Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
Mostrando entradas con la etiqueta medioevo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta medioevo. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de enero de 2014

CONQUES, CRÓNICA DE UN BREVE PEREGRINAJE

Julio 2013. Luego de tres intensos días calurosos en París para festejar los 130 años de la Alianza Francesa, partí hacia el sur francés por tren. Con Isabelle habíamos estado coordinando mi visita al sur, un curso que se llevaría a cabo en la pequeña ciudad de Jaca (bella) y una posterior visita a Zaragoza en Aragón, España. Viajar en tren es una verdadera delicia en verano, ya que ves la bella campiña francesa, totalmente soleada y verde como lo puede estar un verano europeo. Lastimosamente, el viaje estuvo rodeado de algunos tristes incidentes que rodearon todo mi viaje por tierra por Francia y España.  La ruta que había tomado París-Brive La Gaillard- Rodez; en el primer tramo se cruzaba una estación en la cual hubo un lamentable descarrilamiento: Brétigny-sur-Orge. Hubo siete muertes y la vía fue cerrada hasta nuevo aviso. El accidente había sido el 13 de julio y yo salía hacia el sur el 18. Fui, un día antes, a la estación de Austerlitz a ver qué pasaba. Ya en ventanilla, la señora que me atendió muy amablemente me dijo que podía viajar sin problemas y, es más, me pidió las reseñas y procedió a imprimir tanto el boleto como el de retorno a París. Ya con el alma al cuerpo, avisé a Isabelle de tan buena noticia e hice mi viaje normal por la calurosa campiña gala. Llegué a Rodez sin contratiempos y fui recibido por Isabelle. Estaba otra vez en el Midi-Pyrénées, zona rica en historia y culinaria, zona de cátaros y templarios, zona de bellos parajes naturales y de entrañables amigos. Una cena generosamente rociada de vino, acompañada de fragantes y deliciosos quesos, marcó mi breve permanencia en esta ciudad. Ya el 19 hice una ruta que ya había visitado en 2010.



























