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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 6 de abril de 2014

SIRESA EN EL ROMÁNICO ARAGONÉS

Al culminar nuestra visita a San Juan de la Peña, todo el grupo de AEPE se dirigió a almorzar a la campiña aragonesa, cerca de Ansó. Un almuerzo simpático en una fonda al pie del camino, cerca de un riachuelo y rodeado por montes y colinas cubiertas de vegetación. El calor sí era fastidioso, pero la buena conversación y los platillos supieron hacernos pasar bien el momento.  Tras el almuerzo y buena sobremesa, nos fuimos hacia Ansó, un pequeño pueblo que ha visto con el pasar de los años cómo desciende el número de sus habitantes. Actualmente este pequeño poblado no pasa de mil, pero hay también una población rural, ya que las principales actividades son la ganadería, la agricultura y, últimamente, el turismo. Gracias a este, el pueblo ha recuperado su original encanto de poblado campesino, con sus estrechas calles, una pequeña plaza central en la que se alza su principal iglesia. Esta reconstrucción y la inclusión de todos sus habitantes en las actividades turísticas son todo un modelo que podría aplicarse en algunas ciudades de nuestra sierra. He visto intentos en Cascas; pero Lucma, en la sierra liberteña, podría ser un modelo que podría implementarse, paso a paso, con el apoyo decidido de autoridades, gobiernos (central y regional), empresas y ciudadanos. Hay que hacer muchas cosas, que sí vimos en Ansó: una buena infraestructura vial, servicios básicos de calidad, pequeña infraestructura hotelera, reconstrucción de la zona mejorando la calidad de vida de los habitantes (no desalojarlos, sino incorporarlos en todas las actividades) y una información precisa para los visitantes (historia, geografía, arte, cultura, entretenimiento). Y ese pequeño poblado nos ofreció todo en el par de horas que estuvimos en sus espacios.
Las autoridades nos tenían un pequeño obsequio musical. Para tal caso, nos invitaron a su iglesia mayor, la iglesia de San Pedro, del siglo XVI. Es una inmensa mole de piedra, sobrio edificio que se ve imponente en la pequeña plaza en la que se ubica. La construcción es alta y uno lo percibe al ingresar. Pese a ser una construcción barroca, hay mucha sobriedad en su interior. Presenta varias tallas de santos, imágenes religiosas. Pero su altar mayor sí es destacar, todo en pan de oro, alto (me hacía recordar al de La Compañía de Arequipa). Siempre me han gustado las esculturas. Aunque en el barroco, muchas de estas eran tenebristas, la belleza y sobriedad de grandes maestros españoles atenuaban un poco ese carácter fúnebre o hasta macabro de algunas de estas estatuas. Esta iglesia tiene buenas muestras. Pero la siguiente visita me iba a dar más belleza. La sorpresa que nos tenía el alcalde era musical. Un pequeño coro, acompañado de un organista, nos deleitó por casi media hora; pero también contaban con una solista femenina, cuya voz nos iba envolviendo en ese marco barroco. ¡Qué más pedir! Lastimosamente, hubo varias personas del grupo que no fueron advertidos de esta actividad. Una lástima, puesto que perdieron un bello espectáculo. Salimos de la iglesia, luego de ver con más detalles los retablos (uno con una pintura, los otros con imágenes) para irnos a nuestros buses. En el camino hicimos un breve alto para ver el pequeño museo temático que tienen. Muestran la vida campesina del poblado. Es, pues, una pequeña sociedad agrícola y ganadera.
De ahí, ya en nuestros buses nos dirigimos a Siresa para ver el monasterio de San Pedro. Una maravilla escondida y sorprendente.  Siresa, como poblado, es aún más pequeña. Su población no pasa de 300 habitantes. Todo apunta que esta zona, que pertenece al valle de Hecho, es, desde el punto de vista histórico, la cuna de la sociedad, cultura y corona aragonesas. Imaginar que el reino de Aragón fue uno de los más importantes del mundo europeo tanto el medioevo como el renacimiento. Esta visita me estaba abriendo los ojos. El monumento más importante por el cual la historia incluye a este poblado en sus anales es el impresionante monasterio de San Pedro. Todo se inicia el 25 de noviembre de 833 cuando Galindo Aznárez, conde carolingio de Aragón, y su esposa donan estas tierras para hacer una iglesia, luego vendrá el monasterio, bajo la orden de San Crodegango, quien regularizó las reglas para un clero menos mundano y más comprometido con los evangelios. Algunos historiadores piensan que hubo una edificación anterior visigótica, que se usaba como hospedaje además, puesto que cerca de ahí hay restos de caminos romanos, muy usados en esa época. La nueva iglesia, recibió diversos honores y prebendas desde su creación. Conservó una espléndida biblioteca para su época. Tuvo dos periodos oscuros: cuando en el año 999 hubo una fuerte campaña de Almanzor que amenazó al monasterio y fue casi abandonado; y el otro, cuando pasó a la jurisdicción de Jaca en 1145. Lo que no pudo la guerra, lo pudo la administración. Como sucede en la actualidad. Nada nuevo bajo el sol. El edificio presenta diversas construcciones. Según nuestra experta guía, nos mostraba restos prerrománicos y la edificación posterior obedece a principios carolingios. Pura historia. Lo que una vez de chiquillo en el colegio oía fascinado, de pronto lo tenía delante de mí; conceptos carolingios, de Carlomagno, ¡qué viejos espacios! Las paredes, grandes moles, no tienen imágenes o tallados. Limpia edificación. Tiene, eso sí, bellas esculturas talladas en madera (un Cristo alucinante, una talla de un Cristo crucificado en madera nogal policramada, también del siglo XIII) y unos retablos posteriores al edificio. Hay una talla de la virgen María, llamada Virgen de Siresa del siglo XIII con el niño Jesús muy sencilla y bella, es una belleza de siglos.  


Una vez culminada nuestra visita, retornamos a Jaca a través de la ruta que bordea el bonito valle de Hecho. Una gira impresionante cargada de historia, ¡tanta impresionante historia!



martes, 30 de agosto de 2011

ADIÓS A AREQUIPA

Para cerrar ese 14 de agosto, nos fuimos a comer algo turco (no hallamos el mejor que se hallaba en la calle Villalba y nosotros sólo merodeábamos por la Calle San Francisco y alrededores) y tras ello, nos fuimos a un lugar llamado Zona Cero, un complejo donde hay bar, discoteca, pub y restaurante. Teníamos intenciones de jugar billar para aprender. Hay todo un mito negativo alrededor de este juego, que incluso causa un poco de escozor entre docentes, ya que muchos adolescentes prefieren ir a jugarlo que ir a aulas. Con todo mi prejuicio, Laetitia me enseñó las reglas y comencé a jugar. Luego nos invitaron a jugar unos turistas galeses, uno de ellos muy diestro, que era profesor de matemáticas. Hablábamos en inglés y entre ellos, hablaban el gaélico, que me sonaba a holandés. Ellos estaban muy orgullosos de su nacionalidad, no ingleses: gaélicos. Es la primera oportunidad que tuve para poder hablar con personas que tenían estas perspectivas muy peculiares de su orgullo y su posición frente a los ingleses a quienes los tratan como invasores. Interesante. Una vez concluida esta larga jornada, fuimos a dormir.


