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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 27 de octubre de 2024

CINISMO PELIGROSO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 27 DE OCTUBRE)

 


Lo de siempre. Como mediocres personajes de la novela 1984, nuestros representantes son un calco de un rancio cinismo que recorre la política peruana, cinismo que debilita la democracia cada vez más ante la ciudadanía. Si vemos todo lo que ha pasado en esta última semana, son cada vez más claras las intenciones de los personajes siniestros que pululan los Poderes Legislativo y Ejecutivo de nuestro mundo político: perpetuarse lo más posible para fagocitar al Estado y protegerse en todo, una vez culminadas sus labores políticas partidarias o funciones. Es evidente y notoria la actitud de congresistas y ministros de manipular a su antojo a la presidente más impopular del mundo, como lo informa el medio norteamericano The Intercept. Ya ni se preocupan en disimularlo como lo declaró abiertamente la congresista Patricia Chirinos. La alianza de partidos para cubrir a la Boluarte sigue impertérrita, así insulten a sus líderes en cualquier lugar. Las movidas que estos están dando contra los poderes aún algo autónomos como el Judicial y el Electoral apuntan a que la mesa esté servida de acuerdo a su propio menú, ese que está muy reñido con la sociedad en general. Lejos de que el Legislativo haya oído y actuado derogando las leyes impopulares que avalan el crimen organizado, ese que está corroyendo a los peruanos; los del Ejecutivo se la han pasado justificando y derivando la culpa contra las verdaderas víctimas de las bandas delincuenciales: los ciudadanos. Ante los ojos de estos personajes, por cuyas bocas circulan los sonsonetes de terruco o caviar (vaya pobreza argumentativa que muestran), nada se ha hecho para sacarnos de encima semejantes bodrios legales. Por el contrario, durante las manifestaciones en diversas ciudades peruanas de una sociedad harta de la inacción y complicidad por parte de los “padres de la patria”, la preocupación del Legislativo ha sido el Poder Judicial que ha actuado en algunos casos para contener la angurria de los todopoderosos congresistas y modular el debilitado equilibrio de poderes en la enclenque democracia peruana, mientras trataban de maquillar sus mamotretos legales “para calmar al vulgo”. Sin embargo, hay mucho por destacar y de lo cual poco se ha difundido en los medios masivos “oficiales”: el poder de las movilizaciones. Mientras Dina censura a los medios en una ridícula conferencia y acalla a artistas como Juan Acevedo por sus agudas historietas, la sociedad civil se ha dado cuenta de que sí puede hacer escuchar su voz. Los paros anunciados han dado muestras de un avance necesario de organización social para que los reclamos sean justos y apropiados. El derecho a la protesta contra todo aquello que nos hace daño es justo en búsqueda del bien común. Por eso, tal como van las cosas, sólo la sociedad civil puede lograr lo que ella necesita, pues de los personajes que pululan los corrillos del poder (salvo destacadas y pocas excepciones) no podemos esperar mucho.


domingo, 6 de octubre de 2024

AL BORDE DE LOS ABISMOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 06 DE OCTUBRE)

 

La semana que pasa ha estado cargada de noticias tensas tanto en el interior como el exterior de nuestro país. El recrudecimiento de la situación bélica en Medio Oriente puede (y va a) tener repercusiones en todo el mundo. Desde la inminente elevación del precio y posible escasez de petróleo, componente básico para la economía mundial y con ello todo un problema económico mundial; hasta la temida posibilidad de una guerra extendida involucrando a más países hasta llegar a una conflagración mundial con resultados catastróficos para la humanidad en su conjunto; todo apunta a que los futuros escenarios pueden ser sombríos, habida cuenta de que hay muchos intereses geopolíticos de por medio, desde aferrarse al poder a todo costo hasta las prontas elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Ese es un escenario que puede tener impacto positivo por un lado (alza de metales para armamento), pero los negativos son peores: inflación, contracción económica, recesión. La guerra dinamiza la economía, es una triste verdad; pero no la dinamiza para todos. En estos momentos, todo pende de un hilo que puede ser cortado por la parca Átropos. ¿Habrá sensatez? Por otro lado, en nuestro país sigue abriéndose más la brecha entre la casta política y la sociedad. El reciente paro de transportistas urbanos en Lima ante la indolencia de los políticos de los poderes legislativo y ejecutivo fue una advertencia para varios políticos, aunque algunos trataron de darse una lavada de cara frente a estos gremios acosados diariamente por la extorsión y otras formas de delincuencia. Baño de cinismo. La delincuencia se ha visto beneficiada por una muy discutida ley que, en cierta forma, favorece a estos delincuentes que enlutan a muchas familias y causan severos daños a la propiedad privada y empresarial. Mientras que los facinerosos actúan sin ningún tipo de límite, vemos escenas de policías y juristas esperando a un abogado defensor para tratar de allanar la casa o locales pertenecientes al crimen organizado. Esta frustración abierta de la ciudadanía en general ha hecho, por fin, que se actúe por sus propios medios contra este cuestionado congreso debido a sus discutas leyes pro delincuencia. El termómetro del congreso debe estar fallando, pues los anunciados paros, la ineficiente respuesta ante los incendios, las cuestionadas compras elevadas de armamento (entre otras papas calientes) pueden tener un costo muy severo (ojalá) para las próximas elecciones. Sus dislates están generando grandes ollas de presión sociales, verdaderas bombas de tiempo. Pero, no podemos esperar de estos personajes casi nada, pues su torpeza va a la par de su desmedida ambición de asegurar sus ingresos lo más pronto posible: ese ha sido el principal objetivo de muchos de los sentados en ese hemiciclo. La ciudadanía debe marcar los límites que nos corresponde. Esto se debió hacer desde un principio para evitar el desmadre que tenemos ahora.