Martes 31. Nuevamente en Santiago de Chile. Último día del año. Íbamos a hacer pocas visitas ese día, pues ya ad portas de las celebraciones, pocas actividades estaban abiertas. Llegamos temprano a la estación de buses y tomamos un taxi para ir a nuestro nuevo Airbnb en la calle Cano y Aponte en el barrio de Providencia. Providencia es una zona residencial muy bonita (https://santiagoando.com/providencia-2/) que ofrece mucho. Personalmente, me hubiera gustado visitar sus barrios, pero Santiago tenía muchas cosas por ofrecer. Hubiéramos tenido la necesidad de cancelar nuestras visitas a Concepción y Valparaíso-Viña del Mar, pero también eran tesoros para “rascar”. Al llegar a nuestro destino, nos fuimos a recoger nuestras cosas e instalarnos en nuestro nuevo espacio. El lugar era muy simpático y el barrio es mucho más tranquilo que nuestra primaria instancia. Nos acomodamos y tras una buena ducha, bajamos a la recepción para ir a buscar un lugar para tomar desayuno. Nos dieron un dato muy bueno: el Emporio Bilbao (https://www.instagram.com/emporio_bilbao/), restaurante que queda sobre la avenida Francisco Bilbao en esquina con la calle Miguel Claro, por la cual accedimos desde nuestra corta calle. Llegamos justo al local cuando lo estaban abriendo. Un buen desayuno para empezar la jornada este último día del calendario 2024. La idea era ganar el mayor tiempo posible, pues este día nos íbamos a casa de unos buenos amigos míos, el matrimonio Herskovits Zúñiga, los Payasíteres, para despedir el año viejo y dar la bienvenida al 2025; y era más que obvio que siendo el último día del año, la movilidad iba a ser más complicada. Retornamos a nuestro departamento para asearnos un poco más y tomar mis cámaras e irnos a nuestro objetivo. Al final, sólo íbamos a ir a un único lugar: Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos (https://mmdh.cl/museo). Nos tomó unos 20 minutos llegar (https://maps.app.goo.gl/QVkzGF2dnGZEjwki7). Las calles se veían un poco vacías, pues todos se preparaban para la fiesta de fin de año. Al llegar al Museo, nos encontramos con un edificio sólido que encierra una exposición muy sentida que muestra las partes más oscuras del comportamiento humano. La aparición de los museos de la memoria alrededor del mundo, Perú incluido, obedece a la idea de enseñar a la población local hechos terribles de su historia y evitar que estos lamentables sucesos vuelvan a suceder. Alemania es un país que ha ayudado mucho a diversos países, como al nuestro, en la planificación, construcción y mantenimiento de estos santuarios que resultan muy incómodos como sucede ahora en Chile mismo, en Lima con las fuerzas políticas conservadoras y la actual Argentina. Incluso hay movimientos en el mundo, en Alemania inclusive, que reniegan estos hechos históricos, hasta rechazar la existencia del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial (https://revistadiners.com.co/tendencias/74996_asi-es-el-mapa-interactivo-de-los-museos-de-la-memoria-del-mundo/).
Sólo basta ver la narrativa que muchos partidos extremistas europeos o lo que podemos leer en las redes para entender que no hemos aprendido mucho. El de Lima ha sido amenazado por las actuales fuerzas políticas que quieren borrar todo ese periodo en el que los partidos extremistas, sobre todo, y las fuerzas militares cometieron crímenes contra la población civil indefensa.
Recuerdo el documental que presentamos en la Alianza Francesa sobre el caso Uchuraccay décadas después y lo que vemos en la actualidad. He aquí lo que escribí al respecto: https://sites.google.com/view/paginaeldetectorwebdetrujillo/columnistas/cultura/gerardo-cailloma-heridas-profundas. Volvamos a nuestro sitio de interés. Entrar a un museo como este es prepararse a ver historias individuales tristes y que afectan a toda una sociedad. Estuve hace muchos años en el Museo Yad Vashem en Jerusalén, centrado en el Holocausto. Es una visita de la cual no sales bien (https://www.yadvashem.org/es.html). Lo mismo nos pasó cuando estuvimos en un campo de concentración cerca de Berlín. Aquí vemos mis impresiones: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2023/07/entre-la-oscuridad-y-la-luz-campos-de.html. Estos museos son incómodos; lo terrible sería que el visitante no cambie su visión y banalice el mal como lo decía Hanna Arendt. Son denuncias que buscan justicia desde cualquier lado, sobre todo en momentos tan sombríos como los que estamos viviendo en estos días, con personalidades, movimientos y presidentes negacionistas y contrarios a todas estas manifestaciones culturales. Este museo te ofrece una vasta y rica información de todo lo pasado, sobre todo tras el Golpe de 1973. El acceso es libre y la museografía está muy bien presentada, organizada y puesta en escena de manera asertiva. Cuenta con todas las facilidades para las personas con problemas de movilidad como era mi caso. Hay un gran muro lleno de muchas fotografías de desaparecidos o asesinados. Vemos trabajos de prisioneros artistas que trabajaron arpilleras, canciones, pinturas, tejidos.
