hombre o mujer ideal. Simpática anécdota. Lo interesante es que hay de más de cuatro tumbas que corresponde a cada cruz.
Vimos los alrededores de este santuario, creado por los jesuitas a mediados del siglo XVI (1650 aprox.) y manejados por ellos hasta su expulsión de las tierras españolas cuando la compañía fue disuelta en 1773;  luego pasó a manos de los franciscanos. Era una zona estratégica para la evangelización (ceja de montaña o selva alta). Los datos para este santuario son pocos, aunque un docente se ha preocupado en hacer una investigación detallada. Sería bueno ver la posibilidad de cumplir con su posible publicación y tener acceso a archivos. Antes de ingresar a la iglesia, fuimos al patio del claustro que nos da una idea de lo importante que fueron estas instalaciones para el proceso de evangelización de la selva norte peruano.

Si ubicamos este lugar en el espacio colonial, correspondía a la Intendencia de Trujillo y, si trazamos una línea recta imaginaria de penetración hacia el oriente, Huaylillas se comunicaría con la actual Tocache en la Región San Martín. Algunas de las construcciones en el claustro son empleadas, como el que correspondía a la gran cocina que es en la actualidad un gran depósito.  Ingresamos a la iglesia por la puerta lateral para encontrarnos con una de las muestras más bellas y bastante conservada de arte barroco indígena. Su altar mayor está bastante conservado, cuenta con 10 hornacinas (dos sin imágenes), un sagrario de madera pintada y cuatro espacios de pinturas (los evangelistas), dos de ellas lamentablemente borradas. Las hornacinas han sido talladas en la piedra caliza, la cual ha sido pintada dándole una apariencia de mármol. Las imágenes corresponden a periodos diferentes. El tratamiento pictórico se asemeja al altar de la iglesia de Lucma, imaginería de ángeles, vegetación y frutas. Algunos altorrelieves han sido destacados con pintura dorada y se ubican en las hornacinas centrales. Es obvio que las imágenes actuales no les corresponden por las dimensiones de las mismas. La imagen de Dios creador de la parte superior está muy dañada y ya no tiene, por ejemplo, el rostro. Una buena restauración nos daría a conocer los procesos y todas las capas que han de encerrar tanto imágenes como las paredes.


Aunque recargada en detalles, el conjunto es esplendoroso, es un interesante ejemplo de los artistas que adecuaron las ideas evangelizadores a su propia realidad. Siendo un mundo agrario, este se ve en todas partes graficado y evocado. Hay otros dos altares en yeso laterales, no tan próximos al altar mayor. Estos son casi totalmente blancos, pero tienen varias partes polícromas; parece que anteriormente estaban profusamente pintados como el altar principal. Un estudio de la iconografía también nos permitiría ubicar todas las imágenes de manera temporal. No sé si algunas corresponden al periodo jesuita, esto es, el periodo inicial. Mención aparte merece el púlpito. Está hecha de madera polícroma tallada y presenta también a los evangelistas. Hay escenas de la Biblia en algunos de los marcos que hay enchapados. Urge una restauración antes que todo el monumento ingrese el periodo de escasa recuperación. Un detalle interesante es el viejo techo del templo: hay vigas para sostener el peso del techo de dos aguas: cada viga es un obsequio de algún vecino del lugar. Como la famosa contribución en adobes que se hacía en tiempos prehispánicos en el norte peruano.


Salimos para dar una caminata por la verdura que rodea a este bello distrito; así íbamos identificando frutos y plantas medicinales que hay de manera generosa en la zona. Un edén. A medida que avanzábamos, el cielo se iba oscureciendo, amenaza de lluvia. Pero esta esperó a que llegásemos a las puertas de Huaylillas para ver la caída de las primeras gotas. Un poco antes de llegar a las primeras casas del poblado, nuestro guía había comprado bastante pan, calentito, delicioso. Así nos dirigimos a almorzar trucha y luego prepararnos para la clausura del evento, puesto que algunas instituciones ya regresaban a sus lugares de destino. El evento fue muy simpático, lo bonito era ver la cara de alegría de estudiantes y profesores que veían el esfuerzo suyo recompensado por su trabajo conjunto. Incluso se premió al equipo que ganó en las olimpiadas que se habían realizado entre los estudiantes, mientras visitábamos el bello claustro por la mañana. Así cerrábamos nuestra visita a este lugar paradisíaco.

