Un autor en toda regla que no se deja embaucar por ninguna tendencia,
Un provocador muy consciente obstinado en llevar al límite
La fragilidad emocional de los personajes que deambulan por su obra..
ROMPIENDO LAS REGLAS, ALBERT GALERA
Dinamarca es un país excepcional. Pequeño en el mapa fue cuna de uno de los pueblos que tuvieron una relación un poco díscola con sus vecinos. Su origen vikingo (como el de toda la zona nórdica) lo signó como un pueblo libre y del mundo; pero también preservador de sus costumbres y orgulloso de su pasado. La libertad nórdica ha sido uno de los fundamentos que ha atravesado su arte en todas sus manifestaciones, pero cargado de cierto rigor religioso que caracterizó su movimiento nacionalista del siglo XIX. El mundo intelectual danés no tendrá una gran pléyade como el alemán o el francés, el inglés o el ruso; pero tiene un digno panteón que le ha permitido tener algunos hombres y mujeres destacados en artes e intelecto desde el renacimiento. Hombres como Tycho Brahe, Søren Kierkegaard, Hans Christian Andersen, Niels Bohrs, Carl Nielsen o Karen Blixen han dado cierta fama a la cultura danesa en el campo de las letras como de las ciencias. Y en el cine hemos de encontrar a diversos actores como directores que en cierta manera han de ser partícipes de esa cultura nórdica que vamos a ver en grandes directores como el maestro Carl Dreyer, el más internacional de los cineastas daneses, inspirado en la libertad pedagógica de un Nikolai Grundtvig o un rigor místico religioso de un Kierkegaard.
La sociedad danesa ha sido muy tolerante con todas las manifestaciones culturales, convirtiéndola en una de las sociedades más felices del planeta. Se puede respirar ese aire de tolerancia y libertad desde Århus hasta Klemensker, desde Odense hasta København; mas su gente es reflexiva y crítica con las falencias y errores que se ven en el sistema. La excesiva riqueza muchas veces hace ver mal las cosas en el horizonte; y eso se venía venir con un grupo de cineastas disconformes con la corriente cinematográfica a nivel mundial o a nivel nacional. Pese a ser un cine con limitaciones lingüísticas (el danés es hablado por no más de 9 millones de personas), su capacidad creativa le ha permitido llevarse premios de la academia norteamericana del cine (El Festín de Babette de Gabriel Axel y Pelle, el conquistador de Billy August; o En un mundo mejor de Suzanne Bier) como los premios otorgados por Cannes (Palmas de oro para Pelle de Billy August o su film Las mejores intenciones, así como Lars Von Trier con Bailando en la oscuridad y Rompiendo las olas); para ser un cine “pequeño”, tiene muchos premios que resaltan su calidad cinematográfica, otorgados recientemente a los directores y filmes del famoso grupo denominado Dogma 95.
Este grupo, inspirado en la Nouvelle Vague francesa, trata de despojar al cine de todas las grandes taras que han deformado su esencia y lo han alejado de la realidad. El cine está lleno de ilusionismo y artificios. Grandes herederos de las escuelas del Kino Glass (Cine Ojo) soviético, Neorrealismo italiano y, sobre todo, de los chicos de Cahiers de Cinéma, Dogma 95 quiere volver a ciertas reglas, sencillas pero rígidas, que deben regir al cine: iluminación natural, no dramaturgia, escenarios naturales, ediciones directas, casi sin editar, nada de música extradiegética, sin decorados, filmadas a color y en 35 mm; nada que perturbe la naturalidad de lo observable. Además, nada de armas, ni de escenas que involucren asesinatos. Cada film no debe circunscribirse a un género. Muchas tomas son poco pulcras, rápidas, sencillas, como si las grabara un aficionado que hace sus pininos con una pequeña cámara de mano. Su manifiesto público se volvió dogma, e incluso se otorga una suerte de certificado a cada film que lo valida como un auténtico producto ceñido a las reglas. Quizá esta rigidez haya sido también una de las razones por la que este movimiento, en realidad fascinante, se haya ido perdiendo en su desarrollo. En la sencillez comenzó a generarse las complicaciones y lo que pudo ser una lectura sencilla al grueso público, se volvió en un complejo mensaje político en la era digital, cargado de cierto desencanto e, incluso, nihilismo, en una sociedad opulenta y satisfecha como la danesa. Sus películas iniciales conmovieron no sólo al mundo cinematográfico, sino a las artes y la cultura en general. Las amargas reflexiones de los dos primeros films que veremos en este breve ciclo lo demuestran. La riqueza ha embotado nuestros sentidos y hay que comenzar a sensibilizar “desensibilizando”, si cabe el término. Los fundadores del movimiento, Lars Von Trier y Thomas Vinterberg, pronto han de tomar sus caminos e intentarán su internacionalización, siendo el más exitoso Von Trier.
