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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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lunes, 15 de enero de 2024

ADIÓS AREQUIPA (CRÓNICA DE VIAJE)

  



04 de noviembre. Ya cerrando mi estadía en Arequipa. Por eso, disfrutar de la ciudad hasta el último momento de los momentos que me quedaban. Por la noche se iba a realizar la cena de gala para cerrar las actividades de nuestras bodas de oro escolares en el Club Arequipa y tenía toda la mañana y tarde para sacarle el jugo. Había quedado con Ana María de ir a ese nuevo concepto turístico creado en los últimos tiempos: la Ruta del Sillar. Había estado en Arequipa en 2017, pero no pude ir a visitar este lugar.  Con Ana María, salimos temprano luego de un buen desayuno, pues la jornada prometía ser larga. Nos enrumbamos hacia Cerro Colorado para la respectiva visita. Ana María había estado con una amistad en el lugar recientemente, pero al llegar a las aproximaciones se confundió un poco; dimos unas cuantas vueltas con el fin de poder llegar a la entrada; luego de unas preguntas a los lugareños y a unos señores que estaban pavimentando una avenida logramos dar con el acceso (hay dos vías de acceso/salida) y, como era temprano aún, logramos ingresar con el auto. Ingresamos, pues a la cantera de Añahuasco.  La puesta en valor de la piedra sillar se destaca en las numerosas esculturas, graciosas y finas, que tiene como marco las paredes de esta piedra que ha sido utilizada como material de construcción en Arequipa y le ha permitido denominarse “Ciudad Blanca”. El sillar es una piedra volcánica resistente a los sismos, fenómeno natural que ha azotado a la ciudad innumerables veces y lo hará nuevamente en el futuro (https://www.rsmp.es/que-es-el-sillar-y-para-que-sirve/). En los inicios de la ciudad, fundada a las faldas, prácticamente, de 3 volcanes (Misti, Chachani y Pichu Pichu), era un material abundante con el cual se podían hacer edificaciones diversas como las que podemos ver en su casco histórico; la ductilidad de la piedra ha permitido que haya grandes construcciones como el Complejo Santa Catalina o el complejo de la Compañía de Jesús, con su hermosa portada, verdadera joya del barroco andino peruano. Tal como se lee el artículo sobre esta piedra, el ladrillo es más resistente a la larga que el sillar, pero este último es mucho más versátil y eso se demuestra en las variadas y caprichosas formas primorosamente talladas por diversos artesanos que han hecho de este lugar una visita de rigor. Uno puede ver tallas de leones, nacimientos, corazones, hasta una cámara fotográfica. No hay pierde. 




