Luego de la interesante visita a la historia en varios de los puntos de
la Jacetania, quedaron dos días más para vivir Jaca, tanto en lo académico como
sus lugares de interés. Jaca es bastante pequeña como ciudad, pero acoge
diversos eventos académicos gracias a su campus universitario. El evento
nuestro organizado por AEPE era uno más
de los que estaban programados para ese verano. Durante el congreso
asistí a diversas ponencias, muchas de ellas focalizadas en la problemática del
mundo virtual en la enseñanza de nuestro idioma alrededor del mundo. Por eso,
muchos hispanohablantes, entre españoles y latinoamericanos que residen en
diversas partes, así como hispanistas o hispanófilos, nos reunimos durante una
semana para ver diversos temas. Hubo temas, también, de los más diversos y me
atrajeron dos: uno sobre Tristana y la versión contraste entre Benito Pérez
Galdós, autor de la novela, y Luis Buñuel, autor de la película que tiene el
mismo nombre, se inspira en ella y que tiene su propuesta subversiva y
surrealista de la misma; la segunda y que dio pie a una larga conversación fue
la presentación por parte de unos académicos taiwaneses de la obra El Zorro de
arriba y el zorro de debajo de José María Arguedas. Ambas exposiciones
terminaron en sendas conversaciones, como debe ser. Incluso la exposición de
Arguedas dio pie a una buena conversación con estos profesores taiwaneses,
quienes en todo momento hablamos solo en español. Había personas que lo
hablaban impecablemente y serían la envidia de muchos personajes públicos que
conocemos. Pero el mundo de la tecnología era lo que preocupaba más a los
docentes, ya que, como yo, todos somos migrantes a este mundo virtual. Hay
tantas posibilidades con estas herramientas para hacer más efectivo el
aprendizaje significativo; pero también es una amenaza velada debido a la
masificación de la enseñanza y la posibilidad de reducir costos y hacer más
rentable este proceso, que es tomado como fabricar cerveza o jamones. Se
fabrican alumnos también. Muchas de las cosas que se hablaban no me eran tan
extrañas, puesto que las usamos permanentemente en nuestras aulas. Había
ciertas conferencias y talleres que me parecían harto ingenuas, puesto que
muchas las hemos visto y vivido hasta el hartazgo en mi casa de estudios. Lo
que interesaba eran las discusiones en torno a este tema, puesto que hay puntos
que no se van a agotar fácilmente.
El último día, viernes 26 de julio, hubo un último encuentro de
talleres y luego una conferencia magistral centrada en el tema de las
herramientas tecnológicas. Lo interesante fue el proceso de convertir los
textos literarios en textos interactivos para el nuevo lector. Esto es cierto,
el nuevo lector de hipertextos es un lector de ventanas; el proceso de
convertir los textos literarios clásicos o actuales demanda a este conversor de
textos una actitud empática para entenderlos y hacer una “traducción” eficaz y
atractiva. Terminada la conferencia hubo una gran recepción para dar por
clausurada con fin de fiesta el encuentro 2013. Por la tarde iba a haber una
exposición por parte de Filipinas, país que invitaba a los asistentes para poder
elegirla como sede en el 2014. Al final quedó Portugal. Antes de la
presentación, y habiendo dejado a mis dos compañeras de viaje descansado (en
calor sí aprieta), salí a conocer las últimas instancias de Jaca: la famosa
ciudadela. Esta es una gran fortificación
pentagonal prácticamente del siglo XVII. Se edificó con fines militares ya bajo
el concepto de una artillería que debería defender las instalaciones (por eso
los muros son más bajos que los antiguos fuertes y castillos medievales en los
que la altura era sinónimo de seguridad y defensa). Jaca está cerca de la
frontera con Francia y es precisamente esta cercanía la que ha mantenida activa
estas instalaciones. Ocupada por la Francia de Napoleón, es a su retiro que se
ve la efectividad de sus murallas y defensas. Por ironías del destino, tal como
nos explicó el guía, son los propios españoles quienes tienen que desalojar a
los invasores de la fortificación. Ahora los franceses la invaden de turistas.
El monumento es amplio, accedes a él a través de un puente, previamente uno
debe comprar su boleto que le permite visitar las diversas instalaciones (sobre
todo el museo de miniaturas). Cruzas un gran foso y llegas a un descanso para
esperar al guía. Este nos pasea por sus anchos muros, algunos de los cuales
tienen cañones de la época ya restaurados. El conjunto posee un amplio patio de
armas que tiene en el centro el monumento a Felipe II de la casa Austria, quien
mandó a construir este monumento de la actualidad. Visitas una pequeña capilla
en la que se respira ambiente militar; incluso la imagen de la virgen de la
Inmaculada porta armas en su calidad de patrona del ejército. Bastante
singular. Y la visita concluye con un interesante museo temático: miniaturas
que representan a ejércitos o momentos de la historia militar española y
mundial.
Este Museo de Miniaturas Militares tiene más de 32 mil figuritas
hechas en plomo, trabajadas primorosamente para representar húsares, aviadores,
soldados, jinetes, paracaidistas, todo el mundo militar con sus uniformes y
armas. Reproducen grandes batallas, desde el mundo egipcio hasta el siglo XX.
Ver las campañas militares de los faraones o los choques de persas contra
griegos (300 en miniatura), o ver el avance de elefantes con los cartaginenses
a través de España en su camino a Roma; o las cruzadas en tierra santa y el
poderío del reino aragonés en el siglo XV; o ver la conquista sangrienta del
medio oeste norteamericano y la primera guerra mundial con sus aviones
biplanos; o la lamentable guerra civil española y la segunda guerra mundial
hasta culminar con la guerra del Kosovo. Bello, pero atrás de todo esto, es un
recuerdo de la locura del hombre para mostrar su ingenio para la destrucción y
muerte.
Al salir, me dirigí a ver las otras pequeñas iglesias de la ciudad. Fui
a visitar la pequeña iglesia del Carmen y tuve bastante suerte, puesto que
otros días que la intenté visitar se encontraba cerrada. La iglesia estaba poco
iluminada. Bueno, nada iluminada. Con el flash me ayudé para ver algo de lo que
este santuario podría mostrar. Lo interesante es que todas las iglesias y la
antigua catedral están orientadas al camino de Santiago, algunas incluso
marcan, con pasos diseñados en metal, el camino que el peregrino debe seguir. Y
tienen muchos, como lo pudimos constatar cuando fuimos a un súper mercado y en
el camino vimos la ruta señalizada con personas que comenzaba su peregrinaje.
Lastimosamente, por esos días hubo un triste accidente que empañó la
celebración: un tren se descarriló (24 de julio) con una triste cifra de 79
muertos.
Durante los cinco días de estancia en Jaca habíamos hallado un simpático bar administrado por un argentino y su joven esposa aragonesa. Algunas noches nos íbamos a hacer tertulia, conversar sobre las experiencias de viaje o el placer de estar reunidos en torno a un buen vino o un trago refrescante, luego de haber cenado. Era un rincón bohemio, librería abierta y cerca de nuestro hospedaje para no tener que preocuparse por las distancias largas. El último día pasé a despedirme y desearle buena suerte. Por la noche del viernes, hubo una cena para despedir a toda la gente de AEPE. Una buena cena, rociada de vino y una buena conversación con toda la simpática gente que vino de todo el mundo por el amor a la lengua. Al día siguiente nos íbamos a Zaragoza por nuestro periplo aragonés.