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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 31 de diciembre de 2017

MÁS TESOROS OCULTOS LAMBAYECANOS: MÓRROPE Y BRÜNING (MÁS JOYAS OCULTAS EN EL PERÚ)


El domingo 05 iba a ser un día corto de visitas. El día anterior habíamos devuelto la camioneta en el aeropuerto. Ena nos dijo que podíamos usar su amplia camioneta, pues ella iba a estar en sus clases universitarias. Ante tan grato ofrecimiento, nos arreglamos todos en ella, una vez que habíamos arreglado las cuentas en el hotel y haber preparado nuestras cosas. Ena y su esposo nos iban a dar el alcance a Lambayeque para almorzar. Así que llevamos  nuestros maletines con cámaras para ir a conocer un espacio que en julio se nos había negado: las iglesias de Mórrope.
En julio fuimos Orietta, María, Carmen y yo para conocer el lugar, pero llegamos tarde; ahora venía nuestra revancha. Enfilamos nuestro rumbo y raudos partimos para ir a conocer el lugar y luego ir a Lambayeque a ver dos museos: Tumbas Reales de Sipán y Brüning. Para suerte nuestra (depende como lo veamos también) era primer domingo de mes por lo que las visitas a ambos museos era gratis. Fuimos a Mórrope como primer objetivo. Ya es camino conocido por nosotros. Al llegar a la ciudad, fuimos directamente a la plaza de armas para ubicar nuestros objetivos. Había una ceremonia (mucha gente vestida para ello) y pregunté a un grupo de fotógrafos por la llave de la iglesia de indios que se halla al lado de la española. El conjunto arquitectónico es interesante, más la iglesia de indios sobre la cual he escrito en anteriores visitas. Pero este viaje nos permitió ver, lastimosamente, el daño causado por las recientes lluvias de febrero-marzo que causaron mucho daño a todo el Norte peruano. En la secretaría, un joven amable nos alcanzó la gran llave que se usa para abrir la puerta (le tomé una foto para que quede la evidencia) e ingresamos a ver el estado de esta interesante iglesia que fue popularizada por National Geographic en los 80, cuando se hizo el gran hallazgo de las tumbas de Sipán. Aquí les alcanzo los numerosos datos de una crónica anterior  de hace un año (https://elrincondeschultz.blogspot.pe/2015/12/cronicas-de-lambayeque-1.html). Lo que sí me parece impresionante es la rapidez con la que cambian el color de la iglesia virreinal. Antes tenía un rojo ocre simpático, ahora tiene un color casi celeste. El que estaba muy interesado por la técnica de construcción era Christian, pues como técnico le interesaba ver el tramado y la estructura empleada. Un gesto simpático fue el ver la lista de futuros esposos y sus respectivas fotos avisando a la comunidad su pronto matrimonio.









Luego de concluida nuestra breve visita a Mórrope, nos dirigimos a Lambayeque. Primero nos fuimos al Museo Tumbas Reales, recién ahí nos percatamos que el ingreso era gratuito. Dejamos la camioneta en el estacionamiento y María decidió quedarse para seguir avanzando con su trabajo. La visita a este museo siempre es grata y es una de las joyas del turismo peruano. Estaba repleto y fuimos avanzando a nuestro ritmo, pues ya era una marea humana. Una vez concluida la visita, nos dio tiempo para ir a Brüning, la otra joya de la ciudad de Lambayeque: esta vez no estaba abierta la exposición de la Dama de Chornancap, pero la sección de tejidos siempre es un gusto volver a ella. La visita de julio fue una agradable sorpresa que siempre tendremos presente y que registré en la siguiente crónica: https://elrincondeschultz.blogspot.pe/2017/08/ciudad-de-lambayeque-joyita-para-el.html. Una vez concluida la visita, nos dirigimos a la Casa Descalzi que es un restaurante simpático en una bella casa como las que hay en Lambayeque y que urge rescatar para convertir a Lambayeque en un verdadero polo turístico. Ena nos dio el alcance y almorzamos como se debía. Delicioso. 






