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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

martes, 15 de octubre de 2019

PUERTO PIZARRO, POTENCIAL TUMBESINO





Sábado 11 de mayo. Retorno a Trujillo por la noche. Puerto Pizarro para repasar luego de tantos años. La última vez que estuve ahí fue en 1998. Entre Jean Pierre, Maria y yo decidimos ir en taxi con un familiar del señor que nos alquiló el auto, días previos. Fue una buena decisión, pero no calculamos bien los tiempos. Isabelle había tomado la decisión de descansar y aprovechar lectura pendiente. César estaba con las responsabilidades de su trabajo que era arduo en esos días. Habíamos quedado con él en salir a almorzar a uno de esos rincones o huariques donde se come bien. Nos basamos en la información que nos dieron muchas personas, pero no era tanto el tiempo que nos tomó para recorrer todos los lugares de interés con calma Puerto Pizarro y sus atractivos. En realidad, aquí se ve algo de manglares, puesto que los mejores están en el Santuario Nacional Manglares de Tumbes, el cual está ubicado en la provincia de Zarumilla y su zona se comparte con Ecuador. Aquí la visita nos hubiera tomado mucho más tiempo. Una visita obligada en el futuro. Aquí tenemos un video interesante: https://www.youtube.com/watch?v=hTkssWjvDlw. Hay una fuerte campaña para cuidar estas zonas naturales, escasas en el Perú y abundantes en Ecuador. Aquí hay un documental más extenso, pero más antiguo de los 90: https://www.youtube.com/watch?v=R2y8UcurTiM. Aquí las indicaciones por las cuales los manglares deben de ser cuidados y preservados: https://andina.pe/agencia/noticia-manglares-cinco-razones-para-promover-su-conservacion-y-mitigar-cambio-climatico-745377.aspx. Perú tiene pocos manglares, ubicándose el último hacia el sur en la región Piura cerca de la playa San Pedro: los manglares de Vice. Desde ahí aparece el desierto hasta Chile hasta la zona central de ese país. Salimos a las 10 am. Luego de haber arreglado todas las cosas pendientes del hotel y pagar nuestras habitaciones y haber coordinado para que empleemos una sola (la nuestra) para poder ducharnos antes de viajar. Llegamos en poco tiempo, fuimos por la Panamericana en dirección a Ecuador; antes de Zarumilla está el desvío para ingresar al lugar. Ahora hay una suerte de portada dando la bienvenida a los visitantes. En el trayecto hay agricultura y criaderos de mariscos. A sugerencia de los lugareños, tomamos un servicio para nosotros tres de tal manera que nos podíamos desplazar a nuestras anchas y parar donde deseábamos. La primera vez que fui era un poblado pequeño, cuyo único atractivo era visitar los manglares y la Isla del Amor. Ahora es un poblado mayor con varios servicios, sobre todo restaurantes, llenos de música y buena comida marina. Es un pecado ir a la zona y pedir pollo o carne de res.  La actividad del lugar depende de las mareas por lo que a esta hora sí se podía visitar la zona, ya que con la marea baja toda actividad se detiene. Fuimos hacia el embarcadero para subir a nuestra lancha. Comenzamos a navegar por los manglares y nos fuimos a nuestro primer destino: el criadero de cocodrilos.  Accedimos al criadero a través de un canal estrecho rodeado de manglares. Este lugar es un proyecto hecho realidad en el cual podemos ver a este gran reptil que está en situación de riesgo por su caza indiscriminada, pero con este espacio se ha logrado rescatarlo de la indiferencia y se ha convertido en una atracción turística no solo para el turismo interno, sino internacional. El día de nuestra visita había una buena cantidad de gente que estaba recorriendo las instalaciones que cuenta con todo lo necesario. Pero necesita de nuestro apoyo para la sostenibilidad y educar a la gente para que no lancen objetos o alimentos inadecuados para estos animales. Tan importante es este proyecto que el Estado peruano ha emitido una moneda indicándolo como una de las riquezas de nuestro país. Aquí más datos: http://blog.pucp.edu.pe/blog/identidadperuana/2018/02/25/el-cocodrilo-del-rio-tumbes-a-pesar-de-todo-sobrevive/. El diario El Comercio le dedicó un especial a raíz de la emisión de la moneda: https://elcomercio.pe/peru/tumbes/cocodrilo-tumbes-cara-moneda-noticia-478580-noticia/?foto=6. Han separado a estos animales de acuerdo con sus edades, pues hay posibilidades de canibalismo. Hay una sección que acoge a muchos especímenes que tienen algún defecto físico (patas más cortas, hocico torcido) que no podrían sobrevivir con los otros. Una vez terminado el recorrido y haber contribuido con el lugar, nos fuimos a un lugar donde venden recuerdos del lugar: ahí compré un simpático polo del lugar, así como un libro de los manglares del autor Alberto Huamán Guimaray. Esta zona es todo un potencial. 




