Este año Europa y el mundo se preparan para conmemorar el primer centenario
de la declaración de guerra entre el extinto Imperio austro-húngaro contra
Serbia. Esa declaración de guerra marca el fin de un ciclo de la humanidad y el
cambio de estructuras sociales, políticas y económicas globales. Fue, además,
la primera manifestación de globalización efectiva: la primera conflagración
mundial que, una vez concluida, había cambiado el mapa geopolítico mundial, con
la desaparición de dos grandes imperios y la aparición de diversos países como
Polonia; la implantación de las raíces de dos movimientos políticos tenebrosos,
como el fascismo y el nazismo; la aniquilación de una familia imperial y la caída de varias dinastías, y la aparición
del primer estado comunista (Unión Soviética); la primera guerra de grandes
masacres (que se “perfeccionarán” en la segunda guerra mundial); y los Estados
Unidos desplaza al Imperio inglés como primera potencia mundial. Es la primera gran muestra de la globalización
efectiva de nefastas consecuencias. Extrañamente el campo de acción bélico fue
bastante reducido (en comparación de la segunda guerra mundial, veinte años
después): el campo de batalla se circunscribió al noreste de Francia, parte del
territorio belga, en algunas regiones de Polonia, norte de Italia y zonas
focalizadas en Serbia. Por los detalles expuestos sobre los costos y pérdidas
de la maquinaria productiva de cada nación envuelta en este conflicto, la
guerra no significó muchas alteraciones en sus economías. Muchas florecieron y
recobraron su brío pocos años después. El injusto castigo impuesto a Alemania
por sus intenciones de querer entrar en el grupo de los grandes imperios no fue
por causas de tener que pagar las pérdidas ocasionadas a los países vencedores
del conflicto. Esta acción va a generar en el país teutón un fuerte desasosiego
social, crisis económica y la aparición de propuestas sociopolíticas extremas. Además, la primera guerra mundial es una
guerra de medios que convocan, persuaden, seducen a los hombres a ir al campo
de batalla; es una guerra en la que la información es recibida por los medios
impresos, que también fungen de propaganda; y los líderes gubernamentales se
ven pronto envueltos en la contienda de manera excesivamente expuesta. Se
dirigen a sus pueblos, son cabeza de una campaña enfervorizada contra el enemigo.
Es una guerra en la mente de la gente. De ahí su gran repercusión. Es una
guerra de los pobres y los ciudadanos de pie que van a caer en las terribles
trincheras de Verdún, Somme, Loos u otros nombres que causan una dolorosa
recordación. Entre las consecuencias, una vez terminado el conflicto, se tiene
un nuevo mapa de Europa con la desaparición del gran Imperio Austro-Húngaro y
el Imperio Otomano, así como la transformación del extenso Imperio Ruso en un
conglomerado de soviets que se convertirá en la Unión Soviética; la fugaz aparición de la joven Alemania en el
concierto mundial y su absurda rendición en esta guerra traerán lamentables
secuelas a toda Europa y el mundo en general un par de décadas posteriores;
irónicamente los dos imperios coloniales dominantes en ese entonces, Gran Bretaña y Francia, alcanzan su cenit,
pero también inician su acelerada decadencia. Francia se vio debilitada por
esta guerra en cuanto a sus planes geopolíticos, mientras que Gran Bretaña se vio
algo favorecida por la anexión de los territorios perdidos por la desaparición
del Imperio Otomano. Pero la intervención de los Estados Unidos en suelo
europeo ya es un indicio de lo que vendría. Esta guerra replantea los roles
continentales. EEUU, un país de ultramar, interviene por primera vez en Europa,
lo que lo convierte en una gran potencia del orbe; por otro lado, vemos los
inicios de la expansión japonesa en Asia y un hecho importante: la amenazante
realidad comunista que tuvo su primera manifestación concreta en la Rusia de
entonces. En muchas partes, posteriormente durante los años 20, la bandera roja
flamea en lugares tan diversos como el ayuntamiento de Glasgow en Escocia, en
fábricas italianas o en las duras huelgas generales en Gran Bretaña, Francia o
Alemania. El peligro rojo precipita el surgimiento del fascismo y el nazismo. La