Una grabación que se muestra es la famosa Cueca Sola (https://www.youtube.com/watch?v=VnQl2qRzMGE) que la vi hace muchos años cuando vivía en Lima y apareció después de que el NO ganó en el plebiscito de 1988 (https://www.youtube.com/watch?v=gtu6KviB1G4). También es recorrer la historia que viví cerca de manera indirecta cuando estaba en mi último año del colegio. Tras el golpe, Arequipa se llenó de muchos peruanos que retornaban, pero también de extranjeros como chilenos u otras nacionalidades; recuerdo que se hicieron espacios para recopilar ropa para refugiados que habían huido sólo con lo que llevaban puesto: todo eso volvió a mi mente. El momento más culminante de nuestra visita estuvo en la segunda planta en un espacio de vidrios en el que había unas bujías en forma de velas; estas podían prenderse de manera virtual para un personaje de los múltiples que figuran en la base de datos del Museo. Carmen y yo prendimos una bujía en memoria de dos personas fallecidas en la década de los 70. Muy emotivo momento, pues te da una reseña de la persona elegida y el estatus en el que se halla (asesinada o desaparecida).
Ya saliendo de este espacio, fuimos a la librería de lugar que está a cargo de “La tienda nacional”, de la cual había oído hablar mucho en diversas guías: https://www.latiendanacional.cl/. Aquí compré un pin que me hizo recordar a un personaje que era común en la TV de esa época con la música de Inti Illimani (https://www.youtube.com/watch?v=NiEwgcbipxg), algunos marcadores de libros que eran arpilleras de las prisioneras, un libro sobre Salvador Allende que tiene como compilador a José del Pozo Artigas: Allende: cómo su historia ha sido relatada. Es una buena compilación con textos críticos sobre el presidente Allende, quien, según la historia oficial, se suicidó antes de rendirse (https://es.everand.com/book/435842934/Allende-como-su-historia-ha-sido-relatada-Un-ensayo-de-historiografia-ampliada). Además, un filme: La Directiva de Lorena Giachino (https://www.youtube.com/watch?v=AgVkpKAfCj4). La tienda tiene muchas cosas que a estas alturas ya son poco buscadas como CD, DVD, libros. Pero había mucha gente estaba interesada en estos productos. El museo ya había cerrado su restaurante y habíamos conocido que el Museo Violeta Parra no estaba abierto; recién lo abrirían en marzo (https://www.museovioletaparra.cl/). Al salir, nos decidimos ir a la Plaza de Armas para visitar la catedral u otro museo que estuviera abierto. Nos fuimos en un taxi que era manejado por un simpático chileno que escuchaba ¡chicha peruana! Nuestro conductor tenía una interesante colección de Los Mirlos, entre otros. Estuvimos conversando largo y tendido todo el trayecto y le comenté sobre otros grandes grupos como Los Destellos; le hice escuchar “Onde está la hierbita”, un verdadero clásico de los 70 (https://www.youtube.com/watch?v=f-_xgHGQJNQ) y la famosa Guajira Sicodélica (https://www.youtube.com/watch?v=2SsolOTSxo8). Llegamos unos 20 minutos después (https://maps.app.goo.gl/P237d1zgnq9g9Vti7), vimos la catedral cerrándose y los otros lugares también. Decidimos almorzar algo, bajamos por Av. Ahumada y entramos a una galería en la que me encontré con una tienda de filatelia. César y Diego se fueron a cambiar dinero, mientras Carmen y yo buscamos un restaurante; encontramos uno que ofrecía un menú simpático y barato en la galería Agustín Edwards (https://www.santiagoturismo.cl/galerias-comerciales-del-centro-de-santiago/). Al salir nos dimos cuenta de que el centro de la ciudad no tenía mucho qué ofrecer, pues casi todo estaba cerrado. Decidimos ir a nuestro hospedaje para prepararnos para ir a casa de mis amigos. Hicimos todas las coordinaciones para ir hasta la comuna Peñaflor, ya en las periferias de Santiago. Nos preparamos para la simpática reunión que tendríamos. Sergio y Elena habían preparado una rica y opípara cena, todo regado por buen vino chileno. Habíamos traído algunos postres desde Perú y España. Coordinamos con un taxi para que nos recoja desde nuestro hospedaje hasta Peñaflor (https://maps.app.goo.gl/7EK8ietTy1XHXewx6). Las buenas autopistas nos permitieron llegar relativamente temprano a esta comuna que está a un poco más de 35 km desde nuestra calle (https://penaflor.cl/). La cena fue muy simpática, comentábamos todas nuestras experiencias que habíamos compartido Sergio y Elena con nosotros. Estaban también el hermano de Elena y un hijo de ambos. La llegada de las 12 trajo algunos fuegos artificiales, no la locura de bombardas que hacemos aquí. Debido a las pastillas que estaba tomando por mi tratamiento, me mandaron temprano a la cama, mientras que los demás se quedaron a seguir charlando.
