La pena para los violadores ha
sido puesta sobre el tapete y ha generado una discusión pública, pues, tal como
parece, no es la solución al problema que trae este flagelo social en
sociedades tan reprimidas y represoras como la nuestra. La información que va y
viene por los medios de comunicación no está siendo abordada adecuadamente por
las personas entendidas en la materia como los endocrinólogos y psicólogos a
los cuales los demás actores de la sociedad deben de consultar para no
convertir una posible solución en un problema más grande. La castración química
inhibe, pero no elimina, los impulsos patológicos de los violadores y
pederastas. Es un tratamiento permanente y no único. Ejemplos varios de
decisiones tomadas no correctamente consultadas o negadas por atentar contra
los intereses de un grupo de personas o que no corresponden a las intenciones
de una sociedad, terminan por convertirse en un problema más grande que el
originario. Obras de construcción, medicamentos (¿recuerdan la talidomina?),
leyes incongruentes, hasta el uso inadecuado del plástico: son muchos los
ejemplos de productos o ideas creados por los hombres que luego se convirtieron
o convierten en una pesadilla.
El accionar de muchas personas
que actúan más por una moda, una tendencia o un interés ya no de corte racional
pueden generar grandes problemas en una sociedad de grandes vacíos legales,
escasa formación civil y ciudadana; y una pobre educación que le permitía crear
herramientas sólidas de defensa a poblaciones vulnerables como es el caso de
mujeres e incluso niños. En este caso, todo apunta que se ha actuado más con
populismo barato y electorero, con el fin de atenuar el malestar social contra
un Congreso cada vez más desacreditado que justifica decisiones cada vez más
erráticas, estrambóticas y absurdas como la compra de frigobares y televisores
de tecnología SMART y de alta resolución para los congresistas.
Las mejoras en la educación en
el área de formación humana y biológica, un correcto sistema legal preventivo y
punitivo y una sociedad bien informada (noticias manejadas correctamente sin
sensacionalismo mercantilista) ayudarían a disminuir estos casos que se hacen
cada vez más frecuentes (¿o será que ahora los escándalos se hacen más públicos
que antes?). Nuestra sociedad arrastra muchas cadenas de frustraciones, taras y
complejos que son un buen caldo de cultivo para la proliferación de personajes
como estos.