Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

jueves, 22 de diciembre de 2011

UNA CIUDAD MARAVILLOSA, RIO DE JANEIRO


Hay algunos viajes que no habías previsto en tus planes y que, de pronto, aparecen delante de ti, inesperadamente, y que son toda una verdadera aventura a tu imaginación. Así un poco podría calificar el viaje que realicé a Rio de Janeiro entre los días 27 de noviembre al 01 de diciembre de este año.
El viaje ya estaba organizado desde el mes de agosto, cuando se acordó que un grupo de representantes de las Alianzas Francesas de diversas ciudades de nuestro país iba a estar presente en el primer encuentro de Alianzas de Latinoamérica y el Caribe en esta ciudad, el primer encuentro de los Estados Generales, reunión en la que se iba a discutir los nuevos rumbos de nuestra Institución en esta parte del continente. Casi 180 personas venidas desde México hasta Argentina y Chile iban a participar en talleres, conferencias y eventos culturales en esta bella,  grande y cara ciudad. Pero merece que hablemos sobre esta fascinante ciudad que fue capital, no sólo de Brasil, sino la primera y única capital europea durante el periodo de la ocupación del reino de Portugal por parte de las tropas napoleónicas en el siglo XIX. Este hecho permitió que la ciudad haya tenido un trato especial arquitectónico como no lo tuvieron otras ciudades del continente.
Salimos el día sábado 26 desde Lima en un vuelo de TAM con una escala de un par de horas en São Paulo. Con tres horas de adelanto, estas escalas nos iban a “robar” en cierta manera nuestros tiempos, puesto que llegamos casi ya para domingo, puesto que ya era medianoche en Rio de Janeiro. Con los traslados y las distancias en esta ciudad de más de diez millones de personas, llegamos casi a la una de la mañana y nos quedó nada más que comer unas hamburguesas para matar el hambre; la otra solución era ir a los restaurantes de las famosas playas de Copacabana, Leblón o Ipanema; pero veníamos con un cansancio que preferimos descansar. Tiempo después nos enteramos que el restaurante ubicado en el hotel vecino al nuestro (Novotel) atendía las 24 horas. Cosas que uno aprende en la vida.
Domingo 27 ya levantados a las 5 de la mañana, hora peruana (pero 8 de Brasil) decidimos aprovechar lo máximo del día, puesto que teníamos libre los días domingo y lunes, los restantes eran días de actividades. La decisión unánime: Pão de Açucar, el famoso Pan de Azúcar, una de los paisajes más emblemáticos de la ciudad. Ir al lugar del teleférico no era complicado, lo interesante es ver que la ciudad ha sido construida en torno a sus grandes accidentes naturales. Han respetado sus pequeñas montañas verdes, algunas de cuyas laderas han sido ocupadas por construcciones de todo tipo, desde edificios lujosos hasta las famosas y temidas favelas. Eso ha generado algunos problemas logísticos, ya que por cuestiones de transporte ir de un lugar a otro es una larga espera, sea por las distancias, sea por la interminable hilera de autos que tiene la ciudad. Aunque era domingo, no escapamos de la presencia de un fuerte tráfico e iba a ser peor en días corrientes. Fuimos en dos taxis hacia nuestro destino inicial. El ascenso se hace a través de modernos funiculares abiertos para poder ver el paisaje, el cual no pudimos ver en su esplendor por ser un día lluvioso. En la base hicimos nuestras primeras compras de recuerdos: por la lluvia, comprabas ponchos o paraguas; opté por este último. El ascenso es interesante y llegamos a la primera estación. Ya la lluvia arreciaba un poco y el paisaje estaba cubierto por nubes bajas. El lugar está rodeado de una cerrada vegetación y no es raro que algún incauto animal se acerque a algunos visitantes. En la primera estación hay una gran sala de proyección que muestra algunos fragmentos de filmes en los que este bello lugar natural se ha inmortalizado; uno de ellos fue un film del famoso agente 007. Pero no podíamos ver mucho del espectáculo natural que estaba bajo las nubes; percibíamos algunas playas y el Concorvado estaba totalmente cubierto. El lugar estaba lleno de turistas. Decidimos subir a la segunda y última estación. Ya allí se comenzó a despejar un poco el cielo y logramos ver un poco más del paisaje. La ciudad está construida rodeando a sus playas, a su lago (Lagoas) y sus montañas. Tras un par de horas, decidimos bajar para ver nuevos lugares.
Al descender, decidimos ir a almorzar algo, pero hallar un restaurante por los alrededores era algo difícil. Decidimos ir al centro de la ciudad, al centro viejo. Fuimos a un restaurante cercano a la antigua Casa de Correos, ahora restaurada y usada como Sala de Exposiciones (había una estupenda exposición de la India); aquí hallamos librerías en las cuales pude conseguir filmes, libros y cd de música brasileña. De rigor. Después salimos en dirección a la Catedral (estaba cerrada), y de ahí nos dirigimos a una joyita que estaba cerca del centro antiguo: el convento de São Bento (San Benito), una verdadera sorpresa oculta entre los edificios de esta zona. La iglesia es una belleza y está en buen estado de conservación. Aquí su página para que puedan ver lo que es: https://www.mosteirodesaobentorio.org.br/. Esto es lo que dice sobre la iglesia que es el espacio que visitamos: "La Iglesia Abacial es una de las iglesias más hermosas de Río de Janeiro, si no la más hermosa, y uno de los principales monumentos del barroco portugués-brasileño. La construcción de la iglesia comenzó en 1633 y duró más de cien años, y las obras se completaron en 1798; más tarde se produjeron cambios menores. La fachada de la iglesia es muy sencilla, contrastando con la riqueza del interior. El trabajo de la talla de madera dorada se llevó a cabo entre 1694 y 1734. La iglesia y el edificio del monasterio son obra de cuatro monjes del siglo XVII: fray Leandro de São Bento y fray Bernardo de São Bento Corrêa de Souza, arquitectos, fray Domingos da Conceição da Silva, escultor y fray Ricardo do Pilar, pintor. Cabe mencionar también al Mestre Inácio Ferreira Pinto, gran tallista y escultor del presbiterio de la segunda mitad del siglo XVIII. La Iglesia Abacial comprende especialmente una nave central, frente a la cual se encuentra la capilla mayor, integrada por el altar mayor, el coro (donde se encuentran los monjes en sus momentos de oración) y el trono donde, en el escalón superior, se encuentra el imagen de la patrona del Monasterio, Nossa Senhora de Monserrate." Interesante es ver que muchos edificios de los 50 o 60 estaban abandonados. No sé si esto obedece a un plan de rescate o es que las empresas, instituciones han abandonado el centro (como sucedió en Lima) para mudarse a lugares con mejores instalaciones. Daba cierta pena y nostalgia caminar entre grandes edificios vacíos, deteriorados, las ventanas con sus persianas colapsadas. Pero muestran el esplendor de lo que fue Rio en su periodo como capital del Brasil. Pese a todo, el país muestra una pujanza abierta, con la clara idea de ser pronto una mega potencia (ya de esto hablan todos los economistas, que la colocan como la cuarta economía del mundo después de China, USA e India).
Tal como uno se ha informado, Rio va a ser la sede de los Juegos Olímpicos del 2016 y una de las sedes del Campeonato de Fútbol. Y la ciudad se está remozando en muchas partes. Lo vimos en su aeropuerto, en muchas zonas de la ciudad y en los planes de recuperación de algunas zonas sociales deprimidas. El rescate de las favelas para la población está dentro de esos planes.
Pero hay problemas sociales latentes; como buenos turistas, nos metimos en algunas zonas vedadas. Atravesamos una avenida y, de pronto, nos topamos con una suerte de boulevard ocupado por gente de escasos recursos. Algunos de ellos nos miraban de reojo, éramos perfectos extraños. Caminábamos cuatro personas (otros partieron antes a descansar) y nos vimos en una situación bastante tensa; correr no era una buena solución, así que caminamos con el mayor de los aplomos y muy atentos a lo que se moviera alrededor de nosotros. La lluvia jugaba puntos a favor, puesto que nosotros caminábamos por la zona central del boulevard, sin alguna protección, mientras que las demás personas trataban de guarecerse del aguacero que nos caía. Cruzamos la avenida y llegamos a un lugar mucho más seguro. Pese a todo, la ciudad no dejaba de mostrar sus esplendores pasados y que ahora deben estar en los planes de rescate.

