“Nunca tan fermosa cosa vido”
CRISTÓBAL COLÓN
La búsqueda bajo el sol. El sol de una bella isla. Cuba fue desde épocas remotas una tierra que atrajo evocaciones sobre la belleza y lo paradisíaco. Mezcla de culturas (como lo demuestra su música esplendorosa y creativa, así como las letras de Nicolás Guillén o Alejo Carpentier – fusión de lo francés y negro) y de razas (sus equipos de béisbol o vóley nos lo demuestran) fue la “niña mimada” de la colonia. Desde tiempos de los virreinatos españoles, La Habana, con Lima y México, eran centros cosmopolitas de poder económico, cultural, religioso y social. Alguna vez se decía que las ciudades más orgullosas por estirpe eran estas 3 ciudades, sensibles a los cambios políticos de la región. Quizá así se entienda el porqué de las campañas libertadoras de la América hispana, de querer liberar Lima en América de Sur; de la campaña francesa de invadir México como bastión expansionista para el nuevo imperio francés en América; y la terquedad de España de dejar Cuba hasta la nefasta guerra con Estados Unidos allá en 1898 con el dudoso caso del Maine en la bahía de La Habana. Para España fue la estocada final de su presencia en América, la marcada decadencia (que venía desde mediados del XVIII) política y económica, y el regalo para las letras y nuestro idioma con la famosa Generación del 98 y el Modernismo. Para Estados Unidos fue la oportunidad de expandir su territorio (lo hizo con Puerto Rico – anexión- y con Filipinas) y Cuba se fue convirtiendo en su centro de diversiones. Era el burdel de Norteamérica, así se la conoció y eso despertó a la población.
Con el emblema de José Martí, prócer de la independencia y gran hombre de letras, un puñado de hombres barbudos (así se identificaron) hicieron una fuerte campaña para sacar a uno de los hombres más odiados y temidos del Caribe (tanto o peor que Rafael Trujillo): Fulgencio Batista. Los casinos, los burdeles, las empresas azucareras, las hoteleras y la mafia norteamericanos apoyaron descaradamente al dictador en su campaña contra Fidel Castro y sus guerrilleros. Pero la insurgencia era incontenible y los “barbudos” hicieron su ingreso a La Habana el 1 de enero de 1959. Batista corrió a los brazos de su protector y Cuba quedó con un nuevo régimen. Desde entonces, la historia ha ido dando diversos tumbos y ha habido diversas interpretaciones al respecto. El aislamiento de la sociedad cubana por parte de Norteamérica, el fracaso de la Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles, el Che Guevara y la cubanización de los países más pobres de América del Sur (recordemos Hugo Blanco, Héctor Béjar y las guerrillas de los 60). Ya 50 años, medio siglo ha pasado para esta peculiar y recia sociedad con sus problemas, sus logros (es el país con el mejor nivel educativo de América y uno de los mejores del mundo), sus miserias (los famosos balseros y la fuerte migración) y sus cambios.
Sociedad paradigmática (para bien o mal) en el mundo, ha sido una sociedad que, como modelo socialista, trabajó en las artes y el deporte de manera sostenida pese a los problemas económicos que la aquejan. Y sabe que el arte es, también, una excelente forma de propaganda, tal como lo vieron los revolucionarios rusos con Lenin a la cabeza. Así pues una pléyade de escritores, músicos –Nueva Trova-, danzarines (el Ballet Nacional de Cuba es uno de los mejores del mundo), artistas plásticos (la Bienal de La Habana es uno de los mejores festivales de artes plásticas del mundo) y cineastas han trabajado con relativa libertad para defender y criticar “desde dentro” a su sociedad. La creación del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico) creado a sólo 83 días del triunfo de la revolución castrista nos indica cuán importante era para este movimiento el desarrollo de las artes audiovisuales para acompañar a la revolución en su difusión, defensa y educación. El cine es el arte de las masas. Los grandes países como Argentina, Brasil y México contaban con una relativamente sólida industria del cine; eso se propuso Cuba. Y lo logró. Trabajó primero en el Documental, pero luego con la creación de un ala de sonido experimental vamos a tener mucha gente que trabaja en la música de los filmes; así tenemos gente conocida como Leo Brouwer o Silvio Rodríguez. Es este centro quien comenzó a irradiar su presencia en el mundo cinematográfico latinoamericano y ha sido visitado por todas las personalidades latinas como del resto del mundo para hacer cátedra, sea en guión (García Márquez), dirección (Ford Coppola), entre otros. La lista es larga e impresionante.