De ahí nos fuimos a la Isla de los Pájaros, que en realidad no es una isla sino un conjunto de manglares rodeados de agua que aísla a las aves de cualquier posible depredador; es por esa razón que las aves hacen sus nidos en esta por la seguridad de no tener ninguna serpiente (macanche) que merodee sus nidos o un zorro que robe los huevos o las crías que están empollando. Cuando íbamos en camino de la isla vimos a un señor que parecía que caminaba sobre las aguas, al estilo de Jesús en el mar de Galilea; lo que pasa que esa zona es de aguas poco profundas. 





Las aguas en estos lugares ya se mezclan las saladas del océano y las del río Tumbes, pues esta zona conforma en cierta manera su delta. De ahí nos fuimos a la Isla del Amor y el trayecto pasamos cerca a un restaurante llamado Peña Restaurante Turístico. Nos dijeron si queríamos almorzar, pero no era ese el plan. Creo que hay más cosas que se pueden explotar en este lugar. Le pedimos a nuestro barquero que nos retorne a la ciudad y nos llevó al embarcadero. Aquí contemplamos un espectáculo nada agradable: la pesca indiscriminada que arrasa con peces y moluscos que, al poder consumirse, los botan: o peor aún, un tipo de pez (parecía palometa) que solo utiliza parte del pescado y el resto es botado generando gran basura en la costa. Es pesca artesanal que no sabe cuidar sus recursos. Ahora las vedas ya son más estrictas (espero), pues debido a la explotación excesiva, casi desaparecieron las conchas negras y los grandes cangrejos rojos y las jaivas. Antes de retornar a Tumbes (era casi las 13 horas), fuimos a un pequeño restaurante a tomar unas cervezas (hacía calor) y probar el cebiche de conchas negras. Felizmente y gracias a nuestros bloqueadores – protectores, sufrimos pocas picaduras en una zona llena de mosquitos. Jean Pierre y Maria probaron el sabor fuerte de un cebiche de conchas negras. Un cebiche para abrir el apetito. El calor ya estaba arreciando en Tumbes. 


Llamamos a nuestro taxi para que nos recoja y vino casi puntual. Nos comunicamos con César para encontrarnos con César en el hotel y salir a almorzar. Nuestro destino: Los esteros. Para esto, tomamos dos mototaxis: Isabel y César iban en uno; Jean Pierre, Maria y yo en otro. Para Jean Pierre era la alucinación total: subirse a un mototaxi. Le dimos la dirección al chofer que era chico que nos indicó que la zona no era segura. Pero la llegar al lugar y por la afluencia de comensales, no íbamos a tener problemas. El almuerzo fue opíparo. Todas las delicias de un mar benigno en pescados y mariscos. 