El domingo 12 de octubre, iniciamos nuestro poco accidentado retorno a Trujillo. 




domingo, 11 de enero de 2015

JORNADA EDUCATIVA EN HUAYLILLAS

Viernes 10 de octubre. Segundo día de actividades. Nos levantamos nuevamente temprano para tomar nuestro desayuno. María, César y yo íbamos a participar como jurado en los proyectos de productividad y de interculturalidad desarrollados por los diversos colegios en la Región. Por la tarde, íbamos a hacer una capacitación docente en una de las aulas del colegio.

Antes de ir a realizar nuestra labor académica, cumplimos con una invitación hecha por el párroco a ver una exposición de fotos que estaba instalada a un costado de la iglesia central. Además pudimos ver el interesante de trabajo que hacen con los jóvenes para que desarrollen habilidades en artesanía. Vimos una interesante máscara, que nos muestra el marcado mundo agrícola de la zona. Luego de esta breve visita, llegamos al colegio en el cual ya estaban instalados los toldos para que cada colegio exponga sus proyectos. César iba a ver los de productividad (halló un par muy buenos a tal grado que sugirió a sus docentes ponerse en contacto para poder hacer efectivo el proyecto y pueda beneficiar a toda su comunidad), y María y yo veríamos los de interculturalidad. Hubo dos proyectos muy interesantes, los que ocuparon primer y segundo puesto: cómo integrar a personas de “minorías”, caso de discapacitados, una joven estudiante embarazada; estrategias para evitar el acoso de sus compañeros. Cuando veíamos los proyectos nos decíamos que en realidad somos ciegos de solo ver lo que está a nuestro alrededor en las ciudades, pero no vemos lo que sucede en otras realidades más pequeñas. Soberbio ejemplo para luchar contra la soberbia de los autosuficientes.

 Hubo un percance; los vientos soplaron fuerte y un toldo se elevó cayendo estrepitosamente sobre el pie de un docente. Felizmente no hubo fractura ni algún joven o niño comprometido. Terminamos tarde la evaluación, duró más de lo esperado. Y ya teníamos en ciernes la capacitación a docentes. Esta última fue muy interesante. Los profesores necesitan espacios para hablar, intercambiar sus dudas, hacerse oír. Lo que empezó como una cosa fría, terminó con una amable conversación y la construcción de propuestas para trabajar con sus jóvenes. Estos profesores, además, son responsables que, en cierta forma, el proyecto siga adelante incentivando entre sus jóvenes a aquellos que tengan un verdadero perfil de líder. Por la noche, cerrábamos la actividad con una fiesta, baile, música. Al día siguiente, iba a ser la clausura y la entrega de premios. 