Al día siguiente, lunes 15, era fiesta. Toda la ciudad se había volcado a las calles para ver el largo corso para las fiestas. Es larguísimo. El día anterior había estado Juan Vives de Colombia, pero ya la ciudad es tan grande que te enteras de todo mucho después. El día que viajábamos iba a estar Juan Luis Guerra (me hubiera gustado verlo, puesto que a Trujillo no irá, quizá, nunca). Me levanté temprano y me fui a caminar por ahí. Fui a Sta. Teresa para ver el museo, pero estaba cerrado. Lunes, día de descanso. Lo que hice fue caminar por las calles un poco y bajar a San Lázaro. Es la zona vieja de la ciudad, barrio tranquilo y limpio, con las calles arregladas y maceteros con geranios para alegrar al transeúnte. La gente cuida su ciudad con esmero y pulcritud. ¿Por qué los demás no lo hacemos con las nuestras? Laetitia me llamó y ya era casi mediodía. Así que decidimos ir a almorzar a uno de los restaurantes que se halla en la Plaza de Armas. La multitud era increíble y era muy arriesgado ver la cantidad de niños que iban con sus padres exponiéndolos al peligro. Muy censurable. Las pobres criaturas eran llevadas como muñecos y arrastradas peligrosamente por la multitud. Logramos subir a un restaurante, luego de haber intentado en uno que nos quiso cobrar 50 soles sólo por estar sentados ahí sin comer. Realmente abusivos. Fuimos un poco más allá y vimos uno moderado y con buena oferta culinaria. Todo el menú por 35 soles y qué menú. Obviamente al final tuvimos que dejar el rocoto relleno o el pastel de papa o el soltero de queso o el postre. Demasiado. Culminamos con un anisado para la digestión y partimos a seguir caminando por ahí. No nos interesaba el corso, ya que había mucha repetición: el carnaval de Arequipa lo escuchabas a la entrada de la plaza con un grupo, a la mitad con otro grupo y al final con otro más; era un chicle acústico que terminaba por aburrir. Salimos con el objeto de ir a caminar por el puente Bolognesi o Grau, pero nos topamos con un guardia que había perdido todo sentido de autoridad en una de las esquinas y estaba generando un peligroso tumulto; decidimos ir por otra esquina donde los guardias sí actuaban con sensatez. Descendimos hacia los viejas calles que llevan hacia los diversos puentes y nos encontramos con una cuadra cargada de tiendas que vendían guitarras, mandolinas, violines o charangos. En algunas se veían a músicos mostrando sus cualidades, pero es algo que no veo en Trujillo, una ciudad con mucho amor a la música, pero pocas casas musicales. Irónico. Muchos de estos conjuntos habitacionales antiguos han sido remodelados por apoyo municipal e instituciones españolas. Los vecinos cuidan sus “nuevos” espacios y los muestran con orgullo. Algunos vecinos nos invitaron a pasar a ver sus remoladas casas. Seguimos nuestro trayecto. Una buena caminata para conectarnos con el Puente Grau. Vimos bonitos paisajes. Arequipa es una ciudad fotogénica. Llevé a Laetitia a ver San Lázaro y regresamos por el conjunto San Francisco. Entramos a ver una feria y allí encontramos los regalos para llevar a todos nuestros amigos y familia en Trujillo. Muchas cosas bonitas colman sus instalaciones y gente dedicada a un trabajo honrado para todos.

Retornamos al hotel, puesto que ella y yo teníamos bastante trabajo pendiente. Ver correos, preparar una presentación que tenía ese sábado, asuntos de matrículas que iba coordinando con mis profesores en Trujillo, asuntos de la Alianza. Varios asuntos. Para cerrar esa última noche en Arequipa nos fuimos a comer al Zigzag. Una delicia. Una variedad de carnes a la piedra, de cerdo, vaca y alpaca, con una entrada con carnes de avestruz fue toda una orgía para nuestros paladares. Cuando regresábamos a nuestro hotel, en Moral, cercano a Sta. Catalina, el corso no había aún concluido. Eran las 11 y media de la noche y todo había empezado a las 10 de la mañana en punto. El del año pasado duró más allá de las dos de la mañana. Un exceso.


Último día. Martes 16. Laetitia fue a la Alianza a ver una serie de detalles. Íbamos a almorzar al Club Arequipa con el simpático Presidente de la Alianza de Arequipa. Creí haber perdido mi candado de maleta por eso fui a ver uno al Mercado San Camilo. Bajé por varias calles que las recordaba de mi niñez: Mercaderes, Dean Valdivia, Santo Domingo. Ya no existe el cine Real, ahora es un centro comercial. Arequipa ha cambiado bastante. Luego subí por Santo Domingo. Iba con mi cámara con cierto temor, pero se respiraba cierta seguridad. Eso lo percibimos más que en Trujillo, por ejemplo. Sé que hubo y hay asaltos, pero la presencia de numerosos turistas hace a una población más atenta de cuidarlos más que abandonarlos. De ahí me dirigí hacia el convento de Santa Teresa. Ahora sí tuve más suerte. El lugar es muy interesante, hay todo un tesoro en imaginería religiosa que quizá también la tenga el bello convento del Carmen de Trujillo, lugar que espero un día decida abrir sus puertas para mostrarlas a todos. El convento está en proceso de reconstrucción y tiene un museo bastante bien implementado. Una vez culminada mi visita, me dirigí hacia el Museo de Arte Moderno, pero estaba cerrado. Una pena. Pero todo se compensó con el Museo de la Catedral, situación que ha molestado a la población religiosa, puesto que la nave de la catedral es parte de la visita por lo que piden a la gente que una vez concluida la misa, la gente se retire para poder comenzar las visitas guiadas. Una situación conflictiva que acarreó posiciones encontradas como ha pasado con la Catedral de Cuzco. Sólo entras libremente cuando hay misa a las 6 de la mañana. Así está pasando en Arequipa. Pero la visita es muy interesante y tiene algunos tesoros escondidos entre sus muros. Y luego subir hasta los campanarios es un regalo a la vista: la plaza de armas, la ciudad, los volcanes, todo desde el techo de este monumento. Impresionante.
Terminada la visita preparamos las cosas para ir al almuerzo; el Club es bonito, mucho más pequeño que el Central de Trujillo. Hay una limpieza extrema y una atención de primera. Pero los tiempos nos traicionaron. Nuestro avión salía a las 4 y 15 y teníamos que estar a las 3. Pero conseguir taxi y todos esos menesteres son complicados. Llegamos al aeropuerto casi a las 3 y media, todo tuvo que hacerse rápido, no logramos comprar nuestros ansiados chocolates de la Ibérica, tenía intenciones de comprar las famosas guaguas, pero fue empresa frustrada. Con Laetitia teníamos intenciones de asaltar a algunos viajeros con cargadas bolsas de chocolates. Y además nos dijeron que teníamos que pagar impuesto de salida, que no es como en Lima o Trujillo que el impuesto está incluido en el pasaje. Terrible. Una sola ventanilla para casi cien pasajeros. Detalles que deben tenerse en cuenta para no reventar el hígado del viajero, ya que ahora tienes que pasar las medidas de seguridad (felizmente no es como en Europa que te desnudan o te sacas los zapatos). Ya en el avión hice un rápido recuento de este viaje. Un buen paréntesis para seguir adelante.

Laetitia se quedó en Lima, yo seguí viaje a Trujillo.

VIAJE A LA NOSTALGIA: AREQUIPA

























Los retornos a los lugares del pasado son también viajes a esos rincones de tu mente que se quedaron congelados en algún momento de tu vida. Lugares que fueron permanentes recuerdos regresan a ti cuando pisas nuevamente ese recuerdo geográfico. Este es el caso de Arequipa. En ella viví casi 11 años e hice toda mi vida escolar. Llegué de muy corta edad y nos instalamos, mi padre, mi madre y mi hermana Lucero en una primera casa en la calle Santo Domingo, frente a la oficina en la que mi padre trabajaba y había sido enviado desde Piura como gerente.

El día 12 de agosto salimos Laetitia y yo para tener una serie de reuniones con la gente de la Alianza Francesa de Arequipa para devolver una visita hecha a nuestra Alianza este año en los primeros meses. Un viaje rápido en avión con una forzada escala en Lima (tenemos el fuerte centralismo que nos obliga pasar por Lima a y desde cualquier lugar que vaya o venga por avión) nos llevó a Arequipa, ciudad a la que llegamos a eso de las 7 de la noche. Teníamos una invitación ya ese día para estar en su local, una bella casa antigua que es la envidia de todas las Alianzas del país. La ciudad de noche no se percibe mucho (“de noche, todos los gatos son negros”), pero veíamos el denso tráfico y la excelente iluminación que tiene la ciudad me iba a dar con varias sorpresas, tanto para mí (que no la visitaba desde 1998) como para Laetitia. La ciudad es ahora una urbe de más de un millón de habitantes y los servicios que ofrecen son buenos y variados, y la hacen con toda justicia la segunda ciudad del país. Luego del simpático espectáculo hecho por alumnos de la Alianza e invitados, nos fuimos a comer a un restaurante que queda en la misma Alianza que tiene instalaciones muy simpáticas y con una buena y variada oferta gastronómica. Arequipa es una ciudad en que hay de todo, para todos los bolsillos y con una gama culinaria tanto local como foránea. Y durante cuatro días y lo íbamos a comprobar.


Tras una pequeña salida nocturna, nos fuimos a dormir temprano para ir a reunión temprano. Aunque la ciudad estaba de fiesta (desde el 14 hay desfiles), la Alianza estaba abierta. Visitamos todas las instalaciones, su mediateca, su laboratorio de media, sus aulas. Luego de eso, muy gentilmente nos invitaron las entradas a Santa Catalina; antes, habíamos contemplado una marcha de pobladores que se aunaban a la celebración de sus fiestas, gente que se dirigía a la Plaza de Armas. Todos coreaban vivas a Arequipa con un orgullo que pocas personas de otras partes del país toleran, culpándolos de chauvinistas. Pero su ciudad amerita todos los adjetivos posibles de belleza y trabajo; en Arequipa la gente trabaja duro por su desarrollo personal y también por su ciudad, cosa que no vemos en otras partes de nuestro país. La gente sentía orgullo de su ciudad, su cultura y sus derechos por los cuales, ellos sí luchan con denuedo.

Santa Catalina es un inmenso claustro que fascina a todos. La combinación de colores, el manejo de espacios y perspectivas hacen de este monasterio una visita obligada. Una cosa que causó mi sana envidia es la cantidad de turistas que hay en la ciudad. Por todas partes ves cantidades de ellos copando servicios que felizmente no colapsan, ya que la ciudad ya está preparada a ello. Esa es la razón por la cual la ciudad va a recibir la convención minera, la que estaba prevista para Trujillo, pero que por motivos infraestructurales se perdió. El monasterio estaba lleno de turistas tanto nacionales como extranjeros. Pero el problema en todas partes era el guía. Salvo en Chachapoyas donde tuvimos un buen guía, tener un buen guía informado y variado, que no se haya aprendido el parlamento de memoria y que haya investigado más es un logro muy difícil de hallar. Muchas veces una visita puede potenciarse o desplomarse si tienes un buen guía que te motive a investigar, a imaginar, a hacerte una idea sólida del sitio que visitas, o por otro lado caer en el absurdo de explicaciones contradictorias del lugar que estás observando. He oído versiones anacrónicas o totalmente desubicadas en las explicaciones dadas por ejemplo en la Catedral en la que el guía me decía que Francisco Laso, pintor limeño del siglo XIX, era un pintor del barroco peruano. O cuando un lugar, como el caso de Santa Catalina, con una belleza arquitectónica relevante, la información de los que la edificaron sea pobre (no supimos quién fue el arquitecto inicial) y prioricen sólo datos de corte religioso. El manejo de la historia, geografía, arte es en general pobre. Es el producto del descuido de la educación actual que le da más prioridad a computación que a la filosofía o las ciencias sociales. En todas partes “se cuecen habas”. Así pues, con todos estos datos, sacamos con Laetitia nuestras propias conclusiones del monasterio que teníamos delante de nosotros. Visité Santa Catalina, por primera vez, en 1972. Lo visité varias veces, ya que llevaba a amigos o parientes que llegaban de visita a nuestra casa. Las otras oportunidades se dieron en las visitas posteriores cuando ya residía en Lima o Trujillo. Ahora en 2011, veo a este bello espacio, mejor presentado, con nuevos espacios al visitante, con mejor señalética y, sobre todo, con unos colores más vivos que resaltan sus muros, cúpulas, puertas, esquinas, plazas. Nos hubiera gustado verla de noche (ahora hay visitas nocturnas) o verla con todo su esplendor en algún concierto de música barroca como alguna vez organizamos en lugares especiales como la Iglesia de Huamán en Trujillo. Sus formas acogen a quienes caminan entre sus estrechas calles; una vez vi una publicidad promocional del Caretas en los años 70 (creo 71 ó 72) que vistió de monjas a dos modelos arequipeñas y las hicieron posar en diversas partes del monumento. Alucinante.


