El sábado 21 en la ciudad de
Lima, la Marca Trujillo se hizo presente en la sexta edición ArtLima, espacio
que reúne propuestas audaces e innovadoras en diversos campos del arte
contemporáneo y las comunicaciones digitales. Puntualmente a las 4 p.m. con
Cecilia Mannucci y Miriam Gayoso, presentamos esta novísima marca al público en
general, exposición que difundida también por medios televisivos del Ministerio
de Cultura y el canal 24. La exposición duró un poco más de 40 minutos y se
mostró la evolución de la creación de dicha Marca y la necesidad que una ciudad
que bordea el millón de habitantes, con tantas bondades naturales, históricas,
culturales y económicas tenga una que la sintetice y represente.
La creación de una marca
genera siempre mucha polémica, pues esta está muy ligada a recordaciones y
emociones que no siempre pueden ser compartidas por todas las personas. Los
trabajos de campo, los focus group y otras estrategias no siempre recogen
plenamente toda la información requerida de una sociedad en movimiento como lo
es Trujillo. Sin embargo, se tiene ya un punto de referencia. Se sabe que ya
hubo intentos previos de creación de marca para la ciudad por otra gestión edil
o la accidentada creación de una Marca Arequipa que fue solo impulsada por un
sector del empresariado de esa ciudad. Coyunturalmente la Marca fue presentada
en momentos, en el mes de marzo, que el expresidente Kuczynski pasaba los
grandes aprietos que terminaron con su renuncia. Tal como se comentó durante la
presentación en la Cámara de Comercio de nuestra ciudad, una marca puede
parecerse a otras y estas se someten cada cierto tiempo a cambiar algunos
detalles de la misma, o la cambia totalmente como sucedió a una universidad
privada local.
Ahora el proceso que continúa
es meticuloso, pero interesante. La marca debe de ser conocida por la
ciudadanía, la cual la conoció más por críticas que por haberla visto de manera
directa. Se comenzará a trabajar en medios para que la misma sea conocida por
todos. No se ama u odia lo que no se conoce. Por otro lado, se debe de trabajar
en la misma ciudadanía para desarrollar conciencia de que su ciudad, sus obras,
sus ciudadanos, sus paisajes tienen un invalorable potencial en todos los
rubros, desde lo económico hasta la propia autopercepción que tenemos los
trujillanos de nosotros mismos. Es un trabajo de hormiga que debe de contar con
el apoyo de medios, así como la voluntad política, económica y social de todos
los trujillanos. No es una labor que la hagan los demás; es una labor en la que
cada uno de nosotros es artífice en contribuir, de manera permanente, a lograr
la ciudad en la que queremos vivir: ordenada, limpia, agradable, armoniosa,
respetuosa. Si leemos con detenimiento las palabras previamente escritas,
veremos cuánto nos falta trabajar de manera personal para que nuestro grano de
arena sea relevante.