Aquella vez habíamos hecho una extensa visita por zonas ricas de historia y una de estas fue a este tesoro histórico: Conques. Isabelle había hablado con una amiga suya, profesora de historia, quien gustosa nos llevó a visitar el lugar. Tomó un atajo para ir directamente al lugar. Por los pequeños senderos que existen por siglos, fuimos con su auto y llegamos a nuestro objetivo temprano. Había estado en Conques hacía tres años en el invierno del 2010. Pero ahora con este esplendoroso sol, caminábamos por las estrechas calles de esta pequeña ciudad (¿villa?) que vive en verano y “descansa” en invierno. Aquel enero del 2010 llegamos cerca del mediodía, razón por la cual no logramos visitar uno de los lugares más interesantes, el famoso Trésor (Tesoro). Dejamos el auto aparcado en una zona llamada la Salasse e hicimos una breve caminata. La pequeña ciudad ahora estaba llena de vida, los lugares de recuerdos abiertos, los restaurantes rebosantes, mientras veías las torres de abadía de Sainte-Foy brillar esperando nuestra visita. Nos dirigimos hacia el tímpano de la entrada principal para ver su trabajo tallado impresionante. La descripción medieval del cielo y el infierno, con 134 personajes que ascienden a la gloria o que son devorados por seres monstruosos que los capturan con sus fauces. Por ahí, una pareja de lujuriosos, un avaro, la gula en todo su esplendor (¡cómo no pecar de gula en una zona tan rica en platillos, quesos y embutidos! En fin). Pero gracias a nuestra guía docente, vimos un detalle pícaro en pleno tímpano: un rostro que emerge juguetonamente entre tanta tragedia en la zona del infierno. Suponen, ya esta es una iglesia que fue construida y financiada por los campesinos de la zona, que era una forma de burlarse de los curas que los cobraban impuestos, predicaban la pobreza y vivían en la riqueza. Pero el miedo al más allá es evidente por lo mostrado en ese bello trabajo. Llenos de detalles, ingresamos  a la iglesia. En realidad, en su interior ya puedes sentir la frescura, luego de un galopante calor que ya bordeaba los 34 grados. Ahora, con el sol esplendoroso, puedes apreciar el trabajo realizado por el artista Pierre Soulages, quien procedió a restaurar las vidrieras (vitraux) de la iglesia, tratando de mantener esa atmósfera que sobrecogía a los peregrinos que iban en ruta hacia Santiago de Compostela. Conques es parte de la ruta llamada Vía Podensis, que parte desde Le Puy, antes llega a Espalion y recalas en Conques. Parece ser que el mismo nombre de Conques viene de concha (o venera) con la que los peregrinos viajaban llevada colgada en la cabeza y que la utilizaban 
tanto para recoger agua, como cubierto para las comidas. Recalaron diversos peregrinos, entre ricos y pobres, quienes dejaron ofrendas al lugar. Muchas valiosas que visitaríamos luego en su museo. El interior de la iglesia presenta una galería de columna que marca la división entre la nave central y las alas laterales.  Es una bella muestra de arte románico y está hecha totalmente en piedra y en la edificación colaboró todo el pueblo. Algunos murales de la antigua iglesia del siglo XII se mantienen, aunque tenues. El tiempo no pasa en vano. Luego de caminar bajo sus altos frescos techos y con la tenue iluminación del lugar, salimos con rumbo al museo donde se halla el Trésor y muchas cosas más. La primera vez (2010) llegamos tarde, pero esta vez paseamos el lugar a nuestras anchas. No te permiten fotos, pena. Pero el lugar reúne piezas de diversos periodos históricos de Francia, arte merovingio, carolingio, datos que me hacían recordar mis clases de historia del colegio; nombres como Carlomagno o Pepino, el Breve, aparecen entre los donantes de los tesoros. Presenta diversas vitrinas que contienen tesoros dejado por reyes peregrinos y enviado por papas para enaltecer este lugar de peregrinaje. El papado le confería ese valor y, al título, lo acompañaba con una ofrenda, como un relicario del papa Pascual II del 1100. Pero
hay una impresionante reliquia, la majestad de Santa Fe (Saint Foy), a quien se dedica el claustro, convento y todo el lugar. La estatuilla en oro y piedras preciosas ha tenido una evolución del siglo V en adelante, concluida en el siglo XVI, cuando le agregaron los brazos y las manos. Hay cuatro vitrinas en las que se muestran las piezas de acuerdo al tiempo en que llegaron a la abadía. Uno de los detalles que hacen bello el conjunto es que en torno a la iglesia, el claustro y la bella capilla del Rosario del siglo XV, se fue construyendo una bella villa medieval. Esta fue declarada entre las más bellas de Francia, un concepto que ha permitido mantener el lugar sin modificarlo en su esencia. Uno recorre sus estrechas calles y retorna al medioevo. Ahora, en el cálido invierno, la estrechez de las mismas permitía canalizar corrientes de aire fresco, aunque en invierno no es tan benévolo. El concepto de “Les plus beaux villages de France” es un concepto que podría utilizarse en la restauración y preservación de tan bellos pueblitos de la sierra y costa peruanas que son destruidos con cemento y concreto bajo equivocado criterio de modernidad. La visita fue todo un placer para seguir hallando las raíces de la vieja Francia.
La belleza de la Abadía

sábado, 19 de febrero de 2011

PASEO BARCELONÉS

Tras la visita al mundo del modernismo barcelonés, nos enrumbamos al almuerzo. En el trayecto iba contemplando otras bellezas arquitectónicas de la ciudad, que daban muestras del esplendor que tuvo Barcelona a inicios del siglo XX. Este modernismo arquitectónico va a la par de la belle époque francés, al art nouveau, al gusto de Gustav Klimt y su revolución vienesa, a la expansión europea por el mundo, a los inicios del cine, del gusto por el arte utilitario, los adornos menores y las joyas (hay que ver la exposición del museo Orsay en París para soñar), al desarrollo de la industria y de la construcción (aparición de nuevos elementos para la edificación, así como el rescate de los antiguos como el mosaico); toda esta febril época se va enfrentar, como el Titanic, con el primer fracaso colectivo de la humanidad: la primera guerra mundial. Pese a todo, Barcelona queda como un museo viviente de toda esa intención humana de una nueva sensibilidad (Freud, Proust, Debussy) y nuevos caminos del arte por lo onírico (lo que viene con ello, el surrealismo de Dalí, Buñuel, Derain, Picasso y, en cierta forma, Lorca).