Por la noche teníamos una invitación a comer un rodizio, invitación que no íbamos a desdeñar, por lo que regresamos al hotel para descansar un poco prepararnos para ir a Ipanema a un buen restaurante y comer como Dios manda. Un buen día para empezar Rio de Janeiro.

jueves, 8 de diciembre de 2011

LOS CLÁSICOS DEL MIEDO, CINE DEL BUENO

El paso del tiempo causa (en nosotros) mutaciones


que ningún cosmético puede disimular. Somos, pues,

de la misma estirpe de los monstruos.

DOS NOMBRES DEL CINE FANTÁSTICO, RICARDO BEDOYA


Quizá uno de los sentimientos más complejos y primitivo en el ser humano es el del miedo. La génesis de este puede ser de lo más diversa en el mundo natural o creado por el hombre, pero la reacción es visceral y remite a un acto reflejo de supervivencia que se remonta a los orígenes mismos del hombre. Muchos factores que provocan éste siguen una línea muy antigua de arquetipos iniciales en la naturaleza que han ido cambiando en forma gracias a la sofisticación de la cultura humana. Los temores a la muerte, al ser devorado por un depredador, al dolor físico, al autoritarismo avasallador que comprometa la integridad física y mental de uno, están latentes en el imaginario humano y en muchos aspectos subyace en toda actividad que el hombre realiza cotidianamente y está presente en los temores que uno tiene hacia el futuro. El estar abandonado, el extravío como un cachorro sin manada, son sensaciones que suelen inmovilizar incluso al más valiente de los hombres que esté errando por esta vida. Muchas veces el miedo se acerca a la presencia positiva del dolor, sensación intensa que se acerca al placer, como una forma primitiva de reconocimiento de mi ser como entidad física. Se dice que el dolor (Thanatos) y el placer (Eros) confluyen y los límites de uno frente al otro se diluyen. Quizá sea esta perspectiva la que hace que lo que genera el miedo, pese a todo, siga siendo muy atractivo para el ser humano.

Así pues, es una suerte de placer el que sea generado por un factor imaginario, casi bordeando ribetes de masoquismo, y que moviliza a muchos de nosotros a buscarlo a través de las diversas manifestaciones del arte; es así que la literatura, sobre todo, y el cine han creado obras cuyo leit motiv es el terror; o han empleado a éste (como un instrumento) para llegar a explicar algo subyacente. Así pues se ha convertido en todo un género. Escritores mayores como Guy de Maupassant, Poe, Stevenson, King, Stoker; cineastas prominentes como Polansky, Murnau, Whale, Kubrick, Ford Coppola; todos ellos han incursionado en este género, aunque no es exclusividad de las artes nombradas (sino recordemos la escultura tétrica del gótico con el fin de atemorizar a los fieles; o la música de Mussorgsky).

Pero es el cine el que ha logrado enriquecer paulatinamente este género, gracias al poder de la imagen y los diversos recursos que muchas veces han dejado poco a la sugestión e imaginación del público. La literatura ha sido muy generosa creando personajes en el mundo del terror que el cine ha inmortalizado, pero esto generó que el cine haya tenido poca autonomía en la generación de sus personajes. Drácula, Frankenstein son personajes prestados de la literatura, inmortalizados por Bela Lugosi o Boris Karloff; personajes que han sido frecuentemente retomados por cineastas y actores por esa gran fascinación que ejercen sobre el espectador.

Pero el cine de terror también obedece a coyunturas que tratan de explicar de manera figurada el momento vivido; siendo manifestación de una supraestructura, el cine es también un intérprete de esta realidad y nos muestra relecturas subyacentes a través de las imágenes y de los monstruos creados; así pues muchas de estas películas se pueden entender por el momento político, social o económico que se vivía, al ideología del momento; otras por los temores del desarrollo inexorable de la ciencia que, en vez de ser un quehacer a favor del hombre, se vuelve contra éste hasta ser aplastado por su creación. Temores inconscientes de convertirse en Dios.


FRANKENSTEIN JAMES WHALE 1931 La dupla Whale- monstruos va a producir una gran gama de films en esta década prodigiosa, algunos de los cuales se van a convertir en clásicos del cine e incluso obras maestras como es el caso de LA NOVIA DE FRANKESTEIN. Pero la presencia de un gran actor que solía hacer papeles de “hombre malo”, Boris Karloff, revolucionó la construcción de estos personajes, ayudado por maquillajes y otros trucajes para crear personajes creíbles y temidos. Además, el mito de Prometeo llevado a la pantalla por el genio de Whale toca la fibra de esa necesidad humana de la perpetuación de la especie y la inmortalidad. Ese fuego divino es terrible y genera las consecuencias nefastas como las que vemos en la actualidad. La obra de Mary Shelley se da en pleno desarrollo del positivismo y ella creó, quizá de manera inconsciente, un llamado a la reflexión y la ética científica. De este monstruo vendrán los futuros creados ya no por acción natural o divina, vendrán los creados por los hombres, por sus fracasos de querer ascender un peldaño más en la cumbre del universo. Los intentos fallidos llegarán hasta nuestros días, atravesando los experimentos nazis, las mutaciones radioactivas (Godzilla y su secuela), la genética y el campo extraño y temido de los transgénicos. Jugando a Dios.


KING KONG MERIAN COOPER Y ERNEST SCHOEDSACK 1933 Entrañable film de aventuras y terror que muestra, además, los avances técnicos para el cine en esos años. La historia es por todos conocidas gracias a los remakes de los 80 y la de la década pasada. Un director de cine en busca de una actriz bonita para hacer una película de aventuras en una remota isla detenida en el tiempo de la prehistoria: la isla Calavera, sugerente nombre. Aquí se van a encontrar con seres inmensos y monstruosos, hasta hallar al colosal simio sagrado de los hombres aborígenes. La blonda protagonista es raptada por los nativos para ser sacrificada a su gran dios: Kong. Tras una serie de eventos, durante los cuales rescatan a la heroína y capturan al inmenso simio, todos recalan en Nueva York para hacer el espectáculo que les dará grandes réditos. Pero la naturaleza se les escapa de las manos, más aún de un simio enamorado que no duda en escalar el edificio más alto de la ciudad: el Empire State. El film causó mucha sorpresa por los recursos empleados y pudo haber sido más efectiva si no se hubiesen eliminado muchas escenas consideradas violentas por mucho público del pre estreno. Se inspiró en otro film de aventuras llamado El Mundo Perdido, cuyo equipo técnico también trabajó para esta película. Los publicistas de la época, con el fin de provocar más impacto en el potencial público, le agregaron KING (Rey) y así quedó para la posteridad.

THE WOLF MAN (EL HOMBRE LOBO) GEORGE WAGGNER 1941 Todo un clásico del cine terror con uno de los actores que inmortalizó al hijo de la licantropía: Lon Chaney, Jr. La vieja maldición de los hombres lobos es retomada y recreada libremente (para darle un carácter más truculento) para hacerla más comercial; el principal papel recae en este actor que realizó diversos papeles en la saga fundada por este film y algunas versiones cómicas en las que compartía su papel con otro grande del cine terror: el Drácula de Bela Lugosi. Fue Chaney quien le dio el carácter especial a este film. Hijo de un gran actor de filmes de carácter así como de terror (su padre fue el personaje que encarnó El Fantasma de la Ópera y Quasimodo, en filmes mudos), trabajó la construcción de este personaje con el maquillaje. El maquillador y creador de máscaras, Jack Pierce, se dedicó a observar varios tipos de lobos y sus diversos estados para poder crear el maquillaje adecuado. Muchas escenas fueron censuradas entonces por ser muy violentas.