FESTEN (LA CELEBRACIÓN) THOMAS VINTERBERG 1998 Primera obra “oficial” de este movimiento y que lleva la certificación (al inicio del film) que valida su condición de ser un legítimo producto Dogma. Como la mayoría de obras de este movimiento, es una propuesta “coral”, ya que varios y diversos actores van a verse reunidos por un motivo, espacio, idea. El trabajo se realizó con una cámara portátil respetando todos los preceptos promulgados en su manifiesto. Como buen nórdico, inspirado en los grandes maestros como Ibsen o Strindberg, nos presenta una obra de interiores, en este caso, en una casa inmensa (convertida en hotel) que pertenecía a la familia que decide retornar para celebrar el cumpleaños del patriarca, así como rememorar a una hermana recientemente fallecida. Como toda forzada reunión familiar, los miembros de la familia Klingelfeldt van perdiendo paulatinamente sus máscaras del decoro y felicidad, para ir convirtiéndose en una reunión tensa, crispada, desagradable. Los secretos familiares van brotando delante de una cámara rápida, temblorosa muchas veces, con una luz muy difusa (situación que manifestó con desagrado el mismo director en entrevistas posteriores), con una banda sonora directa, sin nada de música extradiegética. Pero el excepcional trabajo de actores aficionados va a darle madurez a este film coral en el mundo de lo digital.
IDIOTERNE (LOS IDIOTAS) LARS VON TRIER 1998 Difícil y terrible film. Uno de los que nos hace avergonzar por nuestra condición humana. Su provocación desequilibra a todos, puesto que nos desnuda en nuestro conformismo, mediocridad y complacencia. Un grupo de personas de mediana edad se hace pasar como retardados mentales e iba a diversos lugares públicos frecuentados por ciudadanos bastante acomodados. En su actuación, para lo cual eligen a uno del grupo como su guía, el grupo hace caer a las personas en situaciones incómodas e inmanejables. Pero todos ellos tienen un trabajo estable, una familia constituida o grupos definidos que no saben mucho de sus andanzas; hasta que deciden “enfrentarse” a dos situaciones decisivas: jugar el mismo papel de idiotas frente a su núcleo familiar para provocar la desestabilización o la que los toca confrontarse con un verdadero grupo de personas retardadas mentales que desenmascaran sus más oscuros sentimientos. Las máscaras cayeron para todos, mientras que los hombres y mujeres discapacitados muestran una sinceridad, sencillez que avergüenzan a todos. La honestidad del film para mostrar nuestras posturas nos hará pasar un trago amargo, u optamos (como solemos hacerlo) una franca actitud cínica. En tiempos como estos, qué nos puede quedar.
DANCER IN THE DARK (BAILAR EN LA OSCURIDAD) LARS VON TRIER 2000 Al fin la escuela danesa de cine de los 90 es reconocida a través de uno sus principales directores. Este film trabaja con una serie de actores desconocidos, pero algunos ya tenían cierta trayectoria, por lo que rompe con algunos esquemas del Dogma como filmar con gente desconocida, sin retoques, se posterga todo el trabajo sistemático a favor de una narración artificial (luz, sonido, música) y se apela a la propuesta de la steadycam, del cine digital; hay, eso sí, un fuerte minimalismo en los detalles; y lo que pudiera ser una acción sencilla, se convierte una suerte de testimonio complejo de lo registrado. En este film, esas propuestas están en cierto modo postergadas, vemos un montaje especial para “ver” las canciones de la cantante islandesa Björk en el marco de una película intensa, llena de malos entendidos y ausencias en una sociedad de oportunidades. La sociedad moderna no sale bien parada de esta película, llena de complejidades emocionales, frustraciones e injusticias. Con Idiotas y Rompiendo las olas, se presenta como una suerte de trilogía de este gran director. Frente a su anterior film, Idiotas, vemos cambios sustanciales en el tratamiento de la narración (aunque trata de apostar a la espontaneidad y naturalidad), así como el trabajo de una dramaturgia para poder ver los sueños musicales y certeros trabajos en la iluminación. Pero como film, no se circunscribe a ninguna categoría, pese a que algunos la hayan visto como una suerte de musical.
