Visita de dos días a Cajamarca. Gracias a
una gestión que se hizo entre la Universidad Privada del Norte y la Alianza
Francesa, tuve oportunidad de viajar a Cajamarca para participar activamente en
las actividades promovidas por la Facultad de Arquitectura en las tres sedes y
en las que la Alianza Francesa de Trujillo colaboró de manera activa con una
exposición de arquitectura sostenible con obras de arquitectos europeos, sobre
todo franceses, en la recuperación de edificios y espacios libres. En octubre
2013, durante los días 23 y 24 se iniciaron las actividades de la Semana de la
Arquitectura y la inauguración de la muestra era el 23 por la noche. Salimos en
el auto de Maxime, Director de la Alianza Francesa de Trujillo, temprano por la
mañana, con Diana, su esposa, y el hijo de ambos, Lucien. El viaje fue
confortable, puesto que hay una carretera asfaltada; además nos permite viajar
de manera independiente y detenernos en diversos lugares; así pudimos tener
vistas del río Jequetepeque, la represa de Gallito Ciego, los diversos pueblos
como Tembladera, la tristemente famosa Choropampa y la impresionista vista de
Cajamarca desde el cerro Gavilán. Es precisamente en este punto que la
carretera se torna peligrosa no solo por el tráfico de vehículos pesados, sino
por la cantidad de piedra extraída de las laderas de estos cerros que desmedra
la consistencia de las mismas y permite que haya deslizamientos de tierra en
periodo de lluvias afectando la carretera. Por eso se ha sugerido cambiar esta
vía de acceso a una ciudad de densa población y de riqueza mineral a una que
salga a las alturas de Cumbemayo, una joya ecológica e histórica que podría
verse amenazada por un tráfico intenso, sobre todo de carga mineral. La empresa
Yanacocha, dedicada a la extracción de oro en la zona, empresa que ha tenido
diversos problemas con la población, construyó una carretera para su uso por la
zona de San Pablo y que va hasta Cajamarca, saliendo por Porcón. Esta vía puede
ser aprovechada, también, para ir al
bello museo de Kunturwasi, y cuya accesibilidad es precaria.
Llegamos a Cajamarca un poco más allá del
mediodía. Nos fuimos a hospedar al hotel Costa del Sol en la plaza de armas,
hotel que queda literalmente al costado de la catedral. Almorzamos algo ligero
y coordinamos todas las actividades para la noche, puesto que el “plato de
fondo” era la exposición virtual con la cual María Ramos y Maxime habían estado
trabajando en los últimos meses. La actividad se realizó con bastante éxito por
la noche y hubo un lleno total de estudiantes y docentes de la Universidad.
Luego de ellos nos fuimos a cenar algo ligero. La idea era salir temprano al
día siguiente para conocer Porcón y por la tarde recorrer algunos monumentos históricos
del Cajamarca monumental con Eduardo Barrantes, quien fue un estudiante aquí y
que en la actualidad se desempeña como docente de arquitectura en UPN de
Cajamarca.
Por la mañana, lo que hicimos fue alquilar
un servicio de auto privado para ir a Porcón. Así no nos preocupábamos del auto
de Maxime y podíamos detenernos donde quisiésemos para aprovechar la visita. El
camino desde Cajamarca es un ascenso interesante en el que vas atravesando
pueblos pintorescos, cada uno con su propia tradición (tal es el caso del
pueblo de Porcón, ubicado antes de nuestro lugar de visita, que celebra las
fiestas de las cruces en semana santa). He visitado Granja Porcón muchas veces.
Este lugar es un éxito de gestión cooperativista, el cual ha sido satanizado en
las últimas décadas por haber identificado esta forma de organización social
laboral con las formas estatistas; es como el modelo kibutz en Israel el cual
coexiste con las otras formas y se comportan como una empresa más. Y así lo han
entendido los habitantes de esta granja. Hace muchos años comenzaron con el
cultivo de pinos, haciendo sus propios aserraderos, y al ganado del cual
sacaron todos los productos que puedan obtenerse como queso (gran diversidad) y
mantequilla. Crearon un mini zoológico (no tan pequeño) y es un lugar en el
cual puedes caminar cerca de vicuñas (usualmente en estado salvaje) y ñandúes.
Antes para llegar cruzabas un largo camino de trocha, rodeado de pinos, algunos
de los cuales llevan colgado frases bíblicas; la disciplina de esta gente está
en su evangelismo. No digo que sea una condición, pero explica la cantidad de
referencias de la Biblia por todas partes: tiendas con letreros bíblicos,
dichos colgados para identificar una planta de producción, cualquier actividad
que se halle en esta granja tiene hasta las más graciosas referencias bíblicas.
