La década de los 40 significó grandes cambios para la humanidad y, sobre todo, para la sociedad norteamericana. Durante el primer lustro la población ve con zozobra los inicios de la segunda gran conflagración mundial, con el avance arrollador nazi por Europa y el norte de África, y el amenazante expansionismo japonés que llevará al enfrentamiento abierto entre el ejército estadounidense y el nipón luego del bombardeo artero de la flota norteamericana en Pearl Harbor en diciembre de 1941. El espíritu de guerra se va a ver en la sociedad de los Estados Unidos: la participación abierta en la guerra va a movilizar toda una maquinaria bélica fabulosa, sino toda la campaña para justificar en el imaginario del ciudadano medio su participación no sólo con armas, medicinas o alimentos, sino con esposos, hijos, hermanos, algunos de los cuales jamás regresarán con vida. Una alta cuota para pagar su nuevo puesto en la orquestación mundial. Los autores pacifistas o antibélicos van a ser silenciados para dar paso a toda una campaña creativa en todos los niveles comunicativos a favor de la guerra, desde los simples carteles o panfletos, hasta la producción cinematográfica e incluso la industria del cómic (por ejemplo, la aparición de “Ojo Reventado – Pop Eye – Popeye”). Algunos cineastas, directores, actores, fotógrafos, van a ir al frente a hacer trabajo de propaganda, sea para ayudar en la moral a la tropa, sea para cumplir trabajo de oficina, sea para documentar las atrocidades que iban a ver durante el conflicto en sí: una cosa es la pantalla y otra la vida real. Un ejemplo notable es John Huston, quien hizo un documental de lo visto por él en la guerra y se mantuvo censurado por décadas. Una cara sin maquillaje nos muestra el verdadero rostro de la guerra.
Esa década se va a ver marcada por un pesimismo casi nihilista, individualista que se va a ver encarnado en obras literarias policiales como Raymond Chandler o James Cain, las cuales serán llevadas a las pantallas por diversos directores, como Hwaks, Huston, Tourneur, entre otros. Aparece el famoso cinema noir que ha de iniciar todo un estilo de actuación, de narración cinematográfica, de trabajo de luz y de caracterización de personajes. Obviamente aparecerán varias películas bélicas y muchas otras más, de otros géneros, que tendrán como marco referencial la guerra. Así tenemos CASABLANCA, una historia de romance y guerra que se convertirá en todo un clásico del cine. Muchos filmes fueron hechos, como CASABLANCA, cuando USA aún no estaba en guerra. Pero su participación era inevitable. Otros directores, actores, gente ligada al cine, usaron Hollywood para hacer una excelente propaganda contra la guerra. Tal es el caso de MRS. MINIVER de William Wyler, actuada por sólo actores ingleses y reconstruyen la vida de una ama de casa sencilla que ve su vida trastocada por el inicio de la guerra y todas las peripecias que tuvo que vivir para mantener unida a su familia. Esta película rodada en 1941 todavía no daba indicios de lo que sucedería en 1945.
Una vez culminada la guerra, la sociedad norteamericana, opulenta y dominadora, va a querer imponer su forma de vida y preservarla; una vez caído Hitler, va a aparecer un nuevo rival: el comunismo. El segundo lustro de esa década va a ver un nuevo acomodo de construcción de personajes en la cinematografía y se va a dar paso al cine de espías (lo hubo durante la guerra, pero con la profusión de la segunda parte) y el cine fantástico de terror, con la aparición de seres (alegóricamente) alienígenas que quieren invadir el mundo para destruir nuestra forma de vida. Ha empezado la Guerra Fría.
