Lunes 30. Caminando
por Concepción. Penúltimo día del año. Arreglamos nuestro equipaje, pues ese
día por la noche regresábamos a Santiago a la misma hora. Queríamos estar en
Santiago para pasar las fiestas de Año Nuevo. La gente del hotel también
entraba en un receso para prepararse a la temporada de verano 2025. Amablemente,
nos permitieron dejar nuestras maletas hasta cierta hora para poder ir al
terminal. Este día queríamos conocer la ciudad, el día anterior habíamos
visitado los alrededores. Una vez arreglados todos nuestros asuntos, nos fuimos
a ver la Universidad de Concepción. Toda una referencia no sólo para la ciudad,
sino el país entero. Nos fuimos a pie, pues no estaba lejos; así también nos
permitió ver la cantidad de murales que había en sus calles. Genial. Llegamos a
la universidad para visitar muchas cosas, las cuales lamentablemente no íbamos
a poder visitar: casi fin de año, la mayoría de personas estaba de vacaciones.
Pero pudimos visitar su campus, sus jardines y lagunas. Es un modelo de universidad
para todos, que recibe apoyo de diversas partes del mundo y que realiza activa
investigación, la naturaleza base por la cual existe una universidad (https://www.udec.cl/pexterno/).
Hablamos con un amable profesor, quien nos comentó un poco la historia de los
cuidados jardines que se encuentran en el campus universitario y que los
alumnos respetan (ya veo estos en algunas universidades que conozco aquí). El
acceso es libre, no hay muros que la aíslen: situación sui géneris frente a la realidad
de la vida universitaria de nuestro país. También sus murales, bien cuidados;
hay murales con temas políticos abiertos, pero están mantenidos y no se ve vandalismo
en esta área. La entrada “principal” es por la Av. Chacabuco, en que se
encuentra un edificio administrativo que tiene un inmenso mural en alto relieve.
Hay un gran campanil (que no pudimos visitar por las fechas) y luego un inmenso
foro que remata en una fuente de agua en el que hay un conjunto de caídas y una
gran estatua. Ver todo esto en el estado como estaba da una sana envidia por el
cuidado y responsabilidad de los usuarios, esto es, alumnos y profesores.
La universidad
cuenta con vasta y completa pinacoteca del arte chileno y en la que estuvo el
muralista mexicano Clemente Orozco: https://pinacoteca.udec.cl/.
También cuenta con un museo de anatomía humana. Lastimosamente, todo estaba en
receso. Fuimos a un estanque que llaman La Laguna Los Patos. No lejos de ahí
estaba un memorial por los desaparecidos, espacio que después veremos nombrado
en el Museo de la Memoria en Santiago. Ya terminando nuestra visita, nos fuimos
hacia la Plaza de la Independencia, como la plaza de armas de nuestras ciudades.
Tomamos un taxi manejado por un venezolano. Con él tuvimos un comentario
gracioso: le habíamos dicho que no veíamos un ambiente navideño y tarareé un
poco el villancico “Mi burrito tabanero”. Graciosamente nos dijo que no había
mucho “chiqui- chiqui, ni chaca -chaca en fiestas” por lo que ellos se reúnen
para celebrar las fiestas. Lo que sí nos comentó que las fiestas patrias sí
tiran la casa por la ventana (https://www.youtube.com/watch?v=rUJbdzaxLDU).
Llegamos a la plaza y nos dirigimos al Museo de Arte Religioso de la Iglesia (Catedral)
de Concepción que tiene acceso libre (https://www.registromuseoschile.cl/663/w3-article-50766.html).
Es un pequeño museo que atesora el patrimonio de esta catedral que ha sufrido diversos
embates sísmicos a través de su existencia. Han existido tres catedrales antes
de la actual y hay que tener en cuenta que la actual Concepción se desplazó de
la actual Penco (que visitaríamos más tarde) por los fuertes terremotos que ha habido
en la zona (https://www.ecured.cu/Catedral_de_la_Sant%C3%ADsima_Concepci%C3%B3n_(Chile)).
La actual catedral es bastante nueva y lo que destaca son los vitrales que adornan
el lugar y le dan un bonito y calmado ambiente (https://www.tvu.cl/comunidades/patrimonio/2018/04/18/catedral-de-concepcion-patrimonio-y-arte-en-una-obra.html).
Al salir, caminamos por la simpática Plaza de la Independencia (armas).
Concepción es una ciudad muy ordenada, limpia, tranquila. Si comparamos con las
ciudades peruanas, Concepción equivaldría a Trujillo en cuanto a la cantidad
poblacional; pero, la distancia de la infraestructura de la ciudad chilena frente
a la de Trujillo es kilométrica a tal grado que Concepción es una de las mejores
ciudades para vivir por su buen nivel de calidad de vida (https://www.youtube.com/watch?v=cYhwjLD5i4M).
El grupo decidió buscar un restaurante para almorzar. Nos fuimos por la calle
peatonal Barros Arana, luego de haber preguntado a un señor sobre un lugar para
almorzar comida marina. El lugar recomendado: el Rincón Marino de Concepción
que tiene una carta muy interesante (https://www.rinconmarino-justo.cl/).
Debo reconocer que durante toda mi estancia chilena he comido todo día pescado
y mariscos que son una maravilla (https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/piure-jaiba-picoroco-cuanto-sabes-mariscos-chilenos-nid2297289/,
https://www.bbc.com/mundo/articles/cl5g4nnzdp1o).
Debo reconocer que no pudimos visitar un mercado (como el de Santiago) para ver
la vida gastronómica de una sociedad. Pasamos varias veces delante del Mercado
Central de Santiago en nuestro camino a algún lugar a visitar en la capital y
no tuvimos la oportunidad de sumergirnos en este espacio que también hay que
visitar alguna vez (https://www.youtube.com/watch?v=Y5-qCIJd9OQ).
Visité varios mercados en varios lugares que he estado, pues es un espacio vivo
y simpático. Volvamos a nuestro restaurante en Concepción. El almuerzo fue
contundente, siempre regado de vino blanco. Una vez culminado nuestro buen
almuerzo y a la sugerencia del mozo que nos atendió, nos fuimos a Penco, la ubicación
inicial de Concepción. César buscó un taxi para ir hasta el lugar a la Plaza de
Armas, lugar de referencia. Es un trayecto de casi 30 minutos (https://maps.app.goo.gl/Hq657ndEYkaSXVTf7)
y se va por una autopista en muy estado. Penco fue en algún momento la capital
de Chile cuando era capitanía en la colonia (https://mimunicipalidad.net/chile/bio-bio/penco/historia).
Era una empalizada de defensa contra piratas u otros foráneos. Aún se pueden ver restos de cañones que apuntan hacia el mar en nuestra visita a las playas cercanas a la plaza (a dos cuadras de distancia). En su paisaje se ven barcos y lanchas, y un muelle. Las playas se ven limpias y no con mucha gente (era lunes, hay que tomar eso en cuenta) (https://www.youtube.com/watch?v=d01vlL2uRYI&t=3s). Después de una buena pausa de descanso frente al mar (il dolce far niente), decidimos regresar a Concepción otra vez por transporte público. Genial. Con un chofer muy amable y un espacio señalado para las personas con discapacidad (intocable), regresamos cómodamente sentados hasta cerca de la Plaza de la Independencia. El viaje duró casi una hora. Concepción es extensa. Bajamos cerca de la plaza de Palacio de los Tribunales de Justicia hacia la cual caminamos buscando un café para tomar uno y comer un buen postre. Ya nos estábamos preparando para nuestro viaje de retorno a Santiago. No veíamos un café abierto, nos equivocábamos por la ubicación del sol y la hora: ya era casi las 7 pm, pero había todavía un gran brillo solar. Carmen preguntó a una señora y nos dio un dato interesante sobre la misma Plaza de Armas: el Café Gioco (https://gioco.cl/). Pedimos jugos, empanaditas, postres (como yo) y, por supuesto, café. Estuvimos hasta el cierre del lugar para retornar a pie desde ahí a nuestro hotel y de ahí a la