Dejamos momentáneamente ese mundo para ir más atrás, al renacimiento y barroco catalán, el de sus plazas, iglesias y edificios cívicos. En realidad, uno se encuentra con monumentos más antiguos que los referidos a estos estilos, pero es por comodidad. Es más, el barrio se llama Barri Gòtic. Gracias a la propuesta de Quique nos fuimos a comer a un restaurante pequeño, pero muy acogedor, atendido por las mismas cocineras y propietarias: un restaurante familiar (no esos impersonalizados típicos de cadenas de comida, estandarizados). En un ambiente jovial pedimos el delicioso menú; lo recuerdo claramente por el arroz en tinta de calamar (a estas alturas mi colesterol y mis triglicéridos estaban en plena orgía, pero luego me di cuenta que no fue así); tomando con vino de la casa, los cuatros charlamos sobre nuestras vidas, nuestros achaques y lo que pasaba en el mundo y en el Perú. De pronto estaba en la cafetería de letras de la Católica; recordamos los viejos amigos, hicimos un recuento de ellos: Ingrid, Pierina, Conchito, Cristina, José Antonio, tantos amigos. Teníamos que ponernos al día.


Quique tenía que partir para dar sus clases (yo estaba de visita, el problema del que llega al mundo de los amigos que están trabajando). Así que Quique partió, y Chicho y Milka decidimos seguir la larga caminata. Antes de despedir a Quique fuimos por el barrio judío, uno de los lugares preferidos de Milka, caminamos por sus callejuelas y de pronto oí a un guía hablando hebreo; eso trajo en mí la memoria de una de las ciudades más bellas que haya visitado en mi vida: Haifa. Y todas estas ciudades, como Estambul, Esmirna, el Pireo, algo Tel Aviv, tienen ese sabor mediterráneo. Ya el sur de Francia se parece en paisaje a las colinas y pequeñas ciudades israelíes. Me transportaba a ello, y recordé que estos dos países eran para el mundo judío dos tierras amadas: Sarfat (Francia) y Sefarat (España, la amada). Barcelona tuvo su judería y estaba en una de las ciudades más dinámicas del renacimiento mediterráneo; y sus construcciones me lo iban a demostrar. Una vez concluida la visita a la vieja judería, Milka nos invitó a tomar un café en su departamento (piso, como dicen allí). Antes de dirigirnos, volví a pasar por la catedral, la cual no pude apreciar por estar rodeada de andamios y con el inconveniente que ahora te cobran por entrar. Desistimos de visitarla y dimos una vuelta por la Plaza de St. Jaume, ahí vi dos bonitos edificios que me recordaban a Madrid y su neoclásico: Casa de la Ciutat (Ajuntament) (con unos detalles curiosos y simpáticos) y el Palau de la Generalitat. Aquí me parece que revientan el lugar los barcelones cuando gana el Barça. El fútbol lo respiras por todas partes. Ya en el dpto. de Milka, y tras un cafecito reparador, nos mostró un poemario suyo que había ganado en un concurso. Obviamente el apremio no nos permitió leer algo de éste, pena. Raudos ya, salimos hacia la Barceloneta. el antiguo barrio de pescadores,  y su malecón, espacio ganado al mar para tener más playa y haber hecho un simpático paseo a sus ciudadanos (lo hicieron todo para las olimpiadas: en Trujillo estamos en vías de un bolivariano y, en realidad, nuestra ciudad está muy desmejorada). El paseo por la marina y, luego, por la playa fue agradable. Según Milka y Chicho, había tenido la suerte de haber llegado bajo el sol; y entonces los barceloneses se iban a la playa. Aunque el Mediterráneo es un “tazón”, muchos bañistas sacaron sus tablas para surfear (olas muy pequeñas, si vieran lugares como Chicama o el mismo Huanchaco) e incluso hubo nudistas que caminaban “en pelotas” por las playas. Barcelona es muy abierta y tolerante al respecto, con su comunidad gay y lésbica, así como su tolerancia racial y religiosa. Es un litoral no muy accidentado y el mar, como decía, es una poza, un remanso de paz. Caminamos mirando la zona de Centro Internacional de Comercio (World Trade Center)  para terminar en el monumento a Colón, famoso vigía de la playa barcelonesa. Me contaban que antes de los juegos olímpicos, estaba acoderada una réplica de uno de las carabelas de Colón; cuando uno lee las crónicas imagina barcos de grandes dimensiones. Totalmente lejos de la verdad. Es por eso que es una lástima que se haya sacado la réplica, la que hubiera servido a todos nosotros como un claro ejemplo de lo que es valor (o ambición) haber cruzado el Atlántico en tan insignificante nave. Mis respetos a esos intrépidos.