He aquí más informaciones al respecto:  https://www.peru.travel/es/masperu/todo-lo-que-debes-saber-sobre-la-ruta-del-sillar-en-arequipa; https://tambienquieroviajar.com/destinos/peru/la-ruta-del-sillar-en-arequipa/, https://andina.pe/agencia/noticia-maravilla-geologica-asi-se-formo-sillar-roca-lleva-sello-arequipa-835813.aspx. Una cosa peculiar del lugar es que tienes una vista muy especial del Misti, el volcán tutelar de la ciudad y para muchos uno de los principales temores. A lo largo de mis más de 66 años nunca he experimentado un terremoto en mi vida, pese a haber vivido en zonas tan sísmicas como muchas de las ciudades peruanas. Llegué a vivir desde Piura a Arequipa en 1962, la ciudad estaba muy afectada cuando llegamos, pues había muchas edificaciones en ruinas como la iglesia de Santo Domingo, por ejemplo (https://elcomercio.pe/peru/arequipa/arequipa-son-sismos-fuertes-ultimas-decadas-noticia-489123-noticia/) ( https://diariocorreo.pe/peru/arequipa-a-61-anos-del-terremoto-que-devasto-arequipa-y-dejo-63-muertos-desastre-natural-sismo-nnsp-noticia/). Luego partimos hacia Trujillo, ciudad que también presentaba las huellas del catastrófico terremoto de 1970, que devastó muchas ciudades del Norte peruano; Trujillo tenía muchas iglesias colapsadas como Belén, San Agustín, la misma Catedral cuya cúpula cayó sobre el alta mayor y muchas casas, algunas de cuyas ruinas eran habitadas por diversas personas que se convirtieron en personajes de la ciudad como la famosa Loca Carlota; ese terremoto daño muchas construcciones e infraestructura de las ciudades norteñas (https://larepublica.pe/cultural/2020/05/30/terremoto-en-yungay-ancash-31-de-mayo-de-1970-el-dia-que-se-acabo-el-mundo) (https://elcomercio.pe/respuestas/donde/terremoto-de-1970-en-peru-donde-fue-que-paso-y-por-que-sera-tristemente-recordado-historias-ec-yungay-revtli-noticia/). De ese terremoto iba a entender la magnitud de la tragedia cuando hice mi primera visita a Yungay. Terrible y triste. Nunca tuve la ingrata experiencia de vivir un terremoto. Y tampoco temía al volcán, pese a que varias visitas que llegaban a nuestra casa en aquellos años nos indicaban que este era el causante de los frecuentes temblores que teníamos en la ciudad. Bueno, temblores. Los volcanes son también parte de nuestra geografía y, como decía Jorge Polar, “no en vano se nace al pie de un volcán”. El volcán es estudiado constantemente y han identificado que la última gran erupción fue hace dos mil años. Se vive con esta realidad y hay que aprovecharla y respetarla; es la naturaleza del espacio en el que se vive (https://www.igp.gob.pe/eventos/internacional/2021/erupciones_volcanicas/resources/pdf/18nov/Harpel.pdf). Es precisamente estos volcanes los que han generado esta piedra que ahora es de uso ya no tan popular (reemplazada por ladrillos), pero han creado la identidad de Arequipa. Una vez terminada esta visita fuimos a una segunda cantera que se ubica cerca de la futura autopista Arequipa- La Joya (la que vimos a lo lejos un par de días antes). La segunda es también parte de la Ruta del Sillar, pero era más pequeña. Decidimos regresar a la ciudad. La autopista no tiene problemas de tráfico hasta el cruce Las Canteras. Desde ahí sí empieza la pesadilla. Regresamos por la que es también la carretera al balneario de fuentes termales Yura. El tráfico era insoportable y una verdadera ley de la jungla se veía en la forma de conducir de los choferes, sobre todo de transporte público y el de carga pesada. No sé si una buena autopista solucionaría el problema. En realidad, no es cuestión sólo de infraestructura, lo es en cuanto el factor humano: educación vial, conciencia cívica, el respeto por las reglas, el parque automotor deteriorado. Muchos de los problemas viales se atenuarían si los conductores supieran para qué sirve un óvalo, el uso de las zonas rígidas, la señalización, el uso de intermitentes. Una vez oí una entrevista en el que un dirigente sindical de transporte pesado se quejaba de la presencia de los óvalos identificándolos como obstáculos y su conocimiento de las reglas para su uso fue lamentable y muchas veces es la ignorancia de las mismas reglas las que causan no sólo accidentes, sino el deterioro de la infraestructura en sí. De la Av. Aviación (o camino a Yura) doblamos hacia la Evitamiento pudiéndose avanzar con más rapidez hacia el centro de la ciudad. Como era sábado, el Centro tenía más espacios disponibles para estacionar. Se dejó el auto en una playa de estacionamiento en la Calle Moral y de ahí caminamos hacia la Catedral a visitar su museo y la iglesia. 







