07 junio, domingo. Luego de tantos años, pude visitar dos
lugares a los cuales siempre tuve la intención de ir y por ahí surgieron
contratiempos: la fortaleza del Real Felipe y Museo Naval del Callao, ambos
cerca uno al otro en la Provincia Constitucional. Se pidió al grupo levantarse y organizarse en
todo, ya que ese mismo día viajábamos y nuestro periplo prometía ser largo
(como que lo fue), fuera del hecho que ese día había celebraciones en la Plaza
Bolognesi y en otras más en Lima y Callao. Salimos con una hora de retraso,
pero no había el tráfico que esperábamos ni las aglomeraciones que pudiera haber
habido por las fiestas por el Día de la Bandera. Ser día domingo, a veces, pasa la
factura. Esto nos permitió llegar en un tiempo prudencial al Callao. Tomamos la
Av. La Marina, la cual recuerdo con mucho cariño pues era una de mis rutas
obligadas para ir a la PUCP donde estudiaba a fines de los 70. La avenida ha
cambiado mucho, se ve el peso comercial y en mis idas y venidas fugaces del paso obligado desde y hacia el aeropuerto siempre veo los cambios de estos tramos. Me dio
nostalgia ver los cambios en un barrio en el cual viví hace años y ahora está
poblado de edificios. Modernidad.
La entrada a la provincia chalaca te
recibe con un gran cartel y con detectores fotográficos vehiculares para
controlar la velocidad. Recuerdo los grandes descampados que había en los años
que íbamos a Bellavista a visitar a una tía de Luis Dueñas, compañero de
colegio. También las caminatas que hacía con amigos a La Punta, tan bien
retratada en ese film entrañable que es Viaje a Tombuctú. Esta parte de esta
provincia está bien organizada, limpia; atravesamos la Avenida Guardia Chalaca,
conexión directa con La Marina; al llegar al cruce a desnivel con Av. Sáenz
Peña, tomamos la vía que nos permite descender hasta La Punta, donde se hallan
nuestros objetivos finales. Antes de llegar, cruzamos por el mercado y vimos
una cruz blanca que marca el lugar donde fue hallado un barco, el bergantín San
Fermín, después del maremoto de 1746. Quiero
agregar estos datos para que conozcan la magnitud del desastre: “1746, 28 de Octubre.- Maremoto en el Callao,
destruido por dos grandes olas, una de las cuales alcanzó los 10 m. de altura
(en el puerto). La mayor altura de la ola ocurrió en los acantilados de
Barranco y Miraflores, donde llegó a los 24 m. Hubo alrededor de 5,000 muertos
y 200 sobrevivientes en el Callao; probablemente sea el maremoto más destructivo
registrado a la fecha en la región del Perú. 19 barcos, incluidos los de guerra
fueron destruidos y uno de ellos fue varado a 1.5 km tierra adentro.
Destrucción en los puertos de Chancay y Huacho. Se estimó que el sismo
generador tuvo una magnitud mayor a 9.0 Mw y una intensidad de X en la escala
de Mercalli en la ciudad de Lima. Se estimó el epicentro del sismo ubicado
frente al Callao (12.0º S, 77.2º W). En Chancay, la primera ola llegó desde la
dirección Sur Oeste e impactó en el puerto y parte de la ciudad. Las olas
sucesivas destruyeron edificaciones aledañas a la bahía y cerca del puerto;
muchas embarcaciones quedaron varadas. Del puerto, sólo quedaron algunos
vestigios; cascajos y arenas se depositaron sobre sus escombros. Por la apreciación
de los efectos destructores, el área de mayor daño abarcó aproximadamente unos
44,000 km2. A unos 120 km al norte de Lima (cerca de Huacho), un sólido puente construido
sobre el río Huaura cayó hecho pedazos. Las irrupciones del mar fueron continuas
en casi todo el litoral peruano. El movimiento se sintió desde Guayaquil al norte
hasta Tacna y Arica por el sur”. (http://www.indeci.gob.pe/proyecto58530/objetos/archivos/20110606103441.pdf).
Actualmente existe un plan ordenado de evacuación en caso de tsunami. Espero
que funcione llegado el día, ya que las personas, en general, nos tomamos las
prácticas más como una fiesta a una acción responsable. Aquel terremoto fue
terrible y todo apunta que la isla San Lorenzo estuvo unida a la actual
península que es La Punta. Me gustaría leer más al respecto. Callao y Lima fueron
destruidas casi en su totalidad y el encargado de la reconstrucción fue el
virrey Antonio Manso de Velasco, a quien llamaron Conde de Superunda (sobre las
olas), ya que le cupo la experiencia de este maremoto y recuperar el orden de
Lima y Callao. Como dato histórico, se construyó esa iglesia bonita que se llama Carmen de
la Legua, ya que hasta ahí llegó el agua, casi una legua (un poco más de 4
km.). Historia. Sismólogos están constantemente
llamando la atención sobre este tema. (http://www.vivienda.gob.pe/dnc/archivos/difusion/eventos/2012/TOTAL/1.%20Gesti%C3%B3n%20de%20Riesgo%20de%20Desastres-Sismos%20y%20Tsunamis.pdf).
