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Trujillo, La Libertad, Peru
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viernes, 20 de septiembre de 2024

LA VIEJA PANAMÁ (CRÓNICA DE VIAJE 2)


Jueves 01 de agosto:  Nos íbamos a visitar el Panamá viejo, el Panamá de la colonia y los inicios republicanos. COPA te ofrece un servicio de permanencia en su ciudad nodo por los días que quieras para aprovechar en hacer turismo, compras o negocios: el famoso Stopover o escala de larga duración. Panamá no estaba pensado inicialmente; pero, ante esta opción, no se podía desperdiciar esta oportunidad. Así nos organizamos y desde el primer día nos fuimos a los lugares más emblemáticos e interesantes de esta ciudad. El día anterior habíamos visitado las esclusas de Miraflores y la Calzada de Amador. Para el jueves 01 habíamos decidido visitar los principales lugares coloniales de la ciudad: Panamá Viejo y el Casco Antiguo. También, íbamos a un pequeño mirador que se encuentra en el Puente de las Américas. Quedamos con Davis para que nos recogiera temprano, luego de tomar nuestro desayuno en el hotel. Más cómodos y un poco más adaptados que el día anterior (el calor, terrible) nos fuimos al Panamá Viejo. La distancia no es muy larga (menos de 15 kilómetros), tomamos la Av. Cincuentenario; estuvimos en el lugar en menos de 20 minutos. Son las ruinas de la primera ciudad de fundación española (https://www.patronatopanamaviejo.org/conocenos/). 






Llegamos a una oficina de entrada al lugar y luego vas hasta el museo en el que se hallan varias ruinas interesantes con un trolebús pequeño, abierto. Atraviesas varias ruinas de lo que fue la vieja Panamá. El museo de sitio tiene una interesante maqueta que nos muestra la distribución de las plazas, iglesias y principales instituciones que funcionaron en este lugar hasta su abandono y traslado al nuevo asentamiento. También hay una serie de objetos (cuadros, objetos de culto, utensilios) y una muestra de cómo eran las edificaciones. En la información que lees en este Museo, aparece el nombre del famoso Gobernador Pedrarias, quien mandó a construir esta primera ciudad. Pedrarias, Pedro Arias (https://dbe.rah.es/biografias/10209/pedro-arias-davila), aparece en la historia de nuestro país en las relaciones que tuvo con Francisco Pizarro y sus hombres; Pizarro era el capitán de guardia de Pedrarias y lo acompañó en su campaña de expansión por el sur de la actual Nicaragua; entre los hombres de este famoso gobernador estaban personas como Núñez de Balboa, un personaje bastante cruel según varios historiadores, quien descubre para los ojos europeos el Océano Pacífico (Mar del Sur) (https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20907/vasco-nunez-de-balboa/). La visita al sitio es una buena ocasión para conocer cómo eran las ciudades de entonces, la famosa planificación urbana que trajeron los españoles a América y que vemos en nuestras ciudades de origen español como Trujillo, por ejemplo. 






Luego, se pueden visitar las ruinas, siendo la más atractiva la de la Catedral, pues hay una torre del campanario que aún queda en pie y se puede visitar con mucha curiosidad; desde esta vez el océano, los rascacielos que ya van rodeando a este santuario histórico y el extenso puente Corredor Sur. En la plaza que se encuentra frente al campanario que subimos se estaba haciendo una grabación con músicos militares del ejército panameño, dos chicas que iban vestidas con el traje típico de Panamá (https://www.youtube.com/watch?v=pR-Z-xgySBc), un equipo de grabación (con dron y todo) y una chica que hacía fonomímica. Creo que cantaba esta canción que es un extraño homenaje a esta antigua ciudad: https://www.youtube.com/watch?v=TRo_NM2PMiE. Ya bastante fatigados por el calor y la marcha, nos fuimos a esperar regresar con el trolebús para llegar a la zona de recepción. En esta zona, nos fuimos a la tienda de recuerdos y vi una colección de libros que estaban en remate. Era la librería La Librería de Panamá Viejo y la colección es Biblioteca para una efeméride Panamá 2019, una colección de varios textos sobre la historia panameña y sus principales personajes para celebrar los 500 años de la fundación de Panamá la vieja. Compré un libro, Vasco Núñez de Balboa, ensayo sobre la personalidad del descubridor de la Mar del Sur de Luis Blas Aritio (https://isae.metabiblioteca.org/cgi-bin/koha/opac-MARCdetail.pl?biblionumber=1517), un libro que retrata de otra manera a este personaje importante para la historia panameña. Pero había muchos más, pero ¡el peso, el peso! Ni modo. Ya me daré el tiempo para leer con gusto. Aquí un video que muestra el bello lugar que visitamos (https://www.youtube.com/watch?v=nCfbeyncQzA). Al salir, Davis nos sugiere ir al Puente de las Américas para visitar su pequeño mirador. Tras casi media hora, llegamos a nuestro objetivo. El horario de nuestro desplazamiento nos permitió ir a buena velocidad, pues el tránsito era moderado.