lunes, 5 de diciembre de 2011

SÃO PAULO, CAJAMARCA: MUCHAS TRISTES COINCIDENCIAS, OBLIGADAS ENSEÑANZAS


En los últimos días, y por azares de las circunstancias, fui partícipe de un situación bochornosa que explica, de manera micro social, lo que está sucediendo con nuestra sociedad (no sólo la peruana, sino la latinoamericana y mundial). Un pequeño grupo de miembros de diversas Alianzas Francesas de Perú había participado en un evento en la ciudad de Río de Janeiro por el espacio de 3 días e iniciábamos el retorno, vía São Paulo, con la empresa LAN. Nuestro vuelo desde esa ciudad a Lima salía este último jueves a las 8:15 de la noche y previsto su arribo a nuestra capital a las 11 de la noche, hora local. El retorno se hacía con regularidad, hasta que llegamos a São Paulo. Por razones técnicas, el vuelo fue suspendido y la información de dicha suspensión fue dada, de manera definitiva, a las 10 de la noche, hora decisiva, puesto que el aeropuerto de Lima cierra a partir de la 1 de la mañana. Un grupo de viajeros fue rápidamente reubicado, ya que Lima sólo era una escala. El resto soportó pacientemente la última información de suspensión del vuelo y la reprogramación de este para el día siguiente a las 11 de la mañana. El recojo de maletas y la distribución de los casi 130 pasajeros fue toda una empresa de horas, finalmente fuimos alojados en un hotel del centro de la ciudad. Hora: 1:30 am. Todos teníamos que estar nuevamente en el mismo aeropuerto a las 6:30 am. No hay que olvidar que São Paulo es una ciudad de más de 20 millones de personas y las distancias son bastante largas. Todos los pasajeros, a su manera, estábamos asimilando la situación e hicimos nuestro segundo peregrinaje, cargando maletas, algunos hijos, para nuestra partida a las 11 de la mañana. Con todo el malestar encima (habíamos dormido un par de horas a lo más), esperamos la llamada y partida en la puerta asignada. La tensión de todos fue creciendo cuando vimos la hora y nadie, absolutamente nadie, se acercaba a dar informaciones al respecto. El malestar se fue generalizando y algunas voces pasaron del murmullo a la conversión especulativa a viva voz. Y esto fue causando mayor zozobra y desesperación. La situación, fácilmente observable por un sociólogo, fue mostrando personas con cierto liderazgo, así como algunos indiferentes a lo que estábamos viviendo (felizmente algunos). A las 11 en punto, todos subimos a la primera planta a reclamar por la situación. Y desde este punto, quiero hacer un paralelo con lo sucedido en Cajamarca. Si nosotros en menos de 12 horas, vimos transformar nuestras sensaciones y percepciones de lo sucedido, ¿qué se puede decir de una sociedad que ha estado percibiendo cosas más transcendentales de su hábitat y su situación social? En nuestro grupo no había los llamados “cholitos ignorantes”, como muchos calificativos suelen verter por lo que está sucediendo; en nuestro grupo, incluso gente de VIP estaba también comprometida con la situación: todos éramos afectados. Paulatinamente la situación se iba haciendo cada vez más insostenible, ya muchos comenzábamos a levantar cada vez más la voz, puesto que había algún portavoz oficial de la empresa para que explicase qué estaba sucediendo. La pobre comunicación y la absurda posición de algunas personas del aeropuerto (algunos policías se reían de lo visto) no hizo más que exacerbar más nuestra cólera. Señoras respetables ya gritaban a viva voz, e incluso turistas permanecían unidos a nuestra tensa realidad. Cada vez iban sumándose más pasajeros indiferentes a la protesta a viva voz. La demora y el tumulto originado por estar casi todos los pasajeros juntos, comenzaron a poner nerviosa a la autoridad hasta que un camarógrafo comenzó a filmar los incidentes. En ese momento la empresa (¿lo que algunos llaman Responsabilidad Social?) se percató que había varias personas de edad en el grupo y aparecieron diversas sillas de ruedas, que había una mujer embarazada, que había 3 señoras solas con hijos pequeños. Pero aun así, la paciencia de todos nosotros había sido totalmente desbordada por la indignación por lo sucedido. La tardía aparición de un representante de la empresa lo hizo víctima de quejas y ataques abiertos de todos nosotros, hubo pasajeros que provocaban a viva voz, hubo otros que exigían un diálogo, todos tenían algo qué decir. Cuando se sacó el grupo a dialogar, se vio diversas posiciones de algunas personas que habían asumido un liderazgo. Un incidente iba a provocar más indignación: un turista japonés comenzó a grabar las conversaciones que se iban sosteniendo en la zona de equipaje y un policía se lanzó violentamente sobre él para quitarle la cámara, acción que fue impedida masivamente por todos nosotros. Luego de fuertes diálogos mudaron al vuelo de la misma hora sólo que ahora el viernes: 24 horas después. El trato con las personas de la empresa era abiertamente hostil y la desconfianza de nuestra parte era totalmente entendible. Y además esto era un perfecto caldo de cultivo de murmullos, suposiciones y conjeturas. Mover las maletas nuevamente, como mover ciudades, casas, lagos, era motivo de mayor desencanto de todos nosotros. A las 2 de la tarde, estábamos en otro hotel con nuestras cosas para almorzar y ser recogidos nuevamente a las ¡4:30 pm! La sensación de ser tratados como monigotes molestaba a todos. Otra vez en el aeropuerto, otras varias especulaciones más, algunas que causaban duras incertidumbres como que el cupo del avión había sido largamente rebasado por el número de pasajeros del día viernes más todos nosotros del día anterior. La desconfianza era entendible, además todos teníamos un carácter irascible por los sobresaltos de sueños cortados por haber ido tres veces al mismo aeropuerto en sólo 24 horas. Sé que el Cónsul de Perú en São Paulo se hizo presente y con un grupo de viajeros se apersonó a una oficina brasileña equivalente a nuestra INDECOPI.

Queramos o no, todos los pasajeros vivimos de manera breve, esa triste situación que aqueja a muchas partes de nuestro país. Todos estos conflictos pudieron haberse remediado si hubiera habido gente idónea para solucionar estas graves situaciones. El hecho de poner administradores o ingenieros en puestos que corresponden a comunicadores o sociólogos hace que la situación se acentúe con las graves consecuencias que vemos en la actualidad. Y sobre todo, desarrollar la empatía para planificar tus estrategias de comunicación. No sé si estas capacidades estemos trabajando a mayor cabalidad, puesto que lo que más veo en nuestras casas de estudios es ver especialistas en temas específicos desdeñando la formación humana cabal. Un ejemplo, esta situación vivida fue una viva manifestación sociológica la cual, creo, que ninguno de nosotros estuviera en la capacidad de poder resolver (claro está, sin recurrir a las armas). En el entreacto, fui además testigo de muchas acciones que semánticamente tienen una palabra para cada caso: ¿fuimos agitadores por el hecho de reclamar nuestros derechos? ¿Potencial terrorista una cónsul francesa que necesitaba a gritos una silla de ruedas? ¿Un turista japonés amenazado por un policía a causa de su actuar sedicioso? ¿Soy un terrorista por hacer apología a la violencia por escribir esta reflexión? ¡Cuántas palabras reciben diversas cargas semánticas por estas situaciones! ¡Y cuánto tenemos que enseñar a nuestros jóvenes!

martes, 1 de noviembre de 2011

TRUJILLO, ¿UNA GASTRONOMÍA PARA EL FUTURO?

En los últimos años nuestro país ha venido experimentando toda una revolución en la gastronomía, la cual ha sido aprovechada por muchas personas tanto en lo cultural como en lo económico. Esta “revolución” ha tratado de ser inclusiva, ya que, a diferencia del chorreo macroeconómico, ésta ha logrado llegar a más gente de todos los estratos sociales y culturales de nuestro país, así como a generar una revaloración de elementos culturales de varias zonas, muchas veces postergadas, ahora puestas en valor por los diversos elementos gastronómicos que aportan a la identidad alimenticia, si cabe el término. Así la sierra, muchas veces olvidada y lejana a los ojos de los ciudadanos costeños, es rememorada por ser el banco ancestral genético de nuestro país. Si comparamos lo dado por la costa frente a lo de la sierra, lo del primero es una mera sombra frente al bagaje rico que los Andes han dado no sólo al país, sino al mundo entero: diversos tubérculos (destacando la papa y sus más de 3,000 variedades), diversos tipos de maíz (choclo o sara, 35 en total), carnes, matices de ajíes y hierbas aromáticas, con las variantes de las oriundas traídas por los españoles u otros foráneos. Con tanta variedad, son algunas ciudades estratégicas que han hallado un interesante desarrollo gastronómico en nuestro país, mucho antes de esta revaloración liderada por Gastón Acurio entre otros.

En verdad, es meritorio reconocer algunas gastronomías como la arequipeña, la cual es una de las más ricas de nuestro territorio, por la variedad de platos, especies, carnes y combinaciones empleadas. Frente a un rocoto relleno, un chupe de camarones o un pastel de papas con anís con su queso fundido serrano, hasta el paladar más exigente se rinde para dar paso al buen momento gourmet. Recuerdo mis años de infancia por esos lares y haber degustado tan variada calidad de nutrientes ricos, deseables; recuerdo la chicha sara, sus grandes granos dulces; el polvo de cañihuaco, parecido al chocolate en polvo, que era todo un vicio para nosotros. Y las diversas calidades de habas, como nunca en otro lugar he visto.