Fue precisamente este virrey quien mandó a
construir esta fortaleza y lo hizo con urgencia, ya que Lima quedó desprotegida
contra los piratas. A fines de diciembre ya estaban aprobados los planos y en
enero de 1747, en menos de cuatro meses se comenzó la construcción. Prioridad
1. Mucho del material fue traído desde la isla de San Lorenzo y con los restos
de la antigua muralla. Fue concluida en 1774, con el famoso virrey Manuel de
Amat y Juniet, el amor de la Perricholi. El virrey tuvo que saldar su vergüenza
con la virreina mandándole a construir un bello palacio en las Ramblas de
Barcelona. Bonito detalle. El monumento es manejado por el ejército peruano,
que lo utiliza como su museo. Así nos permite ver una estatua muy interesante
de Francisco Bolognesi. Esta representa, según la versión oficial, a un
Bolognesi herido de bala. Pero corren versiones que representa a un hombre
decepcionado. Las versiones tras su inauguración son duras y que dicha estatua
no representaba la gloria de un hombre como tal (http://historiadordelperu.blogspot.com/2012/06/el-primer-monumento-francisco-bolognesi.html).
La historia, además, actualmente está
desnudando a ciertos personajes que jugaron papeles decisivos en la guerra del
Pacífico y uno de ellos fue Piérola, quien parece dejó en el abandono al
ejército en su campaña del sur por su absurda rivalidad con Lizardo Montero. De
ser así, es irónico que una de las calles inicialmente llamada Piérola
desembocara en el monumento de un hombre fue casi enviado al sacrificio. Cosas
de la historia.
Hay un museo al aire libre de armamento antiguo empleado en diversos conflictos bélicos que sostuvo el país, es el parque de artillería. No es muy tranquila nuestra historia. De esta primera atracción, pasamos a ver la Casa del Gobernador. Los detalles de la entrada son interesante: los escudos realistas fueron destruidas durante la gesta de la independencia por órdenes de San Martín. Algunos de estos quedan en otros lugares como el torreón de la Reina. En estas instalaciones, vemos toda una parafernalia de armas, algunas muy antiguas, como un pequeño cañón de bronce (avancarga) que fue traído por Francisco Pizarro en 1532 a inicios de la conquista. Una joyita. Hay varias panoplias antiguas y diversos uniformes de gala y guerra. También hay una galería de bustos de hombres destacados en diversas acciones bélicas ligadas al ejército. Antes de culminar nuestro recorrido fuimos invitados nuevamente a este lugar para presenciar un show de un pirata ficticio. Muy divertido.
Hay un museo al aire libre de armamento antiguo empleado en diversos conflictos bélicos que sostuvo el país, es el parque de artillería. No es muy tranquila nuestra historia. De esta primera atracción, pasamos a ver la Casa del Gobernador. Los detalles de la entrada son interesante: los escudos realistas fueron destruidas durante la gesta de la independencia por órdenes de San Martín. Algunos de estos quedan en otros lugares como el torreón de la Reina. En estas instalaciones, vemos toda una parafernalia de armas, algunas muy antiguas, como un pequeño cañón de bronce (avancarga) que fue traído por Francisco Pizarro en 1532 a inicios de la conquista. Una joyita. Hay varias panoplias antiguas y diversos uniformes de gala y guerra. También hay una galería de bustos de hombres destacados en diversas acciones bélicas ligadas al ejército. Antes de culminar nuestro recorrido fuimos invitados nuevamente a este lugar para presenciar un show de un pirata ficticio. Muy divertido.
Luego nos tocó visitar el patio de
artillería blindada, varios tamaños de tanques que fueron empleados en los
conflictos con Ecuador. Seguimos el trayecto y vemos una inmensa ancla de un
barco varado en el maremoto de 1746. El
monumento al soldado desconocido es bastante raro: una estatua sin rostro.
También hay una réplica de la casa en la que Chile pidió la capitulación a
Bolognesi y este la rechazó. Esta casa está en Arica y es el actual consulado
de nuestro país. Hicimos una pausa para enrumbarnos al torreón del Rey. Preguntamos
por qué no podíamos visitar el de la Reina que se imponente y bello; tiene muchos
daños causados en el conflicto del 2 de mayo de 1866, pero comentaban que era
una construcción “muy pesada”, con fantasmas tormentosos. En un lugar así, sin
fantasmas, no hay encanto. El punto final era el Torreón del Rey, lugar que
tuvo un papel lúgubre durante la independencia, ya que en sus mazmorras se
encerraron hasta la muerte a muchos independistas. La libertad cuesta. Hay un
laberinto interesante que impedía la fuga o ingreso a este edificio.
El Real Felipe es un interesante
monumento. Lastimosamente algunas construcciones modernas que se hallan en el
medio del mismo afean el lugar, desentonan la armonía de una historia jalonada
de revoluciones, revueltas, sacrificios y masacres.
Frente a la entrada principal de la
fortaleza se encuentra una simpática placita con una pileta obsequiada a la
Municipalidad del Callao por la Compañía Inglesa de Vapor en 1866. Caminamos
hacia nuestro segundo objetivo, separado por casi dos cuadras de distancia:
Museo Naval.
El Museo Naval se halla en la Avenida
Jorge Chávez, está ubicado en las instalaciones de lo que fueran la Compañía de
Correos y Telégrafos, así como la Capitanía de puerto virreinal. Tiene 10 salas,
muy interesantes todas ellas. Hay maquetas, planos antiguos (delicia),
reproducciones fotográficas antiguas (como el de la llegada de los restos de
Don Miguel Grau al puerto del Callao en 1890), reproducciones en escala de
diversos tipos de naves, algunas históricas como el vapor Rímac o el Titanic.
Si tienes tiempo, es para quedarte una hora viendo los primorosos de detalles
de cada reproducción. Delicia de coleccionista. Otra sala que fue fascinante es
la de los mascarones de proa de viejos barcos coloniales, así como
reproducciones en madera de diversos personajes como los virreyes que
gobernaron el Perú. También la Sala de la Guerra del Guano y del Salitre, que
muestra fotos de la tripulación del Huáscar, así como las de la familia de
Grau. Creo que varias de estas reproducciones deberían estar en su casa natal
en Piura. La visita es merecida (http://www.museonaval.com.pe/index.html).
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