Retornamos a nuestro hotel para caminar un poco por el malecón antes de ir a preparar nuestras cosas, ya que salíamos a las 7.30 pm. Nos fuimos a recorrer este lugar para luego ir a hacer nuestras últimas mudanzas. Al retornar a nuestro hotel, nos duchamos ya para estar listos y partir a la agencia.
Fin de nuestra estancia tumbesina.






domingo, 13 de octubre de 2019

MACHALA A VISTA DE PÁJARO





Viernes 10 de mayo. Ecuador. Este viaje lo planificamos gracias a los datos de César Alva. El día previo había logrado obtener todos los documentos necesarios para poder pasar con el auto a territorio ecuatoriano. Salimos a las 8:30 am con destino a Machala. La distancia entre ambas ciudades no es mucha; además por el lado ecuatoriano, cuentan con una red de autopistas que son la envidia de cualquier peruano que ve solo eso en Lima debido al excesivo centralismo de nuestro país. La distancia entre ambas ciudades es de un poco menos de 95 kilómetros. De haber estado en el mismo país, lo hubiéramos hecho en casi una hora; pero el problema estaba en los trámites de frontera. Años pasados la ruta obligaba la entrada a Zarumilla, pero ahora se ha hecho un espacio denominado Centro Binacional en el cual se concentra todo lo necesario para los trámites; ahora ya no ingresas a Huaquillas o Aguas Verdes.  Hay un espacio entre fronteras que es una situación de limbo. Previamente, en el camino, hacia la frontera fuimos testigos del gran drama de la migración venezolana: gran cantidad de personas de todas las edades, hombres y mujeres, caminan desde el puesto fronterizo hasta Tumbes e, incluso más allá, como lo habíamos constatado el primer día que nos íbamos a Punta Sal.  En el lado peruano, uno se encuentra con muchos emigrantes venezolanos que colmaban las instalaciones. En las oficinas tenemos que dejar la documentación del auto en ambas sedes nacionales y sellar nuestros pasaportes, proceso más rápido que ir con DNI. Nos advirtieron por el horario de atención para el retorno, lo que tuvimos que tomar en cuenta para no tener problemas con el vehículo. Hay ventanillas diferentes con el fin de dar prioridad a los demás viajeros y atender a los cientos de migrantes venezolanos que estaban ese día en las instalaciones. La ONU ha ayudado instalando tiendas para que la gente, sobre todo los más vulnerables como niños, mujeres y ancianos, tengan un lugar donde dormir y algo de comer. El drama es grande.
Una vez culminados todos los trámites salimos a la carretera e ingresamos a territorio ecuatoriano. Hay varios controles que han aparecido por el problema de los migrantes, a los cuales facilita para que se dirijan rápidamente a la frontera peruana. Los días que estuvimos eran previos al cambio de régimen migratorio que estaba poniendo ahora Perú; por eso, la gran cantidad de personas que apuraban su paso para ingresar a nuestro país, puesto que Ecuador no les permite su permanencia. Ecuador, para ellos, es un corredor. La primera vez que estuve en Machala fue en 1975. Iba a esta ciudad luego de 44 años. Muchos cambios desde entonces. Ecuador cuenta con un sistema vial de primera. Una amplia autopista une la ciudad de Machala con la frontera peruana. Aunque el lado peruano cuenta con un tramo de buena carretera, no se puede decir lo mismo con el tramo entre Zarumilla y Tumbes, el cual deja mucho que desear, habida cuenta que en ambos lugares tuvimos lluvias del Niño costero en el 2017. Calles y carreteras están en un estado estupendo. Mientras que Tumbes, Piura, Chiclayo o Trujillo… Ecuador es mucho más formal en muchos aspectos que nosotros. La conducción es de lejos más respetuosa de la ley vial que aquí. Tampoco tienen cosas impensadas como mototaxis o ticos, aberraciones del populismo fujimorista que se permitió estos errores para que los miles de despedidos durante las privatizaciones de empresas públicas y la reducción del Estado lanzaron a la calle a muchos desempleados. En la ruta cruzamos algunos poblados como Arenillas o Santa Rosa, a los cuales no ingresas por ser este sistema una autopista. Mientras que el drama que vivimos con la inacabable Autopista del Sol cruza ciudades sin tener otros accesos. Una pesadilla. Conducir en Ecuador es un placer. Casi ya a mediodía llegamos a Machala. La ciudad está mucho más organizada que Tumbes, calles asfaltadas, buena señalización, amplias avenidas y un tránsito bastante fluido en el que no ves combis ni mototaxis imprudentes. La ciudad incluso está mejor urbanizada que Chiclayo o Piura, pese a ser una ciudad más pequeña en cuanto a número de habitantes, casi unos 250 mil. Se la conoce como la Capital del Banano, aunque confieso que no vi muchos. Aquí más datos de la ciudad y región (que llaman cantón): https://www.ecured.cu/Machala_(Ecuador). Nuestro objetivo era al centro de la ciudad a la plaza principal y hallar un estacionamiento para el auto. La idea era caminar un poco e ir a una agencia de información turística para aprovechar nuestro tiempo. Dejamos nuestro auto en una cochera que hace esquina entre las calles Ayacucho y Rocafuerte a una cuadra de nuestro objetivo. Llegamos a la plaza y decidimos visitar la catedral, llamada Nuestra Señora de la Merced ( https://ec.viajandox.com/machala/iglesia-catedral-A656). Una vez concluida nuestra rápida visita, nos fuimos al parque a ver la exposición de artesanía. Para los peruanos, la vida cotidiana es cara por la dolarización. Un día antes habíamos sacado varios dólares para no tener problemas con los pagos; vi un nacimiento de madera de origen otávalo y lo compré. Fue lo único que hice. Luego nos fuimos a una oficia de turismo para que nos dé la prioridad de visitas: Puerto Bolívar para visitar la isla Jambelí (https://ec.viajandox.com/machala/puerto-bolivar-A651). Lo interesante de la realidad geográfica de esta parte que pertenece al Golfo de Guayaquil es que está llena de manglares y tienen pocas playas de arena. Una de estas se encuentra en esta isla que es el balneario de los residentes. Antes de sacar el auto para ir al atractivo señalado, fuimos a dar una vuelta: quise comprar un polo (que llaman camisetas) y el precio en soles era exorbitante. Ni modo.




