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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 12 de mayo de 2019

LOS JERÓNIMOS EN LISBOA. LA HISTORIA DE UN IMPERIO





Miércoles 16 de enero. Nos íbamos a hundir más en la historia lisboeta. Mis últimos días en Lisboa y Portugal. Este día estuvo nublado, con varios conatos de lluvia. Tuvimos que llevar nuestro paraguas. Nos íbamos a visitar el impresionante Monasterio de los Jerónimos, el Monumento a los descubrimientos, Palacio de Ayuda y el Cementerio de los Placeres.
Salimos temprano con el fin de visitar el Monasterio de los Jerónimos (Mosteiro dos Jerónimos) a conocer esta bella construcción de estilo manuelino. Manuel I quiso convertir a Lisboa en la capital de un extenso reino que se había desarrollado gracias a los descubrimientos de sus navegantes. Su corte se volvió rica y poderosa, y se codeaba con sus suegros, los Reyes Católicos, Maximiliano de Austria y Enrique VIII de Inglaterra en cuanto a la importancia en la Europa expansiva. Los descubrimientos allende las mares le permitieron la riqueza necesaria y también el giro que va a tener Portugal frente a estos cambios tan brusco que dan impulso al Renacimiento europeo. Los reyes portugueses apostaron por el mar, luego de que Constantinopla había caído bajo las huestes turcas. El descubrimiento de nuevas rutas fortaleció la presencia portuguesa en los océanos como el Atlántico y el Índico, y vio expandir su territorio en otras partes del mundo. Además, abrió la mentalidad de la corte antes los descubrimientos y las nuevas culturas. La corte se pobló de animales extraños y el rey solía pasear por las calles de Lisboa sobre un elefante vestido de sedas traídas de Oriente. Este rey, Manuel I, comenzó a engrandecer Lisboa como capital, ya no de una nación, sino de un imperio. Ligado a la iglesia, confió en los jerónimos para llevar a cabo esta gran construcción asemejándose a una gran nave marina. Se escogió el lugar que era una ermita en la cual pasó toda la noche orando Vasco da Gama antes de salir en su viaje a la India. El artífice de tan impresionante obra es el arquitecto español Juan del Castillo, a quien en Portugal lo conocen como João de Castilho. Es un monumento que hay que visitar sí o sí en un viaje a Lisboa, así sea por una única vez. Hay una colección arqueológica notable del viejo pasado luso. El convento es toda una visita que te transporta a los años dorados de esta nación. Su convento es la obra maestra del arte manuelino, estilo como se le conoce a este movimiento.





Cuando llegamos al lugar aún no habían abierto el lugar, así que decidimos ir a ver el Palacio de Ajuda. Este palacio fue construido para sustituir a aquel que había sido destruido en el terremoto del 01 de noviembre de 1755, el que arrasó a Lisboa. La historia es muy accidentada y no pudo ser del todo concluido por una serie de avatares: un incendio, la invasión napoleónica y el desplazamiento de la corte portuguesa a Rio de Janeiro en Brasil hasta la partida al exilio de la realeza portuguesa en 1901 que se inicia la República. (http://www.palacioajuda.gov.pt/pt-PT/palacio/historia/ContentDetail.aspx). Para mala suerte, el día que escogimos, el palacio no estaba abierto. Pese a todo pude apreciar las dimensiones de semejante construcción. El palacio se llama así, pues se construyó al lado de las ruinas de lo que quedó del convento de Nuestra Señora de la Ayuda, del cual queda una torre. Aquí más datos (http://meusroteiros.com/palacio-da-ajuda-lisboa/).




