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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

sábado, 16 de diciembre de 2023

AREQUIPA, LOS PLIEGUES DE LA MEMORIA (CRÓNICA DE VIAJE AL PASADO)

  





02 de noviembre: tras una buena amanecida de varios, algunos nos fuimos levantando temprano. El lugar es muy tranquilo y el tiempo pasa lentamente. En este rico valle de La Joya han ido surgiendo espacios como Valle Hermoso y rescatando esos antiguos lagares vitivinícolas que surgen gracias a una buena producción de pisco; además se están construyendo conjuntos habitacionales y la existencia de una gran laguna de recreo artificial. Aquí información del lugar: https://destino-arequipa.com/la-joya/. Aquí información de la laguna que es un club exclusivo: https://clublagunalajoya.pe/servicios-de-calidad-arequipa/. La Joya es una zona muy rica y disputada por su potencial. Luego del suculento desayuno con panes de tres puntas y solterito de queso, un grupo de personas nos pusimos a conversar sobre la realidad de este valle, los proyectos truncos y los grandes hechos de corrupción que detuvieron el avance de este.. Aquí información de los soñados proyectos (https://peruconstruye.net/2021/04/30/arequipa-proyecto-hidrico-beneficiara-a-10000-pobladores-del-valle-de-la-joya/) y las acciones corruptas que involucran a autoridades (https://elbuho.pe/2023/03/las-pampas-de-la-joya-el-sueno-de-un-proyecto-agricola-que-acabo-en-pesadilla/). La posesión de la tierra atrae a muchos inescrupulosos que se dedican a tráfico de terrenos, situación que también vemos en La Libertad. Las historias contadas en la sobremesa eran muy interesantes y, a la larga, son el lastre que impiden que esta zona se desarrolle de manera más sostenibles para todos. Además, hay una base aérea militar potente que iba a ser el pivote de la guerra trunca de 1976. Cuenta con un espacio de mantenimiento para naves aéreas de origen ruso (https://www.youtube.com/watch?v=UdRXyB-ieII). Encontré esta noticia interesante (https://www.infodefensa.com/texto-diario/mostrar/3127595/peru-alquilara-60000-m2-base-aerea-joya-empresa-minera-spcc). Hasta antes del almuerzo, hubo un grupo animado que estuvo jugando cachito y alguien vino con higos frescos: el lugar tenía varias higueras que estaban ya dando frutos. Me acerqué a ver si había más; y sí, los había ya maduros y listos para comer. En el Norte peruano no hay muchos higos, los encontramos con cierta regularidad en Cajamarca; pero Arequipa sí tiene una producción regular y sostenida. Aquí dos artículos sobre este fruto que en realidad es ¡una flor! (https://buenazo.pe/notas/2021/03/04/temporada-higos-cultivo-propiedades-usos-307) (https://www.machupicchuterra.com/es/guia/flora-fauna-arequipa/#higo). Este artículo, aunque ya antiguo, tiene información importante sobre este cultivo (https://agraria.pe/noticias/por-que-es-cada-vez-mas-dificil-encontrar-11957). Aquí la explicación de por qué el higo es una flor: https://infoagro.com.ar/higos-es-una-flor-o-una-fruta-seguro-que-a-esto-no-lo-sabias/. Entramos pocas personas a darnos un nuevo chapuzón en la piscina, pues llegaba el almuerzo: pastel de papa y rocoto relleno. De chuparse los dedos (https://www.youtube.com/watch?v=93Jtf2t6Yq0). Ya después del opíparo almuerzo se hizo una buena sobremesa y prepararnos para retornar a Arequipa. La idea es regresar temprano para evitar el tránsito pesado, pues ya no era día feriado. La llegada fue la casa de Ramiro Guillén, el punto del cual partimos el día anterior. Gracias a Miguel Pacheco, pidió a su hermano para que me lleve en su auto a la casa de Ana María. Ya en casa, cenamos algo ligero pues al día siguiente teníamos las celebraciones por nuestros 50 años en el colegio.