Ya había estado aquí en el 2013. Obviamente, su atrio y sus interiores fueron visitados por mí durante mis años arequipeños y las veces que tuve la oportunidad de ir a Arequipa. Pero en esta oportunidad pude tomar fotos y visité más espacios que la visita anterior (https://arequipaperu.info/lugares-turisticos/catedral-y-museo/). La iglesia tiene grandes tesoros como el gran órgano belga Loret que está totalmente reparado (hay otro en la catedral de Lima, pero inutilizado) (https://arequipatradicional2.blogspot.com/2020/03/el-organo-loret-de-la-catedral.html) (https://www.youtube.com/watch?v=QiF4zX9X3fs); también está el  púlpito que muestra un diablo aplastado en su base y el patrimonio que tiene en su museo en el que hay varias pinturas del artista tacneño Francisco Lazo (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/laso.htm) (https://artsandculture.google.com/entity/francisco-laso/m0bmbgx_?hl=es). Para cerrar la visita hay que ir a la parte superior (techo) para ver las torres y desde ahí la plaza de armas y una vista general de la ciudad. Estas torres se vieron muy afectadas por el terremoto de 2001 (https://www.losandes.com.pe/2021/06/23/23-de-junio-2001-el-terremoto-que-convirtio-a-arequipa-en-ciudad-de-luto-y-escombros/). Es una buena visita a este gran monumento religioso (https://www.youtube.com/watch?v=92dnO_Oyvhs) (https://www.museocatedralarequipa.org.pe/index.html). Así culminamos la visita y nos fuimos a ver a la momia Juanita en el Museo Santuarios Andinos, el cual no está lejos de la Plaza de Armas. Este museo, en mi segunda visita, ofrece muchas cosas interesantes del mundo precolombino arequipeño y sus alrededores. En mi primera visita del 2015, escribí una crónica al respecto (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/12/cronicas-arequipenas-2.html). Aún no dejan tomar fotos, pero el guiado fue muy bueno hecho por parte de un estudiante de arqueología. Sabía su materia. Sin embargo, la novedad es que en una de las salas de la entrada han hecho la reconstrucción del rostro de la momia Juanita (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/asi-era-rosto-juanita-momia-peru_20392) (https://www.youtube.com/watch?v=Eu6z-7f1034). Al igual que la Dama de Cao y su reconstrucción en base a los rostros de cientos de mujeres de la zona (Magdalena de Cao, La Libertad), Juanita ha sido reconstruida por el trabajo de científicos polacos y los arqueólogos de la Universidad Santa María de Arequipa. Aquí datos generales del museo: https://www.ucsm.edu.pe/museo-santuarios-andinos/.


El hambre apretaba, nos fuimos a almorzar al Tradición Arequipeña (https://www.latradi.pe/), al cual Ana María tenía ciertos “privilegios” que nos sirvieron de mucho; además aprovechó para lavar su auto. En el restaurante comimos queso frito de entrada y cauche de camarones (https://www.turistamagazine.com/v2/?p=6727). Delicia total y postre de rigor: queso helado (https://larepublica.pe/gastronomia/2023/10/18/de-que-esta-hecho-el-queso-helado-de-arequipa-los-ingredientes-que-tiene-el-mejor-helado-del-mundo-y-por-que-no-lleva-queso-atmp-1723356). Nos fuimos a descansar a casa. Barriga llena, corazón contento.

Ya por la noche, 8 pm, iba solo a la cena por nuestros 50 años. Aquí sí tuvimos oportunidad de vernos más, varios no pudieron estar en las actividades previas. Una ceremonia de gala en la que hubo discursos y reconocimientos. Nostalgia por esos 50 años vividos y que, aquí estábamos arrastrando nuestros males físicos y los que la vida nos puso por delante. Pero ahora era el momento del reencuentro, del ponerse al día; lastimosamente por mi condición de recién operado no podía hablar mucho, pero los gestos y los momentos de alegría iban creciendo a medida que el vino, el whisky y otras bebidas iban poblando las mesas del lugar. Casi a medianoche, con Miguel Valdivia nos retiramos en un mismo taxi. Él viajaba a primera hora a Argentina; mi vuelo salía casi a las 1 pm por lo que tendría oportunidad de ver más cosas.