Pero faltaba algo más: un postre y un café. Eso lo íbamos a lograr en nuestro retorno a Chiclayo. En las rutas había visto una heladería,  tomamos el camino al hotel y nos topamos con el Mapache Frío. Bajamos todos ansiosos para comer un delicioso helado y un café express como se merece. Una combinación de una bola de chocolate belga y otra de cereza y arándanos fue perfecta, toda rociada con un café amargo como se debe. Nos dirigimos al hotel para recoger nuestras cosas. Orietta y Lorena regresaban con Ena y su hija en la camioneta; los demás, en bus. Fin de nuestra corta jornada lambayecana.




TESOROS OCULTOS LAMBAYECANOS (VIAJE AL VIEJO TÚCUME)



Una rápida visita a Chiclayo siempre depara sorpresas. Esta vez fue la primera semana de noviembre con la visita de Isabelle Lemoal, quien vino desde Francia con un amigo suyo, Christian Mage, a apoyar el proyecto que tienen en Río Seco. Quedamos en salir el viernes 03 por la tarde para llegar a cenar a Chiclayo. Orietta y Lorena vendrían al día siguiente. Compré los pasajes en EMTRAFESA para salir a las 4:30 pm y llegar a las 8 pm e instalarnos en el hotel Embajador. Lo malo del hotel, aunque simpático, es la ubicación; este se halla en la calle 7 de Enero, el cual está plagado de restaurantes y al lado de una galería comercial. Felizmente, pese a ser fin de semana, el lugar no era ruidoso. Habíamos quedado alquilar una camioneta por un día (el sábado 04) pues el domingo pensábamos ir a Lambayeque y regresar a una hora moderada para estar en Trujillo temprano. Esos eran nuestros planes iniciales.
Salimos casi puntuales de Trujillo en dirección a Chiclayo. La gente del hotel nos estaba esperando para recogernos. Nos subieron en dos taxis muy pequeños con las  maletas; es un problema en Chiclayo hallar taxis grandes debido a la estrechez de las calles. Ya acomodados en nuestras habitaciones, acordamos salir a cenar a un lugar de carnes: La Parra. Nos fuimos caminando al lugar, pues no estábamos tan lejos de la Plaza de Armas y el restaurante tampoco lo estaba sobre la Balta en dirección a Santa Victoria. Cenamos bien, los platos eran generosos, todo rociado de buen vino. Retornamos al hotel para dormir temprano, pues el sábado 04 teníamos varios planes por cumplir. Íbamos a ir a Túcume y visitar, inesperadamente, Eten por la tarde. Teníamos que estar atentos, pues Orietta venía al día siguiente. Eso también cambiaría algo nuestros planes iniciales.
El sábado 04 nos levantamos temprano con el fin de ir a recoger la camioneta. Tomamos desayuno en el hotel y acomodamos nuestras cosas para ir al aeropuerto a recoger una camioneta 4X4. Las condiciones han cambiado, pues antes te dejaban el vehículo en el hotel; ahora debes de recogerlo en el aeropuerto. Fuimos a hacer la gestión para recoger el vehículo que estaba bastante usado. Luego nos fuimos a hacer compras en un supermercado como las ocasiones anteriores para comprar nuestro almuerzo: frutas, pan, huevos duros, atún. De ahí nos dirigimos raudos a Túcume para ganar tiempo y conocer algo nuevo. El museo ya lo había visitado en julio reciente, pero en el mismo había un detalle que me interesaba: la antigua iglesia de Túcume viejo.