Así que sacamos nuestro auto y nos dirigimos a este puerto, donde íbamos a almorzar, además. Las autopistas te llevan rápido al destino. Nos dirigimos al puerto de embarque a Jambelí. Hay una serie de restaurantes y bares en los cuales puedes comer o refrescarte, pese a que no era un día muy caluroso. Escogimos uno no muy lejos del embarcadero. Hubo problemas para entender algunos platos; por ejemplo, pedí uno de camarones, pero aquí son los langostinos. Luego de haber culminado nuestro almuerzo y con ligera caminata nos fuimos al embarque. El precio era de 4 dólares ida y vuelta (no hay que perder el par de boletos que recibes) y esperamos unos 15 minutos para embarcar. Subimos a una lancha que nos llevaría a nuestro destino. La isla Jambelí es bastante larga y corre paralela a la costa sur ecuatoriana. El puerto es el segundo en importancia en Ecuador por lo que ves una flota interesante de barcos cargueros a la espera de descargar o cargar sus conteiner. La travesía no es muy larga, un poco menos de una hora. Vas rodeando la parte noreste de la isla hasta que ingresas en una zona de manglares hasta llegar al balneario de Jambelí. Es la playa que tiene arena. Aquí hay muchos restaurantes. Tras una hora disfrutando de la brisa marina y viendo el atardecer, retornamos al embarcadero. Hicimos el mismo trayecto y fuimos a buscar el auto para retornar a Tumbes.
El camino de retorno ya fue anocheciendo. Decidimos llenar el tanque de gasolina, puesto que aquí sí era barata (ahora están en plena turbulencia por las medidas tomadas por su presidente). Los ciudadanos y comerciantes ecuatorianos ahora viajan a Perú a comprar cientos de cosas, puesto con el cambio a ellos Tumbes y Perú les es muy barato. Comida, ropa y electrodomésticos son la atracción. Por esa razón, Tumbes está viendo ahora este auge de malls para atraer a los ecuatorianos a consumir. Lo mismo que Tacna con Chile. Por eso se entiende que en los últimos años se haya incrementado la presencia de muchos turistas ecuatorianos que van hasta Piura por los costos. He aquí esta noticia de hace 3 años: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/septimo/1/el-turismo-hacia-el-peru-aumenta-por-la-depreciacion-del-sol. Aquí vemos una centrada en el problema comercial, también de hace tres años:  https://www.elcomercio.com/actualidad/comerciantes-huaquillas-peru-ventas.html.