intelectualidad europea de esas décadas participó directa o indirectamente en
la conflagración. Artistas y escritores fueron enviados al frente y ellos
mostraron, a través de sus diarios, novelas, poemas o ensayos, l´état
d´esprit, el estado del espíritu de la época, de su tiempo. Así, por el
lado francés, tenemos una vasta producción literaria hecha por autores como los
poetas Louis Aragon y Guillermo Apollinaire, los novelistas Marcel Proust,
Romain Rolland, Céline, el artista multifacético Jean Cocteau, entre
otros. Los desgarradores manifiestos en pinturas,
novelas, poemas, crónicas de guerra o partes periodísticos nos muestran la
crueldad de esta contienda, el sinsabor de saberse abandonados en medio de
bombardeos de obuses o francotiradores. Testimonios como Viaje al fin de la noche
de Céline o varios poemas del poemario Caligramas de Apollinaire nos
muestran la condición y soledad de hombres que fueron al campo de batalla con
una ilusión y que van descubriendo amargamente que son olvidados o carne de
cañón. Muchos de ellos cayeron heridos y acentuaron su espíritu antimilitarista
o antisistema. Pero la campaña de adormecimiento civil acalló a las mentes
pacifistas y predominó el espíritu bélico. Gran Bretaña envía a poetas o hijos
de grandes pensadores. El poeta Robert Graves sobrevive a la batalla de Loos,
pero el hijo de Rudyard Kipling, John, morirá en combate, como le sucedió a la
joven promesa Rupert Brooke. Coincidencias de la vida: el famoso poema If
fue dedicado especialmente por Kipling para su hijo. Kipling, un hombre que
creía en la grandeza del imperio, que apostó por la misión salvadora de su
nación y que había usado su influencia para apoyar a su hijo, miope y limitado
para las órdenes, se vio con la triste realidad de que su hijo varón había sido
una víctima más de esta hecatombe humana. Su cuerpo jamás será hallado, pese a
las gestiones de su desamparado padre. A pesar de todo, siguió apoyando la
causa a través de los medios, como hicieron también Arthur Conan Doyle, H. G.
Wells y Chesterton. Este último se prestó para reclutar a irlandeses,
católicos, bajo el mando británico. Se estaba creando el odio contra los
bárbaros teutones. Pero por el lado alemán, también su intelectualidad se ve
envuelta en esta fiebre bélica. Dos grandes voces sobrevivientes, pacifistas a
su manera, escriben notables novelas que conmoverán al mundo: Sin novedad en el
frente (im Westens nichst neues) de Erich Maria Remarque y Tormentas de
Acero (In Stahlgewitter) de Ernst Jünger. La segunda novela fascinó a
muchas personas ligadas al nazismo, pero siempre el autor se mostró
independiente y sobrevivió como pudo a la locura nazi; mientras que la primera
novela y su autor sacaron provecho al espíritu antibélico de postguerra y se asentó
en los Estados Unidos para vivir cómodamente su sueño americano gracias a las
regalías obtenidas por la venta de los derechos de su novela al cine de
Hollywood. Hubo también personajes polémicos que ensalzaron la guerra, como
Gabrielle D´Annunzio, poeta que con sus ideas no solo artísticas, sino
políticas han de crear las bases de otra lacra que llevará a Europa a una
segunda guerra mundial: el fascismo. Para este poeta, la Gran Guerra era una
forma de galantería. Amaba su posición de subteniente en la guerra. Pero por
otro lado, otros literatos venidos de América describirán a esta como una
acción incomprensible para el genio humano: Hemingway. El mundo del arte que se
había entusiasmado con el desarrollo de la máquina (maquinismo) cambia su
materia de trabajo, tras haber contemplado que aquellas máquinas invencibles no
lo eran tal (hundimiento del Titanic) o se volvían contra sus creadores, como
el caso de las nuevas máquinas voladoras, los aviones. Este acontecimiento creó
un nuevo mapa europeo y mundial por dos décadas. Y el mundo pronto se verá
envuelto en nuevos y graves problemas sociales, políticos y económicos. El gran
crack capitalista del 29 en EE.UU. tocará las puertas de Europa y golpeará a las
poblaciones más vulnerables, como sucedió
con Alemania y su famosa hiperinflación; y con esta situación, vendrá un
salvador: Hitler. El resto ya es historia.