Terminada la visita nos dirigimos a los Jerónimos. Antes de ingresar al gran complejo, fuimos a ver el Monumento de los Descubrimientos, elevado a orillas del río Tajo, cerca de la torre de Belem, de la cual salían los navegantes en el siglo XVI y XVII. Dedicado al rey que impulsó el espíritu marino de su nación, Enrique el Navegante, fue construido en 1960 a 500 años de su muerte. Tiene 33 figuras mirando al Tajo, la ruta natural de los navegantes; entre ellos, destacan Alfonso V, Vasco da Gama, Fernando de Magalhães, Alvares Cabral, entre otros como el escritor Luis de Camões. Es la historia de una nación que vive del mar, por eso el diseño de la proa de un barco (https://arte.laguia2000.com/escultura/el-monumento-de-los-descubrimientos-en-lisboa). No pudimos visitar sus instalaciones internas, ni tampoco la Torre de Belem, pues el tiempo nos era apretado. Nos quedaba aún el cementerio de los Placeres.
Ahora sí. Los Jerónimos. Tanto se ha escrito de ellos. He aquí algunos vínculos para poder conocer más sobre este lugar: (http://www.viajeuniversal.com/portugal/lisboa/monasteriojeronimos/historiajeronimos.htm). Lo que sí sorprende es hallar al ingresar a la iglesia, fuera de sus dimensiones, es encontrarse con las tumbas de Luis de Camões y Vasco da Gama. En el caso del primero, era lo menos que podía hacérsele al escritor de Os Lusiadas. He aquí datos de su dura vida en la que las pasó negras. Y es un héroe nacional. (https://www.portalsolidario.net/ocio/visu/biografia.php?rowid=9323). Aquí más datos del monasterio (https://rutacultural.com/monasterio-de-los-jeronimos-de-belem/).








Una vez concluida nuestra larga y pausada visita, nos fuimos a almorzar cerca de ahí. Comida de Goa, antigua colonia portuguesa en la India con bastante picante. Rico. De ahí nos fuimos a ver nuestro último objetivo del día: Cementerio de los Placeres. Cemitério dos Prazeres está ubicado en la colina de Ourique y surge por una fuerte epidemia de cólera que devastó la ciudad en los años 30 del siglo XIX. La zona era la Quinta dos Prazeres, por eso se quedó con Placeres. Es un camposanto que hay que visitar para ver la arquitectura funeraria, tan en boga en nuestros días. Además, es el lugar ideal para ver la historia de una ciudad. Esta zona acoge a los más pudientes lisboetas y se ve por los bellos mausoleos que hay en el lugar. No pudimos estar mucho tiempo, pues ya estaba por cerrar fuera de que amenazaba una fuerte lluvia. Recorrimos algunas calles para ver destacadas estatuas, así como panteones familiares, algunos ya colapsados por el paso del tiempo. En sus instalaciones estuvieron enterrados personajes como Amalia Rodriguez, cuyos restos fueron trasladados luego al Panteón Nacional. También estuvo Fernando de Pessoa, pero luego sus restos fueron llevados al Monasterio de los Jerónimos. Preguntamos por este último y nos dieron este dato. En la visita a ese lugar no sabíamos tal hecho.  Aquí más datos de este bello lugar (http://www.sietelisboas.com/cementerio-de-los-placeres-lisboa/) (https://www.elrincondesele.com/un-paseo-en-blanco-y-negro-en-el-cementerio-de-los-placeres-de-lisboa/) (http://www.sietelisboas.com/cementerio-de-los-placeres-museo/) Este otro de famosos cementerios de Europa: https://www.traveler.es/experiencias/galerias/cementerios-famosos/485/image/23350.





Salimos casi a las 5 pm para dirigirnos a casa. En el retorno, nos confundimos de camino, cosa que nos hizo demorar un poco más la llegada a casa. Al día siguiente iba a recorrer la ciudad vieja. Mi último día en Lisboa.







viernes, 22 de marzo de 2019

LISBOA Y SU DURA HISTORIA: CARMO Y EL 01 DE NOVIEMBRE DE 1755.