01 de enero, 2025. Primer día de este nuevo año. Nos levantamos tarde a tomar un rico desayuno que nos habían preparado. Me pegué un buen duchazo y decidimos ir a casa de Patricio y Eliana Guzmán, una pareja a quienes conozco hace muchos años en los tiempos de la UPN. Eliana era estudiante nuestra en la universidad y, además, trabajaba como secretaria en la rectoría; Patricio, por su lado, llegó a Trujillo como parte del convenio que se había firmado entre el Instituto Tecnológico del Norte (ITN) y la Universidad de Viña del Mar. Fueron tiempos muy simpáticos ya hace un par de décadas. Se mudaron a Chile y decidieron establecerse en otra zona periférica de Santiago: Paine (https://soydepaine.cl/conoce-paine/). Decidimos tomar un taxi para que nos lleve desde Peñaflor a Paine (https://maps.app.goo.gl/7r4C55E2iUtpBBQP8), pues regresar a Santiago e ir desde nuestro hospedaje iba a ser un trote largo y tedioso para un primer día del año. Patricio nos dijo que informáramos al chofer del taxi que nos dejara en la estación de tren donde nos iba a esperar. Vaya, después de casi 20 años que nos íbamos a ver. Llegamos con nuestros kingkones y barras de manjarblanco, las cuales corrió a tomarlos Eliana. Almorzamos gracias a la invitación de ellos, conocimos a su linda hija, hablamos de los tiempos de la vieja UPN, los amigos que partieron (todavía no sabíamos de la pronta partida de dos amigos de esos años: Michael Exley y Carmela Nacarino). La casa de ellos es una bella estancia rodeada de campos de cultivo y están sembrando árboles que con el tiempo les dará la sensación de estar en un bosque. Entre vinos y recuerdos pasamos una tarde simpática. Patricio nos comentó que la mejor forma para retornar a Santiago era con el tren de cercanías, el que une Rancagua con la capital, a la Estación Central. Llegamos a la estación y compramos las tarjetas de embarque (recargables) para subir: en realidad durante el viaje no te revisan, sino al momento de salir de la estación. Con un fuerte abrazo, nos despedimos de Patricio agradeciendo la hospitalidad de ellos.
El viaje en tren es una realidad a través de cómodos vagones y buenas locomotoras, algo por lo que estamos luchando por décadas en el Perú: una buena red ferroviaria con servicios modernos y efectivos. Esta es la página del servicio de trenes de Chile: https://www.efe.cl/. He aquí lo que hacen en Chile en este video: https://www.youtube.com/watch?v=k00hCRZteyc. El viaje fue cómodo en poco menos de una hora: https://maps.app.goo.gl/is1FfNS47THaXxf76. Los espacios para personas con problemas de movilidad se respetan y por eso me dejaron un espacio. Sí hubo un percance con una jovencita que iba con sus audífonos y frente a ella iba una mujer con un niño en brazos. La gente protestó fuertemente contra la chica. Al llegar a la estación, tuvimos un percance al momento de salir, pues la tarjeta de César no funcionaba y no lo dejaba salir: felizmente una persona responsable se dio cuenta de lo que estaba pasando. Ya reunidos todos, tomamos un taxi para ir a nuestro hospedaje para preparar nuestras cosas, pues al día siguiente nos íbamos a Valparaíso. Arreglamos nuestras maletas y coordinamos con la portería del edificio para dejar nuestras cosas nuevamente y nos lo iban a permitir. Decidimos descansar en nuestro hospedaje. Valpo nos estaba esperando.