Jueves 02 de enero, 2025. Nos fuimos a Valpo. Había comprado los boletos vía virtual en la empresa Flixbus que salía de la Terminal de bus San Borja y llegar al terminal Rodoviario en Valparaíso. Íbamos a salir a las 8:30 am. en un viaje de dura dos horas a través de una excelente autopista (ruta 68) (https://maps.app.goo.gl/jBwL7APLJ5oAzFjZ9). El terminal de bus de Santiago es bastante ordenado, pese al flujo de buses y pasajeros. Ahí tomamos un ligero desayuno para ganar tiempo. La estación está vinculada al Metro, cosa impensable en Lima con los locales de las empresas de transporte de pasajeros en diversos lugares y mal interconectados. Pensábamos que el bus iba a ir lleno, pero fue casi vacío y salió puntual; el viaje fue por demás cómodo a través de una carretera amplia, la cual va a mejorar mucho más (https://www.youtube.com/watch?v=pQRM76aQhM8), sin rompemuelles ni salidas peligrosas o permitiendo que pobladores la crucen temerariamente como es la autopista Trujillo – Chimbote o Trujillo – Chiclayo, por ejemplo. Llegamos puntualmente a nuestro objetivo. Patricio nos había dado una serie de datos importantes que tomar en cuenta sobre la movilidad. Nuestro hospedaje quedaba en Viña del Mar en la Av. Viana 433, muy cerca de la Quinta Vergara, donde se realiza el famoso Festival de Viña del mar (https://maps.app.goo.gl/KGaHkzuAThKxAWqLA). En realidad, Valparaíso, Viña del Mar, Reñaca y Concon están prácticamente unidos. Esto hace una zona urbana extensa (https://wardvanlines.com/vina-concon-valparaiso/). Una vez instalados en nuestra habitación en el piso 10, decidimos salir a nuestro primer objetivo: La Sebastiana para entrar en el mundo de Pablo Neruda. Había visto la posibilidad de ir a la famosa Isla Negra, pero el tour nos iba a tomar todo un día prácticamente y, generalmente, este sale desde el mismo Santiago. Entonces decidimos priorizar, pues había muchas cosas por ver en este fantástico lugar. Al salir, decidimos ir a cambiar dinero y nos hallamos con una gran sorpresa: no había billetes chilenos; después, nos enteramos que por la afluencia de turistas argentinas que llegaron a Chile por los precios más baratos de casi todas las cosas que en Argentina, sobre todo calzado, ropa y artefactos eléctricos. Además, una oleada de turistas habían cruzado los Andes (argentinos y brasileños) y habían llegado a esta zona, prefiriendo Viña del Mar y Valparaíso para ver el espectáculo de fuegos artificiales la noche para recibir Año Nuevo 2025 (https://www.mdzol.com/sociedad/2024/12/26/asi-reflejan-en-chile-la-llegada-masiva-de-argentinos-las-playas-para-recibir-el-2025-1176978.html#google_vignette). César y yo logramos cambiar algo en la Av. Valparaíso, paralela a la nuestra, y tomamos un colectivo que, al final, lo usamos como nuestro taxi en dirección a la Sebastiana, una de las casas del gran poeta chileno (https://maps.app.goo.gl/ceWRb9j6YqUFhBms9). Luego de quince minutos de viaje, comenzamos a ascender por las enredadas calles de Valpo. Genial. Había algunas calles que eran bastante empinadas; daban un poco de miedo y debes tener unos frenos y llantas en un buen estado. La casa está en las colinas: https://fundacionneruda.org/museos-casa-museo-la-sebastiana/. Compramos las entradas para ingresar y tuvimos que esperar bastante tiempo. La casa es estrecha y subir por los escalones era un poco complicado para mí pues estaba usando un bastón. Además, te prohíben tomar fotos en el interior. Como el aforo era muy limitado, las personas responsables iban permitiendo los ingresos a los grupos pequeños.