La salida por carretera a Túcume fue toda una experiencia fascinante para Christian; había viajado en el panorámico de Emtrafesa y había visto cada cosa, impensables en Francia. Estaba viviendo la peruanidad. La carretera a Túcume fue una experiencia alucinante, exorbitante. Cada maniobra de buses o combis eran para él motivo de acercamiento a la divinidad en su más pura esencia o a los avatares, dioses hindúes que esperaban su ascenso a la inmortalidad. Nada de eso ocurrió; llegamos a Túcume y gracias a su experiencia como hombre práctico, nos ayudó muchísimo en apuros que pasamos por diversas razones. Una plantada de auto no era más que un truco del encendido; un espejo casi descolgado era solo una pequeña maniobra suya para que todo quede OK. Pese a todo, llegamos al museo de sitio que abarca ahora todas las pirámides y los otros espacios que han sido arreglados a modo de circuitos. La zona es extensa y por razones de tiempo teníamos que priorizar. Tanto María como Isabelle habían estado aquí (incluso juntas) así que con Christian fuimos a ver los lugares interesantes como ascender al cerro Purgatorio y ver una panorámica de la zona. Desde arriba tiene una visión bastante interesante de la zona. Además ahora muchas huacas están siendo intervenidas para salvarlas del deterioro natural y humano. Nunca hay pierde. Lo malo fue que al descender nos salimos del sendero y fuimos a parar a una suerte de hoya por la que bajamos de manera accidentada. Llegamos a nuestra meta. Isabelle y María no habían subido, pasamos por ellas y nos dirigimos al museo; pero en el camino para grata sorpresa nuestra había una reunión muestra de varios chamanes venidos de diversas partes del Perú, cada uno con su rito y estilo, haciendo limpias a la gente que se acercaba a ellos. Un poco incrédulos, nos aproximamos a ellos y vimos parte de los ritos; pero estábamos un poco apurados, pues tanto Orietta como Lorena estaban que llegar y no sabíamos la hora de su arribo, pues venían en el auto de otra amiga: Ena Obando. Decidimos ir al museo no sin antes haber visto el vivero. Al museo entramos con relativa calma viendo detalles que en visitas anteriores había pasado por alto.  Y esos datos pasados por alto era precisamente la vieja iglesia de Túcume, muchos de cuyos detalles son parte de la exhibición. Así que una vez concluida nuestra visita al museo, indagamos sobre esta iglesia, la cual se ubica en el pequeño caserío Túcume Viejo; este no es muy visitado por la gente. Es una iglesia de buen tamaño. Quiero tomar el texto de Fernando Vela Cossío, quien escribió un ensayo al respecto, llamado La construcción de la iglesia de Túcume Viejo. Algunos aspectos constructivos de la arquitectura religiosa virreinal de la Costa Norte del Perú. El extracto que tomo dice así: “Estas ruinas constituyen posiblemente uno de los ejemplos más interesantes de arquitectura religiosa que puede verse en toda la región norte peruana. Se trata de un templo presumiblemente de tres naves, divididas quizá por soportes intermedios de madera, sin capillas, de unos 164 pies, 8 de longitud por 52 pies de anchura, con una cabecera sencilla de 21 pies de ancho y 32 de largo, con remate recto tras el que se sitúan una serie de estancias de difícil interpretación mientras no se lleve a cabo la excavación arqueológica del conjunto, pero de uso muy probable como sacristías y espacios auxiliares. Esta clase de templo, de gran desarrollo longitudinal, es corriente como hemos visto en la arquitectura peruana de época virreinal, pudiendo encontrarse ejemplos del mismo por toda la geografía de este extenso y diverso país andino”. Felizmente el conjunto religioso se ha incluido en el programa de prevención de monumentos históricos por lo que en la actualidad hay toda una instalación que cubre el monumento. Además indagando encontré el blog de un bachiller de arquitectura, Piero Benites, quien alcanza una propuesta de preservación: http://pieroaq92.blogspot.pe/2013/06/templo-colonial-de-tucume-viejo-tema-y.html





Esta visita fue fructífera, pero tuvimos que apretar nuestros tiempos pues los demás viajeros estaban por llegar. Así que regresamos a Chiclayo.
En el hotel nos encontramos con las recién llegadas y almorzamos lo que habíamos comprado temprano. Todo lo regamos con cerveza. Por la tarde nos fuimos un grupo pequeño en la camioneta a Eten para que vean el muelle que aún queda en pie y conocer con un poco más de paciencia la capilla colonial del Divino Niño Jesús, en torno al cual hay varias leyendas (milagros) que se ven graficados en varios murales en la nueva capilla erigida no muy lejos de ahí. Es una pena que tan bella edificación colonial haya quedado en el olvido, como bien comenta el ensayo arriba nombrado y el libro de Juan Castañeda Murga, Templos virreinales de los valles de Lambayeque. Esos descuidos terminan matando la identidad de la zona, así como una posible ingente fuente de riqueza que atrae a turistas especializados que tienen gustos más precisos y que gozan de buen patrimonio personal.





Por la noche nos fuimos a cenar y, para cerrar mi ciclo de decepción, decidí que vayamos a Vichayo. El lugar estaba abierto. Había llamado y, ciertamente, había atención regular. Al sentarnos y recibir las cartas hicimos la consabida pregunta: el tipo de pescado que usaban para la preparación. Cuando el mozo nos dijo que era tollo, mi estómago se revolvió. Pregunté si había otros pescados, y nos dijo unos dos o tres más, los cuales variaban de precio y, sin embargo, esa información no estaba en la carta. Decepcionante. Última definitiva visita a este lugar que alguna vez fue bueno y ahora va de mal en peor. Nos fuimos a Casa Andina para cenar en el lugar.

Así cerramos nuestro primer día.





TRAICIÓN Y DECEPCIÓN (ARTÍCULO PUBLICADO EN DIARIO CORREO 31 DE DICIEMBRE 2017) LA FELONÍA DE PPK

Cuando los peruanos tuvimos que elegir entre las dos opciones que quedaron para la segunda vuelta en junio del año pasado, muchas personas (como yo) teníamos nuestras reservas sobre la confiabilidad y capacidad de gobernar de Pedro Pablo Kuczynski. Ante la sombra de un posible gobierno presidido por una candidata cuya herencia política y acontecimientos escandalosos de entonces (audios incluidos), muchos de los votantes dimos nuestro respaldo a PPK, el cual recibía (creíamos) el mensaje de muchísimos peruanos de todas las clases sociales que salieron a las calles para evitar el ascenso de un gobierno cargado de personajes de dudosa reputación y una hija que no reconocía los crímenes de su padre; por eso, se advertía que el respaldo de los votantes iba adosado con el de no indulto presidencial. Sin embargo, la semana pasada, en víspera de navidad, PPK dio un golpe artero a la democracia y a los debidos procesos en el mundo judicial en una coyuntura la que el reconocido lobista internacional no supo cómo manejar. La historia de la credibilidad política ha tenido una raya más para su descrédito. Y las consecuencias en su sociedad que tiene escasa formación civil y duda de los organismos públicos, precisamente por actos como los que el Presidente ha hecho.
Tras el indulto, la primera víctima de este hecho ha sido la verdad. Las razones por las que el expresidente estaba en cárcel han sido pasadas por alto por una persona caracterizada en negociar, en este caso, su permanencia en el cargo y librarse del debido proceso posterior ante el escándalo Odebrecht. Expuesto a todas luces, el plan urdido por Keiko y Kenji se hace cada vez más evidente. La campaña de demolición contra el viejo lobista ha logrado su objetivo, más para el evidente beneplácito de Kenji que de su hermana. De pronto, PPK se ha vuelto prácticamente un rehén naranja, el cual debe de maquillar todo el miasma que ha provocado. Luego, una vez que los leales iniciales anti indulto que integraban su aparato estatal renunciaron, ha aparecido una serie de personajes, con Mercedes Aráoz a la cabeza, tratando de justificar lo injustificable. Para una sociedad cuyo civismo es pobre y básico (lo vemos en nuestro actuar diario), los mensajes que le llegan siguen deformando la historia como se puede ver en los medios de prensa, entrevistas y redes sociales. No nos sorprende que, de seguir así, pronto haya movimientos pro Montesinos. La frágil memoria de los peruanos ha permitido reelecciones cuestionables, crecimiento de movimientos siniestros como Movadef, ascenso de personajes corruptos reciclados (periodistas, empresarios, académicos, jueces) que debilitan cada vez más una democracia desacreditada y, para muchos peruanos (peligroso), prescindible. Esto fue un logro hecho por la dupla famosa en la década de los 90. PPK ha ayudado a incrementar ese descrédito con su gesto. Dudo que dé marcha atrás en. Lamentable realidad. ¿Feliz 2018?

domingo, 24 de diciembre de 2017

PASEANDO POR BELÉN AMAZÓNICO (VIAJE POR EL CORAZÓN DEL AMAZONAS)


Domingo 01 de octubre, nuestro último día en Iquitos. Antes de dormir, luego de la caminata por el corazón iquiteño, había arreglado la mayoría del equipaje y preparado la ropa que íbamos a usar para nuestro retorno. María y Soraia se quedaban un par de días en Lima, pero yo me embarcaba a Trujillo esa misma noche. La mala costumbre de dejar las cosas para después o último día nos pasó la factura. Ni el museo que nos interesaba estaba abierto, ni logré comprar el trabajo de madera tallada que vi la noche anterior: nos quedamos con los crespos hechos. Teníamos muchas cosas y lugares pendientes: Iquitos no es para quedarse solo tres días, amerita más tiempo. La ciudad no fue bien recorrida por nosotros, quise visitar el antiguo cementerio de la ciudad para ver el esplendor de la época del caucho en las tumbas de ese entonces. Además, hay un cementerio judío en el interior, como lo hay en Lima  y en Arequipa (dentro del Cementerio General, la Apacheta, en el Pabellón británico). No sé si otra ciudad peruana, fuera de las tres indicadas, tiene un cementerio identificado como tal. Además, hay tantas casas que ver de ese esplendor cauchero, así como visitar el convento  y seminario agustiniano. Hay muchos lugares.
Una vez arregladas cuentas y deudas, salimos a pasear. María estaba interesada en ver un espacio que le parecía interesante: la construcción con palafitos de las casas de Belén. Una vez percatados que las otras cosas iban a quedar para una segunda oportunidad, buscamos a un guía para entrar a Belén, que no se hallaba lejos de nuestro hotel. Fuimos al malecón para buscar a uno bueno; así contactamos con Elmer Ruiz, quien es residente del barrio de Belén. Vimos los restos de un barco que había pertenecido a un narcotraficante italiano, Nuestro guía nos dio una breve explicación antes de entrar en el mercado y luego bajar por sus calles aún no inundadas (hasta la estación de noviembre hasta marzo aproximadamente), lo que nos permitió ver esa suerte de Venecia peruana. Pero lo que íbamos a ver no fue tan agradable. Cuando estuve en 1985 con mi hermana, pudimos ver una Belén cubierta de agua, con todas las actividades comerciales haciéndose en las transitadas calles de este barrio llenas de lanchas y peque-peque. Lo que inunda a esta zona no es el Amazonas, sino el río Itaya. No hay que olvidar que el Amazonas como tal ya no baña las costas fluviales de Iquitos. Ahora Belén es mucho más grande que en aquella oportunidad. Lo que sí no ha cambiado es su dinámica comercial. Recuerdo que en aquella oportunidad varios comerciantes se acercaron a nuestras lanchas a vendernos sus productos, entre ellos una señora que vendía tortugas charapas pequeñas; recuerdo que en su manipulación descuidada de los animales, se le cayó una al piso de la canoa y le partió el cuello. Triste espectáculo. Había un tráfico de animales y plantas exóticos alucinante. En el avión que abordamos a Lima en ese entonces, un chico llevaba un pequeño perezoso escondido en su sombrero. Ahora hay una serie de carteles que penan ese tráfico. Pero cuánto de ellos será cumplido.