Otro lugar impresionante en la culinaria es Chiclayo, una ciudad en la que quedas sorprendido por la ancestral cocina que preserva y que, espero yo, siga manteniendo vigencia sobre otras propuestas descabelladas. Un delicioso espesado con arroz con loche, acompañado de chinguirito, experiencia fuerte que algunos no terminan por asimilar, son platos fuertes “de bandera” de la culinaria chiclayana, con su tradicional arroz con pato, rellenas, lifes, tacu tacu de olla, u otras delicias, que la hacen una cocina de fuerte personalidad y de fama en nuestro país. Algunas guías de viajeros europeas y norteamericanas sugieren ambas culinarias, la chiclayana y la arequipeña. Recuerdo la guía de Steven Birbaum, que sugería pedir platos preparados “a la chiclayana”.

Otro departamento que ofrece una gran variedad de carnes es Piura. No sólo por lo que ofrece de animales de corral, sino por el vasto océano que baña sus costas que presencian el choque de dos corrientes (la Fría y la Caliente) ofreciendo a sus habitantes toda una fauna ictiológica que te permite preparar la más amplia variedad de cebiches, gracias a sus carnes más los prodigiosos limones de Tambogrande.
Otras culinarias están en vías de descubrirse y son un reto para nuestra imaginación y la aceptación, como lo es la de la selva y sus carnes y frutos desconocidos a la mayoría de peruanos: difícil hallar muchos compatriotas que hayan comido paujil, paiche, chonta, pijuayo, umarí, mango verde con sal, juanes de yuca; muchos más, los suris. Así como los caldos tradicionales de la sierra como el puchero cuzqueño, el caldo de manzana, los locros u otros. Así como no hemos viajado a muchas partes de nuestro país, no hemos viajado a sus honduras gastronómicas. Hay un largo camino por recorrer.
¿Y Trujillo? ¿Dónde estamos? ¿Adónde vamos? Cierto es que hay una tradición culinaria vieja, es la solidez lograda por el hecho de ser un espacio ocupado por más de mil años. Pero es una ciudad un poco rara que le da la espalda a los productos que generosamente la naturaleza le ha estado regalando a su población. Y aunque muchas de sus delicias son de origen serrano, pareciera que aún la ciudad sigue dando las espaldas a las delicias que están delante de uno. El Shámbar se ha revalorado y, de pronto, aparece una ola de consumo. Pero, en los últimos 15 años, la naturaleza verde comenzó a rodear a Trujillo por un proyecto que tiene sus sostenidos como sus fuertes bemoles: Chavimochic. Este proyecto le ha dado una gran variedad de frutos, verduras y hortalizas que todavía no ingresan al imaginario gastronómico, salvo honrosas excepciones. La crisis del 2008 marcó un intento por parte del empresariado del espárrago de desarrollar un mercado de consumo interno para su aceptación. Pero faltó la creatividad para “hacerlo nuestro”. Se usa el espárrago para crear duplicaciones de la cocina francesa como el soufflé. El piquillo o la alcachofa no terminan de ser asumidas de manera popular y masiva como lo ha sido el arroz, un alimento cuya masificación no pasa más allá de los 100 años. Los peruanos hemos hecho del arroz ya un aditamento peruano y hay muchas culinarias actuales que no lo conciben fuera de sus platos fuertes. ¿Llegarán la berenjena, el espárrago, la alcachofa ser parte integrantes de platos de consumo diario? Había sugerido esto en un taller en la zona de Miramar y hubo chispazos interesantes. Quizá Trujillo pueda buscar nuevos derroteros en este novísimo campo ancestral (vale la contradicción). Un desafío para chefs, escuelas de cocinas, restaurantes, vivanderas o simples amas de casa.

Publicado en el primer número de la revista trujillana CÍRCULO SOCIAL

miércoles, 5 de octubre de 2011

DAVID LEAN, THE MASTER

Hay algunos cineastas que reúnen los elementos culturales que los identifican frente a ciertas turbulencias que han ido y van apareciendo a lo largo de los turbulentos y vertiginosos siglos XX y XXI. El cine es una de las artes que más embates ha experimentado, sea por ser un arte de masas muy efectiva, sea por los acelerados desarrollos tecnológicos que todo campo humano ha vivido en los últimos tres siglos (desde el XIX). Estos eventos, tanto particulares como generales, han hecho de que las personas involucradas en el cine hayan sufrido cambios radicales originados por motivos extra cinematográficos, las más de las veces por criterios económicos, y con ello, los ideológicos. Ha sido difícil desde hace un buen tiempo (peor aún en estos tiempos de fuertes crisis económicas por todo el mundo) mantener una línea de trabajo personal entre las personas que están en el mundo del film. Cada década pasada, desde la culminación de la segunda guerra mundial hasta la actualidad, se ha visto afectada por diversos acontecimientos que hacían temblar los grandes estudios y con ellos a sus principales actores: los directores y la gente del plateau. Pero, pese a las circunstancias históricas, hubo personas que frente al temporal, siguieron sus líneas de trabajo a lo largo de su carrera. Y uno de ellos fue David Lean.

Nuestro director fue un hombre de su siglo. Nace un 25 de marzo de 1908 en Croydon, en el seno de una familia cuáquera muy estricta que, irónicamente, le restringe ir al cine en su niñez. Dudó por su futuro: seguir la carrera de contador (como lo era su padre) o incursionar en el cine. Felizmente, el cine lo atrapó e hizo de todo para llegar a la cúspide. Realizó todos los trabajos imaginables, desde mensajero, asistente, todos los oficios que lo ayudarían a su decisión final; tuvo contacto con los grandes directores como Michael Powell o Anthony Asquith; hasta que logró su sueño: ser editor fílmico. Y es así que se hace conocido en los estudios cinematográficos ingleses. Durante la última guerra mundial (fue un hombre de cine que se quedó en su país, cuando muchos compatriotas emigraron hacia Norteamérica), conoce a un libretista con el que ha de trabajar grandes obras e, incluso, crearán su propio estudio: Noël Coward. Trabajarán juntos en su nuevo estudio, Cineguild, varias obras adaptadas de Coward, quien era dramaturgo también. El éxito sonreirá a ambos cuando en 1945 harán una de las bellas películas de la cinematografía inglesa: Breve Encuentro (Brief Encounter). Además se verá que David Lean es un verdadero poeta de la imagen y un excelente director. Y con su film, además marca un renacer del cine británico de post guerra.

Luego de haber llevado a la pantalla grande obras dramatúrgicas, se involucra con los grandes literatos de la época victoriana, como Charles Dickens, de quien va a trabajar su obra Grandes Esperanzas en 1946, junto al gran actor Alec Guinnes, con quien hará otros films más. Trabajará dos films más con su estudio y luego cerrará por problemas económicos. Su internacionalización se dará, accidentalmente, en 1957 con una espectacular película que acaparará muchos premios de la Academia de Hollywood: El Puente sobre el río Kwai. El film en proyecto fue casi abandonado, pero fue rescatado por Lean y se trasladó a las selvas de Sri Lanka, donde filmará todas las escenas. Sus temas siempre fueron ingleses, pese a haber trabajado en estudios norteamericanos que pudieran haberlo condicionado. El aporte económico era estadounidense, pero los conceptos, ingleses. Y este acercamiento le permitirá crear grandes producciones con una visión poética, como nunca otro director la supo manejar: Lawrence de Arabia, La Hija de Ryan, Doctor Zhivago. Todas ellas ofrecen un paisaje que es como un actor más en la obra, es parte de la narración. Algunas de ellas, como Lawrence son poesía visual. Lean fue un maestro de la imagen y logró reunirse con grandes fotógrafos, libretistas y compositores musicales (como Maurice Jarré) con quienes trabajaron películas “redondas”. A lo largo de su carrera cinematográfica, sólo trabajo 17 películas; pero, algunas de ellas están consideradas como algunas de las obras más importantes del cine inglés y mundial; tres de ellas, incluso, están entre las diez mejores del BFI (British Film Institute)

He aquí algunas de las mejores obras de este director inglés, quien falleció el 16 de abril de 1991, exactamente hace una década, y quien tiene por derecho propio un espacio en la gloria del cine.

BRIEF ENCOUNTER (BREVE ENCUENTRO) (1945) Una de las más queridas películas inglesas, aparece una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, para una sociedad cansada de bombardeos, muertes y tensiones. Nos acercamos a una película intimista protagonizada por una pareja simple, corriente; la actriz Celia Johnson encarna a Laura, una simple y sencilla ama de casa que se ve de pronto involucrada en una relación amorosa con Alex (Trevor Howard) un doctor que tiene que partir a Sudáfrica. Lo que podría ser una relación adúltera turbia, se convierte en un sencillo encuentro de dos almas que quieren amarse, pero no pueden consumar la relación. Y todo ocurre en una estación del tren donde todo fluye. Este sencillo, pero bello film recibió Palma de Oro de Cannes en 1945.