ITALIENSK FOR BEGYNDERE (ITALIANO PARA PRINCIPIANTES) LONE SCHERFIG 2000 A cinco años del manifiesto, este film es heredero de la famosa escuela de Copenhague, DOGMA 95. El film es muy fresco y se convierte, pese a los dramas narrados, es una simpática comedia/drama danesa que incluye diversos personajes masculinos y femeninos cotidianos que muestran cierto interés por aprender italiano por diversas razones. Nuevamente, estamos ante una obra coral y es la que menos carga pesada lleva en sí de la tres anteriores de este ciclo. Casi como toda esa emoción de los europeos por volver a las raíces, a los fundamentos, un grupo de estos heterogéneos estudiantes va a culminar su experiencia viajando a Venecia. El italiano, en esta ocasión, es un pretexto para congregar a personajes tan disímiles como singulares. Todos ellos, muy bien caracterizados, con sus traumas, anhelos y frustraciones. El film pertenece legítimamente a este movimiento, siendo el quinto circunscrito como tal y el primero dirigido por una mujer.
FUENTES
El cine de los 90 y después… LA GRAN ILUSIÓN, Lima No 12, 2000.
En Breve: La Celebración. Ricardo Bedoya. LA GRAN ILUSIÓN, Lima No 12, 2000.
Dogma Bilingüe. Gabriel Quispe Medina. BUTACA SANMARQUINA, Lima No 16, junio 2003.
¡Consíguete una steadycam, idiota! César Bedón. ABRE LOS OJOS, Lima, Año 1, No 2, diciembre 2002.
Un provocador muy consciente obstinado en llevar al límite
La fragilidad emocional de los personajes que deambulan por su obra..
ROMPIENDO LAS REGLAS, ALBERT GALERA
Dinamarca es un país excepcional. Pequeño en el mapa fue cuna de uno de los pueblos que tuvieron una relación un poco díscola con sus vecinos. Su origen vikingo (como el de toda la zona nórdica) lo signó como un pueblo libre y del mundo; pero también preservador de sus costumbres y orgulloso de su pasado. La libertad nórdica ha sido uno de los fundamentos que ha atravesado su arte en todas sus manifestaciones, pero cargado de cierto rigor religioso que caracterizó su movimiento nacionalista del siglo XIX. El mundo intelectual danés no tendrá una gran pléyade como el alemán o el francés, el inglés o el ruso; pero tiene un digno panteón que le ha permitido tener algunos hombres y mujeres destacados en artes e intelecto desde el renacimiento. Hombres como Tycho Brahe, Søren Kierkegaard, Hans Christian Andersen, Niels Bohrs, Carl Nielsen o Karen Blixen han dado cierta fama a la cultura danesa en el campo de las letras como de las ciencias. Y en el cine hemos de encontrar a diversos actores como directores que en cierta manera han de ser partícipes de esa cultura nórdica que vamos a ver en grandes directores como el maestro Carl Dreyer, el más internacional de los cineastas daneses, inspirado en la libertad pedagógica de un Nikolai Grundtvig o un rigor místico religioso de un Kierkegaard.
La sociedad danesa ha sido muy tolerante con todas las manifestaciones culturales, convirtiéndola en una de las sociedades más felices del planeta. Se puede respirar ese aire de tolerancia y libertad desde Århus hasta Klemensker, desde Odense hasta København; mas su gente es reflexiva y crítica con las falencias y errores que se ven en el sistema. La excesiva riqueza muchas veces hace ver mal las cosas en el horizonte; y eso se venía venir con un grupo de cineastas disconformes con la corriente cinematográfica a nivel mundial o a nivel nacional. Pese a ser un cine con limitaciones lingüísticas (el danés es hablado por no más de 9 millones de personas), su capacidad creativa le ha permitido llevarse premios de la academia norteamericana del cine (El Festín de Babette de Gabriel Axel y Pelle, el conquistador de Billy August; o En un mundo mejor de Suzanne Bier) como los premios otorgados por Cannes (Palmas de oro para Pelle de Billy August o su film Las mejores intenciones, así como Lars Von Trier con Bailando en la oscuridad y Rompiendo las olas); para ser un cine “pequeño”, tiene muchos premios que resaltan su calidad cinematográfica, otorgados recientemente a los directores y filmes del famoso grupo denominado Dogma 95.