Luego de esta caminata, Milka nos invitó a subir por la Ramblas; pasamos a ver el palau Güell y cerca de ahí el Gran Teatre del Liceu; fuimos a su interesante mercado (Mercat de la Boqueria) y allí calmamos la sed con algunos jugos de frutas. Europa decepciona por los precios y la calidad de las frutas. Hay buenas naranjas o manzanas, e incluso uva. Pero papaya, chirimoya, mango, piñas, son frutas exóticas y eso hace exótico el precio también. Luego pasamos frente a la casa de la virreina (Palau de la Virreina), construida por Amat i Juniet (catalán de origen), famoso para los peruanos por sus amores con la “perra chola” (Perricholi). Milka, como chisme, nos contó que Amat mandó a construir soberano palacio para resarcirse de sus amoríos en tierras indias. Los cachos fueron saldados con una bella edificación. En nuestro caminar veíamos detalles de las ideas de los geniales arquitectos y diseñadores que alocaron Barcelona: fuentes, farolas, gárgolas, chimeneas, ventanas, esquineros, fontanas. Hicimos una breve parada en la iglesia de Betlem. Pero ya el cansancio nos pasaba factura y era momento de encontrarnos con Julia, amiga de Milka, y con Wilbor, a quien veía más de 20 años. Como punto de encuentro nos fuimos a la iglesia de Santa Maria del Mar. Según Milka, es una construcción hecha por el gremio de los pescadores que aportaron en su edificación. Es una bella construcción gótica del siglo XIV. Me cuenta que la noche de navidad, antes de la misa del gallo, una voz blanca intepreta El Cants de la Sibil-la. Bella.

Para cerrar la noche, todo el grupo, los 5 comimos tapas hasta reventar. Se comen los pinchos, cada mondadiente con una presa que escoges a voluntad. Todo rociado de cerveza de buena calidad. Una simpática velada. Pero como era día de trabajo, todos teníamos que regresar. Coordiná con Quique para visitar juntos más Barcelona.
Oigamos el Canto de las Aves

http://www.youtube.com/watch?v=-BP6FSJ8YcE

domingo, 21 de marzo de 2010

POR LA RUTA FRANCESA DE SANTIAGO (3)

