Este espacio ha sido creado por Gerardo Cailloma con el fin de difundir mis ideas y poder compartir con el que esté interesado temas sobre cine, música, educación, viajes, literatura y todo aquella diletancia que produzca placer estético (como el buen comer)
Datos personales
- Gerardo Cailloma
- Trujillo, La Libertad, Peru
- Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
viernes, 20 de febrero de 2015
miércoles, 18 de febrero de 2015
PACASMAYO, SAN PEDRO DE LLOC Y PUERTO CHICAMA, MÁS TESOROS ESCONDIDOS
El domingo 08 iniciamos nuestro regreso escalonado a Trujillo. Tomamos desayuno temprano con el fin de ganar tiempo y poder ver el mayor número de sitios de interés o rincones escondidos (como así fue). He ido esporádicamente a esta ciudad para conocer su historia y disfrutar sus playas. Recuerdo que hace ya más de 30 años fuimos a hacer una sesión de fotos con mi hermana y otros amigos. Y buscábamos locaciones para hacer fotos interesantes. En nuestra búsqueda fuimos en dirección hacia el faro de la ciudad, pero su acceso está limitado. Releyendo el libro El Perú a toda costa de Ricardo Espinosa, el faro se halla en una punta rocosa que se llama Punta del barco perdido, pero la gente la llama, obviamente, Del faro. Ahí se ha construido un hotel que a lo lejos invita a ir, El faro; así que nos fuimos en su búsqueda. Sin embargo, no logramos hallar el dichoso hotel (quizá falte una clara señalización) y nos adentrábamos en lugares que no nos parecían muy amigables. Así que dimos vuelta y nos fuimos a otro lugar al cual había ido en 1986 y del cual pude contemplar una bella vista de la bahía: el cementerio. Cruzamos la ciudad (se encontraba en el cenit de nuestra original ubicación) y pedimos datos para acceder al mismo. Como era domingo y, además, con una fiesta religiosa en ciernes, muchas calles estaban cerradas; tuvimos que indagar por otra vía de acceso. Tomando la salida al norte, doblamos por un camino de trocha. Íbamos a ingresar por la parte posterior del lugar. Los cementerios son espacios en los que se puede ver la historia y los cambios de una ciudad, de su sociedad. Los cuarteles son bastante variopintos y tienen algunas inscripciones que nos llamaron mucho la atención. Como recuerdo entrañable, las personas dejan inscripciones con la palabra “Hola” más el nombre o el apodo de la persona sobre las lápidas de las tumbas de sus muertos. Frases como “Hola papi”, “Hola Ramón” u “Hola huachano” se ven escritas en los intersticios de los cuarteles. Simpático gesto para mantener la memoria de los idos. En el patio central hay un Cristo grande que emula al de Río de Janeiro. Pero lo más bonito es la entrada principal que desde el interior puede verse el mar como última despedida para todos aquellos que yacen en este terreno.
Siempre hay detalles que malogran un lugar: hay un muro exterior que delimita al camposanto con unos simpáticos jardines; en el muro se ha pintado la evolución religiosa de la humanidad cristiana y, como punto culminante de la misma, está el alcalde que mandó a hacer este mamarracho del brazo de Claudia Schiffer. Un espanto. Lo malo, y es una costumbre en todo el Perú, la vista desde este lugar sería hermosa si las casas y edificios de la ciudad estuvieran todos enlucidos. Es increíble ver construcciones que se jactan de ser de avanzada arquitectónica, pero sus laterales muestran todos los ladrillos sin enlucir. Y lo ves en todas partes de nuestro país. Si una sola ciudad diera el ejemplo, las demás comenzarían con una verdadera campaña de embellecimiento. Es un derecho del hombre gozar de la belleza y no sufrir por la fealdad forzada a lo que se nos obliga a vivir.
