Y así llegamos a nuestro último día en la
primera visita de Piura de este año. EL domingo 04 fue el día para recorrer las
calles de Piura vieja con su izamiento de bandera, su marinera al aire, sus
chifles y natillas que hay que saber buscarlas. Con María nos fuimos a dejar el
auto para terminar con esos trámites. En realidad, alquilar un auto entre
varios es mucho más económico y tienes una capacidad de independencia con la
que no se cuenta cuando no dispones de movilidad y dependes de los tours
organizados. Según Lorena, el lugar ideal para comprar los “recuerdos”
gastronómicos era en casa de una señora que reside en Miraflores.
El barrio
muestra ya una marcada decadencia, pero vemos aún bellas mansiones que antaño
mostraban bellos tragaluces o vitrales. Pese a todo, las calles se veían
limpias y los parques ahora estaban un poco mejor tenidos que cuando estuve
hace unos años. Piura es una ciudad fuertemente azotada por el fenómeno de El
Niño. Pese a todas las medidas que se tomen, la ciudad sufre estragos sobre
todo en los sectores sociales más deprimidos. Pero también está en la dejadez e
irresponsabilidad de autoridades y población que suelen dejar construir y
edifican en zonas extremadamente peligrosas para que se construya. Y no es solo
un síntoma piurano, lo es de todo el país. Ya en Trujillo reiteradas veces se
ha alertado a la gente por estar construyendo, incluso con material noble, en
lechos secos de ríos. En el Niño del 98, muchos de estos lechos se volvieron
activos con la siguiente catástrofe social causada. Crónica de una muerte
anunciada. Este nuevo Niño parece ser menos intenso, pero en un país tan poco
precavido como el nuestro, medidas extremas deben procurarse para evitar
lamentos futuros. En los mega Niños del 83 y el 98 se tuvieron que implementar
bombas extractoras de agua para poder evacuar todo el líquido acumulado en
parques, calles, avenidas y casas. También es triste pasar por uno de los
puentes que cayó por el embate del caudal del río Piura: en una de sus entradas
está la placa recordatoria de todas aquellas personas que murieron ahogadas cuando se cayó el puente que transitaban en
mototaxi, en taxis o vehículos particulares. Triste memoria. Piura tiene tantas
anécdotas con el Niño, una suerte de simbiosis. Pero los piuranos reconstruyen
su ciudad; sin embargo, deberían proyectarla para evitar estos riesgos con
defensas más sólidas, mejores sistemas de drenaje, alcantarillado limpio en sus
calles (es insólita la suciedad que nos rodea: miles de bolsas de plástico que se
ve ya varios kilómetros alejados del corazón de cualquier ciudad peruana).
Vimos una buena defensa ribereña cerca del puente viejo, las calles están
protegidas con buenos muros. Y podemos ver bellas casas con jacarandás que
adornan las vías. Pero Piura está perdiendo su patrimonio arquitectónico del
siglo XIX. Muchas edificaciones están cayendo en el abandono y el deterioro;
sus dueños luego las demolerán y harán los monumentos al consumo: galerías
comerciales. Estas están poblando el centro (lo vi en Tacna en la ex bella
avenida Bolognesi). Ojalá hubiera un movimiento de personas interesadas en
rescatar su historia, su identidad.
Dejamos Piura con destino a Trujillo vía
bus por la tarde. En el trayecto vi tanto basural que han terminado por afear
los médanos con algarrobo que solían acompañar al viajero. Una pena.
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