El último día con Isabel iba a tener otro gran impacto en mi curiosidad histórica. Iba a ir a ver dos monumentos impresionantes de corte religioso: Conque, una pequeña ciudad maravillosa, parte de camino de peregrinación a Santiago de Compostela en España y la catedral de Rodez. Parece ser, además, que fui a Europa en un momento en que la búsqueda de su identidad como cultura de raíces cristiana está en todo su apogeo, me atrevo a decir, por una serie de acontecimientos recientes que han movido la identidad europea. Sea la Comunidad Europea y el posible ingreso de Turquía a la misma, sea por la gran presencia musulmana, diversos factores han hecho que este evento histórico que se pierde en el tiempo, la peregrinación a Santiago de Compostela, se haya puesto de moda. Revistas (me compré dos en el aeropuerto de Madrid y me entretuvieron en mi retorno a Lima), movimientos de peregrinos, denuncias, una serie de factores ha hecho que Santiago Apostol esté de vuelta. Me aventuro a decir, mientras leía la crisis griega y el problema del euro, que quizá haya una velada intención de pedir los buenos oficios del apostol para salvar la economía de la Comunidad. Ya nada puedo negar, porque sería absurdo decir que la fe para muchos ha muerto. Eso, parece ser, ha surgido en algunos lugares por ciertas condiciones. En fin, dejemos que la historia tome su rumbo y volvamos al viaje a Conques.
En las rutas oficiales de peregrinación, Francia ocupa un rol muy importante; por su territorio pasan 4 grandes rutas o vías que confluyen hacia Pamplona o Puente La Reina. De las cuatro vías, la que pasaba (y pasa, puesto que aún hay gente que hace el peregrinaje, como lo hizo alguna vez Isabel) es la Vía Podensis que se inicia en Le Puy y termina en Santiago. Conques es una de las estaciones de esta vía. La pequeña villa crece en torno a una de las más bellas abadías de Francia, Sainte-Foy. La ubicación es estratégica y está en cierta forma protegida a 200 metros sobre el nivel del mar, en ciertas gargantas rocosas. Según la tradición, Conques viene de la palabra "concha", la que los peregrinos usaban para varios usos, sea para recoger agua y alimentos principalmente. Es una de las tantas hipótesis. La iglesia ha sido siempre muy astuta para aprovechar la fe, muchas veces ingenua, de los feligreses. Esto lo vemos por todas partes. Aquí en Trujillo, personalmente me sorprende la cantidad de dinero que mucha gente suele dispensar para manufacturar un vestido que es obsequiado a una virgen de la zona, la llamada Virgen de la Puerta. 

El pequeño museo de sitio muestra la inmensa variedad de obsequios que muchos peregrinos dejan a la imagen. El museo de la abadía de Conques es un muestrario de ello. Cuando visité la Catedral de Colonia en Alemania vi en su museo la vasta colección de objetos preciosos dejados por los peregrinos. Lo mismo sucede en Conques. Su pequeño museo tiene maravillas, pero no pude visitarlo totalmente, ya que era mediodía y en Francia a esa hora todo se detiene. Pero la iglesia sí es una joya impresionante, sobre todo el tímpano que representa el Juicio Final.
La obra se mantiene desde el siglo XII y ha recibido pocos cambios, la restauración permanente la ha salvado, lo que no sucedió con otros monumentos franceses que fueron modificados por las nuevas corrientes artísticas. En una verdadera joya del medioevo. El tímpano está dividido claramente en dos partes: el cielo y el infierno, la parte más interesante es el infierno en el cual nos muestra los diversos pecados y las formas de castigo a los pecadores. Como el gran mural de la catedral de Albi. Ver los demonios con las almas me hizo recordar mis viejos libros de religión y cómo es que la perspectiva de la fe ha ido cambiando a través de los siglos. Dicen que la fe no cambia. Tengo mis buenas dudas, habida cuenta que veo algunas pseudo sectas que quieren volver al sometimiento del terror a sus seguidores. Creo que una visita por Conques los pondría al día. Como buena iglesia medieval, la penumbra era un recurso visual en el interior, ya que sus ventanas son altas y no muy grandes.



Dejamos Conques, comimos en el camino en un restaurante familiar; nos dieron una sopa de verduras de la casa extraordinaria. Aquí crece una suerte de nabo que no crece en el Perú, las andibas. La forma de comer es interesante: pan, una entrada, sopa, un plato fuerte, ronda de quesos con pan, postre y café. Los platos no son inmensos como aquí que te saturan el estómago. Y todo acompañado de vinos. Poca gente vi que bebiera gaseosa en el almuerzo.
Antes de ir a la ciudad, fuimos a casa de los amigos de Isabel, que estuvieron el día anterior. Retirados ellos de la educación, han comprado una iglesia abandonada y su entorno: el paisaje es maravilloso y la sensación de historia la tienes ahí. Genial.
Fuimos a Rodez (Rodés en occitano, interesante) para ver la ciudad, una de las ciudades que tuvo un asentamiento humano muy antiguo y fue una de las pocas ciudades invadidas por los musulmanes en Francia. Además cuenta con una inmensa catedral del siglo XII, edificación que ha sufrido diversos cambios en su historia. El edificio es grande y como buen principio medieval, estaba concebido como castillo feudal.