Les alcanzo algunos filmes trabajados por cineastas quienes dan su visión bastante particular y sólida de la Cuba revolucionaria. Son perspectivas hechas en los primeros años y son marcadamente políticas. Pese a poder parecer material propagandístico, son obras que ofrecen lecturas diversas de un proceso social y político que aún no culmina. Puede tener el tinte de panfleto, pero su calidad artística es innegable y son ya patrimonio de la cinematografía mundial; puede decirse que es la propuesta que alcanza al nivel de lo que fue el Cinema Nôvo brasileño.
LA ÚLTIMA CENA TOMÁS GUTIÉRREZ ALEA 1976 CUBA Plantaciones de caña en la Cuba del siglo XVIII. En una hacienda para las celebraciones de Semana Santa, un amo decide lavar los pies a doce de sus esclavos. De manera casi aleatoria, escoge a doce de ellos, incluido uno al que le acababan de cortar la oreja por su intento de fuga hacia la libertad. En las celebraciones en torno a la mesa, cual última cena se van sucediendo una serie de situaciones que pintan al amo como una persona casi mesiánica y de poder absoluto, y la situación de los esclavos, algunos aceptando su estatus, otros al borde de la sublevación. Es uno de los mejores filmes de la cinematografía cubana y un estudio psicosocial de las clases que componen una sociedad como lo fue la esclavista (Trujillo también tuvo esta estructura).
LUCÍA HUMBERTO SOLÁS 1968 CUBA Quizá uno de los problemas más grandes y conflictivos para el proceso revolucionario (equidad) era el de género: la posición de la mujer en la nueva sociedad. A través de 3 retratos históricos, nos muestra a 3 mujeres, Lucía, en 3 momentos históricos y las difíciles situaciones de la mujer en su rol en la sociedad, no como un ente estático, sino en la dinámica de la misma. Incluso en la última historia, durante el periodo castrista, el macho no cambia de actitud pese a la nueva ideología que los rodea. Pastor Vega, director que nos visitó en el 98, hizo un film con el mismo contenido: Retrato de Teresa. En este trabajaba su esposa, quien encarnaba el rol de Teresa. Recuerdo una frase que la madre (actriz) de ella le decía que los patrones sociales de género no los cambia “ni Fidel”. Al 2009, 50 años después, ¿cómo pensamos al respecto?
SOY CUBA (Я Куба) MIKHAIL KALATAZOV 1964 U.R.S.S/CUBA Aunque el director no es cubano, se trabajó en estudios de la isla, con gente (actores y técnicos) cubana. Este es un inmenso film rescatado del olvido por varios cineastas. Injustamente había sido postergado y hace 4 años, tras su restauración volvió a las pantallas. Kalatazov fue un director muy famoso en los 50 y 60. Prácticamente se le indica como el propulsor de la Nouvelle vague en su país, la Unión Soviética. Director de obras bellas como “Pasaron las grullas” y “La carta que nunca llegó”, viajó en 1962 a Cuba para realizar un film sobre la revolución (lo que soñó Eisenstein con México). El trabajo como documental es un inmenso fresco de la Cuba de entonces y una reconstrucción de la de Batista. Este trabajo no gustó mucho y fue abandonado en los estudios ICAIC. El trabajo fue rescatado por Ford Coppola y Scorcese, asiduos visitantes de dichos estudios. Se presentó en Lima hace dos años
MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO TOMÁS GUTIÉRREZ ALEA 1968 CUBA Una década después Gutiérrez Alea se embarca en esta inmensa película que es tratada como si fuese un documental. Con extensos y breves flash-backs recreados, nos cuenta cómo fue el éxodo post Batista y los lentos y peligrosos cambios de la nueva sociedad que aspiraban los cubanos. El contexto histórico es el famoso caso de los misiles y la posible invasión norteamericana en la época de Kennedy (1962). Mientras vamos viendo el juicio contra los contrarrevolucionarios de Bahía de Cochinos, Sergio va haciendo su vida. Sergio había decido quedarse en Cuba, mientras que su familia salió para Miami. Como un relato personal, reconstruye su pasado con el de Cuba.