Desplazarse por el interior también es un poco complicado por lo estrecho de los escalones. Al salir, nos fuimos a la librería a buscar algo. Había un libro de fotografías un poco caro. Pasamos un mal rato al momento de usar los servicios higiénicos; si no eras un visitante con tu boleto, no podías usarlo. Un poco desagradable la situación. Salimos a caminar un poco y vimos algunas tiendas y puestos de recuerdos en los cuales compramos polos, imanes y algunos objetos con piedra lapislázuli. Llegamos hasta un parque llamado de los poetas, pues había algunas estatuas de ellos como Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Ya estábamos con hambre. Rodrigo Tardito, un amigo que actualmente reside en España me había sugerido un restaurante, el Capri (https://restaurantess.cl/restoran-capri-valparaiso/#google_vignette). Llegamos a tiempo, pues encontramos sitio para los cuatro. Si demorábamos un poco, hubiéramos tenido que esperar de pie unos quince minutos. Mariscos y pescados fueron nuestros platos preferidos, con buenos trozos generosos (https://guiaviajera.cl/restoran-capri-en-valparaiso/). Al terminar, salimos hacia la Plaza Sotomayor que tiene una vista espectacular, pues contiene una serie de edificaciones monumentales (https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/zonas-tipicas/plaza-sotomayor-valparaiso-incluye-edificios-encierran), y de ahí nos fuimos al ascensor El Peral.
Empezábamos la aventura que da identidad a esta ciudad: sus 16 ascensores. En nuestra visita de dos días, subiríamos o bajaríamos por varios. Este ascensor (https://valparaiso.com/tourist-attraction/ascensor-el-peral-2/) nos llevaría a una belleza ubicada en el Paseo Yugoslavo: el Museo Baburizza, también conocido como Bellas Artes (https://museobaburizza.cl/). El ingreso fue bastante sencillo para nosotros; no había mucha gente y el acceso para las personas mayores y adulto mayor es bueno, pues cuenta con todas las facilidades necesarias (ascensor, por ejemplo) para ver cada uno de los pisos en los que encuentras una muy buena colección de arte chileno del siglo XIX e inicios del XX. En este lugar hicimos una pequeña pascana para comer algún postre y una bebida, y seguir nuestro camino. Tomamos el mismo Paseo Yugoslavo para dirigirnos a la calle Urriola y nos fuimos por un pasaje estrecho, Apolo, lleno de murales, escalones y cafés. Estos pasajes son los que dan mucha identidad a esta ciudad.
Aquí más información: https://pasaportesindestino.net/las-mas-lindas-escaleras-de-valparaiso/. Los escalones eran un poco complicados para mi pierna, pero no podía perderme esta experiencia. Llegamos a la calle Urriola, viendo cómo subían y bajaban los autos y camionetas: ojo a los frenos. Bajamos hacia la Av. Prat y llegamos al Reloj Turri. Este es un monumento icónico de la ciudad, por su forma y la historia que trae encima (https://chiletrip.net/valparaiso/turri-clock-tower/, https://www.youtube.com/watch?v=NOFYotrAVDw).
Nos fuimos hacia el Ascensor Concepción (https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/monumentos-historicos/ascensor-concepcion, https://www.youtube.com/watch?v=vfhhfxAV1Tw) para llegar al Paseo Gervasi (https://valparaiso.com/tourist-attraction/paseo-gervasoni/).
Fuimos caminando a través de calles llenas de pinturas murales en dirección de la Iglesia Luterana que estaba cerrada (https://www.iluterana.cl/). Nos dirigimos hacia la Catedral Anglicana San Pablo (Saint Paul) que también estaba cerrada (https://saintpaulchile.cl/). Caminamos por el Paseo Dimalow para bajar por el Ascensor Reina Victoria (https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/monumentos-historicos/ascensor-reina-victoria).
Llegamos a la Plaza Aníbal Pinto y desde la cual tomamos un taxi para ir a nuestro hospedaje. Fuimos a tomar una buena ducha y de ahí salimos a cenar. Cuando salimos nos dimos con la sorpresa de que casi todos los restaurantes estaban cerrados salvo los peruanos y uno chino al cual fuimos a comer bastante tranquilos. Retornamos para ver algo de televisión y a descansar. Al día siguiente íbamos a caminar más. Fin de nuestro primer día en Valpo.