Pese al pantanoso y
escandaloso movimiento político de nuestra ciudad y nación, la semana que muere
ha sido una verdadera fiesta para las formas artísticas cultas y populares de
nuestra ciudad. Tras intensas jornadas, dos festivales internacionales, uno de
canto lírico y el otro de ballet, han bajado el telón en dos escenarios que
acogieron a un público ávido de ver y oír las manifestaciones nobles del
espíritu humano a través del cuerpo y de la voz. Trujillanos y visitantes han
podido, embelesados, participar en sendas actividades que han llenado con
creces las expectativas de todos. Además, declaraciones de cantantes y
bailarines de ballet a diversos medios nos permiten constatar que Trujillo sí está
sonando de manera positiva en ciertos círculos internacionales que nos deberían
llamar a la reflexión. Ambos eventos, en sus respectivos escenarios, son
producto del esfuerzo de un puñado de ciudadanos que han logrado sacar
adelante, contra viento y marea, estos dos festivales que colocan a nuestra
urbe como un candil de las artes cultas en esta parte del continente.
La ciudad está recuperando
lentamente ese prestigio que tuvo de ser el centro de diversas artes que
permiten hacer crecer a sus ciudadanos en su calidad de vida y la formación de estos
para convertirlos en seres reflexivos, sensibles y más humanos. En lo que va
del año, Trujillo ha ido institucionalizando algunos eventos de las artes
visuales, sobre todo el notable Encuentro Nacional de Artes Visuales, y las
artes cinematográficas (V Festival de Cine Peruano, por ejemplo); este mes vio
su ya tradicional Festival de Canto Lírico (ya en su vigésima primera versión)
y el reverdecimiento del tradicional Festival Internacional de Ballet, que
respeta la sucesión desde sus inicios por lo que estuvimos en la décimo quinta
versión. Hay que destacar el hecho de que se ha podido ver el apoyo municipal y
gubernamental regional en casi todos estos eventos. El maestro cubano de
ballet, Miguel Cabrera, dijo en su momento que el arte debe de ser parte vital
de la política pública; así, eventos como estos deben de contar con el apoyo
incondicional de la comunidad (tanto público como privado), pues fortalecen la
ciudadanía y la educación de esta en su formación holística. Trujillo ha sido
testigo de varias propuestas; pero fueron quedando en el olvido, sea por el
desinterés general al volverse poco atractivas; sea por el abandono económico
que sufrieron muchos eventos (las más de las veces). Quedan en el grato
recuerdo, las famosas bienales que llenaban de arte visual las calles del
Centro Histórico.
La ciudad debe promover
eventos culturales que se incorporen a sus propuestas turísticas e, incluso,
laborales. Aún no tenemos datos de personas que nos visitan solo para estos
eventos. En el Gran Teatro UPAO conversé con un joven que se afincó en Trujillo
para trabajar en dicho teatro por la demanda de personal especializado. Un mundo interesante de posibilidades para nuestra ciudad y Región. Un
rubro por conocer.