Este grupo, inspirado en la Nouvelle Vague francesa, trata de despojar al cine de todas las grandes taras que han deformado su esencia y lo han alejado de la realidad. El cine está lleno de ilusionismo y artificios. Grandes herederos de las escuelas del Kino Glass (Cine Ojo) soviético, Neorrealismo italiano y, sobre todo, de los chicos de Cahiers de Cinéma, Dogma 95 quiere volver a ciertas reglas, sencillas pero rígidas, que deben regir al cine: iluminación natural, no dramaturgia, escenarios naturales, ediciones directas, casi sin editar, nada de música extradiegética, sin decorados, filmadas a color y en 35 mm; nada que perturbe la naturalidad de lo observable. Además, nada de armas, ni de escenas que involucren asesinatos. Cada film no debe circunscribirse a un género. Muchas tomas son poco pulcras, rápidas, sencillas, como si las grabara un aficionado que hace sus pininos con una pequeña cámara de mano. Su manifiesto público se volvió dogma, e incluso se otorga una suerte de certificado a cada film que lo valida como un auténtico producto ceñido a las reglas. Quizá esta rigidez haya sido también una de las razones por la que este movimiento, en realidad fascinante, se haya ido perdiendo en su desarrollo. En la sencillez comenzó a generarse las complicaciones y lo que pudo ser una lectura sencilla al grueso público, se volvió en un complejo mensaje político en la era digital, cargado de cierto desencanto e, incluso, nihilismo, en una sociedad opulenta y satisfecha como la danesa. Sus películas iniciales conmovieron no sólo al mundo cinematográfico, sino a las artes y la cultura en general. Las amargas reflexiones de los dos primeros films que veremos en este breve ciclo lo demuestran. La riqueza ha embotado nuestros sentidos y hay que comenzar a sensibilizar “desensibilizando”, si cabe el término. Los fundadores del movimiento, Lars Von Trier y Thomas Vinterberg, pronto han de tomar sus caminos e intentarán su internacionalización, siendo el más exitoso Von Trier.
FESTEN (LA CELEBRACIÓN) THOMAS VINTERBERG 1998 Primera obra “oficial” de este movimiento y que lleva la certificación (al inicio del film) que valida su condición de ser un legítimo producto Dogma. Como la mayoría de obras de este movimiento, es una propuesta “coral”, ya que varios y diversos actores van a verse reunidos por un motivo, espacio, idea. El trabajo se realizó con una cámara portátil respetando todos los preceptos promulgados en su manifiesto. Como buen nórdico, inspirado en los grandes maestros como Ibsen o Strindberg, nos presenta una obra de interiores, en este caso, en una casa inmensa (convertida en hotel) que pertenecía a la familia que decide retornar para celebrar el cumpleaños del patriarca, así como rememorar a una hermana recientemente fallecida. Como toda forzada reunión familiar, los miembros de la familia Klingelfeldt van perdiendo paulatinamente sus máscaras del decoro y felicidad, para ir convirtiéndose en una reunión tensa, crispada, desagradable. Los secretos familiares van brotando delante de una cámara rápida, temblorosa muchas veces, con una luz muy difusa (situación que manifestó con desagrado el mismo director en entrevistas posteriores), con una banda sonora directa, sin nada de música extradiegética. Pero el excepcional trabajo de actores aficionados va a darle madurez a este film coral en el mundo de lo digital.