Con este visita impresionante, dejé Rodez para irnos con Isabel a Sta. Affrique a ver a Melissa y Daniel.
Espero regresar.

domingo, 14 de marzo de 2010

VIAJE A LAS PROFUNDIDADES DE FRANCIA (1)

Cierto es que uno asocia Francia con París. Automáticamente en nuestro imaginario simplista y práctico, nuestra recordación hace un viaje corto a la memoria para buscar las imágenes de un lugar denominado, una palabra nombrada, una pregunta hecha. Lastimosamente para Francia (lo mismo como Perú con Lima), todo un bello y apasionante país, se focaliza en una sola ciudad. Las políticas centralistas en nuestros países rindieron su fruto en prejuicio de las demás zonas de nuestras respectivas naciones.
Pese a lo anterior, la mayoría de mis amigos franceses y los no franceses que viven en Francia no viven  precisamente en la urbe; viven en la provincia (como yo en Trujillo, no en Lima) y a pedido de mis amigos, me fui al sur, me fui al AVEYRON. Con Olivier, quien es del sur, de GARONNE, nos fuimos a TOULOUSE, la ciudad más importante de la zona. Este viaje iba a ser un notable descubrimiento para mí; iba a ir a la tierra de los cátaros y los templarios, a una de las rutas del camino a Santiago de Compostela, un viaje al Medioveo y las catedrales románicas y góticas del lugar, a la buena comida y los excelentes quesos, y un viaje a ver grandes personas y grandes amigos.
Salimos de París en TGV, por la mañana; con toda la calma que un tren a gran velocidad te puede llevar, cruzamos la extensa llanura hacia Orléans y luego a Bordeaux. Llegamos a Bordeaux casi a mediodía y mucha gente dejó el tren; un poco más  de una hora más tarde íbamos a llegar a Toulouse donde ya nos esperaba Isabel,  quien había venido desde Rodez para recogerme. Se acercó a nosotros para darnos la sorpresa cuando salíamos de la estación. Decidimos esperar a la mamá de Olivier mientras comíamos algo: el hambre apretaba. Con Isabel salimos rápidamente de Toulouse, ya que el trayecto es más o menos largo; las autopistas francesas te llevan a tu destino a toda comodidad y no estaba abarrotadas de autos como era el caso de París. Mi llegada fue un sábado, tranquilo, reposado 30 de enero. Isabel me iba a recibir con quesos, panes y un poco de vino. Es increíble cómo se las arregla para poder seguir su vida, pese a la diabetes que la molesta. Me tenía separada una sorpresa: esa noche me iba a llevar a un baile de un club, en el cual la gente practica mucho el baile. Y así fue, una gran comilona de platos de la región (pollo a la cacerola, fantástico, relleno), con postres y rociado de vino; y luego el baile. Hicieron una presentación a lo medio oeste, vestidos a la usanza, todos bien cronometrados; luego la fiesta en sí. Una amiga de Isabel, muy entusiasta, pidió al hombre-orquesta que convocara a la gente de la fiesta a bailar la danza de la zona: la bourée. Se armaron grupos de 2, 4 hasta 6 parejas. Se lo tomaron a pecho. La gente aquí es muy orgullosa de su pasado; aunque ya en las ciudades no se habla occitano, aún hay palabras que se cuelan en el hablar y muchos sí dominan el dialecto. Es el peso de la historia. Bailamos, bailamos hasta la una de la mañana, a salir el frío helado nos cortaba la cara y tuvimos que limpiar el parabrisas congelado con una caja de plástica. La necesidad es madre de la inventiva.

El último día de enero, Isabel me había preparado una sorpresa. Me iba a llevar a ese impresionante mundo de los cátaros, los odiados y poco entendidos renegados de la Iglesia de esos siglos: los herejes albigenses (de la zona de Albi), además vistos por los inquisidores como heréticos por haber tenido toda una organización dogmática poco comprendida. El peso de este pasado casi anatematizado se ve en raros mensajes como el que se lee en el folleto que compré en la magnífica iglesia de Santa Cecilia en Albi.