03 de noviembre. Me levanté temprano. Había llevado ropa formal para las ocasiones. Pedí prestado a Ana María un maletín más sencillo para llevar las cámaras. Luego de un buen desayuno, Ana María me llevó gentilmente al colegio, fui temprano para ver cómo se desenvolvía las cosas. Lentamente, iban llegando los amigos de antaño, algunos con sus esposas. Pronto nos fuimos acomodando para la entrada al Patio de Honor, lugar donde íbamos a empezar las celebraciones de ese día. Hacía un sol brillante, agresivo diría yo; no había llevado bloqueador y la calva se iba a exponer a ese sol abrasante. Felizmente, Roy Cárdenas, quien vive en Tacna, llevó unas cristinas que me sirvieron para protegerme de la radiación solar. Algunos llegaron sobre la hora. La marcha fue con algunas canciones de antaño. Lo bonito era ver a los chicos y chicas (ahora es colegio mixto) observando a estos hombres ya viejos, abuelos, con canas o calvos, con achaques, esos hombres que alguna vez corrieron por ese patio en el que jugábamos básquet, donde nos formábamos cuando oíamos la campana (¡aún estaba ahí!) u oíamos la música que se pasaba por la radio del colegio en la cual estuve en algún momento comprometido. El colegio tiene ahora una nueva construcción, pues el anterior edificio quedó muy dañado por el terremoto del 2001 (https://www.lasalle.edu.pe/) (https://www.lasalle.edu.pe/una-historia-que-contar/). La ceremonia fue simpática, evocadora; habíamos asistido varios exalumnos; a algunos los veía exactamente 50 años después. De todos nuestros profesores de antaño, sólo sobrevivía Jorge Pacheco, quien había sido también mi vecino y lo había visto alguna vez en Lima en una reunión escolar que ahora ya se extravió en mi memoria. Íbamos hablando sobre algunos profesores que ya nos dejaron. Una narración que me conmovió fue la vida del profesor Mansilla, nuestro profesor de Física; él había fallecido recientemente pasado los 100 años de edad, su hija estaba apenada, pues no había asistido nadie a su velorio o su sepelio; nadie quedaba vivo de sus amigos o colegas. Fue un momento de dolor silencioso de esos momentos que te pueden dar la vejez y la soledad. Nos quedamos un rato más en el patio para tomarnos fotos para luego ir hacia la capilla. En el camino cruzamos el salón de la entrada donde estaban los retratos de los antiguos directores y vimos los rostros de los hermanos que nos habían enseñado en nuestros tiempos escolares. Nos íbamos cargando de mucha nostalgia. Luego nos fuimos a la capilla y en la base del altar estaban los retratos de varios excompañeros que habían fallecido. Luego de la misa, se procedió a entregar los retratos consagrados a sus viudas, hijos o nietos. Este fue un momento que sí nos arrancó algunas lágrimas. Era la memoria que nos iba embargando a todos; se nos cruzaban los recuerdos de esas personas que compartieron con uno diversos momentos, buenos y malos, en las aulas, en el patio, en los paseos: Rodolfo Landa, Tucán Valencia, Manotas Álvarez, Mono Acosta, Huevo Andrade, Julio Salas, Pollo Lizárraga, Maroquito Álvarez, Velásquez… Como dice la canción Los hermanos: “y en nosotros, nuestros muertos pa´que nadie quede atrás”. De ahí salimos a dejar una ofrenda floral a los Hermanos que nos enseñaron en nuestros años mozos. Después del brindis, nos fuimos a la clase del recuerdo, un espacio en el que nuestro exprofesor Jorge Pacheco nos dedicó una bonita reflexión: empezó con un recuerdo que involucraba a Fernando Barreda, quien es un destacado oncólogo, un recuerdo que nos mostró la importancia de los vínculos humanos, esos que te rescatan de las oscuridades y que construyen los puentes necesarios para sentirse querido, tener el espacio de pertenencia, tan necesarios para cada uno de nosotros. No faltaron las chanzas; Carlos Díaz nos obsequió un texto escrito por Patricio Ricketts Rey de Castro: Arequipa. Nos tomamos las últimas fotos de rigor y salimos para ir a almorzar: algunos tenían otros compromisos, pero hubo un grupo nutrido con los que nos fuimos a almorzar a La Embajada Arequipeña. Salimos con los hermanos Zegarra Ballón y Miguel Valdivia al lugar con las indicaciones respectivas. Había un buen espacio de estacionamiento. Los platos sí son generosos. Pedí un solterito de queso y un pastel de papa. Opíparo, era necesario un anisado, pero prohibición fatal. Salimos relativamente temprano del lugar, Daniel Ríos me dio un aventón hasta casa de Ana María. Con ella acordamos salir para ir a hacer unas compras, cenar en El Turco y tomar un té en el Museo del Pisco.