GREATS EXPECTATIONS (GRANDES ESPERANZAS) (1946) La obra de Charles Dickens fue llevada a la pantalla tras un feliz decisión de Lean de acercarse a los clásicos victorianos. Como buena obra de Dickens, refleja la férrea y casi inamovible sociedad inglesa con sus títulos y sus diferencias de clase del siglo XIX, pero pese a ese rigor social, el hijo de un humilde herrero tiene un benefactor anónimo y es enviado a Londres a seguir estudios superiores. Es por eso que muchos han traducido este film como CADENAS ROTAS.

THE BRIGDE ON THE RIVER KWAI (EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI) (1957) Este es un gran filme bélico, que utiliza el contexto de la II Guerra Mundial para hacer propaganda a la gran capacidad de laboriosidad y responsabilidad del ejército inglés, ante el desafío que pone en duda dichas “valores” como es la construcción de un puente sobre dicho río. Ante una serie de eventos y bajo el mando del Coronel Nicholson (Alec Guiness), emprenden dicha obra. Y durante su realización, se van desarrollando una serie de eventos que nos acercan a diferencias y choques culturales, rodeados de costumbres e paradigmas rígidos y coercitivos. Uno y otro van mostrando lo mejor y lo peor de sus culturas. Además, es una película de amplios escenarios y merece ser vista en gran pantalla, creación hecha obviamente para contrarrestar el frenético avance de la televisión. Es una verdadera obra maestra de espacios y personajes sólidos.

LAWRENCE OF ARABIA (LAWRENCE DE ARABIA) (1962) Gran film con Peter O`Toole, Omar Shariff y Alec Guiness, sobre la historia de Lawrence en su misión de hacer contacto con las diversas tribus árabes y aglutinarlas contra el Imperio Otomano durante la I Guerra Mundial. A través de él (Lawrence) vemos a un pueblo con un amplio sentido de libertad, quizá producto de ese ambiente tan sobrecogedor que es el desierto en su terrible belleza. Lo más triste de todo es que las promesas ofrecidas por él a los árabes sobre su independencia no fueron sino otorgadas hasta después de la II Guerra Mundial. El film presenta las más bellas escenas de un desierto, espacio muchas veces visto como poco atractivo; y estas poderosas escenas son acentuadas con la banda sonora compuesta por Jarré.

DOCTOR ZHIVAGO (1965) La obra del escritor soviético Boris Pasternak fue llevada a la pantalla con un gran elenco, con una reconstrucción de época bastante detallada de la Rusia prerrevolucionaria y el periodo convulso de la revolución soviética. Omar Shariff y Alec Guiness vuelven a trabajar juntos en esta historia de amor y violencia que rodearon a la Rusia de entonces. Es una de sus pocas obras en la que no aborda el espíritu inglés y se traslada a este colosal país para ver su amplios espacios geográficos vistos por los ojos de ese doctor, encarnado por Shariff, su mujer (Geraldine Chaplin) y la mujer que amó apasionadamente, Lara (Julie Christie). Maurice Jarré compuso la música para este film, una melodía muy pegajosa que popularizó más esta película.

A PASSAGE TO INDIA (PASAJE A LA INDIA) (1984) De la obra del escritor inglés E. M. Forester, Lean hace una delicada reconstrucción de la India colonial de los años 20 del siglo pasado para mostrar esta historia de amor, misterio y odio de clases como se ve a través de los ojos de una mujer británica que quiere conocer la India misteriosa. Luego de 14 años de silencio fílmico, Lean retorna al cine para mostrarnos esta joya visual de exóticos paisajes en una atmósfera irreal, seductora, embriagadora y que va a desencadenar en una suerte de tragedia y eclosión para un país que se veía sometido por los colonialistas. Esta será su última película, una suerte de testamento. Además, esta reconstrucción de la Inglaterra del XIX y los inicios de XX abrirá un filón que será retomado por el grupo Merchant - Ivory siendo su director James Ivory una suerte de heredero.

martes, 30 de agosto de 2011

ADIÓS A AREQUIPA

Para cerrar ese 14 de agosto, nos fuimos a comer algo turco (no hallamos el mejor que se hallaba en la calle Villalba y nosotros sólo merodeábamos por la Calle San Francisco y alrededores) y tras ello, nos fuimos a un lugar llamado Zona Cero, un complejo donde hay bar, discoteca, pub y restaurante. Teníamos intenciones de jugar billar para aprender. Hay todo un mito negativo alrededor de este juego, que incluso causa un poco de escozor entre docentes, ya que muchos adolescentes prefieren ir a jugarlo que ir a aulas. Con todo mi prejuicio, Laetitia me enseñó las reglas y comencé a jugar. Luego nos invitaron a jugar unos turistas galeses, uno de ellos muy diestro, que era profesor de matemáticas. Hablábamos en inglés y entre ellos, hablaban el gaélico, que me sonaba a holandés. Ellos estaban muy orgullosos de su nacionalidad, no ingleses: gaélicos. Es la primera oportunidad que tuve para poder hablar con personas que tenían estas perspectivas muy peculiares de su orgullo y su posición frente a los ingleses a quienes los tratan como invasores. Interesante. Una vez concluida esta larga jornada, fuimos a dormir.


Al día siguiente, lunes 15, era fiesta. Toda la ciudad se había volcado a las calles para ver el largo corso para las fiestas. Es larguísimo. El día anterior había estado Juan Vives de Colombia, pero ya la ciudad es tan grande que te enteras de todo mucho después. El día que viajábamos iba a estar Juan Luis Guerra (me hubiera gustado verlo, puesto que a Trujillo no irá, quizá, nunca). Me levanté temprano y me fui a caminar por ahí. Fui a Sta. Teresa para ver el museo, pero estaba cerrado. Lunes, día de descanso. Lo que hice fue caminar por las calles un poco y bajar a San Lázaro. Es la zona vieja de la ciudad, barrio tranquilo y limpio, con las calles arregladas y maceteros con geranios para alegrar al transeúnte. La gente cuida su ciudad con esmero y pulcritud. ¿Por qué los demás no lo hacemos con las nuestras? Laetitia me llamó y ya era casi mediodía. Así que decidimos ir a almorzar a uno de los restaurantes que se halla en la Plaza de Armas. La multitud era increíble y era muy arriesgado ver la cantidad de niños que iban con sus padres exponiéndolos al peligro. Muy censurable. Las pobres criaturas eran llevadas como muñecos y arrastradas peligrosamente por la multitud. Logramos subir a un restaurante, luego de haber intentado en uno que nos quiso cobrar 50 soles sólo por estar sentados ahí sin comer. Realmente abusivos. Fuimos un poco más allá y vimos uno moderado y con buena oferta culinaria. Todo el menú por 35 soles y qué menú. Obviamente al final tuvimos que dejar el rocoto relleno o el pastel de papa o el soltero de queso o el postre. Demasiado. Culminamos con un anisado para la digestión y partimos a seguir caminando por ahí. No nos interesaba el corso, ya que había mucha repetición: el carnaval de Arequipa lo escuchabas a la entrada de la plaza con un grupo, a la mitad con otro grupo y al final con otro más; era un chicle acústico que terminaba por aburrir. Salimos con el objeto de ir a caminar por el puente Bolognesi o Grau, pero nos topamos con un guardia que había perdido todo sentido de autoridad en una de las esquinas y estaba generando un peligroso tumulto; decidimos ir por otra esquina donde los guardias sí actuaban con sensatez. Descendimos hacia los viejas calles que llevan hacia los diversos puentes y nos encontramos con una cuadra cargada de tiendas que vendían guitarras, mandolinas, violines o charangos. En algunas se veían a músicos mostrando sus cualidades, pero es algo que no veo en Trujillo, una ciudad con mucho amor a la música, pero pocas casas musicales. Irónico. Muchos de estos conjuntos habitacionales antiguos han sido remodelados por apoyo municipal e instituciones españolas. Los vecinos cuidan sus “nuevos” espacios y los muestran con orgullo. Algunos vecinos nos invitaron a pasar a ver sus remoladas casas. Seguimos nuestro trayecto. Una buena caminata para conectarnos con el Puente Grau. Vimos bonitos paisajes. Arequipa es una ciudad fotogénica. Llevé a Laetitia a ver San Lázaro y regresamos por el conjunto San Francisco. Entramos a ver una feria y allí encontramos los regalos para llevar a todos nuestros amigos y familia en Trujillo. Muchas cosas bonitas colman sus instalaciones y gente dedicada a un trabajo honrado para todos.