Siempre hay detalles que malogran un lugar: hay un muro exterior que delimita al camposanto con unos simpáticos jardines; en el muro se ha pintado la evolución religiosa de la humanidad cristiana y, como punto culminante de la misma, está el alcalde que mandó a hacer este mamarracho del brazo de Claudia Schiffer. Un espanto. Lo malo, y es una costumbre en todo el Perú, la vista desde este lugar sería hermosa si las casas y edificios de la ciudad estuvieran todos enlucidos. Es increíble ver construcciones que se jactan de ser de avanzada arquitectónica, pero sus laterales muestran todos los ladrillos sin enlucir. Y lo ves en todas partes de nuestro país. Si una sola ciudad diera el ejemplo, las demás comenzarían con una verdadera campaña de embellecimiento. Es un derecho del hombre gozar de la belleza y no sufrir por la fealdad forzada a lo que se nos obliga a vivir.
Dejamos Pacasmayo, cruzamos la agonizante instalación de Cementos Pacasmayo (la principal producción se ha desplazado a Piura, a Sechura más preciso) y nos fuimos a San Pedro de Lloc. Este lugar recibe el nombre de un príncipe, Lloc, que peleó contra los chimú en su expansión; y de San Pedro (originalmente era Santiago, nombre puesto por los curas agustinos), nombre apropiado de un hombre pescador como los antiguos habitantes de la zona. Llegamos promediando las 10 de la mañana. San Pedro estaba en su iglesia mayor, ya que es un día festivo católico. Gracias a esto pudimos ver la iglesia colonial que tiene, ya que esta ciudad era mucho más importante en la colonia que Pacasmayo. Recuerdo la bella plaza que tenía, pero un alcalde se le ocurrió la idea de cambiar el lugar por uno más moderno. No sé quién ha hecho creer que las autoridades son doctos en estética y diseño arquitectónico. La iglesia matriz de San Pedro se halla, en la actualidad, frente a una plaza a la que se la ha rescatado, parcialmente, de una estupidez más de autoridades incompetentes que se meten en lo que no saben. La iglesia data del siglo XVII y posee un interesante altar barroco. Pero el edificio se está viniendo abajo, por lo que las autoridades han puesto tensores con el fin de evitar el deterioro y desplome. Pero se necesita urgente la participación de expertos en arquitectura religiosa y restauración para no cometer errores en este bello edificio de adobe. Ya hay partes intervenidas con el fatal cemento. La misa que se estaba celebrando era bastante larga por lo que no quisimos más perturbar el culto y nos dirigimos hacia la alameda de ficus que marca la entrada (o salida, depende como lo veamos) y vimos un interesante monumento de los italianos residentes en el Perú en homenaje al notable peruanista que fue Antonio Raimondi, quien vivió sus últimos años aquí. La entrada es preciosa y hubo algunos intentos de querer talar esos árboles centenarios para ampliar y modernizar el lugar. Uno siempre recuerda este lugar por su bella entrada, quizá la más bella de todo el Perú. Y un energúmeno con aires de “modernidad” quería tirárselos abajo. Que se pudra.
De ahí nos fuimos a ver el jirón Dos de mayo, la calle que encierra el conjunto de casas más bello de la pequeña ciudad. Quisimos ver la casa museo de Raimondi pero estaba cerrada. Sin embargo, había más casas con bellos zaguanes exteriores y puertas de madera con detalles tallados con primor. Alguien con una visión más grande podría crear un verdadero paraíso de descanso para gente que quiere huir del mundanal ruido creando una suerte de hotel-ciudad boutique, tan de moda ahora.
Luego de dejar que Marc, el profesor de francés, haga sus últimas alabanzas en el santuario, nos dirigimos hacia Puerto Chicama.
Luego de dejar que Marc, el profesor de francés, haga sus últimas alabanzas en el santuario, nos dirigimos hacia Puerto Chicama.
