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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 29 de mayo de 2011

RECORDANDO LA MARCHA DE LOS CUATRO SUYOS

Ha pasado más de una década de aquella fecha.
De pronto lo que parecía ser una elección más para dejar cinco años más en el poder a Fujimori, provocó una reacción de indignación a miles de peruanos cansados de corrupción, de saqueo económico, de injusticia generalizada que era todas luces vista, pero no cuestionada por los férreos tentáculos del poder y corruptela clientelar que había desarrollado el inefable Montesinos en toda la sociedad peruana. Nos habían adormecido con el cuento de la pacificación (que como bien explicó Gorriti sólo se realizó durante el primer periodo del fujimorato) y de la estabilidad económica que había impulsado la informalización de la sociedad (recuerden el boom de los desempleados públicos con sus taxis) y el terror sembrado a todas aquellas empresas que caían en la desgracia para esta mafia y utilizaron la Sunat para la extorsión. De pronto una parte de la sociedad dijo "basta"; pero, valgan verdades, muchos peruanos no queríamos creer, porque arrellanados en nuestras cúpulas de cristal o humillados por la sociedad que nos trataba de apestados (hasta ahora), no queríamos romper el statu quo. Se estaba más cómodo así. Era mejor ser indiferente.
Pero sentí vergüenza personal, cuando apareció el famoso video que mostraba a Montesinos y Kouri en un acción de cohecho demasiado evidente; pero nos resistíamos aún. Teníamos miedo de nuestra casa, de nuestra cuenta en el banco, de nuestro auto flamante que estaba en el garaje. No. Es más, escuchábamos atentos a lo que decían sobre las fugas tanto de Montesinos como de Fujimori. Recuerdo a la Cuculiza negando en todos los idiomas que su adorado presidente fuere a renunciar. Ahí está la historia.
Han pasado 11 años y vemos que muchos de los actores de aquella marcha y de la otra marcha silenciosa que era el llamar a la conciencia a los peruanos, han claudicado. Se han convertido en  lo que fuimos como ente social durante la década de los 90. Si Canal N era hostilizado por su pose democrática, ahora aplaude a la representante de aquel oscuro periodo de nuestra historia, aquel en el que fueron tratados como parias y hostilizados.
Varios de los que apoyaron esa marcha de conciencia han sido consecuentes y han expresado su posición. Quizá no pro Ollanta, mas sí anti Keiko. Eso reconforta, ya que queda dignidad en nuestro País.
Personalmente, no quiero sentirme como parte de ese "ganado" que fuimos durante esa década y que,en cierta manera, condenamos esa marcha, la de los 4 Suyos, que terminó en violencia y difamación descarada. No, no quiero teñirme de vergüenza como la que veo en muchos compañeros de trabajo y amigos que han claudicado con comodidad y que me avergüenza, porque me siento parte de una camarilla mafiosa que otorga perdón al ladrón que me robó, que me despidió, que me humilló, sólo por un extraño sentido de comodidad.
Cuando veo instituciones que plantean su posición, sean medios de comunicación (que son pocos, hay muchos pecados que expiar de la década de los 90) o entidades educativas (¿no se había desarrollado toda una fuerte campaña de valores en esa época? Bueno, algo queda); así como la posición de personajes de toda índole desde intelectuales hasta artistas y hombres y mujeres de a pie, no me queda más que unirme a sus voces para no ser un paria más de nuestra dura sociedad.
Veremos qué tendremos al amanecer del 06 de junio. Si descaro o dignidad.

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