IDIOTERNE (LOS IDIOTAS) LARS VON TRIER 1998 Difícil y terrible film. Uno de los que nos hace avergonzar por nuestra condición humana. Su provocación desequilibra a todos, puesto que nos desnuda en nuestro conformismo, mediocridad y complacencia. Un grupo de personas de mediana edad se hace pasar como retardados mentales e iba a diversos lugares públicos frecuentados por ciudadanos bastante acomodados. En su actuación, para lo cual eligen a uno del grupo como su guía, el grupo hace caer a las personas en situaciones incómodas e inmanejables. Pero todos ellos tienen un trabajo estable, una familia constituida o grupos definidos que no saben mucho de sus andanzas; hasta que deciden “enfrentarse” a dos situaciones decisivas: jugar el mismo papel de idiotas frente a su núcleo familiar para provocar la desestabilización o la que los toca confrontarse con un verdadero grupo de personas retardadas mentales que desenmascaran sus más oscuros sentimientos. Las máscaras cayeron para todos, mientras que los hombres y mujeres discapacitados muestran una sinceridad, sencillez que avergüenzan a todos. La honestidad del film para mostrar nuestras posturas nos hará pasar un trago amargo, u optamos (como solemos hacerlo) una franca actitud cínica. En tiempos como estos, qué nos puede quedar.
DANCER IN THE DARK (BAILAR EN LA OSCURIDAD) LARS VON TRIER 2000 Al fin la escuela danesa de cine de los 90 es reconocida a través de uno sus principales directores. Este film trabaja con una serie de actores desconocidos, pero algunos ya tenían cierta trayectoria, por lo que rompe con algunos esquemas del Dogma como filmar con gente desconocida, sin retoques, se posterga todo el trabajo sistemático a favor de una narración artificial (luz, sonido, música) y se apela a la propuesta de la steadycam, del cine digital; hay, eso sí, un fuerte minimalismo en los detalles; y lo que pudiera ser una acción sencilla, se convierte una suerte de testimonio complejo de lo registrado. En este film, esas propuestas están en cierto modo postergadas, vemos un montaje especial para “ver” las canciones de la cantante islandesa Björk en el marco de una película intensa, llena de malos entendidos y ausencias en una sociedad de oportunidades. La sociedad moderna no sale bien parada de esta película, llena de complejidades emocionales, frustraciones e injusticias. Con Idiotas y Rompiendo las olas, se presenta como una suerte de trilogía de este gran director. Frente a su anterior film, Idiotas, vemos cambios sustanciales en el tratamiento de la narración (aunque trata de apostar a la espontaneidad y naturalidad), así como el trabajo de una dramaturgia para poder ver los sueños musicales y certeros trabajos en la iluminación. Pero como film, no se circunscribe a ninguna categoría, pese a que algunos la hayan visto como una suerte de musical.
ITALIENSK FOR BEGYNDERE (ITALIANO PARA PRINCIPIANTES) LONE SCHERFIG 2000 A cinco años del manifiesto, este film es heredero de la famosa escuela de Copenhague, DOGMA 95. El film es muy fresco y se convierte, pese a los dramas narrados, es una simpática comedia/drama danesa que incluye diversos personajes masculinos y femeninos cotidianos que muestran cierto interés por aprender italiano por diversas razones. Nuevamente, estamos ante una obra coral y es la que menos carga pesada lleva en sí de la tres anteriores de este ciclo. Casi como toda esa emoción de los europeos por volver a las raíces, a los fundamentos, un grupo de estos heterogéneos estudiantes va a culminar su experiencia viajando a Venecia. El italiano, en esta ocasión, es un pretexto para congregar a personajes tan disímiles como singulares. Todos ellos, muy bien caracterizados, con sus traumas, anhelos y frustraciones. El film pertenece legítimamente a este movimiento, siendo el quinto circunscrito como tal y el primero dirigido por una mujer.
FUENTES
El cine de los 90 y después… LA GRAN ILUSIÓN, Lima No 12, 2000.
En Breve: La Celebración. Ricardo Bedoya. LA GRAN ILUSIÓN, Lima No 12, 2000.
Dogma Bilingüe. Gabriel Quispe Medina. BUTACA SANMARQUINA, Lima No 16, junio 2003.
¡Consíguete una steadycam, idiota! César Bedón. ABRE LOS OJOS, Lima, Año 1, No 2, diciembre 2002.
1 comentario:
Von Trier me parece un director genial. Tira muchas ideas, tantas, te jode, realmente te jode.
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