estación de bus. En nuestro retorno por la calle Freire, llegamos a una esquina en la que vendían mucha fresa (abunda), cereza (deliciosa) y arándanos. No hay que olvidar que Chile introdujo inicialmente estos frutos conocidos como bayas como la cereza y el arándano; luego, como pasó con el arándano, fue traído al Perú y nos convertimos en una potencia exportadora de este. Espero que lo mismo pase con la cereza, que es muy buena en Chile (https://tierraverde.cl/aprende/cerezas-chilenas-o-el-dulce-sabor-de-una-metamorfosis-economica, https://www.croplifela.org/es/actualidad/historia-sobre-los-arandanos-chilenos). Aquí hay interesantes datos: https://redagricola.com/chile-pais-fruticola-un-breve-repaso-de-los-ultimos-veinte-anos/. Compramos 3 paquetes para llevarlas a Santiago en nuestro Airbnb. Llegamos a nuestro hotel, llamamos a la señora que nos pidió contactarnos con ella en cuanto llegáramos para recoger nuestras maletas. Las recogimos y nos fuimos a la estación de bus, una estación ordenada, limpia y con restaurantes para cenar algo. Por la hora, muchos negocios ya estaban cerrando. Esperamos hasta que nuestro bus llegara para subir y descansar un poco. Regresábamos a Santiago.
Era una empalizada de defensa contra piratas u otros foráneos. Aún se pueden ver restos de cañones que apuntan hacia el mar en nuestra visita a las playas cercanas a la plaza (a dos cuadras de distancia). En su paisaje se ven barcos y lanchas, y un muelle. Las playas se ven limpias y no con mucha gente (era lunes, hay que tomar eso en cuenta) (https://www.youtube.com/watch?v=d01vlL2uRYI&t=3s). Después de una buena pausa de descanso frente al mar (il dolce far niente), decidimos regresar a Concepción otra vez por transporte público. Genial. Con un chofer muy amable y un espacio señalado para las personas con discapacidad (intocable), regresamos cómodamente sentados hasta cerca de la Plaza de la Independencia. El viaje duró casi una hora. Concepción es extensa. Bajamos cerca de la plaza de Palacio de los Tribunales de Justicia hacia la cual caminamos buscando un café para tomar uno y comer un buen postre. Ya nos estábamos preparando para nuestro viaje de retorno a Santiago. No veíamos un café abierto, nos equivocábamos por la ubicación del sol y la hora: ya era casi las 7 pm, pero había todavía un gran brillo solar. Carmen preguntó a una señora y nos dio un dato interesante sobre la misma Plaza de Armas: el Café Gioco (https://gioco.cl/). Pedimos jugos, empanaditas, postres (como yo) y, por supuesto, café. Estuvimos hasta el cierre del lugar para retornar a pie desde ahí a nuestro hotel y de ahí a la estación de bus. En nuestro retorno por la calle Freire, llegamos a una esquina en la que vendían mucha fresa (abunda), cereza (deliciosa) y arándanos. No hay que olvidar que Chile introdujo inicialmente estos frutos conocidos como bayas como la cereza y el arándano; luego, como pasó con el arándano, fue traído al Perú y nos convertimos en una potencia exportadora de este. Espero que lo mismo pase con la cereza, que es muy buena en Chile (https://tierraverde.cl/aprende/cerezas-chilenas-o-el-dulce-sabor-de-una-metamorfosis-economica, https://www.croplifela.org/es/actualidad/historia-sobre-los-arandanos-chilenos). Aquí hay interesantes datos: https://redagricola.com/chile-pais-fruticola-un-breve-repaso-de-los-ultimos-veinte-anos/. Compramos 3 paquetes para llevarlas a Santiago en nuestro Airbnb. Llegamos a nuestro hotel, llamamos a la señora que nos pidió contactarnos con ella en cuanto llegáramos para recoger nuestras maletas. Las recogimos y nos fuimos a la estación de bus, una estación ordenada, limpia y con restaurantes para cenar algo. Por la hora, muchos negocios ya estaban cerrando. Esperamos hasta que nuestro bus llegara para subir y descansar un poco. Regresábamos a Santiago.