Saciados de belleza nos fuimos a dar rienda suelta de nuestra hambre física y nos fuimos a la búsqueda de rocoto relleno y chupe de camarones. Un opíparo almuerzo coronó nuestra mañana y antes de ir a la siesta, decidimos ir a la iglesia de La Compañía. Estaba cerrada, pero fuimos a sus claustros en la búsqueda del restaurante de un francés instalado en la ciudad. Arequipa tiene una notable presencia de extranjeros residentes que han instalado todo tipo de servicios y restaurantes que hacen de esta ciudad un verdadero paraíso del cual en Trujillo carecemos. Fuimos al Zigzag de unos suizos, con una carta impresionante; o la de comida turca en diversas versiones para todos los bolsillos. Comida francesa, argentina, chilena, alemana, fuera de los tradicionales chifas. Falta uno japonés. Ahora, en verdad, todo eso es sostenido por la cantidad de turistas que llegan a esta ciudad. El centro antiguo es un bazar de empresas de turismo para todos los gustos. Con Laetitia hicimos la promesa de ir al restaurante francés para una buena degustación de buenos vinos y, sobre todo, quesos. Nunca logramos ir. Queda pendiente.

Decidimos ir a descansar un rato, mientras el centro de la ciudad se iba volviendo un loquerío, puesto que se preparaba la serenata de la ciudad. Teníamos una cena de confraternidad y nos preparamos para ir. Fue un momento de buena conversación, buena comida, calidez de personas que trabajamos por un objetivo común. Los directores de la Alianza de Arequipa son unos buenos anfitriones y lo demostraron ese día. Terminada nuestra velada, nos decidimos ir al hotel a dormir.


























El 14 de agosto, domingo, decidimos ir a la campiña. En Arequipa hay una suerte de fiebre con estos buses paisajistas que han colmado la ciudad. Esto es muy peruano: descubrimos una interesante fuente de ingreso y automáticamente la idea es tomada por todos. En Lima lo ves con la cantidad de ópticas que se instalaron en el centro de Lima; lo mismo pasó con las farmacias que se instalaron por todas parte juntas (en un encuentro de dos avenidas tienes hasta 6 farmacias grandes que se hacen una competencia feroz y no sé cuánto nos beneficie). En Arequipa se da con los estos vehículos panorámicos. En un principio hubo 2; ahora más de 12. Y ahora ya se ve en algunos de ellos deterioros debido a la distorsión de precios que genera las sobreoferta. Ya queda poca ganancia debido a los costos no cubiertos y que a la larga se vuelve un peligro a los usuarios. En el caso nuestro, los frenos de nuestro ómnibus nos hacían dudar de su mantenimiento. A veces la competencia no es tan sana, sino se la regula. Pero se llama reglas del mercado, hasta que un accidente te saca del mismo. Espero que ninguno de nosotros sea el que sufra las consecuencias de esta competencia. El viaje fue simpático en un inicio, pero luego se fue tornando en una pesadilla cuando eres arrastrado por todo el grupo. Yanahuara estuvo bien, así como la campiña; pero luego en camino a Sachaca y el palacio Goyeneche, ya cerrado al público, la cosa se hizo más rutinaria. Ya en la mansión del Fundador, nuestra paciencia eclosionó. Las cientos de personas que se hallaban en el local nos impedían hacer una visita sosegada. Peor aun cuando tenías impertinentes que iban con sus equipos de sonido o preferían la foto sin importarles los demás. Salvajes. Y el colmo fue el hecho que un grupo de familia se puso a discutir entre ellos a gritos sobre una herencia. A vista y paciencia de todos nosotros. La pesadilla culminó con la visita al molino de Sabandía. Fue uno de los puntos negros de nuestro viaje. Pero todo iba a ser recompensado con un buen almuerzo en el restaurante La Viña (Laetitia comió su segundo chupe de camarones) y luego una interesante visita a las instalaciones donde tienen a la momia Juanita. El sitio está bien tenido, hay una ordenada y bastante detallada exposición de objetos hallados con los sacrificios hechos (objetos de culto, cerámica, los valiosos tejidos como hablaba John Murra). Obviamente, la estrella principal es la momia de esta niña que fue sacrificada en las faldas del Ampato. Una de las cosas que más me llama la atención es que toda referencia de Miguel Zárate, quien apoyó al hallazgo de estos restos, haya sido totalmente borrada. Como si no hubiera existido. Recuerdo que cuando salió el espacial de National Geographic, el volumen 189, número 6 de junio 1996, con este descubrimiento se lo nombraba y había fotos con él, como el de la página 67. Pero ahora, está totalmente borrado. Quise indagar más, pero parece que es una historia larga, puesto que su hermano, Carlos, a quien luego visité brevemente, no tuvo tiempo para contarme los detalles. Pese a todo, la visita fue todo un regalo a la imaginación.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA BEAUTÉ DE TOULOUSE

























Si alguna ciudad siempre me llamó la atención por los elementos que la vinculaban era Toulouse. La evocaba mucho por el gran pintor que la lleva en su apellido, Henri de Toulouse - Lautrec, de origen noble y vinculado a esta zona, a Midi-Pyrénées (aunque el museo más bello de su obra se halla en Albi, sobre todo la exposición de sus notables afiches), luego, ya en el mundo de la música, siempre había escuchado de la orquesta del Capitolio de Toulouse, famoso por hacer interesantes representaciones operísticas, con un buen director como Michel Plasson, y es con la Ópera de París, los principales cultores de la cultura musical francesa (aunque también está el nuevo y bello local de la Ópera de Lyon).

Llegamos con Isabel un sábado lluvioso por una visita de horas a Toulouse, dejamos el auto en el estacionamiento de un súper mercado y de allí tomamos el metro, cómodo y rápido (algún día lo tendremos). Lo interesante es que las estaciones eran nombradas en occitano y francés. El occitano se escuchaba tan cerca al castellano, como al catalán. Históricamente esta zona rica en agricultura y en lo social y cultural, fue codiciada por muchos; en su espacio geográfico se desarrollaron los cátaros, los cuales fueron tratados como herejes y prácticamente destruidos durante la campaña de la cruzada albigense (por lo de la ciudad de Albi, donde está una bella iglesia que tiene murales que muestran esa triste masacre). Inocencio III y los reyes Capetos ambicionaron sus riquezas y tierras. Según la historia, (y depende cómo se la vea), fue la oportunidad de Francia de anexionarse estas tierras "eternamente". Y por todo el territorio ve trazos de los "Perfectos", "les parfaits". Una de mis metas es ir a Carcassone y Montségur, los monumentos cátaros por excelencia. El Conde de Toulouse, Raymond VI,  jugó un papel importante y su ciudad fue asediada entre 1217 al 19. Hace mucho tiempo ya.
En la ciudad hay mucha historia, llegamos por el capitolio hacia la plaza principal y de ahí, siempre guiado por Isabel, nos fuimos a Nuestra Señora de Taur, en homenaje a San Saturnino, cuya tumba estuvo en este lugar y después trasladado a la otra inmensa y bella iglesia: Saint Sernin. Taur viene de toro, animal que fue empleado para matar a Saturnino, uno de los primeros obispo de la ciudad, quien fue sentenciado a muerte por no haber hecho los sacrificios a los dioses. Saturnino fue atado al toro, quien fue picado y corrió con el cuerpo del santo hasta destrozarlo. Según dice la historia popular, la calle que une San Sernin y la plaza (Rue de Taur) fue la que transitó el toro. La iglesia es del siglo XIV, construcción posterior a una obra paleocristiana. La iglesia tiene detalles por todas partes de toros, recordando la muerte del santo. Lo malo es la penumbra en la que se les ve ahora. En realidad, lo hacen para que la luz artificial no dañe las pinturas o murales. Pero también está en el hecho de que los inviernos son oscuros y, pese a los vitrales colocados posteriormente, la luz es insuficiente. Peor en un  día lluvioso.
Sin embargo, pronto vería una recompensa. Antes de ir a un bello lugar, Isabel me dijo para ir a almorzar a un sitio simpático; en la parte superior del mercado principal se encuentran muchos restaurantes de pescado y otras delicatessen. Nos indicaron uno de los mejores, gracias a los datos de la nuera de Isabel, quien le indicó por teléfono. Y era cierto, comida extraordinaria, buen vino, langostinos, sopas de pescado y queso al estilo fondu, un plato fuerte a base de pescado en hierbas, mucho pan y quesos; luego un mousse de chocolate y un café para seguir adelante. En el trayecto a Saint Sernin, entramos a una pequeña librería y hallé una joya: Astérix en occitano. Lugar que voy de lengua variada, trato de hallar la versión de este cómic en lengua vernacular: ya lo tengo, fuera del francés y castellano obviamente, en alemán, hebreo, catalán, portugués, holandés, sueco, danés, húngaro, griego, inglés y hasta en latín, que lo conseguí en Alemania. Pero seguiré en mi búsqueda por más. Desde la librería hasta a Saint Sernin eran unos pasos, y me hallé con esta impresionante iglesia. Lo que uno ve de primera impresión es la torre campanario octogonal de 65 metros, en ladrillo. Ingresas a la iglesia y su distribución es como la de una cruz románica. Alta, amplia e iluminada por luz natural. Y luego quedaba visitar la cripta, en la que esta iglesia encierra sus tesoros. Tiene una interesante galería que tiene unos pequeños altares de "todos los santos" y que rodean posteriormente al altar mayor de la iglesia. Después de la visita a la cripta, decidimos salir por la "puerta principal", la cual no tiene torres principales y su portada es relativamente humilde en comparación con lo que uno halla en el interior. Allí me sucedió un percance: por ir con la cobertura abierta de mi cámara, una de las memorias de mi cámara se cayó descuidadamente. Felizmente uno de los encargados la había guardado y la pude recuperar cuando ya había dado todo por perdido.

























La visita breve a Toulouse iba a terminar con una "cerecita": el convento de los Jacobinos, de creación dominica. Santo Domingo estuvo y predicó en esta ciudad, donde fundará su congregación. Esta congregación ayudará a crear la universidad regida por ellos. Esta iglesia tiene unos bellos vitrales que dan una sensación  de paz y tranquilidad; en muchos aspectos, salvando tiempo y estilos me hizo recordar a los vitrales de Chagall en Zúrich o la Iglesia de la Dormición de la Virgen en Jerusalén, lugares en los que la luz filtrada por los vitrales te dan una sensación especial. Un poco, aunque bastante descuido, lo viví en una iglesia de Paita en Piura, que tiene unos bellos vitrales de Winthernitz.

Lo único que faltaba era ver esa bello claustro románico que esta iglesia tiene en su haber. Una belleza.
Lleno de arquitectura e historia, teníamos que irnos de Toulouse, pues teníamos un buen trecho hasta Graulhet para ir a ver los hermanos de Isabel y. luego, ir al concierto de Paco Ibáñez.
Un día redondo.