El retorno lo hicimos por una vía alternativa lo que nos causó un poco de temor, pues no sabíamos hacia dónde íbamos. Por eso preguntábamos con cierta frecuencia sobre nuestro destino. Tomamos la vía Balosa-Machala, que era estrecha, pero estaba en buen estado. Tomamos la autopista nuevamente a la búsqueda de un grifo para llenar de gasolina. Nos confundimos a la altura de Santa Rosa e ingresamos un breve tramo regresando nuevamente a la autopista. El tiempo nos estaba quedando corto para cruzar la frontera previa entrega de papeles y certificados en ambos lados. Un poco antes de llegar a la frontera vimos una estación que estaba a la otra orilla, así que tuvimos que dar una vuelta en la zona indicada. Llenamos el tanque (ahora con la tensa situación esto cambiará) y comenzó el retorno. La salida de Ecuador tomó más tiempo, pues se había caído el sistema fuera del hecho que algunos funcionarios eran para ahorcarlos por su actitud. Quizá estaban fastidiados por todo este problema de la migración masiva, aunque nuestras ventanillas eran en otra zona de atención. En fin.
Ya en territorio peruano llamamos al dueño del auto para indicarle que ya estábamos prestos para llegar a Tumbes y devolver el auto. Llegamos casi a las 9 pm. Fuimos a cenar en nuestro restaurante para tomar unos cuantos tragos y comer rico.
Una jornada apasionante.