Llegamos a la hora del almuerzo. Hicimos un aperitivo de frutas y nos fuimos a ver su muelle y, para sorpresa grata nuestra, nos encontramos con varias locomotoras y otros tantos vagones de fabricación alemana, por lo general. Esta zona, llamada también Malagrigo, acoge a muchos turistas surferos. Es un segmento muy especial y que ha generado toda una industria hotelera y de servicios en torno a ello. La recuerdo hace años como una zona abandonada, con pocas facilidades y servicios. Recuerdo haber comido el mejor cangrejo reventado en un restaurante llamado El hombre, como se hacía llamar el dueño de entonces, un viejo pescador. Ahora ya cuenta con hoteles casi de lujo y el lugar se ha encarecido. Pero no creo que sea un segmento de turistas que le guste mucho la historia y la arquitectura, materias con las que no los veo identificados. Puedo equivocarme, espero que así sea y haya una buena iniciativa para su rescate. Una cadena de museos de la historia de la tecnología ferroviaria podría ser una solución e iría desde Eten hasta Ancash, inclusive. Aquí, en medio de la intemperie y con la erosión eólica de un viento marítimo agresivo (por eso se llama Malabrigo) vemos cómo se va acabando estas bellezas, pese a estar cubiertas con bolsas de plástico. Almorzamos un buen cebiche e iniciamos nuestro camino de retorno a Trujillo.
Un norte chico de La Libertad. Vaya joyas para cuidar.
martes, 17 de febrero de 2015
PACASMAYO Y SUS TESOROS
La primera semana de diciembre del 2013
también nos dimos un salto a Pacasmayo, San Pedro de Lloc y Chicama para
visitar sus lugares históricos, que los hay, y las bellezas naturales que toda
ciudad marítima puede encerrar. Para esto fuimos en mi auto, María, Isabelle y
Marc, un profesor francés de la Alianza Francesa. Salimos el sábado 07 de
diciembre temprano para poder llegar antes de mediodía a Pacasmayo y buscar un
buen hotel. Nos habían dado varias referencias, pero elegimos el Pakatnamú, un
hotel en el que había estado antes. El viaje fue tranquilo, se veía en ese entonces
los escasos avances de la Autopista del Sol. Llegamos sin contratiempos y,
felizmente, hallamos cupos en el hotel. Una vez acomodados, decidimos salir a
almorzar y nos dirigimos a la plaza de armas a buscar un restaurante. El
almuerzo no fue tan notable, pero sí lo fue la caminata que hicimos luego por
la ciudad. Fuimos caminando por las estrechas calles en dirección al muelle. En
el trayecto fuimos descubriendo casas bellas, escondidas, algunas con un
pequeño patio exterior con azulejos. Antes de ir al muelle, nos dirigimos al mercado a
ver qué había en sus instalaciones. El mercado central tiene instalaciones
antiguas; sé que ahora hay uno nuevo denominado zonal, además de la llegada de los
supermercados que se irán instalado en las afueras del viejo Pacasmayo; sin embargo, lo viejo tiene su encanto. En este compramos frutas, algunas nuevas para María, como la chirimoya. Tan
sorprendida y alegre estaba, que contagió a Marc y celebraban el descubrimiento
con muchas risas. Una de las vendedoras pensaba que estábamos ebrios. En fin.
La ciudad vive de su actividad marítima,
aunque muchas de estas se han ido extinguiendo por la decadencia de su extenso
muelle. Luego del mercado, nos enrumbamos a esta construcción. María había
estado en esta ciudad pocos meses antes con el fin de tomar fotos para su investigación
comparada de arquitectura mediterránea y marítima. En el muelle hay numerosas aves guaneras que
están a la caza de peces o mariscos que caigan accidentalmente de los
pescadores artesanales. Caminamos hasta el extremo del muelle para ver las instalaciones,
las vías abandonadas del tren, las cuales se oxidan irremediablemente. Hay una
campaña intensa de rescate de estas instalaciones históricas que generan
identidad visual a Pacasmayo.