Lunes 07 de enero. Día feriado para España luego de Bajada de Reyes. En Portugal las actividades transcurren normalmente. Es el día que vamos a almorzar con los amigos de Maria, del trabajo que tuvo en una empresa alemana que tenía sus instalaciones y fábrica en Lisboa y luego se mudó a China. Interesante es cuando las historias que uno lee en otras latitudes, las experimentas de manera directa y con testigos que te narran detalles. Ese día fuimos a hacer algunas compras, pues nos íbamos el martes y miércoles a varias ciudades y atracciones del Norte portugués. El almuerzo fue en un simpático restaurante y con unos amigos que comentaban diversas historias y viajes que habían hecho. Una pareja contó sus experiencias en Cuba, país al cual fueron para un tratamiento que les resultó gratuito y con éxito. En cierta forma de agradecimiento, retornan con cierta frecuencia a la isla y nos dijeron para ir al paraíso en alguna oportunidad. Habrá que planificarlo, pues sí quisiera ver la parte histórica colonial de Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana. Terminado el opíparo almuerzo, siempre rociado de vino portugués, nos fuimos al ex Convento del Carmo, un gran convento y claustro que quedó totalmente arruinado tras el terremoto del 01 de noviembre. Ese fue nuestro objetivo inicial el día anterior, pero llegamos un poco tarde. Ahora tomamos todas las medidas de precaución.
Antes de ir a nuestro museo, fuimos a un restaurante que tiene una vista privilegiada: el Bellalisa. La vista es bonita. Se ve el Lisboa viejo. Es lo bueno de la ciudad, sus colinas ayudan a ofrecer un bello espectáculo del lugar. Uno puede ver las construcciones principales con lo principal: con las paredes enlucidas y algunas rescatadas con murales. Lo malo en nuestro país, en todas sus ciudades es ver las paredes laterales sin enlucido lo que da la sensación de una ciudad a medio hacer o arruinada. Tras dejar este mirador, nos fuimos a la plaza a ver la fuente de la plaza que da a la iglesia. 





Estas fuentes se llaman Chafariz y hay varias de estas por diversos barrios en sus respectivas plazas. Cerca de la casa de Maria hay uno. Sin mucho preámbulo, compramos los boletos para visitar el monumento arruinado que ahora es un gran museo “al aire libre”. El convento y claustro se han convertido un gran espacio de exhibición que no solo muestra lo rescatado de este espacio, sino de muchas iglesias que también colapsaron ese 01 de noviembre fatídico para Lisboa. Las consecuencias de ese terremoto las iba a conocer también en otras partes de Portugal y en España, tanto en Segovia como en Sevilla. Ubicado en el barrio del Rossio, este convento perteneció a la orden de los carmelitas. Durante el sismo, muchos feligreses acudieron a la iglesia pensando guarecerse contra la violencia del movimiento, pero el techo colapsó matando a casi todos los que estaban ahí. Desde ese entonces, esta iglesia está a techo abierto. Se quiso restaurarla, pero quedaron tan debilitadas sus estructuras que desistieron del proyecto. Pese a todo, se siguió con la posibilidad, pero en 1834 Portugal secularizó todas los conventos y claustros, por lo que se suspendió definitivamente. Se preserva sin techo y le da un aire muy especial. En las instalaciones del claustro se halla un interesante y pequeño museo con varios sarcófagos reales, escudos, lápidas, panoplias en piedra, fuentes, restos de columnas y capiteles. Tiene una sección que muestra los antiguos orígenes prehistóricos, del paleolítico de la zona (se verá con mayor profusión en el Convento de los Jerónimos). Hay una sección romana. Una dedicada a los fundadores y antiguos benefactores de este monumento religioso. Además, tiene una sección de objetos precolombinos, entre estos un par de momias peruanas que enriquecen su colección y que llama mucho la atención a los visitantes de este bello lugar.  Tras el terremoto, el Marqués de Pombal realizó una serie de cambios que transformaron a la ciudad de Lisboa, a la arquitectura y la ciencia. Fueron las bases de la sismología y replanteó el papel de la ciencia occidental. Tras los terremotos de Lima (1746) y Lisboa (1755), el pensamiento occidental se inclinó por la racionalidad para entender los eventos, más que dejarlos a la "acción divina", como aún pensamos aquí. En la tienda del museo no aguanté la tentación de llevar varias cosas. Aquí dejo la página del museo que vale la visita: http://www.museuarqueologicodocarmo.pt/mac.html. Otra página sobre el convento: https://www.diariodelviajero.com/europa/descubriendo-lisboa-convento-do-carmo.





Una vez culminada nuestra visita de dos horas, salimos a recorrer el Chiado para ver sus tiendas y atractivos. Regresamos temprano, pues al día siguiente íbamos a hacer un viaje de ensueño. Una cena casera cerró el día.