El próximo viernes 20 del
presente mes, el cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos, Donald
Trump, estará asumiendo el poder y será el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Con 70 años encima y una gran
fortuna cimentada en bienes raíces, es un líder (por algo es el Presidente de
EE.UU.) bastante polémico que ha provocado tras de sí una serie de desavenencias
con personalidades y trabajadores de sus mismas empresas, como el consorcio
Miss USA & Miss Universo y su sonada
confrontación con la ex Miss Universo Alicia Machado, que lastimosamente
mostró a una oportunista ex reina de belleza que difundió su imagen envuelta en la bandera
norteamericana para lograr su nacionalización. Los comentarios y actitudes racistas,
clasistas y sexistas de Trump han perturbado la visión de un país, tanto hacia
adentro como hacia fuera, de la sociedad norteamericana. Percibida como una de
las más libres, abierta, multifacética y tolerante, y con un alto sentido
democrático, esa imagen fue debilitada ese 08 de noviembre del año pasado
cuando una mayoría silenciosa conservadora, aislacionista y temerosa aupó a
este personaje a la Casa Blanca. Es la Norteamérica campesina la que dio su
voto. Algunos grupos de corte fascista y chauvinista mostraron abiertamente sus
simpatías por este líder, pues esta elección legitimó, en cierta manera, ese
discurso intolerante, nacionalista y endogámico que ellos proclaman. ¿Lo
mantendrá?
Las relaciones internacionales
se inician en un ambiente bastante tenso. China y México son los primeros
objetivos que tendrá que enfrentar el nuevo Presidente. Sus comentarios sobre
México son excesivamente ofensivos y nada políticamente correctos. Ya electo
presidente, no ha cambiado para nada su discurso y no pretende dar disculpa
alguna ni al pueblo azteca ni a su inefable presidente Peña Nieto. La anunciada
ampliación del muro fronterizo es un escándalo y llama poderosamente la
atención la escasa reacción de los llamados líderes democráticos que
defenestraban el muro de Berlín y no se pronuncian por este vergonzoso muro. Además
exige que los costos sean asumidos por el pueblo mexicano. ¿Qué diría Kennedy?
Su aislacionista idea sobre el NAFTA (TLCAN) y TLC debe de poner en estado de
alerta a todas las economías, incluida la nuestra, que apostaron por estos
sistemas. Al campesino, ganadero y desempleado industrial de la Norteamérica
profunda no les hizo ninguna gracia esta gestión globalizadora en favor de
economías emergentes. Sin embargo, debemos de esperar hasta su ascensión y sus
primeros pasos. Tras sus primeros cien días, en abril veremos más claro el
panorama.
Por último, y una interesante lección, la intervención rusa en la
campaña presidencial a través del robo informático en desmedro de la candidata
demócrata debe de haber sido un trago amargo de una medicina que era empleada
por los EE.UU. en diversas campañas electorales en Latinoamérica (sobre todo Centroamérica) u otras
latitudes.