Retornamos al hotel, puesto que ella y yo teníamos bastante trabajo pendiente. Ver correos, preparar una presentación que tenía ese sábado, asuntos de matrículas que iba coordinando con mis profesores en Trujillo, asuntos de la Alianza. Varios asuntos. Para cerrar esa última noche en Arequipa nos fuimos a comer al Zigzag. Una delicia. Una variedad de carnes a la piedra, de cerdo, vaca y alpaca, con una entrada con carnes de avestruz fue toda una orgía para nuestros paladares. Cuando regresábamos a nuestro hotel, en Moral, cercano a Sta. Catalina, el corso no había aún concluido. Eran las 11 y media de la noche y todo había empezado a las 10 de la mañana en punto. El del año pasado duró más allá de las dos de la mañana. Un exceso.


Último día. Martes 16. Laetitia fue a la Alianza a ver una serie de detalles. Íbamos a almorzar al Club Arequipa con el simpático Presidente de la Alianza de Arequipa. Creí haber perdido mi candado de maleta por eso fui a ver uno al Mercado San Camilo. Bajé por varias calles que las recordaba de mi niñez: Mercaderes, Dean Valdivia, Santo Domingo. Ya no existe el cine Real, ahora es un centro comercial. Arequipa ha cambiado bastante. Luego subí por Santo Domingo. Iba con mi cámara con cierto temor, pero se respiraba cierta seguridad. Eso lo percibimos más que en Trujillo, por ejemplo. Sé que hubo y hay asaltos, pero la presencia de numerosos turistas hace a una población más atenta de cuidarlos más que abandonarlos. De ahí me dirigí hacia el convento de Santa Teresa. Ahora sí tuve más suerte. El lugar es muy interesante, hay todo un tesoro en imaginería religiosa que quizá también la tenga el bello convento del Carmen de Trujillo, lugar que espero un día decida abrir sus puertas para mostrarlas a todos. El convento está en proceso de reconstrucción y tiene un museo bastante bien implementado. Una vez culminada mi visita, me dirigí hacia el Museo de Arte Moderno, pero estaba cerrado. Una pena. Pero todo se compensó con el Museo de la Catedral, situación que ha molestado a la población religiosa, puesto que la nave de la catedral es parte de la visita por lo que piden a la gente que una vez concluida la misa, la gente se retire para poder comenzar las visitas guiadas. Una situación conflictiva que acarreó posiciones encontradas como ha pasado con la Catedral de Cuzco. Sólo entras libremente cuando hay misa a las 6 de la mañana. Así está pasando en Arequipa. Pero la visita es muy interesante y tiene algunos tesoros escondidos entre sus muros. Y luego subir hasta los campanarios es un regalo a la vista: la plaza de armas, la ciudad, los volcanes, todo desde el techo de este monumento. Impresionante.
Terminada la visita preparamos las cosas para ir al almuerzo; el Club es bonito, mucho más pequeño que el Central de Trujillo. Hay una limpieza extrema y una atención de primera. Pero los tiempos nos traicionaron. Nuestro avión salía a las 4 y 15 y teníamos que estar a las 3. Pero conseguir taxi y todos esos menesteres son complicados. Llegamos al aeropuerto casi a las 3 y media, todo tuvo que hacerse rápido, no logramos comprar nuestros ansiados chocolates de la Ibérica, tenía intenciones de comprar las famosas guaguas, pero fue empresa frustrada. Con Laetitia teníamos intenciones de asaltar a algunos viajeros con cargadas bolsas de chocolates. Y además nos dijeron que teníamos que pagar impuesto de salida, que no es como en Lima o Trujillo que el impuesto está incluido en el pasaje. Terrible. Una sola ventanilla para casi cien pasajeros. Detalles que deben tenerse en cuenta para no reventar el hígado del viajero, ya que ahora tienes que pasar las medidas de seguridad (felizmente no es como en Europa que te desnudan o te sacas los zapatos). Ya en el avión hice un rápido recuento de este viaje. Un buen paréntesis para seguir adelante.

Laetitia se quedó en Lima, yo seguí viaje a Trujillo.

VIAJE A LA NOSTALGIA: AREQUIPA

























Los retornos a los lugares del pasado son también viajes a esos rincones de tu mente que se quedaron congelados en algún momento de tu vida. Lugares que fueron permanentes recuerdos regresan a ti cuando pisas nuevamente ese recuerdo geográfico. Este es el caso de Arequipa. En ella viví casi 11 años e hice toda mi vida escolar. Llegué de muy corta edad y nos instalamos, mi padre, mi madre y mi hermana Lucero en una primera casa en la calle Santo Domingo, frente a la oficina en la que mi padre trabajaba y había sido enviado desde Piura como gerente.

El día 12 de agosto salimos Laetitia y yo para tener una serie de reuniones con la gente de la Alianza Francesa de Arequipa para devolver una visita hecha a nuestra Alianza este año en los primeros meses. Un viaje rápido en avión con una forzada escala en Lima (tenemos el fuerte centralismo que nos obliga pasar por Lima a y desde cualquier lugar que vaya o venga por avión) nos llevó a Arequipa, ciudad a la que llegamos a eso de las 7 de la noche. Teníamos una invitación ya ese día para estar en su local, una bella casa antigua que es la envidia de todas las Alianzas del país. La ciudad de noche no se percibe mucho (“de noche, todos los gatos son negros”), pero veíamos el denso tráfico y la excelente iluminación que tiene la ciudad me iba a dar con varias sorpresas, tanto para mí (que no la visitaba desde 1998) como para Laetitia. La ciudad es ahora una urbe de más de un millón de habitantes y los servicios que ofrecen son buenos y variados, y la hacen con toda justicia la segunda ciudad del país. Luego del simpático espectáculo hecho por alumnos de la Alianza e invitados, nos fuimos a comer a un restaurante que queda en la misma Alianza que tiene instalaciones muy simpáticas y con una buena y variada oferta gastronómica. Arequipa es una ciudad en que hay de todo, para todos los bolsillos y con una gama culinaria tanto local como foránea. Y durante cuatro días y lo íbamos a comprobar.


Tras una pequeña salida nocturna, nos fuimos a dormir temprano para ir a reunión temprano. Aunque la ciudad estaba de fiesta (desde el 14 hay desfiles), la Alianza estaba abierta. Visitamos todas las instalaciones, su mediateca, su laboratorio de media, sus aulas. Luego de eso, muy gentilmente nos invitaron las entradas a Santa Catalina; antes, habíamos contemplado una marcha de pobladores que se aunaban a la celebración de sus fiestas, gente que se dirigía a la Plaza de Armas. Todos coreaban vivas a Arequipa con un orgullo que pocas personas de otras partes del país toleran, culpándolos de chauvinistas. Pero su ciudad amerita todos los adjetivos posibles de belleza y trabajo; en Arequipa la gente trabaja duro por su desarrollo personal y también por su ciudad, cosa que no vemos en otras partes de nuestro país. La gente sentía orgullo de su ciudad, su cultura y sus derechos por los cuales, ellos sí luchan con denuedo.

Santa Catalina es un inmenso claustro que fascina a todos. La combinación de colores, el manejo de espacios y perspectivas hacen de este monasterio una visita obligada. Una cosa que causó mi sana envidia es la cantidad de turistas que hay en la ciudad. Por todas partes ves cantidades de ellos copando servicios que felizmente no colapsan, ya que la ciudad ya está preparada a ello. Esa es la razón por la cual la ciudad va a recibir la convención minera, la que estaba prevista para Trujillo, pero que por motivos infraestructurales se perdió. El monasterio estaba lleno de turistas tanto nacionales como extranjeros. Pero el problema en todas partes era el guía. Salvo en Chachapoyas donde tuvimos un buen guía, tener un buen guía informado y variado, que no se haya aprendido el parlamento de memoria y que haya investigado más es un logro muy difícil de hallar. Muchas veces una visita puede potenciarse o desplomarse si tienes un buen guía que te motive a investigar, a imaginar, a hacerte una idea sólida del sitio que visitas, o por otro lado caer en el absurdo de explicaciones contradictorias del lugar que estás observando. He oído versiones anacrónicas o totalmente desubicadas en las explicaciones dadas por ejemplo en la Catedral en la que el guía me decía que Francisco Laso, pintor limeño del siglo XIX, era un pintor del barroco peruano. O cuando un lugar, como el caso de Santa Catalina, con una belleza arquitectónica relevante, la información de los que la edificaron sea pobre (no supimos quién fue el arquitecto inicial) y prioricen sólo datos de corte religioso. El manejo de la historia, geografía, arte es en general pobre. Es el producto del descuido de la educación actual que le da más prioridad a computación que a la filosofía o las ciencias sociales. En todas partes “se cuecen habas”. Así pues, con todos estos datos, sacamos con Laetitia nuestras propias conclusiones del monasterio que teníamos delante de nosotros. Visité Santa Catalina, por primera vez, en 1972. Lo visité varias veces, ya que llevaba a amigos o parientes que llegaban de visita a nuestra casa. Las otras oportunidades se dieron en las visitas posteriores cuando ya residía en Lima o Trujillo. Ahora en 2011, veo a este bello espacio, mejor presentado, con nuevos espacios al visitante, con mejor señalética y, sobre todo, con unos colores más vivos que resaltan sus muros, cúpulas, puertas, esquinas, plazas. Nos hubiera gustado verla de noche (ahora hay visitas nocturnas) o verla con todo su esplendor en algún concierto de música barroca como alguna vez organizamos en lugares especiales como la Iglesia de Huamán en Trujillo. Sus formas acogen a quienes caminan entre sus estrechas calles; una vez vi una publicidad promocional del Caretas en los años 70 (creo 71 ó 72) que vistió de monjas a dos modelos arequipeñas y las hicieron posar en diversas partes del monumento. Alucinante.


