La semana pasada escribí sobre la importancia de la cultura en la vida de los ciudadanos, sobre todo el importante rol silencioso que cumplió las artes durante la pandemia que alivió a los millones de estudiantes escolares que fueron enviados al encierro forzoso; una labor que no ha sido destacada en su totalidad y que pondría en verdadero valor de esta en la sociedad peruana. Tras la pandemia, los artistas y los intelectuales de todas las ramas han tratado de interpretar esta larga anomia que vivimos, la que ha generado en una mayor como la que estamos viviendo en la actualidad en lo social y lo político. La pandemia exacerbó ese proceso de deterioro que vivimos los peruanos hace una década en el incremento de la ilegalidad, la violencia y el descalabro político que estamos sufriendo. Nuestra Región vive eso cotidianamente; la semana que acabó ha sido sangrienta como siempre (parece que se ha normalizado esto) y la aparición de irregularidades en todos los campos es pan de cada día. Sin embargo, cientos de ciudadanos siguen su labor habitual o creativa para mantener el motor social, pese a la incertidumbre corriente. En las últimas semanas, vi algunas actividades académicas y artísticas en la ciudad que destacan como rayos de luz en medio de esta zozobra. La presentación de libros es siempre un aliciente para la investigación y que alientan a la búsqueda de respuestas ante la problemática actual. Además, la visita de la Dra. Lucy Lee, una investigadora en la microbiología dio una conferencia que hubiera sido genial que haya sido vista por empresarios visionarios en el rubro de alimentos marinos; anecdóticamente, ella contaba a la audiencia que más la invitaban a Chile que a Perú para hablar sobre la aplicabilidad de su investigación en diversos rubros sobre ictiología y la posibilidad de mejorar la alimentación masiva a futuro. Lucy vivió en nuestro país muchas décadas y se siente sentimentalmente vinculada a nuestra ciudad, la que aún no le da el merecido reconocimiento que se merece. Y, por último, las actividades artísticas, frecuentes en nuestra ciudad, pero poco difundidas con el fin de captar más público que muchas veces ve a nuestra ciudad como un desierto de oferta cultural. El último viernes pude ver la presentación de la banda sonora del futuro filme Huaco Retrato en los ambientes del Museo Arqueológico de la UNT. La puesta en escena ha sido muy interesante; en medio de una sala con diversos ceramios precolombinos, los asistentes éramos imbuidos por la música en el milenario valle de Moche, lugar que será parte del escenario de la futura película: una propuesta audaz que ha gustado a los asistentes. Entre ellos, estaba una chica norteamericana de orígenes peruanos que llega a nuestra ciudad en búsqueda de identidad en la marinera. Fue una visita a lo ancestral, visita que espero pueda ser vista por todos para construir otro de los grandes pilares del arte: la identidad. Bien.