domingo, 6 de marzo de 2011

SEGUNDO DÍA BARÇA

El segundo día en Barcelona fue un día para pasar con Quique y conversar largo y tendido sobre nuestras vidas y la ciudad que lo acoge casi 20 años. Tomé el metro desde Bac de Roda, cercano a la casa de mis amigos y fui a su encuentro como el día anterior, cerca de la estación Universitat. El punto de encuentro FNAC de Plaza de Catalunya. Quique me iba a llevar a  ver "su" Barcelona, nos enrumbamos a ver el buen trabajo que se ha hecho con las bibliotecas públicas en la comuna catalana; para tal motivo nos fuimos caminando por las calles de Barcelona bajo un tenue sol hasta la Biblioteca de Catalunya parte de un complejo conformado con el Antic Hospital de la Sta. Creu. Visitamos los interiores y es todo un placer ver una biblioteca donde el usuario llega a sacar el material que quiera en diversas lenguas y religiones. Vi a muchos jóvenes pululando sea por la tarea, sea por el placer de ir a buscar cómics, que hay varios en castellano y catalán. Luego de esta visita, nos fuimos al Museu d´Art Contemporani de Barcelona (MACBA), todo un culto a lo audiovisual; es un bello edificio que complementa con la Casa de la Caritat, la cual ahora como el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) en una construcción de cierta antigüedad que ha sido acondicionada para las propuestas de las nuevas formas de comunicación y sus manifestaciones artísticas. La premura no nos permitió ni ver la exposición  permanente, ni la itinerante; lo malo es que ir a verla te implica horas de ver material audiovisual sobre diversas propuestas. La que se ofrecía ese día (que terminaba el 27 de febrero) era una reflexión sobre la construcción de la imagen política de nuestros días: la exposición se llamaba El D_Efecte Barroc, Polítiques de la Imatge Hispana.Y el folleto tiene un interesante juego de palabras: "lo hispano está embarrocado, ¿quién lo desembarrocará? El desembarrocador que lo desembarroque, buen deshispanizador será" Un estudio de las imágenes creadas "en común" a lo largo de las historias de España, esa esencia hispánica muy ligado a lo barroco, retorcido, revejido por nuestros hilos históricos y que seguimos usando como un distintivo. En la exposición hay ejemplos de España, México, Chile y Perú. El afiche tiene una imagen que reúne a varios líderes latinoamericanos bajo un altar barroco que puede ser de cualquier iglesia del siglo XVII o XVIII. Genial el concepto y lo interesante es escudriñar este transfondo en nuestra alucinante campaña presidencial (como para una segunda exposición). Ambos lugares son para verlos con mucho tiempo y con los ojos puestos a nuevas propuestas a asimilar. Queda pendiente en mi agenda.
Salimos del museo hacia el Barrio Gòtic y llegamos momentáneamente a ver la fachada de una iglesia que me impresionó mucho: St. Felip Neri. Quizá la iglesia no sea tan impresionante, pero sí lo que sucedió allí: fusilamientos masivos durante la guerra civil. Barcelona fue una de las ciudades (y en general toda la Cataluña y el País Vasco) que abrazó la causa republica; y los franquistas se vengaron de ella. La rivalidad entre Madrid y Barcelona fue aprovechada y acentuada durante los años oscuros del franquismo. Contaban algunas personas que llegaron antes a Barcelona que ésta era una ciudad descuidada, postergada. Durante el franquismo, la cultura catalana fue sometida; recuerdo a un cura vasco y a varios hermanos de La Salle que eran catalanes, lo que el régimen les imponía para que no hablasen sus lenguas y se olvidasen de sus autonomías que habían sido logradas durante la República. Y las huellas en la portada de esa iglesia nos cuentan cómo la pasaron los catalanes que rechazaban al régimen. Les recomiendo leer dos libros que explicarán, en cierta manera, cómo la paso la España de Franco: la primera parte de Opus Dei, el Totalitarismo Católico de Emilio Corbière, y La Guerra Civil Española de Paul Preston. Dura vida la que vivieron en esos años.
Para sacarle más el jugo a la visita nos fuimos a La Sagrada Familia; tomamos el metro (sueño un día Trujillo con metro o tranvía rápido). La iglesia está en permanente refacción; me desalentó ingresar el gentío que estaba en la puerta y los precios excesivos que ahora cobran. Me comentaban que la industria del turismo en España se vio afectada por la crisis del 2008 y con la actual crisis (acompañada con lo de Grecia e Irlanda), y veo que muchas empresas buscan cómo recuperar sus inversiones. Pero pagar 15 euros (casi 45 soles) te hace pensar sobre lo que a veces el turismo termina por distorsionar. Tal como pasó en la Catedral, y como sucede en muchas ciudades (como Cuzco, por ejemplo), el copamiento de ciertos lugares públicos para volverlos privados y lucrar con ellos es bastante cuestionable. Y España busca capitales de donde y a quien sea se lo saca. Me hizo recordar la visita al Partenón, en Atenas. Toda mi expectativa de tener un buen encuentro con la historia, con el arte se desvanece por el mar humano que te arrastra y la presión del tiempo que te exigen. Las dos veces que me encontré con Tut-ank-amon en el Museo Egipcio fue de no más de 1 minuto cada vez.
Para "cicatrizar" mi pena, Quique me enseñó otra alternativa: Hospital de la Sta. Creu i Sant Pau. "Subimos" a pie por la Av. de Gaudí hasta el complejo hospitalario, el cual se halla en refacción, pero se puede visitar libremente. El arquitecto de este bello complejo no fue Gaudí, sino Lluís Domènech i Montaner. El lugar es bello y es también un centro académico para las ciencias médicas.  Bello.
Luego de la visita, nos fuimos cerca de la casa de Quique a almorzar, puesto que de ahí se iba a sus clases. Me invitó a cenar con  su amigo en su casa, entonces me enrumbé a casa de Chicho.
Una hora después recibo una llamada indicándome que los planes habían cambiado un poco, que íbamos a participar en una exhibición de un documental sobre mujeres peruanas emigrantes en Barcelona. Quique es muy amigo de personas que constituyen asociaciones que ayudan a emigrantes latinoamericanos. El documental se llama "Peruanas en Barcelona 1985-2010, Ciudadanas de aquí y de allá", y nos muestra el proceso que muchas mujeres emigrantes compatriotas nuestras han vivido para adaptarse a la sociedad que las recibe. Algunas se adaptaron bien, para otras fue doloroso. Una cosa que he podido experimentar es el proceso de asimilación lingüística de muchos peruanos. Quique, en muchos aspectos, pese a todos los años que tiene viviendo en España, sigue hablando como limeño. En el documental, muchas peruanas habían desterrado su forma de hablar. Quizá, como dijo alguna vez Jorge Yika, es una forma de mutación hacia la supervivencia. En el aeropuerto de retorno a Lima, oía muchas hablas en las salas de espera; oía a colombianos que preservaban su acento, los inconfundibles rioplatenses; pero en el avión que iba a Lima, muchos compatriotas ya hablaban como españoles. Jorge Yika contó el caso de una chica que sólo tenía seis meses en Madrid y había sepultado su trujillana forma de hablar. Es todo caso para estudiar, si la presión de los miles de emigrantes latinoamericanos a España ejercen algunos cambios en los diferentes niveles de la lengua; debe de haberlos. En todo caso, esos testimonios vertidos por las casi 20 mujeres entrevistadas para el documental son respuestas a un futuro que se labraron cada una de ellas. Valioso. Otro dato más que me impactó es el hecho que esta institución, Plataforma Q´atary Perú, ha logrado sistematizar el trabajo para la ayuda de los emigrantes, sobre todo mujeres; fueron ellos, los de Plataforma, los que avanzaron para conservar derechos de los emigrantes y una asistencia (protección) en caso de abusos. Y estos modelos se están aplicando a las demás migrantes sudamericanas, sobre todo ecuatorianas; y ahora lo van a comenzar a trabajar con otro gran grupo numeroso: las filipinas.
No nos quedamos al cocktail; partimos rápido, puesto que el amigo de Quique nos esperaba para la cena. Fue una buena velada, con recuerdos, risas, nostalgias, buen vino.
Como ya no había metro a esa hora, quedé en casa a dormir.