Saciados de belleza nos fuimos a dar rienda suelta de nuestra hambre física y nos fuimos a la búsqueda de rocoto relleno y chupe de camarones. Un opíparo almuerzo coronó nuestra mañana y antes de ir a la siesta, decidimos ir a la iglesia de La Compañía. Estaba cerrada, pero fuimos a sus claustros en la búsqueda del restaurante de un francés instalado en la ciudad. Arequipa tiene una notable presencia de extranjeros residentes que han instalado todo tipo de servicios y restaurantes que hacen de esta ciudad un verdadero paraíso del cual en Trujillo carecemos. Fuimos al Zigzag de unos suizos, con una carta impresionante; o la de comida turca en diversas versiones para todos los bolsillos. Comida francesa, argentina, chilena, alemana, fuera de los tradicionales chifas. Falta uno japonés. Ahora, en verdad, todo eso es sostenido por la cantidad de turistas que llegan a esta ciudad. El centro antiguo es un bazar de empresas de turismo para todos los gustos. Con Laetitia hicimos la promesa de ir al restaurante francés para una buena degustación de buenos vinos y, sobre todo, quesos. Nunca logramos ir. Queda pendiente.

Decidimos ir a descansar un rato, mientras el centro de la ciudad se iba volviendo un loquerío, puesto que se preparaba la serenata de la ciudad. Teníamos una cena de confraternidad y nos preparamos para ir. Fue un momento de buena conversación, buena comida, calidez de personas que trabajamos por un objetivo común. Los directores de la Alianza de Arequipa son unos buenos anfitriones y lo demostraron ese día. Terminada nuestra velada, nos decidimos ir al hotel a dormir.


























El 14 de agosto, domingo, decidimos ir a la campiña. En Arequipa hay una suerte de fiebre con estos buses paisajistas que han colmado la ciudad. Esto es muy peruano: descubrimos una interesante fuente de ingreso y automáticamente la idea es tomada por todos. En Lima lo ves con la cantidad de ópticas que se instalaron en el centro de Lima; lo mismo pasó con las farmacias que se instalaron por todas parte juntas (en un encuentro de dos avenidas tienes hasta 6 farmacias grandes que se hacen una competencia feroz y no sé cuánto nos beneficie). En Arequipa se da con los estos vehículos panorámicos. En un principio hubo 2; ahora más de 12. Y ahora ya se ve en algunos de ellos deterioros debido a la distorsión de precios que genera las sobreoferta. Ya queda poca ganancia debido a los costos no cubiertos y que a la larga se vuelve un peligro a los usuarios. En el caso nuestro, los frenos de nuestro ómnibus nos hacían dudar de su mantenimiento. A veces la competencia no es tan sana, sino se la regula. Pero se llama reglas del mercado, hasta que un accidente te saca del mismo. Espero que ninguno de nosotros sea el que sufra las consecuencias de esta competencia. El viaje fue simpático en un inicio, pero luego se fue tornando en una pesadilla cuando eres arrastrado por todo el grupo. Yanahuara estuvo bien, así como la campiña; pero luego en camino a Sachaca y el palacio Goyeneche, ya cerrado al público, la cosa se hizo más rutinaria. Ya en la mansión del Fundador, nuestra paciencia eclosionó. Las cientos de personas que se hallaban en el local nos impedían hacer una visita sosegada. Peor aun cuando tenías impertinentes que iban con sus equipos de sonido o preferían la foto sin importarles los demás. Salvajes. Y el colmo fue el hecho que un grupo de familia se puso a discutir entre ellos a gritos sobre una herencia. A vista y paciencia de todos nosotros. La pesadilla culminó con la visita al molino de Sabandía. Fue uno de los puntos negros de nuestro viaje. Pero todo iba a ser recompensado con un buen almuerzo en el restaurante La Viña (Laetitia comió su segundo chupe de camarones) y luego una interesante visita a las instalaciones donde tienen a la momia Juanita. El sitio está bien tenido, hay una ordenada y bastante detallada exposición de objetos hallados con los sacrificios hechos (objetos de culto, cerámica, los valiosos tejidos como hablaba John Murra). Obviamente, la estrella principal es la momia de esta niña que fue sacrificada en las faldas del Ampato. Una de las cosas que más me llama la atención es que toda referencia de Miguel Zárate, quien apoyó al hallazgo de estos restos, haya sido totalmente borrada. Como si no hubiera existido. Recuerdo que cuando salió el espacial de National Geographic, el volumen 189, número 6 de junio 1996, con este descubrimiento se lo nombraba y había fotos con él, como el de la página 67. Pero ahora, está totalmente borrado. Quise indagar más, pero parece que es una historia larga, puesto que su hermano, Carlos, a quien luego visité brevemente, no tuvo tiempo para contarme los detalles. Pese a todo, la visita fue todo un regalo a la imaginación.

domingo, 28 de agosto de 2011

UN BUEN VIAJE AL PASADO: CASMA



























Ir a Casma para ver Chanquillo luego de 27 de años fue para mí una experiencia excitante y para mis dos compañeras de viaje, Orietta y Carmen, un interesante descubrimiento para una y un reconocimiento de los espacios visitados con anterioridad para la otra. Había ido a la zona con cierta regularidad cuando nuestros grupos de estudiantes visitaban Caral, al norte de Lima y en su retorno a Trujillo hacían una escala en Sechín, otro de los lugares atractivos que también visitamos.

Salimos un sábado, 06 de agosto más precisos. Nuevamente en la camioneta de Carmen, Orietta y yo nos embarcamos en esta nueva experiencia que nos iba a llevar hacia el sur de Trujillo. Carmen estaba muy sorprendida por lo visto en Chachapoyas, pero lo que íbamos a ver en los alrededores de Casma la iban a emocionar más. Salimos a las 9 y media de la mañana rumbo a Chimbote. La estrechez de la carretera Panamericana, el excesivo tráfico y la terrible imprudencia de los choferes, sobre todo los de transporte público, hacían penosa la ruta. El anterior gobierno había anunciado, con bombos y platillos, la famosa Autopista del Sol, la cual debe llegar hasta Sullana. Ojalá me quede vida para poder ver esa promesa. Sé que hay tramos cerca de Casma que muestran la otra vía que acompañará a la actual, pero todo apunta que será otra carpeta asfáltica y no una verdadera autopista con todos los recursos de una vía moderna. Veremos en qué termina (me huele otro hediondo arreglo del gobierno de alan –con minúscula-). Esa travesía hasta Chimbote es toda una odisea: te cruzas con camiones llenos de caña de azúcar que violan todas las medidas de seguridad de cualquier civilizado (Carmen es española y me sentía con vergüenza de ser testigo de su indignación); además ómnibus interprovincial manejados por choferes irresponsables que llevan a su gente como ganado; automóviles que se caen a pedazos y que circulan sin luces ni otras medidas de seguridad; y la interminable retahíla de autos y otros vehículos que corrían a su destino sin importarles los demás. Manejar por nuestra Panamericana es manejar en la jungla.