05 de noviembre. Domingo. Regreso a Trujillo. Ana María me había comentado para ir a desayunar adobo y lo cumplió. Temprano nos dirigimos a Cayma, más exacto a la picantería La Dorita (https://es.restaurantguru.com/Picanteria-La-Dorita-Yanahuara-District). Mi reencuentro con el adobo ha sido positivo. La última vez que comí uno fue en la visita que hice para nuestros 25 años. ¡25 años que no comía este plato! Lo que sucede que en esa oportunidad me cayó bastante pesado y tuve descompensación estomacal por casi tres días. El adobo es un plato “de armas tomar”: hecho a base de chancho es un plato muy usado para las resacas https://larepublica.pe/gastronomia/2023/07/12/adobo-arequipeno-que-es-como-se-prepara-y-por-que-se-come-solo-los-domingos-arequipa-gastronomia-adobo-arequipeno-receta-historia-del-adobo-lrsd-738108  (https://www.youtube.com/watch?v=AwQO3gYMhDI&t=1s). Y todo acompañado de su pan de tres puntas (me olvidé de llevar a Trujillo) (https://larepublica.pe/sociedad/2023/08/08/arequipa-pan-de-tres-puntas-por-que-este-producto-es-tan-importante-para-los-arequipenos-pan-de-tres-puntas-en-adobo-pan-arequipeno-lrsd-333896). 


Luego de semejante desayuno, hicimos una caminata al Mirador, pues el auto de Ana María estaba estacionado en la plaza del lugar. Ya había vendedores de recuerdos y me acerqué a ver unos polos que estaban muy buenos. A lugar que he ido, siempre traigo un polo que recuerde mi visita y de Arequipa no tenía nada. Me compré unos llaveros y el dichoso polo con los petroglifos de Toro Muerto, lugar que quiero visitar (https://arqueologiadelperu.com/toro-muerto-el-mayor-complejo-de-arte-rupestre-de-america-del-sur-se-encuentra-en-el-peru/). Recogimos el auto y nos dirigimos a la plaza de armas de Cayma, uno de los lugares que recuerdo con nostalgia de esta ciudad. Cayma es muy bonita, limpia con una zona residencial que la ha vuelto en uno de los lugares más caros del Perú. Pero mantiene ese espíritu de pueblo como lo vimos en la iglesia. Ana María había dejado el auto en una cochera no muy lejos de la plaza para caminar un poco por sus calles (https://arequipaperu.info/lugares-turisticos/villa-de-cayma/). Como la iglesia aún estaba en la misa, salimos un rato a comprar los famosos barquillos (no los he visto en otro lugar); en España los rellenan de polvorones, pero en Arequipa van vacíos.  Ingresamos a la iglesia para verla después de tantos años: la iglesia parroquia de San Miguel Arcángel (https://www.iperu.org/iglesia-san-miguel-arcangel-de-cayma). Entrando en la iglesia me encuentro con uno de mis exalumnos de la UPN: grata coincidencia. Seguimos visitando el lugar y salimos para ir a cruzar el gran puente Chilina. Era la primera vez que lo iba a cruzar. Tal como había comentado Maria, es una obra hecha por una compañía portuguesa. Imponente construcción, la vi parcialmente en el 2013 (https://www.youtube.com/watch?v=Dw_FPTPLf64&t=2s). Este puente se hizo con el fin de mitigar el tránsito que sí es una pesadilla; imagino si no estuviera esta alternativa que une la zona de Selva Alegre con Cayma para no tomar los otros puentes que ya son insuficientes. Cruzamos el puente y nos fuimos a la casa de Ana María a recoger mi maleta y cosas para ir al aeropuerto, no sin antes de hacer un alto en el centro histórico. Y fue una buena decisión.




Recogí mis cosas y nos fuimos a dejar el auto en la cochera cerca a la Plaza de Armas. Nos fuimos a visita la Compañía. Ahora te permiten tomar fotos en el interior, salvo en la maravillosa capilla. La Compañía es una joya del barroco andino y es un lugar al cual he ido tantas veces que he perdido la cuenta, pero siempre hay algo nuevo por ver y aprender. Sus altares, pinturas, la edificación de su fachada principal y lateral, sus torres. Y luego están los claustros, ahora de uso público (https://www.youtube.com/watch?v=Pv95HZh7CHQ). Esta es una explicación arquitectónica (https://www.youtube.com/watch?v=DZCwmW5ceS8). Luego de esta visita, nos fuimos a la plaza y vimos una gran delegación de Puno que entraba entre diabladas, chonguinadas y sayas ocupando la plaza para presentar su espectáculo. Automáticamente me hizo recordar a Buenos Aires en el mes julio, cuando la Av. De Mayo fue ocupada por muchas delegaciones de bailarines bolivianos que recordaban a su patria en una fiesta comunal. 






Dejamos la Plaza para irnos a la iglesia de San Francisco y la Tercera Orden que se encuentran juntas (es más había un pasaje que las unía, ahora luce cerrado el pasaje). San Francisco tiene una de las más imágenes más bellas de la Dolorosa. Es conjunto religioso entorno a la Plaza del mismo nombre (https://terandes.com/es/blog/arequipa/san-francisco/). Sé que cuenta con un museo, pero esto ya será para la próxima vez. Cuando nos dirigíamos al aeropuerto, me informaron que una tía muy querida estaba muy grave. Un año cargado de viajes y reencuentro, pero también de penas y partidas.







Ana María y yo nos despedimos efusivamente, pero triste por la noticia de mi tía. Felizmente iba a hacer una breve escala en Lima para ir a Trujillo. Fin del viaje. Espero que con mis amigos de antaño nos volvamos a ver pronto, muy pronto.









sábado, 22 de enero de 2022

CUSCO 2021 / 2022

 




Viernes 31 de diciembre. Víspera del Año Nuevo, una Noche Vieja para el recuerdo. Habíamos quedado con Ricardo para reunirnos en el Mercado Central de San Pedro temprano por la mañana. La idea era tomar un buen desayuno en el mercado y buscar quesos y otras cosas más. Así que nos levantamos temprano y salimos hacia la plaza para tomar desde ahí un taxi al lugar. La primera vez que estuve en este lugar fue en 1973, pues cerca a este se encontraba la estación del tren para Machu Picchu. A partir de la primera década de este siglo, esta estación pasó al olvido. Aún recuerdo esa visita de ese tiempo y la que hice con una amiga en 1975. Chino quedó encontrarse con nosotros a las 9 am. Hicimos Goyo y yo un primer recorrido, tomamos un buen jugo y un sanguchito de queso serrano.




Salimos del mercado y nos fuimos a esperarlo frente a la iglesia de San Pedro. Quise ingresar (cuando llegamos estaba abierta), pero ya la habían cerrado y se veía una fiesta de fin de año en su atrio. Estuvimos un rato viendo el espectáculo y nos decidimos bajar por la calle Santa Clara en dirección al conjunto San Francisco para visitar el lugar. En el camino se encuentra la iglesia y convento de Santa Clara, los cuales están en refacción. Frente a este conjunto se encuentra el famoso Colegio de Ciencias y Artes, el alma mater de uno de los equipos de fútbol de grata recordación: el Cienciano de Cusco, el famoso Papá, equipo que ganó la Copa Sudamérica en 2003 y luego, nada más y nada menos que la Copa Libertadores de ese año (le ganó al River Plate y otros equipos de pergaminos) y al Recopa al año siguiente. Hay un interesante artículo que le dedica MVLL a este equipo en la desaparecida revista Etiqueta Negra en su número 11. Toda una historia (https://www.youtube.com/watch?v=uoMs4N_gDas)  ( https://peru.as.com/peru/2020/12/19/futbol/1608406639_919170.html). 