EL MADRID DE SOROLLA, MI ÚLTIMA NOCHE EUROPEA





Sábado 02 de febrero. Nos levantamos temprano, pues retornábamos a Madrid. Luego del desayuno, recogimos nuestras cosas y tomamos un taxi con dirección a estación Santa Justa. El viaje demoraba un poco menos de tres horas y media para llegar a Atocha. El sistema vial interconectado es una maravilla, tan lejos del caos que es el sistema público en nuestro país que es manejado por manos privadas. Viajar en AVE es un placer; tan confortable fue el viaje que dormí como un lirón por la larga noche sevillana que tuvimos el día anterior. Llegamos a Madrid para instalarnos en el hotel Exe Plaza, el preferido de Carmen, pues su ubicación es genial para las estaciones de tren, el centro de la ciudad y el aeropuerto. Carmen coordinó todo lo del tránsito de la estación al hotel. Llegamos al hotel, realmente bien ubicado. Dejamos nuestras cosas, pues nos íbamos a dos grandes objetivos: el Museo Sorolla y el Museo Thyssen-Bornemisza.
Al salir tomamos el Paseo de la Castellana, el cual íbamos a recorrer para ir al Museo Sorolla. El primer encuentro simpático fue con la Torre Realia, o Torres Kio, llamadas también la puerta de Europa. Estamos al Norte de Madrid y es considerada como una forma de ingreso a la ciudad. Estas se hicieron muy conocidas gracias al film de humor negro El día de la bestia de Álex de la Iglesia. Las escenas finales se rodaron en este lugar cuando aún se hallaba en construcción. Aquí más detalles de este monumento:  https://viajerosblog.com/torres-kio-la-puerta-de-europa-de-madrid.html. Seguimos nuestra ruta hacia el Sur, siempre por el Paseo. En nuestro camino, llegamos a un gran óvalo por nombre Cuzco. En verdad, este paseo es muy bonito e invitar a caminar por sus amplias veredas. Siguiendo nuestra ruta nos encontramos con el Estadio Santiago Bernabeu. No me apasiona el fútbol, creo que mi hermano lo hubiera disfrutado un montón. Seguimos en la ruta y Carmen advierte que quedaba buen trecho aún y decide hacer un corte a través de la calle Zurbano. En nuestra caminata nos topamos con la Embajada del Perú, que se encuentra en esta calle. El museo ya estaba cerca. Nos tomó un rato para ver dónde se hallaba este hasta dar con él. El museo se ubica en el Paseo del General Martínez Campos, una calle tranquila; quizá por ser sábado y casi ya más de mediodía. Ingresamos a la casa museo de este gran pintor español, un poco opacado por la fuerza de los surrealistas que comenzaron a hacerse conocidos a nivel internacional. La casa museo perteneció a Joaquín Sorolla, el maestro de la luz. Tuvimos que esperar un poco para que el grupo anterior vaya saliendo. Es un espacio que debe de estar recargado. Joaquín Sorolla fue conocido por mí gracias a mi espíritu filatélico. Ver esas estampillas de este maestro o las de Zuloaga (lo disfruté en el Reina Sofía en el 2010) generaron esa curiosidad por estos maestros y quedaron esos deseos secretos que uno acumula por años y que quieres satisfacer alguna vez en tu vida (me quedan tantos aún…); Sorolla fue uno de esos secretos que cargas contigo. Entrar a su museo es todo un placer, sus jardines, el mobiliario, los cuadros, la luz del lugar (imagino cómo será en verano). Todo está decorado e instalado para que el visitante goce en la forma cómo se ha “enmarcado” la obra del maestro. No es un espacio muy grande, por eso el control que se hace al ingreso de grupos numerosos. No pudimos acceder a la segunda planta por estar en remodelaciones. Al terminar la visita y acercarnos a la tienda de recuerdos, me reencontré con toda la colección de estampillas que se emitieron hace muchas décadas para recordar a este magnífico artista. Había tantos libros y otras cosas que provocaba, pero el peso en mi maleta me contenía. Me compré la colección de estampillas (sin matasellos), un libro, una bella reproducción del cuadro de la esposa con su hijo recién nacido y un lapicero con fondo de una sus pinturas. Esta es la página del Museo: http://www.culturaydeporte.gob.es/msorolla/inicio.html. Aquí su biografía y obras, algunas de la cuales están en este museo: https://www.todocuadros.com.pe/pintores-famosos/sorolla/.








Tras nuestra visita y ya con un hambre galopante, buscamos un restaurante a la salida del museo; había uno muy cerca, casi al costado, El Yate, al cual ingresamos para almorzar muy bien. Buena comida, buen vino. Barriga llena, corazón contento.