LA
GRANDE ILLUSION (LA GRAN ILUSIÓN) JEAN RENOIR 1937 La película
antibélica por antonomasia dirigida por Jean Renoir, hijo del famoso pintor del
impresionismo, Auguste Renoir. Europa estaba al borde de la guerra, los
vientos bélicos se venían venir. Los artistas pacifistas de la época lanzaban
sus manifiestos en contra de las fuerzas avasalladoras que ascendían en Italia
y Alemania. Y la historia se encargó de demostrar que no lograron su objetivo:
dos años después, un 1 de septiembre, la locura se formalizó. Abel Gance
había hecho una película conmovedora, Yo acuso, en la cual todos
los muertos en la batalla de Verdún se levantaban e iban a sus casas (de
ambos frentes, durante la Primera Guerra Mundial) a reclamarles el porqué de la
acción de sus familiares y a confrontarlos por el inútil sacrificio de sus
vidas dos décadas antes. Las escenas son burdas, pero emotivas. Renoir era un
director provocador, veía las fracturas de una sociedad que se preocupaba por
formalidades absurdas más que el rescate de los valores humanos vitales;
logró reunir
en plena tensión geopolítica a actores de ambas naciones, como es el caso de
Erich Von Stroheim – Rauffenstein en la película- Jean Gabin, Dalio (que hace
el rol de un judío, situación tan escabrosa para el momento, cuando en toda
Europa se hablaba de las políticas antisemitas). Llegó a sus límites cuando
muestra la convivencia de un soldado francés (Gabin) con una campesina alemana (Dita
Parlo) chocó contra la intolerancia que se vivía en ese entonces, cuando todos
sospechaban de todos. Es por eso que muchos países la prohibieron y recién se
pudo verla tras el fin de la guerra. Además, muestra la marcada decadencia de
castas que fueron arrasadas una vez concluido el conflicto. Tanto Rauffenstein
como Boëldieu encarnaban una aristocracia militar decadente y totalmente
desbordada por el apabullante desarrollo tecnológico, pero regida por
formalismos y convenciones de “caballeros” que sucumbirán en la guerra moderna;
así lo van a demostrar Petain y Gamelin
en su pobre desempeño en la segunda guerra mundial. La historia sí sucedió y
muchos quisieron negarla por lo incómoda que resultaba para el momento. Hubo
varios casos verdaderos, que mostraron que el sentido humano estaba más allá de
las ambiciones en juego, habida cuenta que muchas de estas guerras eran
declaradas más por pactos con otras naciones que por una acción directa contra
la nación en la que vivían. Un caso parecido se muestra en la película Joyeux
Noël, en el que la noche de navidad del primer año de conflicto,
soldados alemanes, franceses y escoceses bajaron las armas para vivir un
momento de paz. Todas las tropas y sus jefes fueron sancionados y removidos de
la zona.
ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT (SIN NOVEDAD EN EL FRENTE) LEWIS MILESTONE 1929-1930
Este bello filme anti bélico está basado en la novela del alemán Erich
Maria Remarque, quien aprovechó el espíritu antibélico y neutral de los
norteamericanos luego de unos años de concluida la Gran Guerra. El film nos
muestra inicialmente el espíritu explosivo y jubiloso durante el reclutamiento
de jóvenes en un liceo, incluso promovido por varios profesores, salvo alguno
que otro; la algarabía y la excitación no dejaban ver la sinrazón de una guerra:
una sociedad inflamada de orgullo nacionalista envía a su población juvenil a
una masacre segura. Cuando los jóvenes reclutas se encuentran con los
veteranos, estos se encargan de “bajarlos a tierra” y comienzan a ver la crueldad y crudeza de la guerra. El
mundo estaba susceptible a estos hechos, puesto que hacía 10 años había
concluido la Gran Guerra, por eso el impacto en la sociedad norteamericana,
quien no dudó en otorgarle el Óscar a la mejor película en 1930. Sin embargo, pese
a las muchas películas que criticaban las guerras, nueve años después el mundo
se dirigía penosamente hacia una segunda.
PATHS OF GLORY (LA PATRULLA
INFERNAL) STANLEY KUBRICK 1957 Este
film está basado en hechos reales, lo que motivó que sea censurado por el
gobierno francés, por el gobierno español, en ese entonces encabezado por el
tirano Francisco Franco, (quien se dice fue directamente afectado); y por todos
los círculos militares norteamericanos. Tal como le sucedió a la novela LA CIUDAD Y LOS PERROS
(que fue quemada y prohibida en los colegios militares peruanos), el halo de
prohibición acrecentó la fama de este film. Esta película es una abierta
denuncia a la casta militar y su verticalidad, la falsa idea del patriotismo y
los excesos que se cometen en cualquier conflicto armado. Muchos ven en este
film el delicado y preciso movimiento macabro y frío de piezas de ajedrez al
que someten un ejército, un batallón o un pelotón de soldados para lograr su
objetivo, por eso los descarna de cualquier elemento sentimental, el cual sólo
hallamos hacia el final de la película. El propósito del film es denunciar y
denostar la fría maquinaria del poder y su manipulación de los seres humanos,
en este caso, soldados. Está inspirado en un hecho real, una ejecución de
cuatro soldados de la Brigada 119 del
ejército francés. En la historia real, las familias de los cuatro soldados
lograron que la memoria de los mismos fuese recuperada, pese a que las familias
recibieron una pobre indemnización. La práctica de fusilar soldados de manera
aleatoria era una forma de sancionar la indisciplina (en cualquiera de sus
manifestaciones) a todo el batallón. Como los romanos solían diezmar (matar un
soldado de cada diez) para dar una lección a sus legiones. Hubo muchos
problemas para su rodaje. En Francia sólo pudo estrenarse el film completamente
en 1972.
LAWRENCE OF ARABIA (LAWRENCE DE ARABIA) DAVID LEAN 1962 Este
film narra la historia de Lawrence en su misión de hacer contacto con las
diversas tribus árabes y aglutinarlas contra el Imperio Otomano durante la I
Guerra Mundial. A través de él (Lawrence) vemos a un pueblo con un amplio
sentido de libertad, quizá producto de ese ambiente tan sobrecogedor que es el
desierto en su terrible belleza. La fuerza de un hombre rayano a la obstinación
hace que sus metas se hagan realidad. Llegar a Aqaba, cruzar el desierto hasta
llegar al canal de Suez, luchar con las tribus y luego contra los turcos,
acción que lo arrastra a las honduras de su alma (como Roger Casement en El
sueño del celta) lo van pintando en cuerpo entero. Pero su acción, lejos de
lograr la ansiada libertad y triunfo contra los otomanos, tristemente todas las
promesas ofrecidas por él a los árabes sobre su independencia no fueron sino
otorgadas hasta después de la II Guerra Mundial. Esta bella película, con el
recientemente fallecido Peter O`Toole, Omar Shariff y Alec
Guiness, presenta las más bellas escenas de un desierto, espacio muchas
veces visto como poco atractivo y bastante traicionero; y estas poderosas
escenas son acentuadas con la banda sonora compuesta por Jarré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario