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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 20 de abril de 2025

¿SERÁ CIERTO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 20 DE ABRIL)


En las últimas semanas, autoridades regionales y municipales han pregonado por todos los medios y a los cuatro vientos una serie de obras que tendrán un impacto positivo en la sociedad trujillana y liberteña en general. Estos anuncios han sido difundidos por diversos medios creando una expectativa y, obviamente, una justificada suspicacia por parte de la ciudadanía sobre la prontitud de la ejecución de las mismas o de la calidad de su edificación. La reciente lluvia del sábado 05 puso en entredicho las obras de canalización y contención de las quebradas, las que son siempre una amenaza latente para la seguridad ciudadana, la economía y la propiedad pública y privada de miles de trujillanos. La advertencia de huaico cundió entre los mortificados habitantes, sobre todo los de aquellas zonas en las que el agua discurre como su curso natural atravesando la ciudad de este a oeste. El Niño costero del 2017 y el ciclón Yaku del 2023 generaron tantos daños en la ciudad en la infraestructura que aún no nos reponemos de esos estragos. La Municipalidad se limita a resanar calles y avenidas que, luego de una lluvia estival (como la reciente), vuelven a mostrar las deficiencias de siempre: basta con pasar por las avenidas como Jesús de Nazaret para constatar lo comentado. Un plan de reconstrucción de calles y avenidas con alcantarillado y drenajes ya se hace necesario, urgente para nuestra ciudad; postergar esta decisión es acrecentar el problema, pues no contamos con un buen transporte público masivo que ya lo exige una ciudad que tiene más de un millón de habitantes. Nuestro sistema vial es tan penoso que zonas que exigen pistas en buen estado, como las del Hospital de Alta Complejidad, son una muestra del lamentable trato que sufren los trujillanos. Las puertas de entrada a nuestra ciudad, como el aeropuerto, muestran al visitante cuál es el verdadero compromiso ciudadano de nuestras autoridades. Se ha comenzado a trabajar en la ruta Trujillo – Aeropuerto – Huanchaco; la intervención se ha limitado a un único tramo de dicha vía desde hace dos semanas y ahí está detenido hasta “nuevo aviso”. Desde el año pasado nos han ido anunciando un interesante proyecto de esta vía que se ha ido postergando mes tras mes y es justo que uno ya ponga en duda el mismo, habida cuenta de que es nuestra Región una de las últimas en ejecución de su presupuesto anual. Sinceramente, La Libertad pudo haber liderado proyectos de gran envergadura para el Bicentenario, siendo precisamente nuestra Región la que iba a liderar estas conmemoraciones; pero no tuvimos las autoridades de cualquier rango que estuviera a la altura de las circunstancias. No hubo líderes capaces de asumir el reto de hacer obras extraordinarias para nuestra ciudad, limitándose a sólo apagar incendios ante los problemas que van apareciendo como la erosión costera, el limitado aeropuerto, el débil sistema vial que tenemos entre otros que pudieron evitarse a tiempo.


domingo, 3 de enero de 2021

RESPONSABILIDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE ENERO)

 2021. Bicentenario de la Independencia política de nuestro país. Elecciones generales. En este año nuevo, los peruanos tenemos dos eventos relevantes con los que debemos de estar a la altura.

Abril será un mes en el que iremos a urnas para elegir el nuevo lustro gubernamental con un nuevo Congreso que asuma funciones legislativas. El lustro anterior ha visto 4 presidentes: inició PPK y culminará la misión presidencial Fernando Sagasti, si es que no hay algún exabrupto más parecido al que generaron la caída de Martín Vizcarra y el fugaz periodo de Manuel Merino. Tendremos que escoger un nuevo parlamento conformado por 130 congresistas entre los que son propuestos por una veintena de partidos. Las recientes inscripciones y observaciones han dado muchas sorpresas tanto en cuanto planchas presidenciales como cuadros de congresistas. Los partidos políticos nuevos y tradicionales, responsables del panorama que atravesamos en la actualidad, pusieron a un grupo de personas que, según las políticas internas de cada organización, era el más idóneo para poder asumir cargos tanto legislativos como los cuadros ejecutivos aparentes para que nuestra vida nacional continúe y mejore. Hemos visto los dos recientes congresos; los resultados son deplorables, salvo pocas excepciones. Personas incapaces, egoístas, individualistas, oportunistas y demagogas han poblado nuestros congresos hace décadas; pero las últimas versiones de este periodo gubernamental han sido un lamentable panorama de lo mal que está el sistema político de nuestra nación. Aunque es un mal común que se ve en muchas democracias formales alrededor del mundo, nuestros congresos han sido un conjunto de personas que pocas veces han velado por el país asumiendo posturas que no les competen, proponiendo leyes de lo más populistas e insostenibles y velando por intereses más que reñidos con lo ético y lo social. Muchos partidos no han dejado de ser meros clanes familiares y algunos orígenes de muchos de los que están en competencia son muy oscuros, vinculados a situaciones de corrupción, lavado de dinero y otras pesadas herencias. Estuve leyendo la biografía de Pablo Escobar y la serie recreada en la biografía de Juan “Chapo” Guzmán. Los hilos del narcotráfico siguen ejerciendo su poder y las diversas formas de lavado de activos apuntan a fortalecer candidaturas de todo tipo como se ha visto a lo largo de nuestra historia y la de muchos países sudamericanos.  

2021 es nuestro Bicentenario nacional. El de Trujillo nos tocó bastante deslucido por la pandemia y otros problemas de organización. Como ciudad y región no tuvimos una gran obra que hubiera dado un realce a nuestra ciudad. Un gran sistema vial y drenaje, por ejemplo, proyectado y planificado tras los destrozos del Niño del 97-98, hubiese sido un gran regalo para la actual urbe en la que hemos convertido. Faltó visión, liderazgo. Oportunidad perdida. Trujillo es una gran ciudad. Pues, hora de despegar.

domingo, 5 de enero de 2020

NUESTROS BICENTENARIOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 05 DE ENERO 2020 TRUJILLO)


Los que ya pasamos de los 60, recordaremos algunas celebraciones importantes que hubo para la conmemoración del sesquicentenario de la Independencia del Perú, la cual se extendió desde 1970 y culminó en 1974, con la inauguración del gran obelisco de 44 metros en la Pampa de la Quinua en Ayacucho, con la presencia de muchos gobernantes, siendo el más relevante el presidente de Venezuela, ya que dicho monumento se construyó con aportes de ese gobierno. Los 44 metros simbolizan los 44 años que le tomó a nuestro país, desde la revolución de Túpac Amaru II en 1780 hasta la batalla de Ayacucho en 1824, para lograr su independencia política de España. En 1971, hubo una serie de conmemoraciones académicas, culturales, artísticas y urbanísticas. Se preparó una extensa investigación, ordenada en tomos, sobre la independencia de nuestro país dirigida por historiadores, sociólogos, juristas, antropólogos y demás académicos, y se revitalizó la figura olvidada de Túpac Amaru II. Varios monumentos se edificaron en diversas partes, siendo los más notables el obelisco en homenaje a la expedición libertadora de San Martín de 1820, erigido como una vela en Paracas; y el parque de Matamula, que se convirtió en el Parque de los Héroes de la Independencia, amenazado en la actualidad por la reducción de sus áreas verdes; y el mencionado obelisco construido en Ayacucho.
Ni qué decir del Centenario que le correspondió a Augusto B. Leguía y que fue una muestra interesante del agradecimiento de muchas colonias extranjeras residentes en Lima: la estatua de Manco Cápac fue regalo de la colonia japonesa; la torre del reloj del Parque Universitario, de la alemana; el Museo de Arte Italiano de la referida colonia; el arco morisco que daba inicio a la av. Arequipa (hoy demolido), de la española; el complejo del Estadio Nacional, de la británica; la Plaza Francia, de la referida colonia; también lo hicieron la belga, la norteamericana, la ecuatoriana, la china y la argentina. Todas embellecen Lima.
La Comisión del Bicentenario nacional ya está trabajando en diversas partes del Perú y proyecta construir algunas obras relevantes; en sus planes está recuperar la belleza original de los grandes regalos a nuestra patria; pero también hacer museos, colegios emblemáticos, ciudades culturales, actividades integradoras y que reduzcan la brecha social, cultural y económica.
Nuestro Bicentenario ya está aquí. No se ha preparado una obra notable para fecha tan importante. No hay obras emblemáticas que nos distinga como ciudad bicentenaria. Quizás haber pensado en un plan integral de saneamiento (sistema de drenaje, agua y desagüe global y articulado) que hubiera hecho a nuestra ciudad un modelo en el país hubiese sido lo ideal, pero hubieran empezado tras el desastre del Niño 98-99 que inundó la ciudad de cadáveres y ataúdes de Mampuesto. Nunca hubo intención de hacer una gran obra que hubiera sido, ahora, el mejor emblema de Trujillo.