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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 13 de abril de 2025

HUANCHACO EN SUS ENCRUCIJADAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 13 DE ABRIL)

 

Huanchaco, el balneario que ha dado bastante identidad a nuestra ciudad y Región, se halla en situación crítica desde hace muchas décadas por una serie de desaciertos y gestiones no culminadas que han ido agravando diversos problemas sociales, logísticos y de planificación. Huanchaco era un apacible pueblo de pescadores que utiliza una herramienta ancestral, el caballito de totora, el que ha dado identidad y organización a su sociedad. El crecimiento de Trujillo dio un coletazo contra la tranquilidad de este pueblo y pronto surgieron diversas edificaciones alrededor de la antigua villa de pescadores. El antiguo Huanchaco tuvo que lidiar con un crecimiento desordenado, pues hubo muchos intereses que alentaron la informalidad y la construcción en zonas no propicias para la edificación de casas e, incluso, edificios. Las gestiones ediles recientes ayudaron a incrementar esa suerte de anarquía alentando un tráfico de terrenos, conocido por todos y callado por la justicia; y la mala implementación de servicios básicos para la comunidad, como agua y desagüe, que fue caótico, con claros visos de corrupción en su licitación y edificación. A estos problemas endógenos, tenemos otros que son muy graves como el de erosión costera que va engullendo playas y servicios de manera sostenida a causa del Molón de Salaverry y el cambio climático (un problema agudo del litoral liberteño); y el avance de Chavimochic que ha comprometido diversas zonas de contención en torno al cerro Campana, íntimamente ligado al ecosistema natural y social del balneario. En este espacio hay restos arqueológicos y es complementario con una reserva natural que es la base de la identidad y la fuente de trabajo de muchos habitantes: los totorales. Este sitio emblemático huanchaquero ha sufrido diversos embates contra su existencia: incendios, una carretera mal tenida que permite tránsito pesado, invasiones. Y para poner la “cereza en la torta”, aguas residuales los han inundado y dañado. Peor, estas aguas servidas están siendo lanzadas al océano contaminando el litoral, ya bastante venido a menos. Las excusas de SEDALIB desde el mes pasado cuando sucedió este primer incidente no son las correctas, ni tampoco las medidas que quieren adoptar su municipio con el gobierno regional de querer traspasar su manejo a este último, obviando a los principales beneficiarios y afectados: los pescadores. Cabe recordar que es el carácter ancestral y las bondades de sus playas las que hacen conocida nuestra ciudad ante viajeros que buscan identidad y cultura viva (que son muchos). Por eso es importante que la situación de Huanchaco debe también preocupar a los trujillanos en general; es una simbiosis cultural que debemos proteger presionando a las autoridades para que actúen en pro de la comunidad. El bienestar huanchaquero es también nuestro bienestar. Por eso, nuestra solidaridad con Huanchaco, hastiado de corrupción e ineficiencia.


domingo, 19 de septiembre de 2021

TOTORALES Y RÍO MOCHE, FIN DE NUESTROS RECURSOS NATURALES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 19 SEPTIEMBRE)



En las últimas semanas participé en diversas actividades que han abordado dos puntos álgidos: la situación crítica del río Moche y los totorales de Huanchaco. Ambos recursos, vitales para la población trujillana, están al borde de una calamidad ecológica que tendrán, obviamente, repercusiones negativas para la ciudadanía. Y, en cierta manera, esta desconoce el alcance de esta gravedad, sea por indiferencia, ignorancia o complicidad.

El Moche es, literalmente, un río muerto. La cantidad de elementos contaminantes que lleva en sus aguas o están en su cauce lo hacen un peligro, pues sus aguas son usadas para cultivar sembríos de panllevar que hay en los mercados de nuestra ciudad. A lo largo de su extensión hay minas en actividad o abandonadas que han usado sus aguas como lugar de desecho: sus orillas son repositorios de relaves, muchos de los cuales pueden verse a simple vista. Toda forma de vida ha sido eliminada por este tipo de contaminación, agravada en las cercanías de nuestra ciudad, pues sus orillas son vertederos de basura de todo tipo o de desechos de construcción. Al igual que algunas zonas del litoral costero entre Buenos Aires y Huanchaquito, el Moche es un “relleno sanitario” más. Por otro lado, los totorales son un espacio natural cuya existencia permite la construcción de la identidad huanchaquera y, como todos lo sabemos ahora, es la que ha generado toda la industria turística alrededor de los caballitos de totora que usan estos totorales en riesgo. Parte de un gran conjunto ecológico que incluye al cerro Campana, este espacio ha sufrido invasiones, intervenciones funestas y, como el Moche, tiene desmontes en su territorio. La desaparición de estos significará la extinción del espíritu de un espacio geográfico apreciado por su historia viva y sus aparejos históricos que llaman la atención a foráneos y locales. Su extinción significará, a la larga, la muerte lenta de un balneario que ya tiene graves problemas con la erosión que va acabando con sus playas. Huanchaco está cavando así su tumba. Ambos recursos han tenido diversas propuestas de solución; algunas viables, otras no. Sin embargo, algunas medidas fueron tomadas más por criterios políticos o económicos que científicos. Hay realidades inevitables, pero hay otras posibles que podrían abordar estos problemas con más transparencia y eficiencia. Pero depende, también, del criterio político. Las propuestas chocan, también, con fuertes intereses económicos, los que usan todas las estrategias posibles para comprar conciencias ciudadanas y, sobre todo, a algunos políticos cuyas billeteras están ávidas de ser engordadas.

En 2022 tendremos elecciones municipales y regionales. Cantos de sirena empezarán a sonar para que los ciudadanos dirijan su voto: ¿estos serán al “mejor postor”? Hemos visto cuán frágil es la memoria ciudadana al votar. “Grandes” soluciones ahora, grandes problemas del mañana.