El puente es grande (https://blog.structuralia.com/el-puente-de-las-americas). Tiene cuatro carriles y el cruce es rápido (https://www.youtube.com/watch?v=zeI9eQk1U6Y). Pero no es lo más grande que haya cruzado en mis viajes. El gran puente de Millau es lo más impresionante que haya cruzado en mi vida. O el imponente Vasco da Gama de Lisboa. Davis nos llevó hasta el Mirador de las Américas que se encuentra en un cerro que se llama Ancón. En este mirador hay un interesante monumento a la presencia china en este país (https://rutapanama.wordpress.com/2011/06/01/mirador-de-las-americas/). En el lugar había un vendedor de artesanía y otros objetos. Luego de las fotos del rigor y haber compartido el lugar con unos turistas chinos, comenzamos a ver las cosas que se vendían y encontré una interesante moneda: 1 (un) Balboa que tiene una cara con el busto de Omar Torrijos. Dos cosas por destacar: en Panamá circula el dólar como moneda regular en vez del balboa y la figura de Omar Torrijos. Empecemos con la moneda: circula, eso sí, la moneda como tal, pero ya no los billetes. Tuve algunos de esta moneda, pero sufrí un robo (ese día perdí muchos billetes hermosos); en este viaje recogí varias monedas y compré esta rareza (https://numismatico.net/descubre-la-historia-de-la-balboa-la-moneda-oficial-de-panama/#google_vignette). La moneda con la efigie de Torrijos es de los 80, la mía fue acuñada en 1984 (https://es.numista.com/catalogue/pieces10144.html). El espíritu coleccionista te hace husmear diversos rincones. Por otro lado, Omar Torrijos fue un presidente que llenó las páginas de los diarios en los 70 e inicios de los 80 del siglo pasado, y estuvo muy comprometido con la devolución del Canal de Panamá a los panameños. Su muerte ha quedado siempre en el misterio y hay dos conjeturas bastante plausibles (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/torrijos.htm, https://www.panamaviejaescuela.com/omar-torrijos/). He aquí un interesante reportaje sobre la muerte del comandante Omar Torrijos: https://www.panamaviejaescuela.com/muerte-omar-torrijos/ , https://www.youtube.com/watch?v=e0caibor1dI. Interesante. Ah, la historia. Una vez culminada nuestra visita a este Mirador, Davis nos propone ir a un mercado de artesanías que no estaba lejos de ahí. Así lo hicimos y cada uno compró algunas cosas bellas, unos posa vasos muy bonitos y unos trabajos hechos con plumas de aves. Geniales. Además, el polo o camiseta del lugar. Ahora nos íbamos al Casco Viejo a visitarlo. Nos llevó directamente a la catedral, Catedral Santa María la Antigua. 