viernes, 18 de febrero de 2011

FORÇA, BARÇA

Debo confesar que Barcelona no estaba en mis planes. Una llamada telefónica de Chicho Velásquez, mi ex vecino aquí en Trujillo y ahora residente allí ya más de 8 años, me hizo una llamada los últimos días de diciembre. Y me planteó ir a visitarlo, ya que iba a ir al sur de Francia a visitar a varios amigos míos. “Date un salto, estás a un paso, te regresas a París en tren o en avión, es muy barato, te quedas en casa”. Esa conversación fue decisiva para incluir a Barcelona en esta breve visita al viejo continente. Chicho, viajero empedernido, se dio “un salto” hasta la casa de Melissa, en el sur de Francia. Hicimos algunas visitas previas por la zona (que luego narraré en otra oportunidad, lugar de Templarios) y tomamos su auto para irnos hacia el sur. Las excelentes carreteras y autopistas francesas y españolas nos permitieron hacer un viaje cómodo, deteniéndonos brevemente en una ciudad muy simpática, Béziers; aunque un ex alumno me había invitado a visitarlo, el tiempo nos apremiaba, así que sólo estuvimos casi un par de horas en la ciudad y seguimos ruta. El sistema de peaje se ha modernizado en España, sólo mostrando tu tarjeta de descuento a un sensor instalado en la parte superior de cada caseta para poder agilizar el paso (imagino instalado en nuestras carreteras para ver que lo evadan o se lo roben). La idea era llegar lo más pronto posible a Figueres y Cadaqués a conocer el museo Dalí y su lugar de residencia. Pero una cosa es la voluntad y otra la realidad. La llegada a Figueres fue un poco accidentada: mi cámara sufrió un percance y el museo ya estaba listo a cerrar. El gran museo Dalí tomaba dos horas de visita y nos quedaba sólo media hora para hacer el recorrido. Para otra vez será. Nos olvidamos de Cadaqués también. La cercanía a Francia hace ver carteles en esa lengua, así como catalán, la lengua oficial de Cataluña (Catalunya). El espacio catalán acogió una sociedad y cultura muy poderosa, acompañada de una lengua que tuvo su esplendor en el Medioevo, al igual que su “prima” cultural, la occitana. El famoso conde de Tolosa tuvo fuertes vínculos con el conde de Barcelona y crearon una suerte de unidad económica que fue la fuerte tentación de un gobierno central como lo fue París, por un lado; y por otro lado, una fuerte rivalidad social, política, económica y cultural entre Barcelona y Madrid. Esta última situación se acentuó gravemente con el triunfo de la dictadura de la falange franquista y opacaron el mundo catalán desde los años 30 hasta la muerte del dictador Franco en 1975. La era del deshielo permitió crear las autonomías y, con ello, el rescate de la cultura e identidad catalana. Y esto se ve en todo lado: la identidad lingüística se da desde el aula de los colegios, en televisión, en la internet, publicidad, diarios, información de parlantes, carteles de información. Pero en las calles, a decir verdad, escuché poco catalán. Leía más que oía, salvo en la televisión.


Me quedé 3 días y un poco más en Barcelona; llegué el martes por la noche, y lo primero que hicimos fue ir a una tienda FNAC a ver si se podía arreglar mi cámara; el golpe sufrido no había afectado al lente, sólo se había roto el filtro y, felizmente, no afectaba el hecho de tomar fotografías. Compré varias películas en dvd y el filtro respectivo. Pero no se arriesgaban a sacar el filtro roto. Antes de ir a instalarnos en su departamento, pasamos por un edificio emblemático de la ciudad: la Torre Abgar de los servicios de agua potable de la ciudad, la cual se ilumina de manera diferente cada noche. Y es todo un espectáculo. Pero otro espectáculo fue ir a cuadrar su auto en la calle. Barcelona es, sin lugar a duda, uno de los lugares más densamente poblados de Europa y sus espacios son al milímetro aprovechados. Y tienen esos milímetros un alto costo. Vivir en Barcelona en tu departamento con un auto es tener la mitad de tus ganancias en pagar los espacios habitados por ti y tu auto. Pagas una fortuna.



Al día siguiente, miércoles había de encontrarme con mis amigos de la universidad, Quique y Milka, a quienes no veía en años. Milka estuvo aquí hace 4 años; Quique no lo veía desde los 80. Iba a ser un reencuentro emotivo, el punto de reunión fue en puertas del FNAC de la Plaza Catalunya cerca a Universitat. Gracias al metro (ya Trujillo debe ir pensando en uno, es una solución genial) puntuales, llegamos Chicho y yo al encuentro. Fue un buen abrazo para ambos, un abrazo que quiere sintetizar el buen recuerdo y todas las esperanzas soñadas desde nuestras aulas universitarias. Antes de empezar la visita “oficial”, pedí a mis amigos ir a ver alguna casa fotográfica para arreglar mi lente; fuimos a una que me pedía dejar mi cámara por dos días y con el posible costo de 150 euros (imaginar que la arreglé aquí por 50 soles); como podía seguir tomando fotos con relativa facilidad, desistí de mi empresa y me zambullí en la ciudad. Iba a ser guiado por la calles de Barcelona por 3 peruanos que han hecho su vida en España. Milka, cual mujer dominadora, tomó las riendas de la situación y nos llevó a conocer “su” Barcelona (cada uno en su momento me enseñó su Barcelona). Milka nos arrastró a ver la Barcelona modernista. Y todos la vinculan con Gaudí. Arrastrando por las ramblas y las calles de la antigua ciudad medioeval, una ciudad que nos muestra todo su pasado esplendoroso y que fue acallado por décadas, hasta que la ciudad fue propuesta como sede de los juegos olímpicos de 1992. Esa ocasión el rostro de la ciudad cambió y nos dejó la actual Barcelona con sus agudos y bemoles.


