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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

martes, 19 de enero de 2016

DECADENCIA SOCIAL

Vivir en Trujillo se viene haciendo cada vez más una experiencia más frustrante. Las fiestas, lejos de haber permitido manifestaciones de solidaridad y fraternidad (que es el mensaje que encierran estas festividades) entre todos los habitantes de esta ciudad, han sido el contexto y pretexto en los cuales hemos visto flagrantes evidencias de deterioro social que pasan desapercibidas a la mayoría. Es más alarmante cuando visitantes comienzan a describir a la ciudad con rasgos más negativos que positivos. En una reunión hablaba con una persona que regresaba luego de 6 años; a pocas horas de su llegada le pedí sus impresiones citadinas, estas se redujeron a tres adjetivos: ruidosa, caótica, sucia. Estas características no se manifiestan solo en estas conmemoraciones. Es parte de nuestro panorama urbano.
Extrapolando la teoría de la “ventana rota” sobre violencia y criminalidad, elaborada por J. Wilson y G. Kelling de la Universidad de Stanford, esta explica que un contexto de desorden, suciedad y bullicio transmite a cualquier ciudadano o un simple vecino,  “una idea de deterioro, desinterés, despreocupación, que va rompiendo códigos de convivencia”. (http://www.cel.edu.mx/servicios/La%20teoria%20de%20las%20ventanas%20rotas.pdf). En otras palabras, las situaciones permisivas generadas en las últimas décadas han sido el caldo de cultivo en el cual los trujillanos hemos ido generando una serie de inconductas que las toleramos gracias al incremento del egoísmo y mal espíritu de competencia en nuestra sociedad: todo vale.

Ejemplificando los tres adjetivos iniciales, no faltan a la verdad.  Lo ruidoso se da no solo en el tráfico, sino en el uso comercial (léase tiendas de electrodomésticos) o cualquier manifestación cívica o religiosa. El uso de pirotécnicos ruidosos que, además de estar prohibidos (trasgresión de la ley), ha sido una clara demostración que a varios les importa un bledo el llamado a la conciencia del uso de los mismos o la tranquilidad de sus vecinos. Lo caótico se da en el tráfico, en el abuso de particulares y transporte público-privado quienes compiten entre ellos sin importarles peatones, usuarios o los otros conductores; caótica en su construcción; caótico es el uso de espacios públicos para parrandear. Y lo sucio surge en la ineficiencia de autoridades municipales de cualquier distrito y, sobre todo, en nuestra capacidad para generar basura: fiestas populares, comercio ambulatorio, el simple peatón son generadores de basura. Los desechos en el piso no son problema de la autoridad, lo es de sus habitantes: calles, parques, jardines, entidades y lugares públicos, universidades, colegios; espacios en los que no faltan botellas de plástico, descartables u otros restos.


Parafraseando a Fethullah Gülen, para tener una mejor existencia en una sociedad, requiere que cada uno ajuste y limite su libertad de acuerdo de criterios de la vida social. ¿Habrá voluntad social de cambio?

martes, 12 de enero de 2016

TRES SEMBLANZAS DE LA FERIA

Ya han pasado varias semanas de clausurada de Cuarta Feria Internacional del Libro en la Plazuela del Recreo. En diversos conversatorios, conferencias, presentaciones pude conocer a tres mujeres que están haciendo obra transcendental contra la indiferencia, contra la desidia y contra la animadversión masculina, en muchos casos. Ellas han ganado espacios valiosos con sus propuestas y trabajos, algunas veces silenciosos, y, en la mayoría de los casos, desconocidos por el grueso del público.
La primera es la escritora libanesa Joumana Haddad, uno de los invitados extranjeros de relevancia. Más allá de su obra poética y novelística, hallamos una mujer que se ha vuelto el portavoz de los derechos femeninos en nuestras conservadoras sociedades. En las conversaciones sostenidas, reflexionaba sobre la sociedad latinoamericana, en  la cual la mujer carga no velos físicos, sino sociales, culturales y psicológicos. Joumana vive en un país desangrado en una interminable guerra civil y ha visto con escepticismo las posibilidades de cambio en nuestras actuales sociedades por las intolerancias, incomprensiones y el acuciante analfabetismo de sus integrantes. Como triste testimonio queda el hecho de que ha pedido a sus hijos partir lejos de su patria,  como  nuestros jóvenes que se ven compelidos a buscar un mundo mejor. Sin embargo, ella sigue luchando, sigue alzando su voz; otros verán los cambios. Como me dijo: “ni tú, ni yo gozaremos de esos cambios; pero otros lo harán”.
Luego, Vania Masías contó su experiencia y su decisión de dejar su comodidad personal en un país europeo para trabajar en zonas marginales de Lima. Su proyecto D1 ha rescatado a jóvenes en extremo riesgo social y cumple este año una década; se presentó en el marco de conferencias ofrecidas por la oficina de Programa Conjunto de la ONU. D1. Es el inmenso aporte de esta mujer quien fue incomprendida inicialmente por su grupo social, así como los jóvenes quienes dudaban de esta “pituquita” que los visitaba en sus barrios de alto riesgo. El cambio de estos jóvenes a través de la danza ha sido un gran aporte para su autopercepción y ha abierto grandes oportunidades a una juventud a la cual le asignamos etiquetas injustas sin crearles espacios para su realización. Esperemos que D1 se extienda por Trujillo y sus distritos.
Finalmente, Claudia Coca expuso sus propuestas artísticas que viene desarrollando como Directora Académica de la escuela de arte y diseño Corriente Alterna. Se preocupa por la promoción educativa artística a todos los segmentos sociales, sobre todo niños; el arte cual generará una revolución silente en una sociedad cada vez más individualista, intolerante, trasgresoras de normas y leyes. El arte da libertad y educación, pilares de una sociedad moderna; genera el diálogo y la discusión, tan necesarios para la construcción de la civilidad en democracia.


Tres experiencias, tres esperanzas.