Desde que mi familia y,
posteriormente, yo nos instalásemos en esta ciudad para hacerla nuestra casa, he
sido testigo de varios grandes temas que han circulado por todos los medios
como oportunidades y convertidos paulatinamente en grandes amenazas (pesadillas
diría yo), estas ya confabuladas con uno que crece tenazmente día a día, año a
año: el cambio climático. Son temas parcialmente o escasamente abordados en los
planes de gobierno por candidatos a la alcaldía provincial, esa que tiene que
coordinar estos problemas que agravan las condiciones básicas de nuestra ciudad
afectando a todos los ciudadanos de una manera u otra.
El primero es la erosión
costera, esa que se ha ido agravando año a año. La principal causa, el molón de
Salaverry, es una realidad que no quiere ser tocada por ser ya una fuente de
intereses comerciales poderosos por lo que hay la necesidad de encontrar otras soluciones
coordinadas con los demás alcaldes de nuestro castigado litoral y la
gobernación regional. El problema es tan complejo y politizado que dudo haya
una intención de convertir una propuesta colectiva que involucre todas las
partes, Salaverry incluido, que se convierta en una política regional de largo
plazo. Hay que tomar en cuenta situaciones agravantes como el incremento
paulatino del nivel del mar, situación que parece cada vez más irreversible.
Trujillo pareciera ver a su mar no como una oportunidad y lo ve cada vez más como
una amenaza. Quizás sea por eso que cada día se lanzan una buena
cantidad de aguas servidas al mar. El segundo son los cambios generados por Chavimochic.
Esta obra cambió la fisonomía de nuestra ciudad, tanto en lo social como en lo
físico. En el último rubro está las condiciones climáticas como la pluviosidad
y la humedad. En los años 80, Trujillo era una ciudad de clima seco, con pocas
situaciones extremas. Ahora las lluvias veraniegas son cada vez más frecuentes.
Esta situación se agrava con la regularidad con la que ahora vienen los Niños.
Esta realidad pluvial no se toma en cuenta para el deficiente sistema vial que
tenemos, sin drenajes y con rompemuelles que acumulan aguas que terminan por
destruir la precaria pista inundada. El plan de desviación de aguas (ojalá
funcione) es para ciertas zonas, pero la lluvia cae para todos. Una lluvia como
la de ese fatídico marzo del 2017 que inundó diversos sectores de nuestra
ciudad debe servir como modelo de lo que podría pasar en nuestra ciudad con un
nuevo Niño, que ahora parecen ser cada vez más frecuentes. Hay otros temas
graves como la contaminación y el tratamiento de la basura, poco abordados
también.
Escuchaba comentarios de periodistas sobre la cantidad de candidatos que tienen diversos problemas judiciales y también haber visto un debate electoral en el que se dedicaron más a pullas y diatribas que planes concretos; ¿estarán los candidatos en la capacidad de ofrecer algo por el bien común? En fin, eso es lo que tenemos delante de nosotros. Sombrío panorama.