Nos fuimos a tomar el Metro para ir hasta el Thyssen-Bornemisza, un museo que se estaba escapando. Llegamos a la Puerta del Sol y de ahí tomamos la Carrera de San Jerónimo. Caminar por Madrid es muy simpático, hay tanta gente yendo y viniendo de lo más variopinta. Así llegamos a nuestro objetivo. No había traído cámara fotográfica, me limitaba a mi celular para retratar las instantáneas de tan bellos museos. Entramos al museo, cálido por la calefacción y por los visitantes. Son las instalaciones renovadas del antiguo palacio de Villahermosa. Tiene tres plantas distribuidas por periodos artísticos y otras salas de exhibición itinerante. El patrimonio es invalorable. Cuentan con un número significativo de obras italianas tanto desde el medioevo hasta el siglo XVI. También obras del romanticismo inglés y una buena colección de impresionistas franceses y expresionistas alemanes. La obra Santa Catalina de Caravaggio había sido sometida a restauración y se había implementado una sala especial para mostrar la magnífica pintura con toda la información detallada de su restauración, todo bajo una luz tenue que generaba una atmósfera especial. Estábamos un poco contra el reloj, pues nos quedaba poco tiempo para visitar tan inmensa colección. Este museo se halla cerca de El Prado y el Reina Sofía, en los que estuve en el 2010. Creo que ambos ameritan una nueva visita. Y este también, pues solo alcanzamos a ver la colección del tercer piso (segunda planta), parte del segundo y nada del primero, solo vimos algo al salir, puesto que era casi las 6 pm. Al llegar a la tienda, mi espíritu consumista dirigió mis acciones: compré 4 filmes, un catálogo y dos pares de medias con detalles de pinturas de impresionistas. Un gusto que no quería quitarme. Lo visto fue suficiente para llenar el ojo en un día cargado de arte. Aquí una ventana para ver con más detalles las obras: https://www.museothyssen.org/conectathyssen/gigathyssen. Y este es el vínculo del museo: https://www.museothyssen.org/. Terminada nuestra visita, salimos en dirección hacia la calle de Alcalá que estaba en reparaciones y de ahí tomamos la Gran Vía. Un paseíto para recordar mi visita en 2010. Llegamos hasta la calle de la Montera frente al Edificio de la Telefónica y bajamos hacia la Puerta del Sol. En el centro neurálgico de Madrid, por eso es el punto de reunión de todos; en ese momento había protesta numerosa contra Maduro y su política en Venezuela, por lo que muchos de los ahí presentes eran venezolanos residentes en España; pero en lo variopinto, había unos muñecos Barny que paseaban por ahí. Cosas de locos. Le pedí a Carmen ir a ver la Plaza Mayor para ver si bella arquitectura. Pero ya estaba muy oscuro. Una soleada ojeada y luego fuimos a buscar un lugar para cenar cerca a la Puerta del Sol. Intentamos cenar previamente en el Corte Inglés cerca de Puerta del Sol, pero estaba repleto y había mucha bulla. Nos fuimos a cenar al Asador el Marqués para cerrar la noche, mi última noche en España y en Europa. Al día siguiente regresaba a Lima y luego a Trujillo.






Ya en el hotel, estuve viendo la entrega de los premios Goya en televisión y recordaba la noche anterior en copas en Sevilla. El filme El Premio fue el ganador a la mejor dirección, mejor guion, mejor actor, mejor música. La película Roma de Cuarón ganaría Premio a la Mejor Película Iberoamericana. Me quedé despierto hasta un poco más allá de la medianoche. El Premio al Mejor Filme fue para Campeones: https://www.premiosgoya.com/33-edicion/premios/por-categoria/. La entrega fue todo un momento impresionante y emotivo.
Domingo 03. Nos levantamos temprano, tomamos un buen desayuno y partimos hacia la estación de la cual iba yo a salir rumbo al aeropuerto. Nos despedimos con Carmen agradeciéndola todo su tiempo, la amistad y las largas conversaciones que tuvimos en estos pocos días que compartí su vida y su país. Fui rumbo al tren que hace conexión con el aeropuerto el cual ya me era familiar. Regresaba en Iberia. El vuelo iba lleno. Me asignaron un sitio en el medio del avión. Me acomodé para el largo retorno, pues era directo a Lima. En el vuelo vi El Premio (en verdad, un filme redondo que narra la corrupción como la estamos viviendo aquí), Rapsodia Bohemia (la que da vida a Freddy Mercury) y otras series más que hicieron llevadero el viaje. Llegamos a Lima a su aeropuerto incómodo y siempre lleno para ser recogido para ir a un hotel cercano. Reinicié mi proceso de adaptación a la vida diaria con un tráfico ruidoso, calles con huecos y basura por las calles…ya estaba en casa. El lunes 04 estaba en Trujillo. Fin de mi aventura.