Si hay un director de cine de difícil ubicación, este vendría ser Alain Resnais, un interesante y prolífero director francés, cultor de cine de autor (aunque él refute esta visión sobre su obra), identificado en un principio en la nouvelle vague, creador de filmes de difícil identificación genérica pero que muestran sus marcados gustos por la arquitectura y la música. Amante de Proust, tuvo una formación culta devorando lecturas de leyendas bretonas y la riqueza de los comics, cultura un poco despreciada por mucha gente que no los considera como manifestación de una nueva gran arte. Nace en Vannes el 03 de junio de 1922 e inicia su pasión por el cine desde los 13 años con una pequeña cámara familiar de 8 mm. Incursionó además en el teatro y tiene una marcada predilección por el mundo de la pintura, como lo demuestra el buen número de documentales sobre pintores o realizaciones cromáticas (Guernica, Max Ernst, Van Gogh, Gauguin). Su visión del arte la traslada a una lectura especial y compleja del espacio y del tiempo, propuestas de cómo “traducir” en imágenes estas dos medidas físicas y metafísicas de la vida. Por eso es un director muy cuidadoso en la construcción de sus escenarios para poder mostrar de manera gozosa el recorrido por los espacios mostrados en sus filmes. Algunas de sus películas muestran esa interesante disposición del trabajo de actores en espacios en los cuales ellos (los actores) se convierten en estatuas para ser parte del espacio en el que se han “instalado”. Su preocupación por el espacio y el tiempo se ven a lo largo de su filmografía con trabajos interesantes de reconstrucción de hechos así como la repetición de escenas e incluso filmes que tienen ciertas variables, lo que hace que nuestro director haya sido descuidado por el circuito comercial por mucho tiempo, debido a sus propuestas de autor que lo distan de un cine para el grueso público. Nuestro director fue siempre muy reticente de la imagen mostrada, pues reconocía que ésta sólo representaba parcialmente la realidad; por esa razón, reconocía en la imagen una ficción intencional y como tal debería entenderla el espectador. Su acercamiento a los autores de teatro le ha permitido crear propuestas fílmicas en las que la ficción ocupa un lugar preponderante, con escenarios intencionalmente artificiales, que nos muestran un escenario donde discurre la acción, tal como lo vemos en las escenas iniciales de su film Melo. Trabajó con los conceptos arquitectónicos de manejos de espacios, cambiando intencionalmente detalles de un decorado para ver sus efectos, como pasa en sus filmes gemelos Smoking / No Smoking. Además está el hecho de haber trabajado con dibujantes de tira cómica para la construcción ficcional de películas como La Vida es una Novela (La vie est un roman) y Quiero ir a casa (I want to go home). No debemos olvidar que fue uno de los fundadores del Club de Tira Cómica, que luego se convertiría en el Centro de Estudios de Literaturas de Expresión Gráfica.
Como dice Vincent Amiel, estamos frente a un cine de construcción de fragmentaciones, lo que lo hace un cine de montaje. Como algunos artistas escultóricos que de-construyen intencionalmente un elemento natural para luego construirla con los fragmentos obtenidos; pero ya no estamos frente al objeto inicial, sino a una pieza intencionalmente reconstruida y, como tal, ya no es real en su esencia. Es igual este tratamiento frente a un film. Es un concepto meta cinematográfico que debe ser manejado conscientemente como lo “exige” nuestro director.
Esta es una breve muestra de la filmografía de este maestro, filmes rigurosos y muchas veces rechazados por los circuitos comerciales (no llegaron a nuestras carteleras de manera comercial) que nos dan una visión general de su trabajo y de su preocupación en la búsqueda fílmica desde la arquitectura, teatro y otras artes.
L´ANNÉ DERNIÈRE À MARIENBAD (EL AÑO PASADO EN MARIENBAD) 1961 este film lo ubican dentro del movimiento de la nueva ola, pero no encaja dentro de los cánones de este notable movimiento del cine francés de los 60. Una propuesta interesante de un cineasta que buscaba nuevos horizontes en la cinematografía. Para esto trabaja con Alain Robbe-Grillet, quien como guionista adaptó la novela de ficción “La Invención de Morel” del argentino Bioy Casares. Toda la historia ocurre en un bello hotel antiguo, con doraduras, pasadizos y espejos. Sus habitantes, burgueses, viven una vida de hastío y rutina; de pronto un hombre advenedizo recorre las instalaciones y ve a una mujer que reconoce haberla conocido y amado hacía un año. Film de espacios y tiempos. Un lugar donde las cosas transcurren lentamente y no hay un pasado, un presente o futuro, todo está detenido. Incluso en el extremo de la despersonalización de los personajes, cada uno de ellos tiene un nombre de una letra.
MURIEL OU LE TEMPS D´UN RETOUR (MURIEL O EL TIEMPO DE UN RETORNO) 1963 Obra de reencuentros y fracasos. Personajes que se reúnen y reconstruyen en la vida cotidiana, pero son personajes que han sido marcados por guerras como las vividas en Europa el siglo pasado. Esta obra tiene también un entorno interesante para la sociedad francesa: la guerra de Argelia. En cierta manera, Muriel es un personaje inexistente, pero que en torno a éste se va desarrollando las historias. Una película bastante atrevida para una época en que la sociedad francesa estaba en conflicto interno en cuanto a su posición con sus colonias. Muriel fue un personaje torturado y asesinado, y se convierte en el motivo que subyace en el film.
MON ONCLE D´AMÉRIQUE (MI TÍO DE NORTEAMÉRICA) 1980 Tres vidas de diferentes orígenes se entrecruzan y van a experimentar emociones y fracasos. Un cuarto personaje, un profesor, hace un estudio reflexivo del comportamiento natural, al cual parece no escapa el hombre. Este último personaje es el que explica las historias a través de figuras naturales vistas que funcionan como alegorías de lo que les va sucediendo en sus relaciones. Las intrincadas relaciones se van conectando de una manera casi aleatoria que exige al espectador atención y tomar el o los hilo(s) de la historia. Ante las frustraciones el mecanismo de nuestro cuerpo tiene reacciones innatas que casi se asemejan a nuestras relaciones sociales. Y el profesor mira el comportamiento de los tres primeros personajes como ratas de laboratorio para validar su hipótesis. Es una película que, pese al toque cerebral de los orígenes de los comportamientos de los personajes, van logrando su vida propia, su independencia.
ON CONNAÎT LA CHANSON (LA VIDA ES UNA CANCIÓN) 1997 Es un film experimental que propone un acercamiento entre el lenguaje narrativo, el diálogo y la música. Se inspira en el autor inglés Dennis Potter, agudo crítico de la sociedad inglesa, quien utiliza lo popular en sus obras. Pareciera ser un film musical, pero las melodías complementan las unidades narrativas del texto en desarrollo. Por ello recurre no a canciones creadas para el film, sino toma las melodías populares francesas o en habla francesa para redondear ideas. Pareciera que se insertaran de manera aleatoria, pero mantienen el hilo de la narración. Lo interesante es que el film carga una de las características de nuestros tiempos: la depresión. El film puede presentar historias de amor entre los 6 principales personajes y llegan a tener sus canciones con las que “definen” sus sentimientos; pero, lejos de poder verse una ligera comedia de emociones y errores, lo que vamos a ver es un conjunto de personajes que pueden deprimirse por sus ansias insatisfechas, sus frustraciones diarias o los fracasos del amor.
Bibliografía:
RUSSO, EDUARDO; EXPLORADOR EN EL LABERINTO, EL CINE DE ALAIN RESNAIS Y LA VIDA ES UNA CANCIÓN, La Gran Ilusión, No 11, 1992.
AMIEL, VINCENT; ALAIN RESNAIS, DE GUERNICA À CŒURS, Scope Éditions, 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario