El día jueves 25 de noviembre se celebra el día de la No Violencia contra la Mujer. En esa fecha, la Alianza Francesa realizó un conversatorio sobre una de las personalidades más polémicas de la política y la sociedad, no sólo francesa, sino europea: Simone Veil. Esta notable mujer de origen judío logró la despenalización del aborto en mundo en el cual la mujer no tenía (y aún no lo tiene en muchas sociedades como la nuestra) el derecho a tomar decisiones personales sobre su cuerpo, el cual sólo se ha visto (y se lo ve, sobre todo los fundamentalistas religiosos) como un recipiente o maquinaria (como lo ven los fascistas) para engendrar hijos, sin importarles la integridad de la persona, sino el hecho de tener más hijos, visto como fuente de crecimiento de una nación, fuerza de trabajo para una familia, clientes futuros para una sociedad de consumo (veamos cuál encaja más en nuestro actual sistema). Ella es sobreviviente de campos de concentración, vio morir a su madre en uno de ellos (Bergen-Helsen); como sobreviviente del horror del holocausto es una de las personas que más ha luchado por la integridad física del ser humano, siendo la mujer una de sus principales preocupaciones, ya que se quiera o no, la forma de ver el mundo está hecha a medida de un mundo masculino (sobre todo el religioso), y cualquier intento de contravención contra lo establecido (se asume como natural), implica un carácter subversivo en una sociedad muy susceptible de todo aquello que sea “alterar el orden”. Elegida como Ministra de Salud por un gobierno de derecha (Giscard D´Estaigne), tomó una decisión valiente, la de ayudar a miles de mujeres de escasos recursos, a tener el derecho de interrumpir la gestación no deseada. En su explicación ante el parlamento francés, fue una magistral defensa de la identidad, integridad y proyección de la mujer en la sociedad, pero la mayoría de parlamentarios (hombres muy conservadores) pusieron el grito al cielo; además despertó sentimientos raciales antisemitas en una de las sociedades más democráticas del mundo; de pronto, los diversos intereses mezquinos surgieron para oponerse a esta ley, que fue mal entendida y que se veía desde una óptica que no tomaba en cuenta la integridad de la mujer. Como comentaba anteriormente, era un mero envase, receptáculo, y las decisiones del “envase” eran prescindibles. Veil veía y conocía las terribles cifras de mujeres desesperadas que recurrían al aborto clandestino para poder rescatar un poco su dignidad o integridad: muchos de los casos eran abortos de mujeres violadas, forzadas a reproducir o con alto riesgo de sus vidas. Interesante era saber que muchos de los opositores morales a esta nueva ley eran propietarios de clínicas abortivas ilegales, quienes se aprovechaban de la desesperación de estas mujeres; en un acto de doble moral, prohibían la ley para su beneficio propio; por otro lado, mujeres muy conservadoras, ligadas a movimientos religiosos también insultaron a esta valiente mujer, quien pese a insultos, agravios y amenazas, siguió adelante e increíblemente logró la promoción de la ley. El aborto asistido es en la actualidad un derecho adquirido por la mujer y hay en torno a él todo un programa de ayuda a la mujer que desea asistencia; tal como se habló en la exposición que se hizo el día jueves, el aborto es en sí una experiencia traumática y necesita de una ayuda global para apoyar a la mujer que toma la decisión de hacerlo; no sólo ayuda médica, sino una ayuda psicológica. En los años 60, todo este programa integral de salud era impensado. El mercado, gran beneficiado de estas situaciones, había creado todo un paquete “turístico” que permitía a las mujeres con recursos poder tomar un avión a Inglaterra o a los países escandinavos y poder hacer una rápida operación para estar un día y medio después de regreso a casa. Todo lo demás era accesorio. La idea era cambiar esa realidad y hacer extensivo ese derecho a todas las mujeres sin excepción, sin distinción de razas, credos y diferencias económicas. Pero también todo esto iba acompañado de franca educación sexual a los jóvenes. Este plan, por ejemplo, aún no es del todo viable en nuestra sociedad por los temores que conlleva y nuestros propios traumas para acceder de manera seria y metódica a este conocimiento; muchos de nuestros jóvenes “aprenden” del sexo a través de páginas pornográficas, de los amigos de su edad - grandes expertos en la materia (¡)- y no muchos padres un poco despistados en la materia (valgan verdades que muchas personas jóvenes con hijos, e incluso de nuestra edad, desconocen el mundo sexual de la pareja).
Para rendir un homenaje a esta gran mujer, se reunieron en nuestra mediateca cuatro personalidades para hablar de los alcances de las acciones tomadas por Veil y las repercusiones en el día de hoy, y hacer una comparación con nuestra sociedad. Ellas fueron conducidas por la Sra. Ena Obando, quien hizo una breve explicación de la mecánica, luego de las palabras introductorias de la Directora Laetitia Matthieu. La breve reseña histórica estuvo a cargo de la Coordinadora Cultural de la Alianza Francesa, Nadège Picod; dio detalles de su vida, su terrible pasado en los campos de concentración y su acentuada identidad francesa. Aunque de origen judío, luego del holocausto, no emigró a Israel sino que decidió integrarse plenamente a la sociedad con la cual siempre se identificó. El interesante documental “Simone Veil, una historia francesa” de David Teboul, puede ser un interesante complemento para conocer su vida y su pensamiento.
La siguiente expositora fue Orietta Brusa, docente de temas de género, quien hizo una exposición breve y detallada de la evolución del aborto antes y después de la polémica ley Veil. Los cuadros son interesantes, ya que hay un marcado declive de estas operaciones, salvo en los últimos años. Esto último se debe a que muchas mujeres emigrantes se han acogido a esta ley, pero su propia educación les impide hacer un control más consciente de sus embarazos. Si vemos esa realidad trasladada a nuestra sociedad, aún recuerdo las palabras desesperadas de amigas psicólogas que ayudaban a mujeres en pueblos jóvenes de Lima a hacer un control de natalidad más efectivo, los esposos de dichas mujeres golpeaban a sus mujeres por celos, ya que pensaban que estaban engañándolos con otros. En varios casos, tuvieron que cerrar los proyectos para evitar alguna masacre.
La siguiente expositora fue Irma Ganoza, quien hizo una gran introducción sobre la historia de los derechos de la mujer en el mundo y en el Perú. Una rápida revisión a las sufragistas inglesas y norteamericanas nos ubicó en nuestro país. Interesante fue saber que la misma reina Victoria era la más férrea opositora al derecho a voto para la mujer. Se dice, pues, que la mujer es su propia enemiga. Irónicamente fue el dictador Odría quien dio el derecho a voto a la mujer en nuestra legislación. Nos contaba sobre los argumentos que se esgrimían en ese entonces eran absurdos, algunos de carácter divino u otros signando a la mujer como una ser incapaz de controlar sus decisiones, acciones o pensamientos. Debemos recordar cosas como la famosa dote y la incapacidad de la mujer de ser propietaria de bienes, los cuales eran controlados por el esposo. Es famoso el caso de una señora piurana (que luego se encumbró con otro matrimonio con un esposo más digno de su talla) supuestamente desposada (sólo por la iglesia, ante la ley no tiene legalidad) con un “gran” hombre trujillano, el cual la rechazó y la dejó sin ninguna protección social, económica o legal. En el caso de ella, había un respaldo familiar que le permitió seguir adelante; pero hay casos más tristes en nuestra sociedad en la cual la mujer queda completamente desvalida, pobre y ultrajada. Irma explicaba situaciones absurdas como que la mujer violada, quien muchas veces no denunciaba tan deploraba acción, era forzada a casarse con el violador con el fin de levantar la pena. Nuestra hipócrita sociedad oculta terribles injusticias contra las mujeres pobres; en el libro Bryce antes de Julius, de Mariano Olivera, Alfredo Bryce recuerda a su hermano Eduardo quien como hombre de poder e intocable, violaba a las chicas que trabajaban en su casa y eran botadas de la casa para “corregir el error causado por el hijito”. Este sentido de impunidad y frustración se ve en su novela al recordar Julius las violaciones contra Vilma por parte de Bobby. Irma comentaba además que nuestra sociedad dista todavía de ser justa con la mujer: lo interesante fue oír que no hay mujeres enviadas a prisión por aborto, solo hay una sanción formal y moral al respecto. Si el caso es así, ¿por qué no cesar en esa acción represiva contra las pobres mujeres y ser solidarios con ellas?
Por último, Elena Miranda, desde su posición de psicóloga habló de la obra de Veil como una gran pensadora de la integridad personal. Veil es una sobreviviente, sabe lo que es la guerra y la necesidad de tener consciencia del respeto de la persona y la vida humana. Ante estas evidencias, Elena habla de la necesidad de rescatar el afecto para restablecer los vínculos humanos, restañar las heridas que surgen en terribles situaciones para poder lograr un espacio mejor.
Las cuatro expositoras, desde sus diversas posiciones e ideales políticos, vieron la grandeza de pensamiento de esta gran mujer que trazó un camino que se espera pueda dar pautas a nuestras sociedades en los cuales hay muchos conflictos por resolver. Una de las situaciones lamentables fue la escasa presencia de jóvenes mujeres; en la actualidad, es nuestro país uno de los más afectados por una tasa alta de embarazos juveniles. Veo con mucha tristeza cada año a chicas con un futuro promisor por delante ver sus carreras frustradas por embarazos no planificados. Sea por ignorancia de sus cuerpos, por acciones obligadas u de otra índole, estas jóvenes mujeres pierden oportunidades para crecer en la vida, ser seres independientes y que puedan hallar la felicidad; he oído cosas tan absurdas como que una niña ya es feliz cuando tiene un niño a esa edad. No lo creo.
Una reflexión personal. El actual sistema ha hecho de todos nosotros, sobre todo a los jóvenes, seres poco solidarios, individualistas, poco interesados por el otro, inmediatistas y ciudadanos de su mundo personal. Espero que no sea así, sino estamos, como especie, irremediablemente perdidos.
1 comentario:
Oiga señor Cailloma. Por poco compartimos el mismo nombre de blog!
saludos
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