Pero el hombre, pese a todo, no puede dejar de reír. Puede convertir una situación difícil o penosa en una situación hilarante para hacer de esta vida algo amable en nuestra existencia. Tuvieron un entorno histórico difícil, había que hallar un remanso para poder sentirnos humanos frente a tanta miseria y situación crítica. Y ese remanso era la comedia. En muchos casos la comedia se va a inspirar en los acontecimientos históricos. Inevitable. El arte se inspira en su momento, en su coyuntura, se vuelve en una especial relectura de la misma. La gente se vuelca, como en los años 30, al cinematógrafo para evadir la cruda realidad, el temor a ser invadidos o bombardeados, o perder un ser querido.
esta es una pequeña muestra de películas que refleja el duro momento que le tocó vivir a la sociedad norteamericana y mundial, en general. Son filmes de evasión o denuncia, de risa franca o crítica mordaz, de mostrar el mundo o de cubrirlo. Son diversas propuestas.
TO BE OR NOT TO BE (SER O NO SER) ERNST LUBISTCH 1941 Excelente comedia que tiene como marco histórico la invasión de Polonia por parte de tropas nazis. En el preámbulo de la guerra, diversos artistas polacos quieren montar una mordaz sátira contra Hitler, su incómodo vecino. La obra es suspendida con el fin de evitar conflictos con el amenazante gobierno nazi. De pronto la invasión. Para salvar a la resistencia polaca, va a ser necesario que esos actores lleven a cabo la mejor representación de su vida. Con Carole Lombard, Robert Stack y Jack Benny. Hilarante y desfachatada en muchas escenas. La risa también es una forma de lucha.
YANKEE DOODLE DANDY MICHAEL CURTIZ 1942 Esta obra es un gran musical en homenaje al compositor George M. Cohan. Construida en recuerdos, vemos desde el nacimiento de este músico hasta el momento en que es premiado por la Medalla de Honor del Congreso norteamericano. Vemos a un James Cagney como un eximio bailarín, quien encarna la biografía de este compositor de origen irlandés. Una muestra del ciudadano promedio que cree en sí y cómo gana su espacio con su arte en la sociedad americana. Buenos musicales, buenos bailes y una excelente actuación de un personaje siempre caracterizado como pendenciero.
FANTASIA BEN SHARPSTEEN (ESTUDIOS DISNEY) 1940 ¿Un film para niños en este grupo? Pues sí, puesto que este film no sólo atrajo a niños, sino a un sinfín de jóvenes y adultos a ver la magia de la música culta unida a la imagen, al sueño integrador que muchos artistas desde el siglo XIX habían estado pugnando. Cual sinestesia permanente, el sonido se une al color y al movimiento para darnos las escenas más inmortales del cine como el Aprendiz del Brujo con un Ratón Mickey genial que dirige la música de Paul Dukas para sus objetivos. O la Danza de las Horas de Ponchielli representada por hipopótamos, cocodrilos y avestruces. Siempre hay que volver a verla para soñar. Sencillamente bella.
THE GREAT DICTATOR (EL GRAN DICTADOR) CHARLES CHAPLIN 1940 Este film habla por sí solo. Chaplin se viste de gala para hacer la parodia de uno de los hombres más temidos y odiados durante esos años. Chaplin interpreta dos personajes parecidos en lo físico, pero separados por las circunstancias de las entelequias que creamos como sociedad: Hynkel (jugando con el nombre Hitler) es un dictador caricaturizado que somete a su país, Tomania, a sus locuras; y un barbero de origen judío, quien es tomado por equivocación por las tropas de Hynkel. Hay escenas geniales como el encuentro con Benzino Napaloni (Mussolini) o cuando Hynkel juega con el mundo en un ballet de lo más sugerente. El discurso final va a ser una fuerte crítica al mundo que a Chaplin le tocó vivir, lleno de intolerancia, e invoca por la paz, la esperanza, los derechos humanos y la comprensión.
THE PHILADELPHIA STORY (LA HISTORIA DE FILADELFIA) GEORGE CUCKOR 1940 Simpática comedia que reúne a un trío de actores muy famosos de la época: Gary Grant, James Stewart y Katharine Hepburn. Ella está indecisa por su nueva boda; rodeada de hombres intrigantes e irresponsables, es un claro reflejo de una clase alta frívola, despreocupada. Cuckor reunió a este grupo e hizo una comedia elegante. Algunas anécdotas de esta película es el hecho que Grant recibió 137,000 $ por su actuación, pero los donó para la causa británica en su lucha contra los nazis.
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