Uno lee su un poco turbulenta historia, ya que es heredera de la antigua catedral que estaba en Darién que después fue abandonado para trasladarse a la Antigua Panamá y, luego, al Casco Antiguo que ahora se visita (https://panamacascoviejo.com/catedral-metropolitana-de-panama/?lang=es). Durante esta visita logramos constatar el compromiso que tienen las autoridades para restaurar su patrimonio. No sólo lo veríamos en esta iglesia, sino en todo el Casco Viejo, sus calles, casas y edificios públicos. La catedral tiene un acervo interesante tal como lo vemos en este video: https://www.youtube.com/watch?v=8IjO0Ko5qx4, con una bien cuidada restauración, pese a que tuvo otras intervenciones anteriores un poco infelices como lo informan en el video. Lo que me pareció muy llamativo es un rincón en el cual se encuentran juntos dos de los santos peruanos más representativos: Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. Cuando ya estábamos culminando la visita, comenzó un fuerte chubasco. Llamamos a Davis para que nos recoja e ir a almorzar mientras disminuía el aguacero. Felizmente llegó rápido (el sentido del tránsito es encomiable en esta ciudad), nos esperó para subir rápido y nos enrumbamos al Mercado de Mariscos que el día anterior habíamos visto en el retorno de Calzada de Amador a nuestro hotel. El lugar no sólo acoge e este mercado dedicado a este rubro, sino que tiene un gran número de restaurantes que ofrecen, obviamente, diversos platos con estos ingredientes base y pescado (https://mercados.mupa.gob.pa/mercado-del-marisco/). Nos ubicamos en uno de los restaurantes turísticos y pedimos un gran plato a base de langosta y otros mariscos. No quise pedir el cebiche panameño. Aquí tienen más información: https://www.youtube.com/watch?v=LY9qq6-nXrg. Es interesante cómo este espacio ha sido rescatado para el turismo como un consciente manejo de la limpieza y la presencia, además de precios moderados: https://www.youtube.com/watch?v=yNpmSVaF9wA. A ver si los terminales marítimos que tenemos aquí en nuestro país aprenden esta estrategia. Al terminar nuestro almuerzo, coordinamos nuevamente con Davis para que nos deje en el Casco Viejo. Nos dejó nuevamente en la Plaza desde donde nos fuimos caminando por las calles añejas con tranquilidad. Íbamos cubiertos de nuestros ponchos de plástico que habíamos comprado en Guatemala. En realidad, no nos habíamos percatado que el verano de estas zonas es verano pluvioso. Por un lado, marcó el fin de una acentuada y peligrosa sequía (como la que está sufriendo la selva peruana) y por otro, para nosotros, teníamos que tener en resguardo medidas para seguir nuestras visitas bajo la lluvia. En nuestro caminar llegamos al Teatro Nacional (https://sicultura.gob.pa/espacios-culturales/teatros-auditorios/teatro-nacional-de-panama) y nos fuimos a la Iglesia de San Francisco de Asís, la cual tiene una gran torre a la cual se puede acceder: https://panamacascoviejo.com/iglesia-san-francisco-de-asis/?lang=es




La iglesia es bastante moderna (muy modificada de la original) y, como la catedral, ha sido pulcramente restaurada (https://www.youtube.com/watch?v=Jmvi_BwNmEY). Muy limpia, tiene unos bonitos vitrales que permiten una luz cenital que da una sensación de tranquilidad. Cuando salimos, con Carmen nos percatamos que se podía subir a su alta torre, pero ya habíamos pagado, en este viaje, nuestra gran cuota de peldaños (https://www.youtube.com/watch?v=9GuP6l-aFm8&t=230s). Aquí más datos de esta interesante iglesia: https://larutadebalboa.wixsite.com/casco/iglesia-san-francisco-de-asis. Salimos a la bonita Plaza Bolívar que forma parte del conjunto del palacio que tiene el mismo nombre (https://panamacascoviejo.com/palacio-bolivar-panama/?lang=es#google_vignette). Después me enteré de lo interesante que es este palacio (https://mire.gob.pa/palaciobolivar/) y hay muchos referentes sobre el Perú en este espacio. En la plaza (https://www.youtube.com/watch?v=XjH5bUAbYJs)  hay varios cafés y restaurantes. Maria había salido un poco más temprano y, con Carmen, nos echamos a buscarla. César había ido a hacer algunas compras. No la encontramos. Decidimos buscarla y, en el camino, nos encontramos con la iglesia de San Felipe Neri, pequeña y llena de detalles, con una gran cantidad de lápidas de donantes que fueron enterrados en este espacio (https://panama50.com/iglesia-san-felipe-neri/) (https://www.youtube.com/watch?v=vu7W_G92fLE). 




Seguimos en dirección a la plaza y la encontramos sentada frente a la Catedral. De ahí nos fuimos a nuestro último objetivo de hoy: la vieja Iglesia de la Merced. Esta tiene un detalle interesante: su portada es la misma que estaba en Panamá viejo y ha sido literalmente trasladada desde el lugar en que hallaba en la antigua ciudad, la que fue destruida por piratas. La iglesia no se encuentra lejos de la Catedral. La visita fue muy buena: hay un pequeño museo de arte colonial del lugar, con piezas interesantes entre pinturas, esculturas, orfebrería y miniaturas (https://panamacascoviejo.com/iglesia-nuestra-senora-de-la-merced/?lang=es#google_vignette). La visita al museo es gratuita y en verdad es un remanso de paz en medio de la ciudad. 