 Seguimos hacia la plaza, iglesia y convento de San Francisco para esperar a Ricardo. Había una feria artesanal y nos encontramos con un puesto que vendía libros diversos, entre ellos uno de fotografías, Cusco Revelado, con material de Max T. Vargas, Max Uhle y Martín Chambi.  A la llegada de Ricardo, nos fuimos a tomar un café con una buena conversación. Luego, Goyo se fue hacia nuestro usual café de la plaza y con Ricardo nos fuimos al mercado a que haga las compras para la noche: íbamos a cenar para despedir el Año Viejo en forma, con vinos y pisco, más una rica comida. Tras la visita al mercado, nos fuimos a sacar dinero, comprar unos medicamentos y luego a sacar dinero del banco, pues ya me había quedado sin efectivo. Hice una cola que avanzaba, felizmente, rápido. Pero luego nos enteramos de que había muchos cajeros en la plaza misma y otro cerca de nuestro hotel. Chino partió a su casa (nos veríamos más tarde). Ya con efectivo, me fui al complejo religioso San Francisco (
https://turismoi.pe/iglesias/iglesia/iglesia-y-convento-de-san-francisco--10992.htm). La visita a este espacio fue genial, lástima que no te permiten fotos del interesante patrimonio que tiene este convento, con una impresionante biblioteca (muchos incunables) su catacumba, sus inmensos murales, el coro, su campanario y la vista de Cusco desde este, la sala capitular. La iglesia en sí es muy pobre, sus altares tienen un estilo neoclásico, así también su altar mayor; bajo este, se encuentran otras catacumbas. Este sitio fue visitado por mí en 1975. Tanto tiempo. Esta página tiene mucha información fotográfica: https://ilamdir.org/recurso/7842/museo-del-convento-de-san-francisco-cusco. Este archivo hace una descripción, durante su restauración, de los murales de las catacumbas que están bajo el altar mayor: https://digital.cic.gba.gob.ar/bitstream/handle/11746/325/11746_325.pdf?sequence=1&isAllowed=y




Luego de casi una hora y media, salí a buscar a Goyo para encontrarnos e ir a almorzar. Inicialmente, la idea era almorzar platos típicos, sobre todo el cuy. Quería también una buena sopa. Fuimos a La Chomba por recomendación de Verónica. Fuimos al lugar, pero el espacio era cerrado y no nos convenció mucho. Nos fuimos hacia la plaza. La idea era almorzar en un restaurante con balcón hacia la plaza como nos pasó en el Tunupa. Ahora nos fuimos a otro restaurante al cual fuimos “jalados” por los jóvenes que pululan por la plaza llevando clientes a sus instalaciones; así nos fuimos al Mistura Grill que nos pareció muy simpático. Subimos al segundo piso, pero los balcones ya estaban con comensales; nos proponen la terraza. Subimos, pero esta no tenía ninguna sombrilla e íbamos a ser víctimas de una buena insolación; el lugar es perfecto para una cena (sin lluvia, obviamente), pero el almuerzo iba a ser un suplicio, Agradecimos al mozo y nos fuimos al restaurante vecino: La Estancia Andina. Había un combo para dos personas que incluía muchos tipos de carnes como cuy (lo que buscaba Goyo desde un inicio), corazón de res, alpaca, cordero. Además, papas y una buena guarnición de ensaladas, todo regado con cervecitas. Lastimosamente el cuy no estaba tan bueno, el pellejo que lo cubría estaba demasiado duro. Ni modo. Una vez que terminamos el almuerzo, Goyo sugirió subir a la iglesia San Cristóbal para ver la ciudad desde ahí y, luego, al hotel para descansar para la noche. Tomamos nuestro consabido taxi frente a La Compañía, negociamos que nos lleve al lugar, nos espere un rato y nos lleve luego a nuestro hotel. Nos esperó, vimos el lugar: Cusco es una ciudad fotogénica, pero se está arruinando con la cantidad de edificaciones de ladrillos que no tienen enlucidos y con ventanas polarizadas de un horrible color. Las autoridades deben de cuidar eso, pues la ciudad ya va teniendo un aspecto de gran tugurio, como lo son la mayoría de las ciudades peruanas: paredes sin enlucir, con alambres expuestos, llenos de cables y con lunas polarizadas como una muestra de nuevo rico. Lo ves en Lima, Trujillo, Piura, Chiclayo, Arequipa, Huancayo, Puno; un largo etcétera.




