El triunfo de Donald Trump ha sido contundente. Los errores del partido demócrata estadounidense de haber nombrado tardía a Kamala Harris como su candidata, más otros factores que caracterizan a la sociedad norteamericana actual les ha pasado una pesada factura y, de paso, ha abierto una serie de temores en muchos sectores de su país, así como a muchas naciones del hemisferio. Con una propaganda proteccionista y con un intenso bombardeo mediático centrado en el miedo y la abulia de muchos votantes, el nuevo ocupante de la Casa Blanca llegará a sentarse en el sillón presidencial de ese país a la espera de ver qué acciones ha de aplicar, muchas de las cuales han causado mucha mortificación, medidas que pueden tener un fuerte impacto en la economía global de nuestra región. Siendo la economía de nuestra región dependiente de las agroexportaciones, así como los metales extraídos en nuestro territorio, la política que quiere implementar Trump en su sociedad es altamente proteccionista; para hacer esto eficaz ya se habla de un alza de impuestos a las exportaciones, una política bastante antigua, aplicada en anteriores oportunidades que contravienen el libre mercado, el sentido de globalización y todo aquello que los norteamericanos han estado promoviendo como la receta salvadora en las últimas décadas. Ergo, muchos de los productos agrícolas que tienen su mercado fijo en el norteamericano van a sufrir un encarecimiento para el consumidor final de ese país. Esto ha sido parcialmente acelerado con las estrategias de Biden de facilitar la instalación de industrias, sobre todos alemanas, que vieron sus costos subir a raíz de la carencia del gas ruso barato. “América para los americanos”, bueno para estadounidenses. Algo así como el aislacionismo de Roosevelt, pero en el siglo XXI. Esta política de castigo a China nos va a caer de sopetón. Una analista norteamericana resaltaba que Trump va a saltarse los famosos tratados de libre comercio, pues no son de su interés. Y con las mayorías conseguidas en los poderes claves del estado, esas medidas van a tener luz verde. Bastante peligroso para nosotros. La otra también puede afectar a muchas personas que suelen recibir remesas de ese país: hubo casos de familias deportadas sin poder traer absolutamente nada de lo que habían logrado económicamente. Espero que esas experiencias no sucedan, aunque todo apunta a que sí. La disminución de remesas afectará muchos hogares. A inicios de este siglo muchos estudiantes de universidades privadas seguían sus estudios gracias a estas remesas que llegaban del exterior. La crisis del 2008 afectó considerablemente a este tipo de estudiante que solventaba sus estudios de esa manera. ¿Cuántos hogares trujillanos reciben dinero actualmente del extranjero? ¿Y en caso de deportaciones masivas como amenaza Trump, qué va a pasar en nuestra sociedad? Muchos libertarios lo apoyan, pero sus motivaciones distan mucho de esos ideales.