Esta zona es muy antigua, tiene rastros de haber
sido ocupada desde épocas prehispánicas, pero no llegó a ser zona importante
como lo fue San Pedro de Lloc o zonas cercanas como Pakatnamú, por ejemplo.
Pero es en la colonia que le da relevancia al construir y declararla zona portuaria, más precisamente
en 1785. Y en la época republicana va a
tener su apogeo, sobre todo cuando se convierte en el principal punto de salida
de la azúcar en la época de las grandes haciendas del XIX y XX. La construcción del puerto de Salaverry inició el debilitamiento de su comercio; posteriormente se comenzó a desmantelar muchas vías ferroviarias costeras en casi todo el país. Así cayó en el olvido el tren de Pacasmayo. Para ver su magnificencia hay que ir a la casa estación
convertida en centro cultural; aquí se puede ver una interesante colección de
fotos que muestran el esplendor de esta vía ferroviaria que iba hasta Chilete. Este
lugar debe ser rescatado, puesto que hay muchas más cosas para ofrecer. Es usado como centro para dictar clases de danzas u otras artes. Vimos un grupo de niñas en sus prácticas.
Como comentaba María, y como se vio en Chicama al día siguiente, estas
construcciones tienen la influencia alemana por su bloque principal y su suerte
de domo mayor. Es un bello monumento de madera
y adobe que no debe perderse. Antes de ir a descansar un rato, nos
fuimos a comprar algunas cosas del supermercado. Luego de un breve descanso y
una buena ducha, salimos a cenar. Nos dirigimos al restaurante del hotel
Estación. Luego dimos un paseo por la ciudad nocturna, sus calles y su interesante iglesia con una plaza escalonada muy peculiar. Hay bellas casas, aunque
algunas ya se las ve deterioradas. Su malecón tiene casas bellas, pero algunas
construcciones afectan su equilibrio. Aún en nuestro país no existe un orden
urbano que se respete para no permitir la construcción de cosas desafortunadas que solo satisfacen el ego
de nuevos ricos, pero que afean la ciudad. Los ciudadanos no nos merecemos eso.
viernes, 13 de febrero de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
lunes, 2 de febrero de 2015
RECUENTO CAJAMARQUINO: EN DEFENSA DE SU PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
Visita de dos días a Cajamarca. Gracias a
una gestión que se hizo entre la Universidad Privada del Norte y la Alianza
Francesa, tuve oportunidad de viajar a Cajamarca para participar activamente en
las actividades promovidas por la Facultad de Arquitectura en las tres sedes y
en las que la Alianza Francesa de Trujillo colaboró de manera activa con una
exposición de arquitectura sostenible con obras de arquitectos europeos, sobre
todo franceses, en la recuperación de edificios y espacios libres. En octubre
2013, durante los días 23 y 24 se iniciaron las actividades de la Semana de la
Arquitectura y la inauguración de la muestra era el 23 por la noche. Salimos en
el auto de Maxime, Director de la Alianza Francesa de Trujillo, temprano por la
mañana, con Diana, su esposa, y el hijo de ambos, Lucien. El viaje fue
confortable, puesto que hay una carretera asfaltada; además nos permite viajar
de manera independiente y detenernos en diversos lugares; así pudimos tener
vistas del río Jequetepeque, la represa de Gallito Ciego, los diversos pueblos
como Tembladera, la tristemente famosa Choropampa y la impresionista vista de
Cajamarca desde el cerro Gavilán. Es precisamente en este punto que la
carretera se torna peligrosa no solo por el tráfico de vehículos pesados, sino
por la cantidad de piedra extraída de las laderas de estos cerros que desmedra
la consistencia de las mismas y permite que haya deslizamientos de tierra en
periodo de lluvias afectando la carretera. Por eso se ha sugerido cambiar esta
vía de acceso a una ciudad de densa población y de riqueza mineral a una que
salga a las alturas de Cumbemayo, una joya ecológica e histórica que podría
verse amenazada por un tráfico intenso, sobre todo de carga mineral. La empresa
Yanacocha, dedicada a la extracción de oro en la zona, empresa que ha tenido
diversos problemas con la población, construyó una carretera para su uso por la
zona de San Pablo y que va hasta Cajamarca, saliendo por Porcón. Esta vía puede
ser aprovechada, también, para ir al
bello museo de Kunturwasi, y cuya accesibilidad es precaria.