Al salir nos fuimos a tomar un café con una deliciosa torta de zanahoria en Café Unido Casco Viejo (https://cafeunido.com/). Ya empezaba nuevamente a llover, así que llamamos a Davis para que nos recoja y nos lleve al hotel. El tránsito sí era pesado, pero los conductores, pese a todo, respetaban las reglas, tanto los del transporte público como privado. En la avenida que daba a nuestro hotel vimos una inmensa columna de autos, pero pudimos ingresar sin ningún contratiempo. Obviamente no hay ticos, mototaxis, combis ni custer, todo lo que ha ayudado que el transporte en nuestro país se haya convertido en una verdadera pesadilla. En realidad, nos quedamos cortos con esta visita al Casco, pues hay muchas cosas más para ver como el mismo Palacio Bolívar o el Museo de Arte Religioso Colonial de Arco Chato en las ruinas del templo de Santo Domingo (https://panamacascoviejo.com/arco-chato-convento-de-santo-domingo/?lang=es). Un día completo en la zona hubiera sido mejor (https://www.youtube.com/watch?v=JqkSENZVYa8). Para cenar nos fuimos Carmen y yo nuevamente al Nación Sushi. Lo gracioso es que todos los mozos se habían pasado la voz sobre el percance que tuvimos el día anterior al haberme servido otra cosa a lo que había pedido. Fue nuestra última noche en Panamá. Al día siguiente nos íbamos a casa.





Viernes 02 de agosto: nos levantamos temprano para arreglar nuestras cosas. En realidad, no sé qué malabares habrán hecho Carmen y César para poder llevar sus compras, que no eran pocas. Tomamos desayuno y cancelamos el hotel, luego de un buen desayuno. 


Davis estuvo puntual par recogernos y llevarnos al aeropuerto. A esa hora no había mucho tráfico y llegamos en menos de media hora a nuestro destino. A diferencia de los accesos terrestres a nuestros aeropuertos (Lima, Chiclayo y Trujillo son una pesadilla), la vía al aeropuerto es bonita y segura, asfaltada (miren la pesadilla de Trujillo, años sin reparar) y con facilidades para entrar (Jorge Chávez es un ejemplo de la mala organización vial). El día anterior, César había hecho los chequeos necesarios, sólo quedaba ir a la puerta de embarque. Ahora sí tuvimos la oportunidad de ver más sobre las instalaciones de este lugar. Es una construcción muy amplia, no vemos las aglomeraciones del de Lima (es agobiante). Incluso la zona de control es mucho más ágil y rápido. Aquí aproveché una circunstancia: como usaba un bastón, una chica del servicio de seguridad me pidió pasar por un lugar para personas con problemas y, además, me indicó qué otras personas iban conmigo; así los cuatro pasamos rápidamente la zona de control de pasaportes. Comenzamos a ver la zona libre de impuestos para comprar los últimos regalos. Ahí me compré algunos chocolates que me recomendaron: 60 CACAO de Oro Moreno (https://oromorenopanama.com/). Había varios con mezclas interesantes como los de Mango (muy rico) y los de maracuyá (como los hay aquí); y en la misma tienda había ¡estampillas! Compré varias estampillas panameñas y vi, con mucho interés por los precios, sobres de primer día de estampillas peruanas. Interesante. Algunos de estos sobres llegaban a costar 30 dólares o más. Maria logró comprar los pantalones Columbia que deseaba, tal como compré unos en Cajamarca hace años (https://www.columbia.pe/hombre/vestuario/pantalones). Estos pueden convertirse en pantalones cortos como lo utilicé en Guatemala y Panamá. Subimos al avión, bastante amplio, con destino a Chiclayo. El vuelo dura casi tres horas. El vuelo iba lleno, muchos niños, algunos con padres que no sabían cómo controlarlos; incluso, había una niña que hacía maniobras un poco riesgosas frente a una total indiferencia de su padre, más preocupado en su celular. Del verdor que vimos en Guatemala y Panamá, veíamos ahora un poco la aridez de la costa peruana. Y Chiclayo, con sus edificios sin enlucido nos recibía. La recepción del pasaporte también fue rápida para mí por mi uso del bastón. Salir del aeropuerto con las calles con huecos nos volvió a la realidad. Tomamos un taxi para ir a un restaurante, pues era hora de almuerzo. Nos llevó un lugar muy interesante que nos cambió la desazón de nuestra llegada a Chiclayo. El taxista llamó previamente al lugar para ver si había sitios disponibles. Así llegamos a Caserío Bar Restaurante, donde pedí platos para satisfacer la nostalgia gastronómica (https://caserioperu.com/). En verdad, esto nos volvió el entusiasmo, luego del retorno al desorden y el deplorable estado de las calles y avenida. Luego nos fuimos al feo e inseguro local de Emtrafesa. Ya es hora de que Chiclayo cuente con un terminal terrestre, pues el caos que se arma en el tránsito se incrementa por la salida de grandes buses por sus estrechas calles llenas de mototaxis Y viajar casi 5 horas hasta Trujillo por ese remedo de autopista que es nuestra Panamericana cerró nuestro viaje. Ni modo.