Con Isabel nos dirigimos hacia Albi en camino a una maravilla histórica: Cordes- sur -ciel. Desde
la carretera en lo alto de una elevada colina el viajero puede distinguir Cordes, toda amurallada. Como no era verano, el mar de turistas no nos iba a acompañar, por lo que nuestra visita fue tranquila y pudimos ver la pequeña ciudad (convertida en una zona para artistas) construida en el siglo XIII para ver sus palacios, sus grandes casas, las almenaras desde sus murallas y la quietud de estar en un sitio que carga mucha historia. La ciudad vio su esplendor , pero fue amenazada por la haberla identificado como un centro de artesanos herejes o cátaros. En el lugar hay un pozo muy profundo (113 metros, pones una moneda de un euro para iluminar todo lo largo del pozo) en el cual se dice que se arrojó a 3 inquisidores. Según me contaba Isabel, aún hay gente que habla occitano, el nombre de esta pequeña ciudad en esa lengua es Còrdas. Aquí más datos: https://www.lonelyplanet.es/blog/cordes-sur-ciel-el-pueblo-preferido-por-los-franceses. 
El almorzar fue toda una odisea: siendo domingo y en invierno, casi no hay movimiento turístico; al descender nos dimos con la triste realidad que ya no había lugar para almorzar. Compramos fruta y unas pequeñas galletas, más el queso que teníamos para engañar el hambre. Pese a todo, se puede decir que Cordes es uno de los pueblos  más bellos de Francia ( https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/viajes-sur-francia-cordes-sur-ciel/20190102164758158850.html). Premunidos de energía nos fuimos hacia la otra meta de ese día: Albi.


Esta ciudad resultó toda una sorpresa: la catedral que tiene, Santa Cecilia, es un monumento eclesiástico que tiene trazos de todos los movimientos arquitectónicos de la zona. Románico, gótico, renacentista. La inmensa construcción empezó en 1282 y casi concluye en 1515; sufrió embates de la revolución francesa y su última gran restauración fue en el siglo XIX. Al exterior, la iglesia tiene toda la fachada románica, inmensas paredes con columnas adosadas. Es un monumento fácilmente perceptible a la distancia. Tiene un inmenso y bello coro, pero lo más interesante es el inmenso mural del Juicio Final en el que se ve una zona reservada a los cátaros. La guía que compré para tener una información exacta habla que esta iglesia se construyó para salvar la fe de las herejías. Lo interesante de la guía es que no tiene un autor identificable, dice.. "los sacerdotes de la parroquia". Una de las cosas más impresionantes de esta visita fue recordar cómo la fe católica se construye, como toda religión, por mitos y percepciones. La iglesia cuenta con un pequeño tesoro en el cual se halla algunos restos óseos de santos y santas, hay una urna que tiene los huesos de un brazo de un santo. Cuestión de fe. Leía que este edificio es el más grande del mundo hecho en ladrillo. Es una inmensa y apabullante construcción. Otro dato interesante que leí al lado de la imagen de Sta. Cecilia es el hecho que por un error de mala interpretación de un texto, esta santa se convirtió en la protectora de la música. Ella no cantaba, ni tocaba un instrumento, ni mucho menos. Fue una caprichosa lectura de un texto en su honor que se creyó entender que ella cantaba a Dios; parece ser que sólo oraba.
Ya apretados por la hora, salimos con Isabel para ver el museo de Toulouse-Lautrec, quien (no nos olvidemos) era de origen noble y cerca, muy cerca a la catedral está un museo con gran parte de su obra. Había visto algo en el Museo D´Orsay, pero lo que hay aquí es impresionante. Mas el tiempo no nos permitió ver mucho, vimos sus grabados y algunas pinturas mayores, en el sótano había mucho más y vimos unos cuantos afiches, técnica en la que fue todo un maestro.
Un poco desconsolados,. salimos a comer algo; antes fuimos a unos jardines que quedaban a orillas del río Tarn, que se encuentran a las espaldas de la gran iglesia. Bello paseo con sus puentes a la distancia.
La cocina francesa no tiene pierde. Lo que mis ojos no pudieron disfrutar , mi boca lo hizo. Francia es un paraíso para eso.
Isabel me estaba guardando más sorpresas para los días siguientes.