Llegamos a Cajamarca un poco más allá del
mediodía. Nos fuimos a hospedar al hotel Costa del Sol en la plaza de armas,
hotel que queda literalmente al costado de la catedral. Almorzamos algo ligero
y coordinamos todas las actividades para la noche, puesto que el “plato de
fondo” era la exposición virtual con la cual María Ramos y Maxime habían estado
trabajando en los últimos meses. La actividad se realizó con bastante éxito por
la noche y hubo un lleno total de estudiantes y docentes de la Universidad.
Luego de ellos nos fuimos a cenar algo ligero. La idea era salir temprano al
día siguiente para conocer Porcón y por la tarde recorrer algunos monumentos históricos
del Cajamarca monumental con Eduardo Barrantes, quien fue un estudiante aquí y
que en la actualidad se desempeña como docente de arquitectura en UPN de
Cajamarca.
Por la mañana, lo que hicimos fue alquilar
un servicio de auto privado para ir a Porcón. Así no nos preocupábamos del auto
de Maxime y podíamos detenernos donde quisiésemos para aprovechar la visita. El
camino desde Cajamarca es un ascenso interesante en el que vas atravesando
pueblos pintorescos, cada uno con su propia tradición (tal es el caso del
pueblo de Porcón, ubicado antes de nuestro lugar de visita, que celebra las
fiestas de las cruces en semana santa). He visitado Granja Porcón muchas veces.
Este lugar es un éxito de gestión cooperativista, el cual ha sido satanizado en
las últimas décadas por haber identificado esta forma de organización social
laboral con las formas estatistas; es como el modelo kibutz en Israel el cual
coexiste con las otras formas y se comportan como una empresa más. Y así lo han
entendido los habitantes de esta granja. Hace muchos años comenzaron con el
cultivo de pinos, haciendo sus propios aserraderos, y al ganado del cual
sacaron todos los productos que puedan obtenerse como queso (gran diversidad) y
mantequilla. Crearon un mini zoológico (no tan pequeño) y es un lugar en el
cual puedes caminar cerca de vicuñas (usualmente en estado salvaje) y ñandúes.
Antes para llegar cruzabas un largo camino de trocha, rodeado de pinos, algunos
de los cuales llevan colgado frases bíblicas; la disciplina de esta gente está
en su evangelismo. No digo que sea una condición, pero explica la cantidad de
referencias de la Biblia por todas partes: tiendas con letreros bíblicos,
dichos colgados para identificar una planta de producción, cualquier actividad
que se halle en esta granja tiene hasta las más graciosas referencias bíblicas.
Accedimos al lugar por una nueva vía asfaltada construida por las empresas
mineras. Lo que no indagué es cómo se relaciona esta institución con las
empresas mineras, puesto que todos estos suelos son ricos en oro y son
codiciados por estas empresas. Cajamarca vive una fuerte tensión desde hace
meses por las rotas negociaciones en cuanto al oro y, sobre todo, el agua,
recurso valioso para una zona en la que la mayoría de su población local es
campesina. La visita fue rápida, puesto que ahora puedes ingresar con tu vehículo
hasta muchas partes que solías recorrer a pie. En cierta manera, tuvimos que
recurrir a esta estrategia tanto por tiempo como por la lluvia que nos recibió
en cuanto llegamos. Fuimos a recorrer la parte del zoológico y ver las vicuñas,
osos y los ñandúes que deambulan por los alrededores. La sección de aves es la
más interesante. La gente del lugar está creando diversos servicios como hacer
un hotel de reposo (no es lugar para juerga como algunos podrían especular). Es
un lugar, además, que ha comenzado a ofertar paquetes de aventura, como, por
ejemplo, visitar algunas ruinas incas cercanas (http://www.granjaporcon.org.pe/planea-tu-aventura.php?id=88&tit=Paquetes&ft=).