EN EL CORAZÓN DE HUAYLILLAS

Jueves 09 de octubre. Primer día de actividades. Nos levantamos temprano y fuimos a tomar un suculento desayuno. En la sierra, y sobre todo en esta zona tan libre de “modernidad” negativa, cuentas con muchos productos frescos, lo que aquí llamamos “orgánicos”. Además el costo de vida es mucho menor que en la ciudad. Pero también cuenta con sus problemas como salubridad y otros detalles que depende cómo los veas. Este primer detalle fue en el de las comunicaciones inalámbricas como Internet. Huaylillas es pequeño. Está asentado a las orillas del pequeño río Cajas, cuyas aguas dan al Marañón. Su población es pequeña, no pasa de los mil seiscientos habitantes; cuenta con dos grandes instalaciones educativas, una para primaria y otra para secundaria. La primera fue utilizada para todas las actividades. Además el reelecto alcalde había mandado a construir un salón de ceremonias, el cual aún estaba inconcluso. Pese a todo, ahí se realizaron varias actividades como la inauguración, talleres, fiesta y clausura. Luego de la ceremonia de apertura, se realizó el simpático desfile. Nosotros no estuvimos en la ceremonia de inauguración, ya que nos dimos una vuelta por la iglesia principal del distrito.
En Trujillo me habían comentado sobre la existencia de una iglesia de la colonia, pero las personas del lugar y el párroco nos indicaron que este no era el edificio del cual habíamos oído hablar. Ese lo veríamos unos días después. La iglesia de la plaza de armas estaba en reconstrucción. Los paisanos residentes en otras ciudades, sobre todo en Lima, habían agrupado fuerzas y fondos para esta gestión. Pero el problema, tal como vimos en Lucma, es que muchas veces no se cuenta con los profesionales apropiados para hacer una buena reconstrucción. Muchas veces prefieren construir con cemento o ladrillo, cuando el edificio originalmente no lo tenía y, lejos de ayudar a rescatar el monumento, terminan por hacer una suerte de edificio Frankenstein. A veces cambian por calaminas, techos que fueron originalmente de tejas. O cambian vigas de madera o colocan columnas con cemento. La iglesia estaba cerrada para el culto. El simpático párroco nos permitió ingresar a ver los interiores. Luego de nuestra cacería fotográfica, nos fuimos a ver el desfile. Jesús Ágreda me contó que la tradición era marchar en forma de comparsa. Estupendo.
Comparar con las marchas escolares que tenemos en la ciudad nos hace ver lo lamentablemente cuadrados que somos con el carácter “oficial” de este tipo de encuentros de estudiantes. Les metes marchas militares, cuando los jóvenes lo que quieren es alegría, no rigidez de un momento que desean compartir con otros a los cuales vas a conocer por primera vez luego del largo viaje realizado. Había centros educativos venidos desde Bolívar (un día mínimo de viaje, a veces a lomo de mula), Pacasmayo, u otros lugares de la costa y sierra liberteñas. Una lástima que este evento haya coincidido con las elecciones, con las evaluaciones de docentes (hubo directores y profesores que no fueron ratificados) e incluso un nefasto accidente de tráfico en la zona de Julcán que hizo desistir a varias instituciones de participar. Pese a todo, el ambiente era de fiesta. Los jóvenes líderes ordenaron a los grupos de escolares para dar el inicio al desfile. Las bandas comenzaron a tocar la comparsa y el sonido atrajo a los vecinos. Era todo un acontecimiento para la comunidad, ya que la población estaba directamente o indirectamente involucrada. Para una pequeña población como esta, la llegada de más de doscientas personas significa muchos cambios y algunos problemas logísticos. Sin embargo, la comunidad se esmeró en dar lo mejor de sí, por sus hijos y por ellos mismos. Vale. Una a una, las delegaciones pasaban y veías a alumnos, profesores y otras personas que los habían acompañados avanzar bajo la simpática música; hasta César y María se animaron a bailar con la misma. Cerraba el paso de las delegaciones, el colegio anfitrión. Bonito inicio de los días que teníamos por delante.
Por la tarde nos fuimos a orillas del río Cajas que bajaba turbulentamente. Ya había empezado las temporadas de lluvias y más de una nos sorprendió. Por la tarde fuimos testigos de algunos talleres. En la caminata por las dos pocas calles de la ciudad, nos encontramos con un fruto abundante de la zona: el capulí.  Una de las angustias que comenzamos a pasar fue el difícil acceso a la comunicación vía internet. Como personas con ansias de estar informados, comenzamos a angustiarnos. De pronto, María descubrió un punto en el cual podías captar la señal. Pero conforme pasamos los días, esa angustia decayó. Cuando veíamos el cielo estrellado y no sentir claxon alguno que te perturbara, nos dimos cuenta de varias cosas que habíamos perdido por estar más preocupados de lo demás que de nosotros mismos.

Así cerramos nuestro primer día de actividades.