Pasamos, antes de entrar a Belén, por nuestro hotel (estaba en el camino) para indicar que ya teníamos guía (nos estaban buscando uno). Habíamos ido previamente a la Plaza de Armas y haber visto la Parada Militar. Nos fuimos, pues, a Belén ingresando por su mercado al que nos llevaba la misma calle del hotel (Jr. Ramírez Hurtado). En el mercado vimos ya la vida de la selva, pujante, caliente, dinámica. También vimos todo lo inimaginable de la dieta  charapa: trozos de tortugas, pequeños caimanes, huevos de charapa, pijuayos, frutas exóticas; vimos pócimas de amor y daño, mapacho y muchas más que son parte de las costumbres y el folclor de la selva. Luego de la visita fugaz al mercado (el cual teníamos que atravesar sí o sí) comenzamos a descender hacia el embarcadero. Aquí ya uno puede distinguir las marcas del nivel del agua en su temporada alta. A medida que descendíamos, veíamos más actividades comerciales provisionales así como las construcciones hechas para aguantar la subida de aguas. Por ahora caminábamos, pero en nuestro verano, las aguas suben y el transporte es por tablones o peque-peque. La zona tiene los servicios entorno a estos canales. Las casas “desmantelan” su primer piso y se mudan a los pisos superiores. Hay ciertas capillas e iglesias evangelistas que tienen esas características. Pero también veías cosas alarmantes: la ingente cantidad de basura que se acumula en la zona y que luego, cuando sube el agua, se la lleva hacia el río. Los servicios higiénicos se evacúan directamente hacia estas aguas y vemos gente cerca de ahí nadando o lavándose. Las condiciones de salubridad son mínimas. En realidad es un milagro que no haya epidemias en la zona. Es un espacio que, como veíamos con María, debería de ser intervenido para mejorar algunas condiciones de vida, como instalaciones sanitarias y el manejo de residuos que abundan por todas partes. Es pintoresco pero a costo de qué. Las casas flotantes tienen televisores de última generación y celulares, pero sus servicios higiénicos dejan mucho por desear. Al retornar vimos con más detalles los productos que se vendían, algunos un poco macabros como los pedazos de tortuga. En nuestra caminata vimos a unas personas integrantes de una tribu cercana a Iquitos que iban por apoyo de dinero: iban tocando sus instrumentos musicales y sus trajes típicos. Al tomarles unas fotos y haberles dejado un par de billetes, uno de ellos se acercó con tono un poco amenazador para que dé dinero, le respondí que ya había dado mi contribución y una de las chicas corroboró lo dicho por mí.



Fuimos a la Plaza de Armas pues nos quedaba aún tiempo y ya había acabado la ceremonia militar. Esta zona es muy sensible con la defensa del territorio, pese a que ha sido bastante abandonada por diversos gobiernos y siempre ha tenido una actitud rebelde. Recuerdo su animadversión contra AGP durante su último gobierno por haber permitido una serie de concesiones y gestiones comerciales que no fueron del agrado de la población de la zona. En la frontera que comparte Perú con Colombia y Brasil, los niños van a zonas colombianas o brasileñas para estudiar; lo complicado es que ellos aprenden la historia y la identidad geográfica bajo las perspectivas de aquellas naciones y debilitan la identidad peruana; pero ¿algo le importa al centralismo limeño? En este tema, el punto de vista de la gente de esta zona es muy sensible, incluso algunos hablaban de separarse de Lima por el abandono e indiferencia. En la Plaza de Armas, nos fuimos a conocer la catedral de San Juan de Iquitos. Es un edificio emblemático de la ciudad. Tiene una torre que lleva un reloj con números romanos. Sobre el altar hay 3 murales que relatan la evangelización de los agustinos en la zona. Muy diferentes a los que vimos en Nauta el día anterior. Terminado nuestra visita a la iglesia, nos fuimos al hotel para pegarnos un buen duchazo final y cambiarnos de ropa. 





Nos esperaba el taxi, movilidad del hotel. Así nos fuimos al aeropuerto para retornar a Lima. Hasta una nueva oportunidad.