En nuestro paseo, bajando por el Paseo de las Gracias (P. de Gràcia), la primera casa en visitar fue la casa Battló, un bello edificio de viviendas que muestra de este arte complejo que imita a la naturaleza y que tuvo una serie de seguidores en esta ciudad (no sólo Gaudí, sino Puig, Domènech, Vilaseca, entre otros más). Esta casa está inspirada en las formas naturales de las hojas, cráneos y antifaces para lo cual ha utilizado hierro, mosaico. Al costado de ésta, está la casa Amatller del arquitecto Josep Puig, un bello edificio que era de viviendas, actualmente sede de un instituto. Ambas construcciones hacen un conjunto armónico, equilibrado, nada estridente como lo que hallamos en nuestra arquitectura urbana. Chicho me contaba lo difícil y selectivo que es edificar en esta ciudad; en cierta manera, esas reglas la hacen mantener bella y ordenada. Si Trujillo tuviera autoridades rectas, otra sería la cara de nuestra ciudad. Un detalle que no observamos es el hecho de que no ves cableado que afea a la ciudad, ni de luz, ni de teléfono. Esas marañas que afean tu vista y que se convierten a veces en foco de riesgo no los vemos por la ciudad. Para cerrar esta visita por el modernismo barcelonés, fuimos a una bella construcción llamada Casa Milà, en la misma Gràcia. Esta casa es todo un símbolo social, dependiendo del punto en que se la vea. El edificio ha sido adquirido por la Caja y está decidida (la Caja) a sacar a todos los residentes. El ingreso era libre, ahora ya no lo es; y los vecinos de las plantas superiores se resisten a desalojarlos. Es la lucha silenciosa de los ciudadanos por sus espacios versus las grandes corporaciones. El problema es que muy pocos atienden estas situaciones por el problema de la crisis. Barcelona es una ciudad fuertemente golpeada por la crisis. De eso, hablaremos en otro momento. Así pues, La Pedrera, como se conoce a este edificio, fuera de su belleza, se ha vuelto en una suerte de símbolo subterráneo. Cerramos parcialmente la visita a lo modernista con el palacio Güell (lo vimos por la tarde), el cual no pude ver por estar en refacción. Pena. Pero los detalles de su fachada eran impresionantes y, pese al cansancio de la caminata bajo un tenue sol, le pudimos arrancar destellos de su belleza que en otro momento la lucirá mejor. Espero verla.

Todo el grupo se dirigió hacia la zona vieja a almorzar.

domingo, 21 de marzo de 2010

VIAJE AL MUNDO CÁTARO (2)

Tras una interesante visita a Cordes y Albi, la segunda jornada iba a darme más sorpresas. Con Isabel, decidimos hacer un viaje sin muchas interrupciones (comer en un restaurante, por ejemplo) para poder aprovechar el máximo de tiempo posible, ya que por la noche los amigos de Isabel iban a ir a su casa a compartir platos de la región y beber vino como Dios manda (no en vano se llama la sangre de los dioses). Premunidos de salchichas, panes, quesos, agua, jugos y fruta, salimos en dirección de Villefranche-de-Rouergue y luego hacia el sur oeste, en una zona en la que se asentaron los hugonotes, protestantes franceses, en el siglo XVII: Caylus. Villefranche es una ciudad creada por los resultados de la cruzada contra los albigenses, los luego llamados cátaros. Y fue creada por Alfonso de Poitiers, hermano del rey Luis IX, llamado San Luis. Fue la culminación de la cruzada ya mencionada,  iniciada por Felipe Augusto en la que se masacra a los herejes perfectos y es causa de la derrota del Conde deToulouse (les recomiendo que lean la saga de la realeza francesa de Maurice Druon, cuya trabajo empieza precisamente con estos "nobles" personajes).
La principal joya de este lugar es la iglesia Nuestra Señora de Villefranche, una inmensa iglesia que demoró 300 años en construirse y fue concluida en el siglo XV. El edificio es descomunal y descuella por sobre todas las construcciones de la pequeña ciudad que aún preserva la estructura feudal de un poblado del siglo XII ó XIII. El frío era bastante acentuado en esta zona, quizá por su ubicación, pese a que había caído nieve por la zona. Estas inmensas catedrales de piedra son muy frías en su interior y me imagino cómo hayan pasado las fiestas religiosas entre cirios y teas para poder iluminarlas así como calentarlas para acoger a un grupo de fieles en dichas festividades (sobre todo navidad). El arte románico y gótico era descomunal para mostrar el poderío divino y el marcado carácter teocrático de la iglesia de entonces. Sus estrechas calles se ven opacadas por los muros anchos y altos de dichas construcciones religiosas y el sol difícilmente llega a muchas de estas calles, salvo al mediodía. Esa sensación de frío se acentúa por esa carencia solar y me imagino cómo habrá sido en  tiempos en los cuales las ropas térmicas tal como las concebimos hoy no existían. Una vez culminada la visita a la gran iglesia y caminar por las retorcidas calles de la ciudad vieja, fuimos al auto de Isabel por una buena merienda; los quesos con salchichas y los panes eran devorados sea por el hambre y el frío. Pensé que iba a regresar con sobrepeso, pero sucedió lo mismo que en mi periodo de mi residencia invernal en Dinamarca: el frío te consume paulatinamente, así devores toneladas de pan, chocolate o grasas diversas.

Habíamos quedado con Olivier en vernos en una ciudad cercana a Villefranche, Caylus. Esta zona  tuvo una historia interesante; por el siglo XIII fue dominio inglés, aportó una lucha fiel a favor de la institucionalidad católica, luchó al lado del papado contra la gente del Conde de Toulouse y siglos después se va a oponer al calvinismo protestante. No así sucedió con el pueblo vecino, St. Antonin-Noble-Val, pequeño poblado en el cual nos encontramos con Olivier. La ciudad era hugonote y se mantiene fiel hasta nuestros días. La ciudad está a orillas del río Averon y su puente es una pequeña belleza de siglos. Una costumbre curiosa es en estos pueblos lo que es el lunes: es prácticamente un día domingo. Negocios cerrados, algunos servicios privados abiertos. Bastante peculiar la situación. Uno venido de un país en el cual tenemos una mala concepción del trabajo siempre tienes tiendas abiertas, farmacias, etc. Pero eso es por nuestra mala concepción del trabajo, así pues hay exceso de servicios en nuestros países por la sobre explotación laboral, con horarios que en Europa serían imposibles, ya que nuestras leyes no protegen a los trabajadores, sea por los malos sueldos o por la amenaza de tener mayor oferta laboral que demanda.
Luego de esta reflexión de nuestra sociedad, con terribles defectos, los europeos han ganado una serie de derechos (unos llaman privilegios, pero son derechos) que últimamente se ven amenazados por una serie de circunstancias, sea por el liberalismo económico, sea por la migración.

Nos dirigimos los tres hacia Caylus con sólo media hora de diferencia y caminamos por sus calles, en las cuales había muchos gatos. Muy interesante. Mientras en nuestras calles ves perros sueltos, abandonados o vagabundos, en Francia vi cantidades de gatos, gordos ellos por sus amos, que deambulan por las calles. Los perros van con sus amos, atados a un collar. Es una suerte de paraíso para los gatos.
Cerramos nuestra sesión comiendo deliciosos pasteles y aún había en las pastelerías tortas de navidad. nos despedimos de Olivier y retornamos a Rodez. Nos esperaba una gran comilona por la noche con los divertidos amigos (muchos de ellos de origen español) en casa de Isabel. Punto final para mi segundo día en la Francia profunda.