Accedimos al lugar por una nueva vía asfaltada construida por las empresas
mineras. Lo que no indagué es cómo se relaciona esta institución con las
empresas mineras, puesto que todos estos suelos son ricos en oro y son
codiciados por estas empresas. Cajamarca vive una fuerte tensión desde hace
meses por las rotas negociaciones en cuanto al oro y, sobre todo, el agua,
recurso valioso para una zona en la que la mayoría de su población local es
campesina. La visita fue rápida, puesto que ahora puedes ingresar con tu vehículo
hasta muchas partes que solías recorrer a pie. En cierta manera, tuvimos que
recurrir a esta estrategia tanto por tiempo como por la lluvia que nos recibió
en cuanto llegamos. Fuimos a recorrer la parte del zoológico y ver las vicuñas,
osos y los ñandúes que deambulan por los alrededores. La sección de aves es la
más interesante. La gente del lugar está creando diversos servicios como hacer
un hotel de reposo (no es lugar para juerga como algunos podrían especular). Es
un lugar, además, que ha comenzado a ofertar paquetes de aventura, como, por
ejemplo, visitar algunas ruinas incas cercanas (http://www.granjaporcon.org.pe/planea-tu-aventura.php?id=88&tit=Paquetes&ft=).
Decidimos regresar temprano, puesto que Maxime, Diana y Lucien ya debían
regresar a Trujillo. Yo viajaba por la noche con María en la empresa Línea.
Regresamos para almorzar en el Cascanueces y despedirnos. Mudé mis cosas al
cuarto de María en un hotel cercano al nuestro y llamamos a Eduardo Barrantes.
Eduardo está trabajando en Cajamarca desde
hace un par de años y estuvo vinculado a proyectos de restauración en la
ciudad. Con él nos fuimos a visitar el Complejo Belén, al cual accedimos sin
problemas. El conjunto o complejo (lo suelen llamar así), alberga una
monumental iglesia, bello monumento barroco tardío, un hospital para hombres,
actualmente usado como museo de exposiciones permanentes o itinerantes; un
hospital de mujeres que está separado por una estrecha calle. La iglesia tiene
en su cúpula mayor unos angelitos tallados en altorrelieve y poli cromáticos. La oportunidad que tuve de visitar este lugar
en 1986 me permitió tomar fotos del lugar; ahora está prohibido. Los detalles
más bellos son la primorosa portada labrada en piedra. El conjunto es del siglo
XVIII, salvo el altar mayor. Hay algunos detalles de varios salones que
muestran problemas de reconstrucción; por ejemplo, las instalaciones
eléctricas, sobre todo en aquellos lugares que son utilizados para hacer
diversas actividades artísticas como exposiciones o conciertos. El hospital de
mujeres también una exposición permanente de arqueología cajamarquina, muy
interesante. Las salas acondicionadas nos muestran, solo en algunas partes, las
formas polícromas que era la usanza de la época. Actualmente la mayoría de
iglesias ha pintado sus paredes con un solo color. Se han perdido bellas
manifestaciones del imaginario de entonces. Había un interesante nacimiento que
se halla al costado de una suerte de pared natural, una gran piedra sobre la
cual han construido esta sección del conjunto arquitectónico.
El chapuzón que caía sobre la ciudad no
nos impidió en nuestro siguiente objetivo: el convento y claustro de San
Francisco. La historia de este convento
está muy ligada a su congregación y la ciudad.
El conjunto es mucho más impresionante que la iglesia catedral que se
halla al frente de este monumento. La iglesia la he visitado con mucha
frecuencia en viajes anteriores y había visitado este museo religioso una sola
vez. La colección que se tiene es interesante, tiene varias pinturas (muchas en
mal estado) de diversas escuelas barrocas, como Quito; además tiene pinturas
del maestro Mario Urteaga. Antes de ingresar al claustro a ver la pinacoteca,
se visita la cripta, la cual es una construcción muy usual en las iglesias
coloniales.
Eran los primeros cementerios de la ciudad y luego, ya totalmente
lleno. Ya a finales del siglo XIX, se comenzaron a construir los modernos cementerios que nos
acompañan. Pero la cripta aún es usada por los padres de la congregación. Da
mucha pena que el edificio necesita urgente una profunda restauración. Hubo salas
en las que se ve que la construcción está colapsando. En una se veía las
fuertes filtraciones de agua, que dejan unas oscuras marcas de humedad. Quería
tomar fotos para mostrar estas marcas, pero tomar fotos está prohibido.
Como nos quedaba varias horas más por delante, fuimos a ver la catedral, la cual está muy bien iluminada. En las paredes y techos se ven los problemas de humedad.
Hay mucho por qué preocuparse del
patrimonio arquitectónico de esta ciudad.