Decidimos regresar temprano, puesto que Maxime, Diana y Lucien ya debían
regresar a Trujillo. Yo viajaba por la noche con María en la empresa Línea.
Regresamos para almorzar en el Cascanueces y despedirnos. Mudé mis cosas al
cuarto de María en un hotel cercano al nuestro y llamamos a Eduardo Barrantes.
Eduardo está trabajando en Cajamarca desde
hace un par de años y estuvo vinculado a proyectos de restauración en la
ciudad. Con él nos fuimos a visitar el Complejo Belén, al cual accedimos sin
problemas. El conjunto o complejo (lo suelen llamar así), alberga una
monumental iglesia, bello monumento barroco tardío, un hospital para hombres,
actualmente usado como museo de exposiciones permanentes o itinerantes; un
hospital de mujeres que está separado por una estrecha calle. La iglesia tiene
en su cúpula mayor unos angelitos tallados en altorrelieve y poli cromáticos. La oportunidad que tuve de visitar este lugar
en 1986 me permitió tomar fotos del lugar; ahora está prohibido. Los detalles
más bellos son la primorosa portada labrada en piedra. El conjunto es del siglo
XVIII, salvo el altar mayor. Hay algunos detalles de varios salones que
muestran problemas de reconstrucción; por ejemplo, las instalaciones
eléctricas, sobre todo en aquellos lugares que son utilizados para hacer
diversas actividades artísticas como exposiciones o conciertos. El hospital de
mujeres también una exposición permanente de arqueología cajamarquina, muy
interesante. Las salas acondicionadas nos muestran, solo en algunas partes, las
formas polícromas que era la usanza de la época. Actualmente la mayoría de
iglesias ha pintado sus paredes con un solo color. Se han perdido bellas
manifestaciones del imaginario de entonces. Había un interesante nacimiento que
se halla al costado de una suerte de pared natural, una gran piedra sobre la
cual han construido esta sección del conjunto arquitectónico.
El chapuzón que caía sobre la ciudad no
nos impidió en nuestro siguiente objetivo: el convento y claustro de San
Francisco. La historia de este convento
está muy ligada a su congregación y la ciudad.
El conjunto es mucho más impresionante que la iglesia catedral que se
halla al frente de este monumento. La iglesia la he visitado con mucha
frecuencia en viajes anteriores y había visitado este museo religioso una sola
vez. La colección que se tiene es interesante, tiene varias pinturas (muchas en
mal estado) de diversas escuelas barrocas, como Quito; además tiene pinturas
del maestro Mario Urteaga. Antes de ingresar al claustro a ver la pinacoteca,
se visita la cripta, la cual es una construcción muy usual en las iglesias
coloniales.
Eran los primeros cementerios de la ciudad y luego, ya totalmente
lleno. Ya a finales del siglo XIX, se comenzaron a construir los modernos cementerios que nos
acompañan. Pero la cripta aún es usada por los padres de la congregación. Da
mucha pena que el edificio necesita urgente una profunda restauración. Hubo salas
en las que se ve que la construcción está colapsando. En una se veía las
fuertes filtraciones de agua, que dejan unas oscuras marcas de humedad. Quería
tomar fotos para mostrar estas marcas, pero tomar fotos está prohibido.
Como nos quedaba varias horas más por delante, fuimos a ver la catedral, la cual está muy bien iluminada. En las paredes y techos se ven los problemas de humedad.
Hay mucho por qué preocuparse del
patrimonio arquitectónico de esta ciudad.
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