Ya han pasado varias semanas de clausurada
de Cuarta Feria Internacional del Libro en la Plazuela del Recreo. En diversos
conversatorios, conferencias, presentaciones pude conocer a tres mujeres que
están haciendo obra transcendental contra la indiferencia, contra la desidia y
contra la animadversión masculina, en muchos casos. Ellas han ganado espacios
valiosos con sus propuestas y trabajos, algunas veces silenciosos, y, en la
mayoría de los casos, desconocidos por el grueso del público.
La primera es la escritora libanesa
Joumana Haddad, uno de los invitados extranjeros de relevancia. Más allá de su
obra poética y novelística, hallamos una mujer que se ha vuelto el portavoz de
los derechos femeninos en nuestras conservadoras sociedades. En las
conversaciones sostenidas, reflexionaba sobre la sociedad latinoamericana,
en la cual la mujer carga no velos
físicos, sino sociales, culturales y psicológicos. Joumana vive en un país
desangrado en una interminable guerra civil y ha visto con escepticismo las
posibilidades de cambio en nuestras actuales sociedades por las intolerancias,
incomprensiones y el acuciante analfabetismo de sus integrantes. Como triste
testimonio queda el hecho de que ha pedido a sus hijos partir lejos de su
patria, como nuestros jóvenes que se ven compelidos a
buscar un mundo mejor. Sin embargo, ella sigue luchando, sigue alzando su voz;
otros verán los cambios. Como me dijo: “ni tú, ni yo gozaremos de esos cambios;
pero otros lo harán”.
Luego, Vania Masías contó su experiencia y
su decisión de dejar su comodidad personal en un país europeo para trabajar en
zonas marginales de Lima. Su proyecto D1 ha rescatado a jóvenes en extremo
riesgo social y cumple este año una década; se presentó en el marco de
conferencias ofrecidas por la oficina de Programa Conjunto de la ONU. D1. Es el
inmenso aporte de esta mujer quien fue incomprendida inicialmente por su grupo social,
así como los jóvenes quienes dudaban de esta “pituquita” que los visitaba en
sus barrios de alto riesgo. El cambio de estos jóvenes a través de la danza ha
sido un gran aporte para su autopercepción y ha abierto grandes oportunidades a
una juventud a la cual le asignamos etiquetas injustas sin crearles espacios
para su realización. Esperemos que D1 se extienda por Trujillo y sus distritos.
Finalmente, Claudia Coca expuso sus
propuestas artísticas que viene desarrollando como Directora Académica de la
escuela de arte y diseño Corriente Alterna. Se preocupa por la promoción
educativa artística a todos los segmentos sociales, sobre todo niños; el arte cual
generará una revolución silente en una sociedad cada vez más individualista,
intolerante, trasgresoras de normas y leyes. El arte da libertad y educación,
pilares de una sociedad moderna; genera el diálogo y la discusión, tan necesarios para la construcción de la civilidad en democracia.
Tres experiencias, tres esperanzas.
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