Habíamos quedado en ir a las 8:30 pm para comenzar con el pisco sour.  Pero, previamente, me había comunicado con dos amigos que estaban en Cusco desde hacía dos días y quedamos en vernos por la tarde, cerca de las 6 pm. Salí para buscar a mis amigos y fuimos a tomar un café; luego recibí la llamada de otros amigos que estaba llegando justo ese 31 a Cusco. Sólo logré ver a dos de ellos. Con ellos conversamos, tomamos café en el mismo lugar donde lo habíamos tomado Goyo y Ricardo temprano, frente a la plaza San Francisco. Luego nos fuimos en dirección al Museo Arzobispal. Al llegar a la plaza, esta había sido cerrada por la policía para evitar que la gente se congregue en ella para esperar el Año Nuevo por las medidas sanitarias. Logramos atravesar la valla y nos fuimos al Museo; estuvimos un rato, tenía que ir a la reunión, me estaban esperando para el brindis de fin de año. Me despedí de mis amigos con un fuerte abrazo y quedamos en vernos al día siguiente de ser posible o, en todo caso, en Trujillo. Caminé hasta la casa de los Chiappe Eguiluz, llegué con el corazón en la boca: a pesar de ser sólo cuatro cuadras, la marcha en Cusco equivale a 20 cuadras aproximadamente (un poco exagerado). Llegué a las justas para el pisco sour. La fiesta iba a empezar: iniciamos con un brindis y luego un juego muy aleccionador. Un nuevo año, nuevas expectativas. Traté de hablar con María y llamé a mi madre. Con una rica comida hecha por Ricardo, popular Chino, y Raúl, nos despedimos del 2021. Bienvenido 2022. A las 3 am, Raúl y Ricardo nos acompañaron a nuestro hotel que se encontraba a dos cuadras. El 01 de enero iba a ser un día de reposo.




Sábado 01 de enero. Me levanté un poco tarde. Goyo había bajado a tomar desayuno cerca del hotel. Me fui a ver a mis amigos e hice un recorrido para sacarme los alcoholes de la reciente noche. Buen hígado y físico. Se visitó primero el excelente Museo de Arte Precolombino que se encuentra en la Plaza de las Nazarenas (https://fundacionbbva.pe/casonas-y-museos/museo-de-arte-precolombino/). Ya había ido a este Museo en el 2008, pero en aquella oportunidad tuve que hacerlo rápidamente (fui con Marisol Peñaloza) y sólo alcanzamos a visitar dos salas. En esta oportunidad tuve todo el tiempo del mundo.






Por eso quería hacer este viaje: quedarme el mayor tiempo posible para poder visitar los lugares más atractivos que encierra esta vieja urbe; sin embargo, dos atracciones que Goyo y yo queríamos ver no estuvieron abiertas: el Museo Inka y el Museo Machu Picchu que queda en la Casa Concha. Una vez que terminamos la visita a este primer museo me dirigí al Museo Inka y me di con la ingrata sorpresa de que estaba cerrado. Seguimos el rumbo ahora hacia la iglesia de La Compañía. Por fin pude hacer la visita al lugar: construido sobre el palacio de Amaru Cancha, es un sólido y gran edificio que destaca en la plaza de armas. Los jesuitas sabían dónde ubicarse. Igual en Arequipa y Trujillo; pero no así en Lima que se halla lejos de la plaza mayor. La construcción es alta y debía de serlo más; sin embargo, una construcción religiosa no podía ser más alta que la catedral, por lo que se le restó unos cuantos metros a la edificación original. El interior no puede ser fotografiado. Es raro, en Quito la iglesia de la misma congregación no tiene esas restricciones; pero en Arequipa y Cusco, sus espacios religiosos (como Andahuaylillas), las fotografías son restringidas. En fin. La iglesia consta de una sola nave y su altar mayor es notable. Otro espacio notable es la sacristía, al costado del altar mayor. Igualmente puedes visitar la parte inferior de los campanarios desde donde puedes tener una interesante vista de la plaza y la catedral que era el siguiente objetivo. Aquí un documento interesante de la investigadora polaca de arte virreinal, Ewa Kubiak: https://bazhum.muzhp.pl/media/files/Sztuka_Ameryki_Lacinskiej_Arte_de_la_Am_rica_Latina/Sztuka_Ameryki_Lacinskiej_Arte_de_la_Am_rica_Latina-r2012-t2/Sztuka_Ameryki_Lacinskiej_Arte_de_la_Am_rica_Latina-r2012-t2-s35-66/Sztuka_Ameryki_Lacinskiej_Arte_de_la_Am_rica_Latina-r2012-t2-s35-66.pdf