Llegamos con los nervios un poco crispados a Chimbote, ciudad a la que se podría llegar en menor tiempo si no fuese por el tráfico. Chimbote tiene amplias vías bien tenidas, hay una mejor señalización vial que la que tiene Trujillo. Tiene avenidas anchas que comunican con el Nuevo Chimbote, zona donde hay buenos servicios, hoteles y una catedral bastante impresionante. Pero nosotros no teníamos muchas ganas de quedarnos aquí. El año pasado habíamos hecho una pascana aquí, en el restaurante Venecia, cuando vinimos con Gilberth y Gustavo de paso a Las Aldas. Comimos un lomo saltado extraordinario con un café reparador. Hay buenos restaurantes en el Chimbote antiguo; además recuerdo haber comido bien en el ex Hotel de Turistas. Pero esa visita gastronómica la haremos al día siguiente, luego de nuestro objetivo final. Así que seguimos camino hacia Casma. Pero ya cerca de nuestro punto de llegada, atravesando unas dunas y colinas de arena y unas impresionantes vistas del mar, Orietta nos dijo: “no me caería mal un cebichito”. Palabras claves que nos motivarán a dirigirnos a un bonito lugar que he visitado con frecuencia. Pedí a Carmen doblar en la entrada a Tortugas para que descubra una belleza de lugar, además de un impresionante cebiche que íbamos a comer para calmar nuestra hambre. Fuimos al restaurante Costa Azul, lugar donde comimos un cebiche proverbial, fuera de un delicioso chilcano y una surtida fuente de chicharrones mixtos. Todo rociado con cervecitas para calmar la sed y bajar los sabores picantes. Ya saciados, volvimos a nuestra ruta, puesto que teníamos que llegar a Casma para instalarnos en nuestro hotel y poder aprovechar la tarde y visitar Sechín (según la guía de viaje cerraba a las 5 p.m.). Llegamos a Casma, pero no nos percatamos del letrero que indicaba nuestro hotel, Las Poncianas, al cual ya había visitado en 1997. En la Plaza de Armas pedimos ayuda a un policía para que nos ayudara y nos dio la ubicación. El hotel es simpático, pero la atención un poco descuidada. Estuvimos un buen rato en la oficina de atención hasta recibir las indicaciones pertinentes. Nuestros cuartos eran cómodos, aunque las chicas tuvieron problemas con el agua caliente. Dejamos nuestras cosas y nos dirigimos hacia Sechín; la Vía de Evitamiento te ayuda a tener que soportar el tramo casi intransitable que se han tornado las seis o siete cuadras del corazón de Casma; algo así como Barranca en sus más terribles momentos.
Saliendo de Casma, ir a Sechín es cuestión de minutos. Tomamos el camino que lleva a Huaraz y en un par de minutos estás en la entrada de Sechín; el lugar da mucha pena, puesto que el mantenimiento y la información es pobre. Este impresionante lugar daría para mucho más, pero la desidia ha hecho que el lugar haya caído en una suerte de abandono. Es una las zonas más antiguas del Perú y de las Américas, y no merece el trato que tiene. Su pequeño museo está presenta un descuido total. Hay un par de restos muy interesantes: la momia de una mujer joven sacrificada de Tuquillo y un par de brazos que muestran los tatuajes que este personaje tenía. Mucho mejor preservado que la Dama de Cao. Luego de la visita al museo, fuimos solos a ver el complejo arqueológico. Todo ese templo con todo ese lenguaje iconográfico está ahí para tener la ayuda de alguien que te pueda dar luces del lugar. He escuchado muchas teorías, muchas hipótesis sobre este lugar, lleno de lugares arqueológicos por doquier. En realidad, este valle es feraz y algo que les contaba a mis compañeras de viaje es el hecho de que este valle no desaparece el sol; quizá por ello se haya construido 



























un bello observatorio solar. Pese a nuestro autoguiado, logramos recorrer todo el lugar llamado Sechín Alto. Hubiéramos tenido la ayuda de John, un profesor que nos guio al día siguiente para poder ver Taukachi Konkan o algo de Sechín Bajo, ya cubierto por la población. Antes de regresar al hotel, hicimos una visita por el valle Sechín y "subimos" un poco en dirección a Huaraz. El valle es muy fértil y ves diversas plantaciones a ambos lados de la carretera; hay viñedos y otros frutales, así como ya una fuerte presencia de compañías agroexportadoras, Ojalá que no se les ocurra hacer de esta zona, una de monocultivo. Esperemos que no.

Retornamos a nuestro hotel para descansar y salir a comer algo en la noche.

Salimos caminando hacia el pueblo. Comimos algo ligero y luego hicimos una caminata. Vimos que habían hecho una suerte de alameda en la que habían puesto detalles de las ruinas del lugar; en realidad, si quieres hacer recuerdos de la zona (turismo puro), tienes tanta iconografía para hacer recuerdos líticos o ropa. No vimos nada de eso. Fue una cultura lítica y no queda nada de esa tradición. Se perdió en el tiempo. Luego fuimos a un pequeño pub con buenos servicios y ambiente agradable, el Bohemia. Retornamos a las 11 de la noche para al día siguiente ir a nuestro objetivo principal: Chanquillo.

Ya temprano, luego de una buena ducha y del desayuno breve, partimos con nuestro guía y nuestras cosas rumbo a Chanquillo. Este lugar tiene dos accesos; uno, por el valle de San Rafael; el otro, por la carretera Panamericana. Este último lo recuerdo mucho, puesto que fue ese que tomamos cuando vinimos en 1984 con Maritza, Zoila, Pablo y yo, también viajeros impenitentes. Y fue esta la ruta que elegimos. Ya ves en el camino lo que había comentado en un inicio: la otra vía paralela a la actual de la Panamericana. A unos 16 kilómetros hacia Lima se halla el desvío. Ingresamos a un camino de arena, ya frecuentado por los arqueólogos que dirigen el proyecto. Vas adentrándote en medio de la soledad de los arenales. Aún temprano y nublado el clima, la arena aún un poco fría y estable, pero aun así nos causa temor el hecho de quedarnos estancados. Carmen es una buena pilota y llegamos a nuestro destino tras un poco de emociones. Algunas de las huellas trazadas iban a otros rumbos y en verdad fue una buena decisión haber ido con nuestro guía. A lo lejos se veía la silueta de la fortaleza-ciudad-templo. Pero en verdad, llegar a través del valle de San Rafael es más impresionante, dicen, ya que ves en la cima la construcción. Bastante parecido a Kuélap en cuanto ubicación estratégica. Descendimos de la camioneta y nos fuimos hacia el monumento. La llegada es interesante, pero a medida que nos íbamos internando, nos íbamos sorprendiendo más. El lugar ha entrado a recuperación, pero hay huellas de destrozos causados por los viajeros escolares y los no tanto, quienes dejan sus “recuerdos” de estancia pintando las paredes y dañando, en algunos casos, el estuco original. El lugar se va descubriendo lentamente y cuando ingresamos al segundo anillo, nos íbamos a encontrar con más bellezas. Comenzamos a circundar el segundo anillo y descendiendo hacia el norte, hacia el valle de San Rafael, circunvalando el espacio, vimos a lo lejos el famoso calendario solar, rodeado de arena, dunas y un poco más allá, el valle. Los paisajes que rodean al lugar son magníficos y también nos muestran lo estratégico de la ubicación de este monumento. Quizá en los momentos de asedio por parte de enemigos al valle, la población del mismo se escondía en el lugar. La visita al último anillo nos acercó a una especie de adoratorio. Todo parece indicar que este lugar no se hallaba habitado cotidianamente y no hay cementerio alguno en él. Salvo que la arqueología nos depare otras sorpresas más, como siempre en nuestro país. El lugar está en estudio y hay arqueólogos de la Católica que están liderando el proyecto.

Una vez concluida nuestra visita, pasamos a dejar a nuestro guía en Casma y partimos de retorno a Trujillo. Pero antes teníamos que ir a otro lugar en Nepeña: Punkurí.

Este lugar fue el que elegimos para visitar antes de dirigirnos a Chimbote donde almorzaríamos. Punkurí es un resto arqueológico que viene siendo trabajado entre la universidad y la empresa privada ubicada en el valle de Nepeña. El lugar está bien tenido. Hay un pequeño museo de sitio y nos indica que este lugar tiene más de cuatro mil años. Parece un espacio chavinoide. Hay figuras de felinos, parece ser el puma. Las formas la hacen parecer a Sechín, pero hay otras teorías. Este lugar es muy antiguo. Nos hubiera gustado entrar a Pañamarca, pero el hambre nos hizo dirigirnos a Chimbote. Luego de llenar el tanque, nos fuimos a un restaurante que nos recomendó un muchacho del grifo. Y estaba en lo correcto.

Luego de almorzar, tomamos el camino de retorno a Trujillo. Llegamos tranquilamente para poder disfrutar las últimas horas del domingo. Casma quedó en nuestras retinas.