CRISTÓBAL COLÓN
La búsqueda bajo el sol. El sol de una bella isla. Cuba fue desde épocas remotas una tierra que atrajo evocaciones sobre la belleza y lo paradisíaco. Mezcla de culturas (como lo demuestra su música esplendorosa y creativa, así como las letras de Nicolás Guillén o Alejo Carpentier – fusión de lo francés y negro) y de razas (sus equipos de béisbol o vóley nos lo demuestran) fue la “niña mimada” de la colonia. Desde tiempos de los virreinatos españoles, La Habana, con Lima y México, eran centros cosmopolitas de poder económico, cultural, religioso y social. Alguna vez se decía que las ciudades más orgullosas por estirpe eran estas 3 ciudades, sensibles a los cambios políticos de la región. Quizá así se entienda el porqué de las campañas libertadoras de la América hispana, de querer liberar Lima en América de Sur; de la campaña francesa de invadir México como bastión expansionista para el nuevo imperio francés en América; y la terquedad de España de dejar Cuba hasta la nefasta guerra con Estados Unidos allá en 1898 con el dudoso caso del Maine en la bahía de La Habana. Para España fue la estocada final de su presencia en América, la marcada decadencia (que venía desde mediados del XVIII) política y económica, y el regalo para las letras y nuestro idioma con la famosa Generación del 98 y el Modernismo. Para Estados Unidos fue la oportunidad de expandir su territorio (lo hizo con Puerto Rico – anexión- y con Filipinas) y Cuba se fue convirtiendo en su centro de diversiones. Era el burdel de Norteamérica, así se la conoció y eso despertó a la población.
Con el emblema de José Martí, prócer de la independencia y gran hombre de letras, un puñado de hombres barbudos (así se identificaron) hicieron una fuerte campaña para sacar a uno de los hombres más odiados y temidos del Caribe (tanto o peor que Rafael Trujillo): Fulgencio Batista. Los casinos, los burdeles, las empresas azucareras, las hoteleras y la mafia norteamericanos apoyaron descaradamente al dictador en su campaña contra Fidel Castro y sus guerrilleros. Pero la insurgencia era incontenible y los “barbudos” hicieron su ingreso a La Habana el 1 de enero de 1959. Batista corrió a los brazos de su protector y Cuba quedó con un nuevo régimen. Desde entonces, la historia ha ido dando diversos tumbos y ha habido diversas interpretaciones al respecto. El aislamiento de la sociedad cubana por parte de Norteamérica, el fracaso de la Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles, el Che Guevara y la cubanización de los países más pobres de América del Sur (recordemos Hugo Blanco, Héctor Béjar y las guerrillas de los 60). Ya 50 años, medio siglo ha pasado para esta peculiar y recia sociedad con sus problemas, sus logros (es el país con el mejor nivel educativo de América y uno de los mejores del mundo), sus miserias (los famosos balseros y la fuerte migración) y sus cambios.
Sociedad paradigmática (para bien o mal) en el mundo, ha sido una sociedad que, como modelo socialista, trabajó en las artes y el deporte de manera sostenida pese a los problemas económicos que la aquejan. Y sabe que el arte es, también, una excelente forma de propaganda, tal como lo vieron los revolucionarios rusos con Lenin a la cabeza. Así pues una pléyade de escritores, músicos –Nueva Trova-, danzarines (el Ballet Nacional de Cuba es uno de los mejores del mundo), artistas plásticos (la Bienal de La Habana es uno de los mejores festivales de artes plásticas del mundo) y cineastas han trabajado con relativa libertad para defender y criticar “desde dentro” a su sociedad. La creación del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico) creado a sólo 83 días del triunfo de la revolución castrista nos indica cuán importante era para este movimiento el desarrollo de las artes audiovisuales para acompañar a la revolución en su difusión, defensa y educación. El cine es el arte de las masas. Los grandes países como Argentina, Brasil y México contaban con una relativamente sólida industria del cine; eso se propuso Cuba. Y lo logró. Trabajó primero en el Documental, pero luego con la creación de un ala de sonido experimental vamos a tener mucha gente que trabaja en la música de los filmes; así tenemos gente conocida como Leo Brouwer o Silvio Rodríguez. Es este centro quien comenzó a irradiar su presencia en el mundo cinematográfico latinoamericano y ha sido visitado por todas las personalidades latinas como del resto del mundo para hacer cátedra, sea en guión (García Márquez), dirección (Ford Coppola), entre otros. La lista es larga e impresionante.
Les alcanzo algunos filmes trabajados por cineastas quienes dan su visión bastante particular y sólida de la Cuba revolucionaria. Son perspectivas hechas en los primeros años y son marcadamente políticas. Pese a poder parecer material propagandístico, son obras que ofrecen lecturas diversas de un proceso social y político que aún no culmina. Puede tener el tinte de panfleto, pero su calidad artística es innegable y son ya patrimonio de la cinematografía mundial; puede decirse que es la propuesta que alcanza al nivel de lo que fue el Cinema Nôvo brasileño.
LA ÚLTIMA CENA TOMÁS GUTIÉRREZ ALEA 1976 CUBA Plantaciones de caña en la Cuba del siglo XVIII. En una hacienda para las celebraciones de Semana Santa, un amo decide lavar los pies a doce de sus esclavos. De manera casi aleatoria, escoge a doce de ellos, incluido uno al que le acababan de cortar la oreja por su intento de fuga hacia la libertad. En las celebraciones en torno a la mesa, cual última cena se van sucediendo una serie de situaciones que pintan al amo como una persona casi mesiánica y de poder absoluto, y la situación de los esclavos, algunos aceptando su estatus, otros al borde de la sublevación. Es uno de los mejores filmes de la cinematografía cubana y un estudio psicosocial de las clases que componen una sociedad como lo fue la esclavista (Trujillo también tuvo esta estructura).
LUCÍA HUMBERTO SOLÁS 1968 CUBA Quizá uno de los problemas más grandes y conflictivos para el proceso revolucionario (equidad) era el de género: la posición de la mujer en la nueva sociedad. A través de 3 retratos históricos, nos muestra a 3 mujeres, Lucía, en 3 momentos históricos y las difíciles situaciones de la mujer en su rol en la sociedad, no como un ente estático, sino en la dinámica de la misma. Incluso en la última historia, durante el periodo castrista, el macho no cambia de actitud pese a la nueva ideología que los rodea. Pastor Vega, director que nos visitó en el 98, hizo un film con el mismo contenido: Retrato de Teresa. En este trabajaba su esposa, quien encarnaba el rol de Teresa. Recuerdo una frase que la madre (actriz) de ella le decía que los patrones sociales de género no los cambia “ni Fidel”. Al 2009, 50 años después, ¿cómo pensamos al respecto?
SOY CUBA (Я Куба) MIKHAIL KALATAZOV 1964 U.R.S.S/CUBA Aunque el director no es cubano, se trabajó en estudios de la isla, con gente (actores y técnicos) cubana. Este es un inmenso film rescatado del olvido por varios cineastas. Injustamente había sido postergado y hace 4 años, tras su restauración volvió a las pantallas. Kalatazov fue un director muy famoso en los 50 y 60. Prácticamente se le indica como el propulsor de la Nouvelle vague en su país, la Unión Soviética. Director de obras bellas como “Pasaron las grullas” y “La carta que nunca llegó”, viajó en 1962 a Cuba para realizar un film sobre la revolución (lo que soñó Eisenstein con México). El trabajo como documental es un inmenso fresco de la Cuba de entonces y una reconstrucción de la de Batista. Este trabajo no gustó mucho y fue abandonado en los estudios ICAIC. El trabajo fue rescatado por Ford Coppola y Scorcese, asiduos visitantes de dichos estudios. Se presentó en Lima hace dos años
MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO TOMÁS GUTIÉRREZ ALEA 1968 CUBA Una década después Gutiérrez Alea se embarca en esta inmensa película que es tratada como si fuese un documental. Con extensos y breves flash-backs recreados, nos cuenta cómo fue el éxodo post Batista y los lentos y peligrosos cambios de la nueva sociedad que aspiraban los cubanos. El contexto histórico es el famoso caso de los misiles y la posible invasión norteamericana en la época de Kennedy (1962). Mientras vamos viendo el juicio contra los contrarrevolucionarios de Bahía de Cochinos, Sergio va haciendo su vida. Sergio había decido quedarse en Cuba, mientras que su familia salió para Miami. Como un relato personal, reconstruye su pasado con el de Cuba.
1 comentario:
Hola Gerardo. ¿Qué tal? Es siempre placentero leer tus cosas, en especial cuando hablas del cine, algo que me fascina desde la niñez y hablando de Cuba, muchas fueran las películas que ví, sin embargo, una que me sacó lágrimas fue justo la pelí “Barrio Cuba” de Humberto Solás. Días después de su muerte, yo estaba en Córdoba, donde les esperaban para la muestra La Imagen del Sur, el en dia 26 del mismo septiembre, cuando le rindieran homenaje. Verdad sea dicha, El Cine Pobre de Solás es riquísimo, humano y real. Saludos desde España.
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