Luego tomamos dirección a la Catedral, magnífico monumento conformado por dos grandes capillas y el cuerpo central. A la catedral he ingresado muchas veces; la última visita del 2019 fue también motivo de un recorrido al sitio. En esa oportunidad el ingreso era por La Sagrada Familia; ahora lo es por El Triunfo. La iglesia no estaba muy llena por lo que el recorrido fue tranquilo, sosegado y no presionado por las multitudes que apresuran el paso para ir a la siguiente visita del protocolo. Se vio uno a uno los altares; muchas pinturas que recordaba haberlas visto en mi visita en 1975 ahora estaban en el estupendo Museo de Arte Religioso, al cual se iría después. La visita fue reconfortante, algunos altares son bellos y la imagen del Señor de los Temblores no estaba en su capilla, sino en el altar principal. Han colocado SSHH cerca del altar mayor, una puerta discreta. Y para terminar la capilla de la Sagrada Familia con todo el resplandor. Ya a la salida pude comprar dos libros: uno sobre la iglesia de Belén y otro sobre la Pintura Colonial. Aquí algunos detalles y textos: http://recursosbiblio.url.edu.gt/Libros/Peru-Tel/Cusco_Book.pdf / http://apuntesdearquitecturadigital.blogspot.com/2016/07/infografia-academica-la-catedral-del.html . Otro sobre las obras de arte: https://www.egemsa.com.pe/sites/default/files/2021-01/JOYAS%20DE%20LA%20BASILICA%20DE%20LA%20CATEDRAL%20CUSCO_0.pdf



Ya terminada la visita, tomamos dirección al Museo de Arte Religioso. El único problema que encontré aquí es el hecho de no tener libros o folletos completos de información de las maravillas que hay en este recinto. Una antigua compañera mía de trabajo, Katy Díaz, ya fallecida, me contaba que en su niñez corrió por estas habitaciones en tan bello palacete que es del Arzobispado. Muchas pinturas se exponen ante el asombro del visitante como la imponente representación de una de las fiestas religiosas más importantes del Cusco: Corpus Cristi. Arcones, muebles viejos, altares pequeños, estatuas y pinturas de la escuela cusqueña nos van rodeando en esta extraordinaria visita. Una página de referencia: https://www.cusco.gob.pe/bmc/palacio-arzobispal/




Como me quedaba un boleto múltiple, decidí ya ir solo a ver nuevamente la iglesia de San Cristóbal. Tomé un taxi hacia el lugar por la calle Pumacurco, completamente empinada. El chofer me contaba alegremente que los camiones que trasladaban todo el material para la realización del filme Los Transformers no pudieron subir tan complicada cuesta. En verdad, hay que tener una buena tracción para subir hasta el complejo religioso. Entré a la bonita iglesia y subí al campanario. 





Cusco tiene maravillas. Lo mejor para el cuerpo era, ahora, bajar toda esa cuesta y eso es lo que hice. En el descenso tomé el pasaje 7 Culebras, toda una atracción. Coordiné con Goyo, quien había estado con toda la gente y ya estaba en el hotel, para ir a almorzar algo ligero: el hígado nos pedía reposo. Lo esperé en la esquina de Choqechaca y HatunRumiyoc. De ahí nos dirigimos al Inka Grill a comer algo ligero: pedí un “ligero” rocoto relleno y Goyo, una sopa. Luego nos provocó un café; primero fuimos a nuestro café habitual de la plaza, donde estuvimos un rato, ya que el sistema de agua y desagüe se había roto; nos decidimos buscar el café Cicciolina. Nos dirigimos ahí en la calle Ruinas. Un buen postre, un buen café. Goyo preguntó si se hacían reservas; felizmente no hizo alguna. Nos fuimos a descansar para salir más tarde con el fin de cenar algo ligero; quisimos ir al Chifa, pero había que hacer reservas. En el camino estuvimos viendo cosas como artesanía para comprar; ante nuestro frustrado intento, nos fuimos a cenar algo muy frugal en la misma plaza. Íbamos a dormir temprano, pues todos ya habían coordinado para ir al Valle Sagrado al día siguiente. Fin de nuestra jornada, la primera del 2022.