Nos fuimos en su auto hacia el centro; cerca del Club Arequipa, lugar donde sería la última actividad de los 50 años, hay un estacionamiento estratégico. Arequipa ha decidido cerrar el acceso a vehículos al corazón arequipeño, la plaza de armas. Sólo se puede acceder por la calle Santo Domingo/ General Morán/ Pte. Bolognesi. Esta fue una de las medidas que se implementó para conservar el Centro Histórico de la Ciudad, tras la designación de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Este nombramiento ha impedido que su centro haya sido destruido sistemáticamente como sucede en otras ciudades, grandes y pequeñas, de nuestro país. Trujillo ha intentado varias veces esa designación, pero el deterioro es tal y la poca conciencia, incluso de sus autoridades, juegan en contra de ese logra que lo tienen Lima, Cusco y Arequipa. El año pasado que estuve en Cusco vi el lento deterioro por las construcciones inacabadas y poco armónicas que están surgiendo alrededor de las colinas que rodean el centro histórico cusqueño. Cuando estuve en 2013 se había implementado la medida de restricción para el tránsito en general y vi las intentonas de huelgas de los taxistas; felizmente no prosperaron y la ciudad puede ser visitada sin el peligro de una combi asesina, una custer manejada a la loca y taxis que están sonando su claxon persistentemente para llamar clientes. Como lo que vemos aquí en Trujillo, una verdadera pesadilla. El sentido de autoridad se impuso y bueno ahora Arequipa es una ciudad bonita y que causa envidia a los demás peruanos (https://patrimoniomundial.cultura.pe/sitiosdelpatrimoniomundial/centro-hist%C3%B3rico-de-la-ciudad-de-arequipa). Caminamos con Ana María en dirección al Puente Bolognesi a ver una tienda de cueros; ella es una asidua cliente; compré para mi esposa María varias cosas como cartera y otros detalles femeninos. En nuestro andar vi viendo las casas que recordaba de mis tiempos de niñez; es una calle en la que hay muchas tiendas de instrumentos musicales y artículos de cuero, como la tienda a la que fuimos. Luego de la compra nos fuimos por el Tambo del Solar. Entramos por la Puerta del Puente. Estos tambos fueron reconstruidos a los inicios de este siglo; en mis épocas escolares estas zonas estaban derruidas, ahora son un espacio obligatorio para visitar (https://encuentro.pe/fotorreportaje/tambos-riqueza-arquitectonica-de-arequipa/) (https://www.vivearequipa.com/tambos/) (https://argumentos-historico.iep.org.pe/articulos/los-tambos-de-arequipa/). En este tambo nos encontramos con la Capilla del Solar en la que había una ceremonia en la que participaban los feligreses y un grupo de cantantes de tuna (https://encuentro.pe/fotorreportaje/el-tradicional-barrio-del-solar/). Salimos a la calle San Agustín hasta la Plaza de Armas; fuimos por el Pasaje de la Catedral donde compré unas estampillas peruanas. Qué recuerdos filatélicos. Bajamos por el Portal de Flores y pregunté sobre el Banco de Crédito, quería sacar efectivo. Fui al cajero automático y retornamos por la calle Mercaderes que ahora es totalmente peatonal. En la esquina entre Mercaderes y San Francisco hay una tienda de Antojitos Arequipeños. La visita fue fructífera, pues compré varios regalos para casa (https://arequipa.app/pastelerias/antojitos-de-arequipa). Luego nos fuimos a cenar a El Turco (https://elturko.com.pe/). La comida es saludable, el postre que pedimos es baklava que recordaba de mi viaje a Israel. Es un lugar al que hay que ir cuando uno visita Arequipa y está en pleno centro. No van muchos extranjeros, pero sí locales, pues los precios son módicos y hay propuestas fusión como puede verse en su carta. Todo con un delicioso té. Entre las restricciones por mi operación no puedo consumir cítricos, ni alcohol, ni chocolate, ni café. Los buenos placeres de la vida me están negados… momentáneamente.

Nos fuimos a recoger el auto de Ana María e ir a casa. Al día siguiente iríamos a la Ruta del Sillar.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Gerardo por esta segunda crónica de los 50 años es para recordar estos momentos siempre ,yes saludos